Este documento propone estrategias para generar espacios lúdicos que motiven la lectura y escritura en niños, jóvenes y adultos. Argumenta que tradicionalmente la lectura se veía como una actividad solemne, pero que ahora se promueve como algo ameno e interactivo que parte de las vivencias de las personas. Sugiere que la lectura y escritura deben ser como el juego, algo informal y divertido que permita la expresión y la identificación con los adultos, introduciendo a los niños en el mundo de la literatura.