2. América Latina ha permanecido por siglos bajo la sombra del machismo. De esta situación no
escapa ningún país. No escapan del machismo las sociedades más evolucionadas del
continente como los son Brasil, Chile y Argentina. La mujer se ha visto relegada realizar labores
asociadas al mantenimiento del hogar y cuidado de los hijos. Estas labores no pueden ser
menospreciadas pues son de inmenso valor para la comunidad pero la mujer misma, se siente
subvalorada al llevar a cabo estas tareas pues no se reconoce el esfuerzo que realiza en función
de la comunidad misma.
Los nuevos tiempos para la mujer comienzan en los países del llamado primer mundo, en los
años 60. Solo a finales de los años 70 e inicios de los años 80, se logra percibir un cambio en la
manera como los países de Latinoamérica enfrentan los espacios laborales que se abren para la
mujer en la región.
Las siguientes letras resumen estudios recientes que se han publicado al respecto.
Lic. CARLOS DAVID SALIMA M.
3. La mujer es líder en las decisiones del hogar pero participa muy poco de las
determinaciones de la comunidad. En todas las subculturas latino americanas, el
hombre se mantiene al margen de las determinaciones del hogar dejando a las
mujeres todo lo concerniente a este pero de alguna manera dando “aprobación
final” a lo que ellas deciden. Este rol decisorio en la familia, define y refuerza
culturalmente el papel de la mujer en el país.
En la parte central del país, las decisiones del hogar se toman en el seno del mismo
y de común acuerdo con la pareja. Este pequeño pero gran cambio le da a la mujer
el espacio para asumir un papel mucho mas determinante en el rumbo del hogar
sin comprometerse necesariamente con la ejecución de las tareas del mismo.
Siendo así, la mujer de esas zonas tiene el escenario social para desempeñarse por
fuera del hogar que se hace evidente en la participación que esta tiene en la
sociedad.
En los últimos años, en el mundo se han llevado a cabo esfuerzos para generar
espacios laborales a las mujeres. En 2004 se lanzó en 12 países de América, Asia y
África, la campaña Comercio con Justicia: “Mis derechos no se negocian”,
impulsada por Oxfam Internacional, que se propuso cuestionar “las reglas injustas
y los dobles estándares del comercio internacional y sus efectos sobre la vida de las
mujeres trabajadoras en las cadenas de producción globales”.
Lic. CARLOS DAVID SALIMA M.
4. Los últimos años de apertura económica y procesos de integración comercial han generado
trabajo para millones de mujeres que hoy ocupan “entre el 60 y 70% de los puestos de
trabajo en las fases de la producción de ropa, y de productos frescos que precisan mano
de obra intensiva dentro de las cadenas de producción globales.
En América Latina durante la década de los 80, al mismo tiempo que se ampliaban las
tasas de participación femenina, se daba una “precarización general de la fuerza de
trabajo, que se tradujo en la pérdida de una serie de garantías vinculadas a la estabilidad
en el empleo, a las remuneraciones fijas y al goce de beneficios sociales”.
Durante esta década, los países latinoamericanos experimentaron una creciente
feminización de su fuerza de trabajo. Sin embargo, a excepción de México, América Central
y El Caribe, donde esta inserción se ha vinculado a las manufacturas de exportación (allí se
ubican algunas de las Zonas de Procesamiento de Exportaciones más importantes del
mundo), en el resto del continente, el sector manufacturero ha tendido a desplazar el
empleo hacia otros sectores. Como resultado, las trabajadoras han tendido a participar en
los sectores de servicios, y en un grado importante en los vinculados al comercio
(procesamiento de informaciones, servicios para empresas, financieros, etc).
Lic. CARLOS DAVID SALIMA M.
5. La mirada cualitativa del trabajo y sus impactos, permite identificar que los procesos de
flexibilización laboral afectan tanto las condiciones materiales de las mujeres, como sus
relaciones familiares, el desarrollo personal y la construcción de identidad: “se ha
demostrado que varios aspectos de la actividad laboral, como su intensidad y la
duración de la jornada de trabajo, influyen en los niveles de tensión y en la salud de los
trabajadores/as y de sus familiares.”
