Carlos II heredó los Países Bajos españoles, Luxemburgo, Franco Condado, Milán, Nápoles, Cerdeña, Sicilia y Portugal de su padre Felipe IV. Sin embargo, perdió el reino de Portugal y sus colonias debido al descontento creciente con la unión con España desde 1580, lo que llevó a la Guerra de Restauración portuguesa y finalmente al Tratado de Lisboa en 1668, donde España devolvió Portugal pero retuvo Ceuta.