El documento presenta una recopilación de ponencias sobre violencia colectiva y salud mental. Aborda temas como la exclusión social, la tortura, el trato a refugiados y víctimas, y el impacto psicológico de la violencia. Los expertos discuten conceptos como estigma, violencia institucional y perspectivas para brindar apoyo a sobrevivientes.
2. Pocas épocas en la historia moderna han sido tan
violentas como en la actualidad. La ola de violencia
que se ha desatado sobre el mundo, no se puede
comprender a través de consideraciones éticas.
Hay que analizar la violencia como un
problema sociológico y político. La violencia
actual es uno de los síntomas claros de la
descomposición de la civilización industrial.
La situación de violencia precede a los
hechos violentos, estos pueden perpetuar y
extender la situación de violencia o bien, ser
respuesta a esa situación. Sin embargo
pueden existir sin que concurra.
3. Las condiciones actuales facilitan las situaciones de violencia, por lo que
los hechos de violencia se han ampliado.
Cuando una colectividad excluye a la mayoría de sus miembros de la
satisfacción de sus necesidades fundamentales, mientras unas minorías
se enriquecen cada vez más con el trabajo ajeno, la situación de violencia
se manifiesta cotidianamente a través de hechos violentos.
“Violencia y Salud Mental: salud mental y violencias
institucional, estructural, social y colectiva”, reúne las
ponencias del vigésimo cuarto congreso de la
Asociación Española de Neuropsiquiatría.
Éste congreso se llevo a cabo en la Ciudad de Cádiz
del tres al seis de Septiembre de dos mil nueve. Iñaki
Markez, Alberto Fernández Alonso y Pau Pérez-Sales
recopilaron las ponencias.
En el epilogo sostienen que el libro busca recuperar la
voz de los profesionales de la salud mental, en los
problemas que atañen al conjunto de la sociedad.
4. Florentino Moreno Martiri propone el concepto de violencia
colectiva, para aglutinar toda violencia no individual y familiar. El
concepto tiene dos acepciones: fenómenos violentos que afectan a
un número significativo de personas y, como un fenómeno colectivo
con escasa organización que actúan violentamente en situaciones
especiales.
Alfonso Rodríguez González expone que el
término víctima tiene dos nociones: persona
estigmatizada en función de sus vivencias y
forma de resistencia activa que conduce al
ejercicio de sus derechos humanos.
Éste autor propone que el termino
sobreviviente propicia una mejor posición para
la psicoterapia y para recuperar el control vital.
La justicia tiene un papel reparador: en lo
psíquico, que alguien sea castigado por el
crimen y en lo social, facilita la elaboración del
duelo.
5. Enrique González Duro comunica que en la posguerra
española, la organización psiquiátrica quedo desmantelada.
Antonio Vallejo-Nájera en el libro “Biopsiquismo
del fanatismo marxista” consideraba a los
revolucionarios como imbéciles sociales o
psicópatas. Éste distinguía dos tipos de presos
políticos: los criminales empedernidos que
debían ser eliminados y los redimidos a través
del trabajo.
Patricia Bucley explica que las exhumaciones
son un proceso que va más allá de la
recuperación de osamentas, del alivio de
emociones y de la recuperación del duelo.
Propone que el acompañamiento psicosocial
sea pre exhumación, en la exhumación y en la
post exhumación. Así generar un espacio
restaurador social y comunitario.
6. Francisco Morales y Antonio Bustillo sostienen, que los
gobiernos buscan combatir la exclusión social y lograr que
las personas se sientan incluidas en la sociedad.
La exclusión pone en marcha mecanismos que regulan las
relaciones interpersonales a nivel individual y grupal.
Jesús Valverde Molina alega que la
exclusión es un proceso de
despersonalización, de pérdida de identidad
personal y de intimidad.
Y para trabajar con personas excluidas es
necesario crear un espacio íntimo, donde el
paciente se sienta seguro y facilite la
comunicación terapéutica.
7. En un conflicto político y social como el colombiano, dice Liz
Arévalo Naranjo, el acompañamiento psicosocial debe ser un
apoyo integral.
Por lo que debe haber un dialogo entre especialidades, analizar
las implicaciones políticas en las intervenciones terapéuticas y
promover cambios en las realidades de las personas.
Salvador Cutiño Raya advierte que las
políticas de tolerancia cero, son un claro
ejemplo de criminalización de la pobreza y
de gestión penal de los problemas sociales.
De esta manera se restringen los derechos
fundamentales y se limita el uso de los
espacios públicos y la protesta social.
8. Xavier Ballaz comunica que el grafiti es un modo genuinamente
urbano de expresión y creación identitaria.
Éste es una herramienta útil de cara al trabajo comunitario con
jóvenes, pero, por su condición de ilegalidad, es objeto de
control de parte de las autoridades.
Miguel Anxo García Álvarez informa que el
ochenta por ciento de marinos que pierden la
vida en España son gallegos, por lo que hay que
brindarles atención psicológica a las familias
de las víctimas.
José Leal Rubio revela que el
desmantelamiento de la institución
psiquiátrica, fue una de las demandas de su
reforma. Ya que corre el riesgo de pasar de la
necesaria violentación en el cumplimiento de
las normas, a la violencia como modo de
llevarlas a cabo.
9. Luis Fernando Barrios Flores y Francisco Torres González
advierten que el empleo institucional de la violencia sobre
pacientes mentales, es la más radical violencia sobre la
persona.
Marcelino López, Margarita Laviana y
Andrés López aclaran que estigma es una
marca o señal identificativa personal o
grupal, con una consideración social
negativa.
El estigma en personas con enfermedades
mentales, es el núcleo de la violencia
dirigida a ellos.
