La cimentación transmite las cargas de la construcción al suelo de forma segura, distribuyéndolas para evitar sobrecargas. Debe ser resistente, soportar flexiones, acomodarse a movimientos del terreno y resistir agua. Existen cimentaciones directas para construcciones livianas y cimentaciones profundas que distribuyen cargas a mayor profundidad mediante fricción con el terreno.