La alimentación complementaria debe comenzar a los 6 meses de edad con pequeñas cantidades de alimentos sólidos mientras se mantiene la lactancia materna. Los alimentos deben aumentar gradualmente en cantidad y consistencia a medida que el niño crece, y debe incluir proteínas, grasas, hidratos de carbono, fibra, hierro y otros nutrientes. La preparación y almacenamiento de los alimentos debe ser seguro para evitar enfermedades.