Las personas gitanas suelen tener peor salud que la población mayoritaria debido a sus condiciones sociales desfavorables y menor acceso a servicios sanitarios. Los gitanos consumen menos frutas y verduras y más azúcares, grasas y carnes, lo que contribuye a problemas de obesidad y otras afecciones como tabaquismo e hipertensión. Estudios muestran altas tasas de obesidad, tabaquismo, endogamia e hiperlipidemia entre la comunidad gitana.