El mito cuenta que Procusto vivía solo en un bosque y ofrecía su cama a los viajeros para descansar. Sin embargo, ataba a los viajeros a la cama y estiraba o amputaba sus extremidades para que encajaran exactamente en la longitud de la cama, sin tolerar cualquier diferencia. Este mito de Procusto y su cama se ha convertido en una expresión para referirse a quienes intentan forzar la realidad a sus propios intereses o visiones de forma autoritaria e intolerante a la diferencia.