El adviento que estamos viviendo, nos ayuda a prepararnos para vivir una auténtica navidad cristiana. Por eso, estos días sirven para reflexionar sobre nuestras acciones a lo largo del año y si, verdaderamente, hemos actuado de manera justa y bondadosa con nuestros hermanos. Y no sólo eso, sino pensar en los aspectos de nuestra vida que podemos cambiar para ser más agradables a los ojos de Jesús, quién vino al mundo para salvarnos.
" Nos olvidemos que el adviento nos recuerda una gran verdad de la vida cristiana: existe la necesidad de una conversión constante y sincera", nos dices el Padre Rogelio en la siguiente reflexión.
Te invitamos a que lo escuches para entender el significado verdadero de esta época del año.
Reflexión La alegría de la caridad 10 de diciembre 2017
1. LA CORREA DE LAS SANDALIAS.
“Este es el principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. En el libro del profeta
Isaías está escrito:
“He aquí que yo envío a mi mensajero delante de ti, a preparar tu camino. Voz del
que clama en el desierto: “Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos”.
En cumplimiento de esto apareció en el desierto Juan el Bautista predicando un
bautismo de arrepentimiento, para el perdón de los pecados. A él acudían de toda la
comarca de Judea y muchos habitantes de Jerusalén; reconocían sus pecados y él
los bautizaba en el Jordán.
Juan usaba un vestido de pelo de camello, ceñido de un cinturón de cuero y se
alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Proclamaba: “Ya viene detrás de mí uno
que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco inclinarme para dasatarle
la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los
bautizará con el Espíritu Santo.
1.-Muy queridos amigos:
El adviento es un tiempo que tiene como finalidad el conducirnos a la
celebración y vivencia de una Navidad auténticamente cristiana.
¿Te has dado cuenta? Hoy, es ya el segundo domingo de este tiempo del
Adviento, la Navidad ya se está acercando y es por ello que, en no pocos de
nosotros, toda clase de objetos y preparativos empiezan a saturar nuestras
mentes y a desgastar nuestros raquíticos bolsillos, aún a pesar de esta crisis en
la que estamos sumergidos.
¡Ojalá!, que no nos olvidemos de que también nosotros estamos llamados a
prepararnos ya en lo personal como en lo familiar, y que esta preparación para
nosotros significa también,… el predicar.
Y es que hoy nos podemos dar cuenta de cómo progresivamente va invadiendo
a nuestra ciudad un espíritu navideño. Es más, tú lo sabes, la Navidad anuló
prácticamente la pasada fiesta de la Revolución Mexicana. Las calles de la
ciudad ya están preparadas, así como se preparan los comercios individuales y
todas las plazas comerciales, también se preparan los colegios y muchos
lugares de trabajo, se están preparando los medios de comunicación y se
preparan las casas,… y si tú y yo no estamos dispuestos a predicar, lo único
que no se preparará serán las personas en su corazón, y por ende nuestras
familias.
2. 2.- ¿Sabes? Podríamos comparar al tiempo del adviento con una especie de
autopista que nos va conduciendo hacia la ciudad de Belén, allí en donde nos
ha de nacer el Salvador del mundo. En esta vía de comunicación pasamos y
pasaremos por cada una de las cuatro casetas de peaje en las que
simultáneamente cuatro personajes nos irán indicando que vamos en la
dirección correcta y que progresivamente nos vamos acercando a nuestro
destino.
En este camino del adviento Dios ha querido colocarnos a cuatro personas que
han vivido en circunstancias muy distintas su propio adviento y el adviento de la
humanidad, pero, habrá que decirlo, los cuatro con actitudes idénticas: así el
profeta Isaías, San Juan Bautista, el santo arcángel Gabriel y, por antonomasia,
la Santísima Virgen María.
3.- Aunque ya el domingo pasado aparecía en nuestro escenario la figura del
profeta Isaías, hoy vuelve a ser mencionado por la Palabra de Dios como aquel
que anunciaba el arribo de un precursor, que iba a prepararnos el camino para
la llegada del Salvador del mundo.
Y, así de esta manera, el Pintor Divino ha tomado en sus manos el pincel y los
pomos de pintura y ha ido realizando otros trazos en el lienzo de Belén. Hoy
aparece amablemente en el cuadro que va completando la Navidad cristiana la
figura de san Juan el Bautista, el Precursor del Señor Jesús, el Sol que nace de
lo alto.
