Los estilos de personalidad describen la forma en que las personas se enfrentan a situaciones y problemas de la vida. Existen cuatro estilos principales: concienzudo (analítico y preciso), dominante (confiable pero también agresivo), influyente (extrovertido y locuaz) y estable (les gusta escuchar y son lentos al cambiar). Una personalidad saludable es flexible y capaz de adaptarse a diferentes entornos, reconociendo de forma realista sus propias fortalezas y debilidades.