1. Prediabetes
La prediabetes es un estado caracterizado por la aparición de niveles de glucemia
que no cumplen los criterios para el diagnóstico de diabetes pero son demasiado
altos para ser considerados normales.
Para la Asociación Americana de Diabetes (ADA), el término prediabetes debe
utilizarse en los pacientes con niveles elevados de glucemia en ayuno y/o
intolerancia a la glucosa, condiciones que no son patológicas en sí mismas pero
predisponen a la aparición de diabetes mellitus y se asocian con un mayor riesgo
de enfermedad cardiovascular.
Una gran proporción de pacientes con prediabetes exhiben obesidad
(especialmente obesidad abdominal y/o visceral), niveles elevados de triglicéridos,
disminución del colesterol HDL, resistencia a la insulina e hipertensión arterial, los
cuales pueden progresar a un síndrome metabólico.
Y aunque solamente un tercio de las personas con prediabetes evolucionan a
diabetes mellitus en poblaciones con riesgo normal, la magnitud del riesgo
cardiovascular es tal que debe llevarse a cabo una intervención agresiva para el
control de los factores que predisponen al trastorno.
Factores de Riesgo
De acuerdo con los estándares de la ADA, se deben practicar pruebas de
exploración para diabetes y/o prediabetes en personas sin manifestaciones
clínicas de la enfermedad, en los siguientes casos:
1. Individuos mayores de 45 años, especialmente en aquellos con aumento de
peso corporal. En caso que no se presente ninguna alteración, la prueba se
debe repetir con intervalo de tres años.
2. 2. Individuos menores de 45 años y/o con sobrepeso y alguna de las siguientes
condiciones:
Sedentarismo habitual.
Familiares en primer grado de consanguinidad con diabetes.
Miembros de grupos étnicos de alto riesgo (negros, hispanos, asiáticos).
Antecedente de diabetes gestacional o de recién nacidos de más de 4000
gramos de peso.
Hipertensión arterial.
Niveles elevados de colesterol y/o triglicéridos.
Síndrome de ovario poliquístico.
Antecedente de intolerancia a la glucosa en pruebas anteriores de exploración.
Historia familiar de enfermedades vasculares.
Es importante resaltar que esta condición médica es un trastorno silencioso que
solamente puede detectarse a través de pruebas de laboratorio, por lo que debe
llevarse a cabo tamizaje para prediabetes y/o diabetes mellitus en pacientes con
factores de riesgo para la enfermedad.
Diagnóstico
El diagnóstico de prediabetes se lleva a cabo mediante pruebas de laboratorio,
entre las que se cuentan la medición del nivel de glucosa en ayuno, la prueba de
tolerancia a la glucosa y la determinación del porcentaje de hemoglobina
glicosilada.
Medición del nivel de glucosa en ayuno: Es considerada una prueba clave para el
diagnóstico de la enfermedad. Consiste en la determinación de la glucosa en una
muestra de sangre tomada con un mínimo de ocho horas de ayuno y puede arrojar
los siguientes resultados:
3. Normal: valores hasta 110 mg/dL.
Trastorno de la glicemia en ayuno: niveles entre 110 y 125 mg/dL.
Diagnóstico confirmatorio de diabetes: niveles mayores de 126 mg/dL en dos
ocasiones separadas.
Prueba de tolerancia a la glucosa: Se practica como complemento a la anterior en
los casos en que no hay un diagnóstico confirmatorio y consiste en la
determinación del valor de glucosa en ayuno y dos horas después de la ingesta de
una solución especial de glucosa. A continuación se presentan los posibles
resultados de la prueba y su interpretación:
El aumento discreto del nivel de glucosa inmediatamente después de la toma
con disminución leve a las dos horas es considerado como una respuesta
normal del organismo
El Incremento significativo después de la ingesta de glucosa con cifras
mayores a 200 mg/dL o más después de dos horas se presenta en pacientes
diabéticos.
Valores entre 140mg/dL y 200 mg/dL después de dos horas de la ingesta de
glucosa se consideran como intolerancia a la glucosa y alto riesgo para
diabetes.
Medición de Hemoglobina glicosilada: En la actualidad se utiliza como prueba
diagnóstica de diabetes, encontrándose una buena correlación con los niveles de
glucemia.
El diagnóstico de prediabetes se configura en presencia de los siguientes
indicadores de laboratorio:
Glucosa en ayuno entre 100 mg/dL y 125 mg/dL.
4. Valores de glicemia entre 140 mg/dL y 199 mg/dL en una prueba de tolerancia
con carga de glucosa.
Hemoglobina glicosilada entre 5.7% y 6.4%.
Tratamiento
El tratamiento de la prediabetes se fundamenta en el manejo de una dieta
saludable, la práctica regular de actividad física y la reducción del peso corporal en
casos específicos.
Algunas recomendaciones respecto a la dieta:
Consumir lácteos descremados, los cuales mantienen las propiedades
alimenticias de la leche pero, al tener cantidades muy pequeñas de crema, no
provocan aumento del colesterol.
Privilegiar el consumo de margarina (de origen vegetal) sobre el de manteca
(de origen animal) y el de aceites vegetales (soya, girasol, canola).
Limitar el consumo de yema de huevo, rica en colesterol, especialmente en
presencia de factores de riesgo cardiovascular y metabólico.
Evitar el consumo de la piel del pollo y la grasa visible acumulada en algunas
de las partes del mismo.
Incrementar el consumo de pescado de mar, el cual contiene menos grasa que
el pescado de río
Aumentar el consumo de frutas, preferiblemente con cáscara, así como el de
jugo o zumo de frutas, preparados al natural.
5. Consumir moderadamente las frutas con niveles elevados de azúcar,
incluyendo las uvas, el banano, el melón y el mango dulce.
Moderar el consumo de dulces y harinas, conservando un aporte adecuado de
los mismos de acuerdo con la condición individual de salud.
Evitar el uso frecuente de gaseosas y bebidas azucaradas artificiales, con
respecto a éstas últimas, se ha planteado recientemente que podrían
incrementar el nivel de glicemia, a pesar de la ausencia de calorías
provenientes del azúcar.
Los condimentos naturales (albahaca, laurel, orégano, romero, perejil, salvia,
pimentón y otros) pueden ser consumidos sin inconveniente.
El consumo excesivo de sal puede generar un factor de riesgo adicional en
hipertensos, por lo que se recomienda reducir la cantidad o utilizar sal con bajo
contenido de sodio.
Entre las consideraciones que deben ser tenidas en cuenta para el desarrollo de
un programa de ejercicio físico se incluyen la elección de actividades bajo
supervisión médica, el establecimiento de rutinas horarias, la realización de
calentamiento previo y relajación final para evitar traumatismos o lesiones y la
correspondencia con las posibilidades individuales, el inicio lento y el aumento
progresivo en intensidad y duración, siendo recomendable alcanzar un promedio
de 30 a 45 minutos de actividad aeróbica moderada de tres a cinco días en la
semana.
Finalmente, el control del peso corporal y muy especialmente de la acumulación
de grasa a nivel abdominal y/o en las vísceras, representan un factor adicional de
6. riesgo y deben ser abordadas mediante estrategias personalizadas que garanticen
resultados rápidos y efectivos.