San Juan Bautista, aquel que prepara los caminos al Señor, es un profeta
austero que anunciaba al pueblo expectante que ya se estaba acercando la
hora de Dios en el reloj de la humanidad y que era necesario prepararse al gran
acontecimiento con un cambio radical de vida y de costumbres.
San Juan Bautista es presentado como la voz que clama en el desierto aunque
esa palabra no sea suya,… no le pertenezca,… él sólo es el portavoz,… el
mensajero,… se trata de un mensajero que debe experimentar la satisfacción
de haber sido enviado por Dios, aunque él en su característica sencillez se
reconozca como alguien no digno de ese pacto que Dios celebró con él, ya que
el gesto referido al mencionar que no es digno de desatar la correa del calzado,
no era otra cosa sino una especie de rito que pasaba a significar la prenda de
un pacto. Y no obstante Dios establece un pacto con él a fin de pactar con la
humanidad la Nueva Alianza.
San Juan Bautista ha sido enviado como el precursor, y nos presenta esa
necesidad que Dios ha querido tener de nuestro trabajo instrumental.
3. Ayer como hoy, el Señor quiere necesitar de aquellos que caminamos por
delante para anunciar que su llegada ya es próxima.
4.- La persona humana bien podría definirse por la acción y por la palabra,
esto es lo que da forma a su identidad. Y la palabra que hoy nos invita a
predicar tiene como destino suscitar acción en las personas, para con ello
preparar, construir, rebajar y levantar, es decir reparar, allanar, viabilizar un
camino para que Dios y el hombre se encuentren.
Hoy, el Señor nos recuerda que nosotros también somos los precursores de la
Navidad cristiana, y que Dios nos está invitando para que nosotros también
trabajemos, de tal manera que Cristo pueda nacer en muchos de los hogares
que hoy están divididos, o en los corazones que sufren la enfermedad de la
soledad, quizá en medio de muchos hermanos nuestros que han perdido la paz
y el consuelo.
Somos los mensajeros, preparadores de los caminos del Señor para los demás,
y así como lo fue san Juan el Bautista, en nosotros también va a significar el
llevar consuelo al triste o al que sufre, el levantar las hondanadas de nuestras
miserias, el aplanar esas montañas y crestas de la soberbia y egoísmo que, no
pocas veces, levantamos las mismas personas, los amigos, los grupos y las
familias.
El adviento es el tiempo para que seamos capaces de crear puentes entre
nosotros, y entre ellos y Dios...
Preparar los caminos significa quitar aquello que estorba, lo que nos impide ver
con claridad la salvación que nos ofrece, su venida constante, su presencia en
la vida cotidiana.
Se trata de cambiar algo en nuestra vida familiar, en nuestra estructura
parroquial, en nuestro ámbito laboral, en nuestra existencia afectiva, en nuestra
vida para con Dios. Si algo no cambia en nuestra vida de este adviento, no
estamos preparando el camino del Señor.
Enderezar el camino significa revisar nuestra construcción, tu familia, nuestra
vida y poder enmendar y mejorar muchas actitudes.
Rebajar las montañas y elevar los valles significa quitar nuestros defectos y
hacer crecer las virtudes. Las dos cosas por igual, y es que todos sabemos que
es en mucho más fácil el potenciar mil virtudes que quitar uno solo de nuestros
defectos.
4. Y es que, ¿cómo le podemos decir a Dios que estamos muy felices porque Él
viene, si no hay cambios reales en nosotros? Posiblemente hay mucho que
cambiar: apatías, mediocridades, envidias, rencores, nuestra inmadurez, etc...
Estos son los estorbos que impiden el paso del Señor hacia nuestro Belén.
Debemos pues, cambiar algo en nuestra vida, sólo así enderezaremos los
senderos para cuando venga el Señor.
En el interior de cada cristiano, así en tu interior como en mi interior, deben ser
derruidos todos esos obstáculos que impiden el acceso de la gracia divina
5.- Hacen falta mensajeros puesto que nos encontramos sumergidos en una
sociedad de individualistas, se trata de una concatenación y yuxtaposición de
arrogantes que no conocen la interpenetración,… la verdad es que no sé si en
realidad se le puede llamar “sociedad” a nuestra vida de agrupamiento que
adolece por la falta de comunión, esto es totalmente contrario a una sociedad.
Hoy, cada quién está en su trabajo y en el estudio, en la casa y en la amistad,
en el noviazgo y en el matrimonio, y la verdad es que están buscando
solamente sus propios beneficios, sus propios intereses y se van olvidando del
prójimo.
