El documento discute la introducción de la alimentación complementaria a los 6 meses, ya que el sistema digestivo y renal del lactante ha madurado y puede absorber y excretar mejor. También explica que la leche materna está adaptada específicamente a las necesidades del lactante y es el alimento óptimo. Además, señala que los lactantes tienen mayor riesgo de deshidratación que los adultos y que los alimentos complementarios deben tener bajos niveles de sal aunque parezcan sosos para los adultos.