El documento describe el realismo literario como una corriente que se opuso al romanticismo en el siglo XIX. Se centra en describir objetivamente la sociedad y problemas sociales a través de una narrativa y estilo más sencillo y preciso. Uno de sus mayores representantes fue el escritor español Benito Pérez Galdós, conocido por sus Episodios Nacionales y novelas como Doña Perfecta que retrataban de forma realista la sociedad española de la época.
Trabajo realizado por los alumnos de 2º Bachillerato IES Pere d'Esplugues,La Pobla Llarga.Optativa de referentes clásicos.
Jordi Bonastre,Lola Carbonell,Hugo Feliu y Miguel Ferri.
Trabajo realizado por los alumnos de 2º Bachillerato IES Pere d'Esplugues,La Pobla Llarga.Optativa de referentes clásicos.
Jordi Bonastre,Lola Carbonell,Hugo Feliu y Miguel Ferri.
La narrativa contemporánea más representativa de la Literatura hispanoamericana es el Realismo Mágico, en estas diapositivas mostramos algunas de sus principales características.
Asistencia Tecnica Cartilla Pedagogica DUA Ccesa007.pdf
Realismo
1. REALISMO
El Realismo literario es una
corriente estética que supuso una
ruptura con el Romanticismo, tanto
en los aspectos ideológicos como en
los formales, en el tercio central del
siglo XIX.
2. El origen del término es
francés: aparece aplicado
a la literatura hacia 1825
para referirse a la
imitación por parte de los
románticos de la
naturaleza y al detalle
descriptivo de algunos de
sus novelistas.
3. Hacia 1850 en Francia una serie de escritores y críticos
presentan ya al Realismo como una nueva estética
alejada u opuesta a la romántica. En 1856 aparece una
revista titulada precisamente Réalisme, que en uno de
sus números dice:
El Realismo pretende la reproducción exacta, completa,
sincera, del ambiente social y de la época en que
vivimos... Esta reproducción debe ser lo más sencilla
posible para que todos la comprendan.
4. Los escritores dejaron de centrarse en sí mismos
y pusieron su interés en la sociedad, observando
y describiendo objetivamente los problemas
sociales, y para ello se valieron de un nuevo tipo
de novela, la novela burguesa. En cuanto a la
expresión, prefirieron un estilo más
sencillo, sobrio y preciso, en el que adquirió
relevancia la reproducción del habla
coloquial, especialmente en los diálogos, es
decir, adoptando los niveles de lenguaje
adecuados a los personajes, que representaban
todos los estratos sociales.
5. CARACTERISTICAS
Los rasgos fundamentales del Realismo son los siguientes:
Procura mostrar en las obras una reproducción fiel y exacta de la realidad
Se opone al Romanticismo en su rechazo de lo sentimental y lo
trascendental; aspira, en cambio, a reflejar la realidad individual y social
en el marco del devenir histórico.
Hace un uso minucioso de la descripción, para mostrar perfiles exactos de
los temas, personajes, situaciones e incluso lugares; lo cotidiano y no lo
exótico es el tema central, exponiendo problemas políticos, humanos y
sociales.
El lenguaje utilizado en las obras abarca diversos registros y niveles de
lenguaje, ya que expresa el habla común y se adapta a los usos de los
distintos personajes, que son complejos, evolucionan e interactúan
influyendo en otros.
Las obras muestran una relación mediata entre las personas y su entorno
económico y social, del cual son exponente; la historia muestra a los
personajes como testimonio de una época, una clase social, un oficio, etc.
El autor analiza, reproduce y denuncia los males que aquejan a su
sociedad.
Transmite ideas de la forma más verídica y objetiva posible.
7. Benito María de los Dolores Pérez Galdós[1]
(Las Palmas de Gran Canaria, 10 de mayo
de 1843 - Madrid, 4 de enero de
1920), conocido como Benito Pérez
Galdós, fue un novelista, dramaturgo y
cronista español. Se trata del mayor
representante de la novela realista del siglo
XIX en España, y uno de los más
importantes escritores en lengua española.