Necesitamos precursores puesto que hoy por hoy en los negocios, en la
profesión y en todo tipo de relaciones humanas somos muy poco generosos,
nos encerramos en nuestro propio mundo y, aún los cristianos, nos hemos
olvidado de aquel que se encuentra alejado de Dios.
6.- Es cierto que en ocasiones nuestra misión emula a aquel que predicaba
en el desierto. Pero también es verdad que el desierto suele ser la tierra del
encuentro que llega a poseer características contrarias a la vida en la ciudad:
ese reino del tener, del poder, lugar de seguridades, y de las verdaderas
seducciones y espejismos.
Dios espera que desarrollemos nuestra capacidad de asumir el riesgo de salir
hacia lo desconocido, hacia el desierto, hacia el encuentro con Dios, superando
el miedo, la indiferencia, la pereza...
Predicar en el desierto también significa empezar un nuevo Éxodo que nos
pueda llevar de la esclavitud del pecado y del egoísmo a una vida auténtica en
Dios, que es libertad y realización. Significa renovar todas mis cosas, darle
mantenimiento a mi vida y poder tener así cielos nuevos y tierra nueva.
El cristiano tiene la misión de hacer oír la voz del Evangelio en el desierto
espiritual de los hombres que no es el de la geografía, sino el de la ausencia de
5. Dios, el ateísmo, la apatía religiosa, la indiferencia ante las necesidades ajenas,
el confort material, el materialismo, la falta de compromiso y el orgullo de la
vida.
7.- No olvidemos que el adviento nos recuerda una gran verdad de la vida
cristiana: existe la necesidad de una conversión constante y sincera. El hombre
que sabe y conoce cuál es su procedencia, necesita conocer también que es lo
que le servirá para la vida eterna, y qué es lo que le puede impedir la
consecución del logro de tan sublime fin.
En esto consiste nuestra preparación para la navidad. Ante todo, en que
empecemos de una vez a ser tan cordialmente buenos, por amor de Dios, con
nuestro prójimo en casa, en la fábrica o en la oficina, en la familia, en la calle o
dondequiera, que arranquemos de raíz todo disgusto y malhumor, toda envidia
y todo rencor.
Y es que Dios, a pesar de los pecados del pueblo, permanece fiel. Para Dios no
cuenta el tiempo, sino que cuentan las personas, y con paciencia voluntad de
que nadie se pierda, perdona y acaba con la servidumbre del pueblo.
INSTRUMENTOS EN LUGAR DE ORNAMENTOS.
“Este es el principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. En el libro del
profeta Isaías está escrito:
“He aquí que yo envío a mi mensajero delante de ti, a preparar tu camino. Voz del
que clama en el desierto: “Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos”.
En cumplimiento de esto apareció en el desierto Juan el Bautista predicando un
bautismo de arrepentimiento, para el perdón de los pecados. A él acudían de toda la
comarca de Judea y muchos habitantes de Jerusalén; reconocían sus pecados y él
los bautizaba en el Jordán.
1.- Muy queridos amigos:
Hoy, aparece en el escenario navideño la coherente imagen de San Juan
Bautista, el cual es presentado como la voz que clama en el desierto. Es el hijo
de Zacarías e Isabel, el cual saltó en el vientre de su madre al escuchar el
saludo de la Virgen María, él ha sido reconocido por el Señor Jesucristo como
el hombre más grande de todos los anteriores al Reino de los Cielos. Se trata
del precursor anunciado por los profetas, aquel que prepara el camino, el que
invita a la conversión, el que tiene un Bautismo de Penitencia, el que era
admirado por Herodes y odiado por Herodías…
6. Juan Bautista es un hombre bueno, íntegro, honesto, sencillo, valiente, libre,
fiel, crítico pero consecuente con su predicación. Es justo que, en este
momento de nuestra reflexión, le demos su lugar preponderante, sin que por
ello olvidemos a Aquel que le ha querido llamar a su ministerio.
San Juan Bautista, así como todos nosotros, es, sobre todo y ante todo, un
instrumento puesto al servicio de Dios: Juan es la Voz que clama en el desierto.
Es por ello que nos resulta adecuado el que recuperemos algunos elementos
que son propios e indispensables del servicio que tú y yo le ofrecemos a Dios.