10. Maren Ulriksen de Viñar habla que tortura es, todo dispositivo
intencional destinado a destruir las creencias y convicciones de la
víctima, para despojarla de la constelación identificatoria e identitaria
singular como sujeto.
La tortura no trata de matar o destruir el cuerpo de la víctima, sino,
prolongar su agonía para convertirlo en colaborador del sistema.
Davide Ziveri considera que la tortura tiene
un efecto social de control a través de
dolor y el miedo, ya que afecta a las
relaciones sociales de la víctima.
Jorge del Cura expone que no es la
ausencia de tortura la que define si una
sociedad es democrática, sino, la actitud
ante los casos de tortura y la voluntad
política de prevenirla y erradicarla.
11. Pau Pérez-Sales anuncia que España no es un país de acogida.
El solicitante de asilo debe demostrar que está en elevado
riesgo de persecución futura y que no tiene modo de
enfrentarla.
Pero sus experiencias traumáticas conllevan al solicitante a
que su narración de los hechos sea inconsistente.
Ixone Legorburu, Ane Ituiño y Aiert Larrarte
informan del Grupo Contra la Tortura, para
apoyar a personas víctimas y erradicar su
práctica.
El grupo funciona a través de un área
jurídica, un área asistencial medico-
psicológica y un área de denuncia pública.
12. Iñaki Markez y Florentino Moreno refieren que hay cinco tipos
de afectados por la violencia colectiva: la violencia física
directa o afectados primarios, son las personas afectadas
directamente.
Víctimas secundarias o indirectas, las
personas que han sido testigos directos de
la agresión y afectados personales.
Víctimas indirectas o secundarias de
“ingreso”, voluntarios o agentes de ayuda
con estrés psicosocial.
Victimas indirectas llamadas afectados
contextuales, testigos sin haber sido
afectados y víctimas vicarias o periféricas,
vivencian vicariamente la situación de
violencia colectiva.
13. Luis Fernando Ríos plantea que las cuestiones políticas
relacionadas con aspectos económico-identitarios parecen
tener más relevancia en las teorías del terrorismo.
Darío Páez y Miryam Campos
consideran que la rumiación, la
evitación, la negación y el abandono
del control son disfuncionales para
el ajuste psicosocial.
Son más adaptativos el
afrontamiento directo y la
asimilación de la irreversibilidad de
lo ocurrido.
14. Antonio Duplá Ansuategui señala que el nacionalismo y el
marxismo son formas de pensamiento en sectores de la
población vasca, que han conllevado a justificar la violencia
política.
Itziar Larizgoitia, Iñaki Markez e Isabel
Izarzugaza, presentan el Impacto en la Salud de
la Violencia Colectiva en los atentados del once
de marzo de dos mil cuatro, los afectados
muestran una visión menos benevolente del
mundo y mayor sensación de enojo.
Pau Pérez-Sales, Carmelo Vásquez Valverde y
Maitane Arnoso consideran, que el crecimiento
colectivo postrauma se alcanza cuando la
memoria colectiva del horror es capaz de
promover nuevos comportamientos políticos:
reparación al agredido, perdón interpersonal y
perdón entre grupos.
15. Inongo Vi Makomé expone que el negro padeció durante
siglos humillaciones y desprecios que los han conducido a
una pérdida de fe en sí mismos.
Abuy Nfubea revela que la perversión
del lenguaje es clave para entender el
racismo mediático.
Eloy Cuadra Pedrini e Inés Cordón
Vergara aseveran que la frontera es la
violencia pura que se hace patente en
los centros de internamiento a
extranjeros y en el retorno a casa de los
deportados.
16. Laura Porzio y Luca Giliberti discurren que los medios
contribuyen a generar un cuerpo de “noticias negativas”,
respecto a jóvenes ligados a bandas latinas en España.
Yolanda Osorio afirma que los inmigrantes proceden
de condiciones adversas que les causan cuadros
ansiosos, depresivos y psicóticos, por lo que
precisan de tratamiento farmacológico y
psicoterapéutico.
Iñaki Markez presenta los siguientes principios para
un trato más humano a víctimas de violencia
colectiva: protección, razones humanitarias,
imperativo humanitario, imparcialidad, neutralidad,
autonomía, beneficencia, no maleficencia, justicia,
confidencialidad, privacidad y fidelidad.
Carlos Beristaín manifiesta que regularmente la
salida a conflictos armados es llegar a acuerdos
políticos, pero, para un nuevo consenso social es
necesario enfrentar el pasado y las consecuencias
de la violencia.
17. De acuerdo al Ministro de Justicia de El Salvador, Mauricio
Ramírez Landaverde, hasta el nueve de diciembre del dos
mil dieciocho, habían ocurrido trescientos sesenta
asesinatos de mujeres en el país.
Según el Ministro de Justicia, esto
representaba el diecisiete por ciento de
disminución respecto al año anterior. A pesar
de ello, la tasa de feminicidios sigue siendo de
doce por cada cien mil habitantes, por lo que
continuarnos sufriendo una epidemia de
feminicidios.
La justicia para mujeres que sufren y han
sufrido violencia es sumamente baja. En el dos
mil quince, por ejemplo, se dieron dos cientos
asesinatos de mujeres y solo treinta y cinco
casos fueron calificados como feminicidios
18. La saña sobre los cuerpos es la principal característica de
ellos.
◍ La atención a las víctimas de
feminicidios tentados y a familiares de
víctimas asesinadas, debe ser a través
de un equipo multidisciplinario que les
brinde ayuda jurídica, médico-
psicológica y denuncia pública.
◍ El enfoque de trabajo debe ser los
derechos humanos y la perspectiva de
género.