La autora reflexiona sobre la exposición de la vida en las redes sociales y nuestra necesidad constante de aceptación y atención de los demás. Hoy en día, mostramos nuestra realidad en las redes para recibir comentarios y "likes", en vez de tener un universo interno. Esto afecta especialmente a los niños hiperconectados. La autora sugiere que debemos convivir con ambos mundos offline y online para encontrar un equilibrio que nos ayude a sobrevivir en el presente abriendo caminos hacia el futuro.