Marcadores de libros se usaron desde la Edad Media, inicialmente como tiras de pergamino unidas al borde de las páginas. En el siglo XIX, se fabricaron marcadores de seda tejida de manera más atractiva, especialmente en Coventry, Inglaterra. Thomas Stevens de Coventry produjo cientos de diseños diferentes y se convirtió en líder en este campo. Sus "Stevengraphs" eran marcadores de seda tejidos con mensajes e imágenes que se regalaban comúnmente durante la época victoriana.