La transcripción implica la separación de las dos hebras de ADN por una enzima, exponiendo segmentos para que otra enzima copie el mensaje en una molécula de ARN usando una de las hebras como plantilla. La transcripción está altamente regulada por proteínas y regiones no codificantes para controlar el momento y magnitud de la expresión génica. El ARN se transcribe apareando la adenina con la uracila en lugar de la timina, luego se libera dejando que las hebras de ADN vuelvan a unirse.