La paciente es una mujer de 37 años, de bajos recursos económicos y educación primaria incompleta, que acudió tarde a sus controles prenatales debido a la falta de detección de signos de alarma y creencias erróneas. Tuvo partos domiciliarios anteriores con una partera y rechazó ir a un centro de salud para el último parto, lo que aumentó el riesgo de complicaciones.