2.- El que seamos instrumentos de Dios exigirá de nosotros tres
convicciones: En primer lugar, el ser conscientes de que Dios es el único factor
importante e indispensable,.. que Él es la sustancia, el contenido, lo primordial,
lo esencial, el verdaderamente necesario. En un segundo lugar, debemos
darnos cuenta de que todos nosotros somos como el vehículo, es decir, el
medio por el cual se ofrece ese factor divino: la Buena Nueva de Dios en
nuestras palabras, su presencia en nuestra presencia que consuela y fortalece
al que lo necesita, la traducción concreta de su amor en nuestras propias
acciones. Finalmente y en un tercer lugar, también es fundamental el que
seamos conscientes del rostro que tienen todos aquellos que son los
destinatarios del contenido de nuestra vida cristiana así como de la vocación
que nosotros hemos recibido.
3.- En primer lugar, resulta necesario, el resaltar la importancia que posee
Dios. Si el Bautista es la voz que clama, no debemos perder de vista a
Jesucristo, aquel que es la Palabra. Podrías responderme: ¿Qué es más
importante la voz o la Palabra?
Una cosa es el simple fonema, lo puramente pronunciado o fonetizado, y otra
cosa muy distinta es la comunicación de sí: la Palabra. La voz no es más que
uno de los muchos posibles vehículos con los que cuenta Aquel que es la
Palabra para comunicarse.
En lo humano, todos lo podemos percibir. Comunicarse es algo que trasciende
totalmente el puro acto material de emitir una voz,… de hecho también uno
puede comunicarse de otras muchas maneras: la palabra también se comunica
con los gestos, con las manos, con las acciones, con las miradas, a través de la
escritura, y aún por los mismísimos silencios; sin olvidar el así llamado,
lenguaje paraverbal.
¿Quién puede olvidar aquel documental estelarizado por Kirk Douglas y Rachel
Welch que obtuvo el Oscar de la Academia en 1980, titulado: “LA GRAVEDAD
ES MI ENEMIGA”? En él se narraba la historia del joven Mark Hickks, el cual siendo
7. niño al caerse de un árbol se golpeó la columna vertebral y quedó parapléjico. Mark
Hickks gustaba del dibujo, pero ahora estaba imposibilitado para hacerlo con las manos.
Mark nunca se dio por vencido y aprendió a dibujar y a pintar con los dientes, lo hacía con
tal perfección, que llegó a desarrollar una gran fuerza en sus músculos maxilares. ¿Sí
puedes darte cuenta como un vehículo puede ser reemplazado por otro, cuando
uno quiere? Lo importante no es el medio sino el contenido. Es posible que una
de las postales navideñas que recibas este año haya sido pintada por Hickks.
¿Quién podría olvidar aquella hermosa carta que escribiera en el año 1977 la
Doctora Sondra Diamond al Doctor Campbell, catedrático de la Universidad de
Yale, y que fuera publicada en el NewsWeek? En aquella carta que la Doctora
Sondra le dictó a su madre, le pedía al Doctor Campbell, el que no utilizara el calificativo
“vegetal” para referirse a los niños que tienen una malformación congénita. Le decía la
Doctora: “Le puedo apostar todos los sacos de fertilizante del mundo a que no puede
usted imaginar que una “vegetal” es quien le está enviando esta carta, y que esa persona
a la que usted llama vegetal ha llegado a sacar un Doctorado en Psicología, que doy
asesorías y que escribo en el diario de mi ciudad. Es cierto que necesito de la ayuda de mi
madre, pero me considero una persona como usted y todos los que están leyendo esta
nota”. ¿Te fijas? La Palabra tiene muchos vehículos a su disposición.
¿Quién puede olvidar que el mismo Apóstol San Pablo durante su tiempo de
cautiverio en la cárcel de la ciudad de Roma, se convirtió en un apóstol mucho
más prolífico en su predicación y pudo llegar a tantos lugares remotos? La
Palabra de Dios no se encadena, y aún cuando la voz no pudiera clamar en los desiertos,
lo podrá hacer la Palabra escrita. En la prisión de san Pablo surgió gran parte del
Epistolario Paulino que ahora leemos y meditamos en nuestras liturgias dominicales y
diarias. Mucho más importante que el conductor es lo que se conduce.
