Un ingeniero se reúne con un general para discutir cómo comunicarse con una expedición espacial que lleva más tiempo del previsto en Plutón. Su madre asiste a la reunión y propone una solución simple pero efectiva: mantener una conversación continua en lugar de enviar y esperar respuestas, lo que acortaría el tiempo de comunicación. A pesar de las dudas iniciales, la idea demuestra ser valiosa. El cuento enseña que las soluciones a veces provienen de donde menos se espera.