8. En 1870 publicó su primera novela, La Fontana
de Oro, escrita entre 1867 y 1868, en parte
durante uno de sus viajes a Francia, gracias al
dinero de su tía. En realidad, en esa época la
publicación de un libro se hacía gracias a la
ayuda de los periódicos y de las revistas o corría
a cuenta del autor. Esta obra, con los defectos de
toda obra primeriza, bosqueja la situación
ideológica de España durante el Trienio
Constitucional (1820–1823).
9. Los Episodios nacionalesEn 1873
comenzó a publicar los Episodios
nacionales (el título se lo sugirió su
amigo José Luis Albareda), un
intento de entender la memoria
histórica reciente de los españoles, y
donde se refleja la vida íntima de
éstos en el siglo XIX, así como su
contacto con los hechos de la
historia nacional que marcaron el
destino colectivo del país. Se trata de
46 episodios en cinco series de diez
novelas cada una, salvo la
última, que quedó inconclusa.
Arrancan con la batalla de Trafalgar
10. La primera serie (1873–1875) trata de la
Guerra de la Independencia (1808–1814) y
tiene por protagonista a Gabriel Araceli, «que
se dio a conocer como pillete de playa y
terminó su existencia histórica como
caballeroso y valiente oficial del ejército
español» (Memorias de un desmemoriado, p.
202).
La segunda serie (1875–1879) trata de las
luchas entre absolutistas y liberales hasta la
muerte de Fernando VII en 1833. Su
protagonista es el liberal Salvador Monsalud,
que encarna, en gran parte, las ideas de Galdós
y en quien «prevalece sobre lo heroico lo
político, signo característico de aquellos
turbados tiempos» (id.).
Tras un paréntesis de veinte años vuelve a
escribir la tercera serie (1898–1900), tras
11. La cuarta serie (1902–1907) se desarrolla
entre la Revolución de 1848 y la caída de
Isabel II en 1868. La quinta (1907–
1912), incompleta, acaba con la Restauración
de Alfonso XII.
Este conjunto novelístico constituye una de las
obras más importantes de la literatura
española de todos los tiempos y ejerció un
influjo considerable en la trayectoria de la
novela histórica española. El punto de vista
adoptado es vario y multiforme, y se inicia con
la perspectiva de un joven chico que se ve
envuelto en los hechos más importantes de su
época mientras lucha por su amada. La
evolución ideológica de Galdós es perceptible
desde el aliento épico de la primera serie hasta
el amargo escepticismo final, pasando por la
12. En 1876 se publicó Doña Perfecta, una novela
contra la intolerancia ideológica asentada en
una imaginaria ciudad mesetaria, Orbajosa,
semejante a la Ficóbriga de Gloria, su
siguiente novela (1877). Pese a las
oposiciones que suscitó la obra entre los
neos, o neocatólicos, Galdós fue elegido
miembro de la Real Academia Española en
1889.
13. Podría decirse que la sociedad llega a un punto de su
camino en que se ve rodeada de ingentes rocas que le
cierran el paso. Diversas grietas se abren en la dura y
pavorosa peña, indicándonos senderos o salidas que tal
vez nos conduzcan a regiones despejadas(...).
