El documento resume cuatro modelos de educación sexual: el modelo de riesgo que se enfoca en problemas puntuales, el modelo moral que promueve la sexualidad solo dentro del matrimonio heterosexual, el modelo para la revolución sexual que promueve la libertad individual, y el modelo profesional que promueve información científica y desarrollo de competencias. Concluye que un buen proyecto de educación sexual debe considerar las fortalezas de los diferentes modelos e identificar sus debilidades.