Muchas mujeres entran en el mercado laboral aceptando empleos infra-remunerados e
infra-valorados para aumentar sus ingresos familiares y otras deciden emigrar por los
mismos motivos. Al no reducirse ninguna de sus demás responsabilidades, la carga total
de trabajo de la mujer ha aumentado.
Su condición de madres, en muchos casos jefes de hogar, y trabajadoras las sitúa en
una posición de aceptación de diversas formas de flexibilización y precarización”[9] que
desconocen sus derechos fundamentales: “No nos cancelan los salarios a tiempo. No
me han pagado aportes de salud desde hace como tres meses. No nos han cancelado
caja de compensación”.
Lic. CARLOS DAVID SALIMA M.
6. Aunque la pobreza afecta a los hogares en general, la división del trabajo sobre la base del
género y las responsabilidades relativas al bienestar familiar, hacen que las mujeres soporten una
carga desproporcionada al tratar de administrar el consumo y la producción del hogar en
condiciones de creciente escasez. La pobreza afecta de manera especialmente aguda a las
mujeres que viven en hogares rurales.
Aunque la plataforma de Beijing 1995, reconoció que la pobreza estaba ligada a aspectos de
desigualdad y discriminación de género y comprometió a los Estados a generar políticas en este
sentido, en estos 10 años las mujeres no solo han visto afectados sus ingresos sino extendidas
sus jornadas laborales y aumentada su carga de trabajo, pues continúan siendo las principales
responsables del trabajo doméstico no remunerado y otras formas de la economía del cuidado.
Lic. CARLOS DAVID SALIMA M.
7. Situación de la mujer en América Latina
El país con mayor población de América Latina es Brasil, de la cual el 51% es de sexo femenino. El
siguiente país con similar número de habitantes es México, que también posee el 51% de su población de
sexo femenino. Cada uno de estos países supera los 100 millones en habitantes, lo que los convierte en
los gigantes de Latinoamérica en cuanto a cantidad de personas.
En la lista continúan, Colombia superando apenas los 45 millones de habitantes con un 50% de población
femenina, y Argentina, con 40 millones de habitantes y 51% de población femenina. El resto de los países
del Continente, poseen menos de 20 millones de habitantes, y en promedio, cada uno posee el 51% de su
población de sexo femenino. Es de destacar que el país con menor población femenina es Costa Rica,
siendo del 49%, y el de mayor población es El Salvador, siendo del 53%.
En cuanto a la participación en la actividad económica dentro de cada país, es de destacar tres grupos de
edad que están principalmente en actividad:
- En el caso de personas entre 25 y 34 años, la mayor diferencia en proporción de participación en
general, ronda entre los 28 y 35 puntos en los diferentes países.
El país con mayor diferencia resulta ser México (35) y el de menor diferencia es Uruguay (17). Para
Argentina, la diferencia es de 27 puntos.
- En el caso de personas entre 35 y 44 años, la mayor diferencia en proporción de participación en general,
ronda entre los 18 y 35 puntos en los diferentes países.
El país con mayor diferencia resulta ser México (35) nuevamente y el de menor diferencia es Uruguay (18).
Para Argentina, la diferencia es de 27 puntos.
- En el caso de personas entre 45 y 59 años, la mayor diferencia en proporción de participación en general,
ronda entre los 20 y 43 puntos en los diferentes países.
El país con mayor diferencia resulta ser Costa Rica (43) y el de menor diferencia es Uruguay (20). Para
Argentina, la diferencia es de 30 puntos. Resulta interesante notar que la diferencia alcanza valores
mayores para el rango de edad de 45 a 59 años, en todos los países Latinoamericanos. Por otra parte,
resulta considerable la participación de la mujer en las actividades económicas década país.
8. Conclusiones
Claramente nuestro continente ha evolucionado de cara a la posición de la mujer en la
vida laboral. No son pocos los que esgrimen el planteamiento en el que se asegura que
la mujer ha sido empujada a la vida laboral por la necesidad de lograr mayores ingresos
familiares más que por el deseo de satisfacer su necesidad de consolidarse
profesionalmente. Finalmente, los espacios logrados en la vida laboral por la pareja, ha
de alguna manera contribuido a que la familias disfuncionales aumenten en número en
nuestra tierras. Por otra parte, la consolidación de esta misma situación ha hecho
mujeres más felices y realizadas. Es posible lograr el equilibrio?
Lic. CARLOS DAVID SALIMA M.