Contábamos, sin duda, los incansables viajeros con que
una voz sobrenatural nos dijera desde lo alto: por aquí
se va, y nada más que por aquí. Pero la voz sobrenatural
no hiere aún nuestros oídos y los más sabios de entre
nosotros se enredan en interminables controversias
sobre cuál pueda o deba ser la hendidura o pasadizo por
el cual podremos salir de este hoyo pantanoso en que
nos revolvemos y asfixiamos. Algunos, que intrépidos se
lanzan por tal o cual angostura, vuelven con las manos
en la cabeza, diciendo que no han visto más que
tinieblas y enmarañadas zarzas que estorban el paso;
otros quieren abrirlo a pico, con paciente labor, o
quebrantar la piedra con la acción física de substancias
destructoras; y todos, en fin, nos lamentamos, con
discorde vocerío, de haber venido a parar a este
recodo, del cual no vemos manera de salir, aunque la
15. En Doña Perfecta se hace el estudio de una
ciudad imaginaria, Orbajosa, anclada en una
tradición cerril de inmovilismo. Al llegar el
ingenuo ingeniero progresista Pepe Rey para
casarse con la hija de la mujer que da título al
libro, doña Perfecta, comienza una serie de
intrigas en que crecientemente se empieza a
desacreditar al ingeniero por parte del sector
reaccionario y el clero de la ciudad. La obra
termina trágicamente.
16. En Marianela, Galdós construye una sólida
narración en torno al pobre personaje huérfano
que le da título, deforme y enamorada del joven
burgués ciego conocido como Pablo al que sirve
de lazarillo y al que la ciencia le hace recobrar la
vista, en el ambiente de un pueblo minero. El
final de la obra es trágico.
17. Fortunata y Jacinta, novela realista cuyo eje
argumental es el enamoramiento de dos
mujeres de diferentes clases sociales de un
mismo hombre: Juan Santa Cruz, prototipo del
hijo de familia acomodada. Jacinta, mujer de
alta condición social, estéril, acaba casándose
con Santa Cruz y adoptando al hijo que su
marido ha tenido con Fortunata, de baja
condición. Uno de los personajes secundarios
de esta novela, el usurero Torquemada,
protagonizó otras cuatro obras (Torquemada
en la hoguera, Torquemada en la cruz,
Torquemada en el purgatorio, Torquemada y
San Pedro).
18. También hay que destacar Miau, que es la pequeña
epopeya del cesante, del funcionario de Hacienda
que, dejado en la calle por un cambio ministerial, se
alimenta de la esperanza, mientras detrás de él su
inconsciente familia trata de mantener las apariencias
de la «gente bien». Por otro lado, Misericordia nos
sumerge en los estratos más bajos del Madrid de
entonces, en contraste con la gente acomodada pero
venida a menos. En ella encontramos una espléndida
pareja de figuras: el moro ciego Almudena y la criada
Benina, que representa la exaltación de la caridad.
Otras novelas suyas son Tormento, relato del conflicto
entre la imaginación y la realidad, entre la libertad de
elegir el propio destino y las resistencias del ambiente
a permitirlo, y, finalmente, La desheredada.
19. EstiloGaldós poseía una especial sensibilidad por el lenguaje popular;
Baroja decía de él que «sabía hacer hablar» al pueblo. Consciente de
esta gran virtud, suele utilizar muy a menudo el diálogo e incluso
llega a ensayar novelas absolutamente dialogadas.
Su estilo busca la naturalidad y rehúye cualquier artificio retórico a fin
de ofrecer, según postulados estéticos realistas, la visión más directa
posible de lo que pretende expresar. Cuando narra su estilo es
transparente, académico, pero siempre castizo; se trasluce sin
embargo el humor y la ironía. En los diálogos, el lenguaje se
impregna frecuentemente de términos corrientes e incluso vulgares y
en alguna ocasión el narrador canario, víctima de ese frenesí
costumbrista, llega a mostrar un poco ridículos e infantiles a los
personajes que describe. Es frecuente en él un humor piadosamente
irónico de sesgo cervantino (Galdós fue un gran lector del Quijote).
Galdós fue uno de los más firmes candidatos al Premio Nobel de
Literatura de 1912, pero una campaña por parte de sus enemigos
políticos disuadió a la Academia Sueca de galardonarlo. Trazos de
esto se ven en los Episodios nacionales escritos desde entonces, que
destilan un cierto tono anticlerical.