El documento describe cómo el doctor Ignaz Semmelweis descubrió que la fiebre puerperal que afectaba a muchas mujeres durante el parto era causada por infecciones, y no era una enfermedad propia del parto. Semmelweis notó que las tasas de mortalidad eran mayores entre las mujeres atendidas por estudiantes de medicina que habían realizado autopsias, y dedujo que los estudiantes transportaban "material putrefacto" de los cadáveres a las mujeres embarazadas. Ordenó a los estudiantes lavarse las manos