El documento analiza cómo las grandes empresas tecnológicas como Apple y Microsoft se beneficiaron mutuamente aunque de manera poco ética, robándose ideas la una a la otra. Aunque esto revolucionó la tecnología y la hizo indispensable en la vida diaria, también demuestra que los fundadores de estas empresas estaban más interesados en el éxito competitivo que en la ética o los derechos de propiedad intelectual. El documento concluye enfatizando la necesidad de proteger nuestras propias ideas.