¿Quién puede olvidar a San Francisco de Asís, el poberello, acompañado del
hermano León, y predicando elocuentemente con el silencio? Le ha pedido al
hermano León que vayan a predicar, solamente han caminado sumergidos en el sigilo por
las calles de un pueblo, y al regresar al convento, el hermano León extrañado le recuerda
que habían salido del Convento precisamente a predicar. San Francisco le contesta: “Ya lo
hemos hecho, hermano León”. San Francisco sabe que el testimonio es uno de los
mejores vehículos para la predicación. Se trata de la voz más convincente, persuasiva y
expedita con la que cuenta la Palabra. Era esto lo que, el pobre de Asís tenía en su
corazón cuando le decía a los integrantes de su Orden: “Hermanos, prediquen siempre el
Evangelio aunque en ocasiones usen las palabras”
4.- Lo importante no es el tubo sino el agua, no es el cable sino la energía, no
es el florero sino las flores, no es el barniz sino la madera, no es el vestido sino
la persona, no es la habitación sino el habitante. Lo más importante no será
8. nunca la Voz, sino la Palabra. Lo más importante no es tanto el vehículo sino el
pasajero.
Y el olvido de lo anterior es aquello que ha traído tantos y tan grandes
problemas en el cristianismo.
Muchos de los predicadores de hoy en día nos vamos preocupando tanto por el
uso de los altavoces, de las audiograbaciones o de la edición de
videopredicaciones, de los recursos de la técnica y de la cibernética,… y nos
hemos olvidado que lo verdaderamente importe en un predicador es la fidelidad
para con Aquel que es la Palabra, ya que esto es lo que le puede dar
autenticidad a lo que pronunciamos.
Hoy, nos fiamos tanto de la tecnología de punta que nos hemos olvidado de la
oración y de nuestra consciente preparación. Actualmente nos preocupamos y
obsesionamos tanto por los “medios” a utilizar, que hemos descuidamos la
sustancia, los contenidos y el mensaje. Aunque parezca contradictorio: los
predicadores de Dios nos olvidamos de Dios en nuestro contenido verbal, pero
sobretodo existencial.
Somos tantos los que al predicar nos la pasamos hablando tanto de nosotros
mismos que vamos silenciando la Palabra de Dios. Nos preocupa tanto la
postura, el close off, el énfasis, la escenografía, el traje que utilizamos, el
chascarrillo que compartimos. Nuestra predicación se convierte en una
actuación en la que esperamos ansiosos esa retroalimentación del aplauso o de
los gestos, del saludo o de la felicitación, y sobretodo de “la ofrenda”. Y, por
ello, nos hemos convertido en unos profesionistas de nuestra palabra, que nos
hemos olvidado que el estilo de nuestra vida es el que debería de hablar por sí
solo.
5.- Cada uno de nosotros somos esa voz que clama, el importante es Aquel
que es la Palabra.
¡No le debemos tener miedo a predicar en el desierto! El desierto suele ser el
vacío que se extiende en torno a muchos de nosotros. Nuestra predicación más
que en los auditorios, debería ser precisamente y solamente en el desierto, ya
que es en el desierto por donde pasa Dios, en donde se vivió la historia de los
enamorados. El desierto es el lugar de las grandes noticias y es también el
lugar del encuentro decisivo. Y es que la geografía de Dios es mucho muy
distinta de la geografía humana.
¿Cuál es el contenido de nuestra predicación?
9. ¿Te has fijado, qué tantas cosas podemos hacer con nuestra voz? A través de
nuestra voz podemos clamar, aclamar, reclamar, proclamar, declamar, hablar,
decir, llamar, ordenar, enseñar, instruir, corregir, acusar, jurar, bendecir,
maldecir, ofender, cantar, celebrar, alborozarse, confesar, rezar, gritar,
quejarse, murmurar,... y otras muchas acciones más. Y sin embargo, ¿cuál es
mi prédica?
Hoy en día nuestra voz suele decir un sinfín de palabras que en verdad se
convierten en un auténtico opio. Muy lejos de que nuestras palabras nos
estimulen, parece que sólo se dedican a degradar, enardecer, ofender,
desorientar, destruir y mentir.
6.- Amigo querido:
El Señor nos invita para que nos demos cuenta sobre la trascendencia que
tiene completamente todo lo que decimos y todo lo que hacemos. Y es que no
existe ninguna palabra, ni sentimiento, ni silencio, ni pensamiento del hombre,
que no tenga trascendencia a su alrededor. Así precisamente como no existe
una decisión, palabra o juicio del ser humano que no tenga una trascendencia
hacia el futuro. Comprender esto es ser prudente, es ser responsables y,
sobretodo, ser sabios.
Si nuestra superficialidad y nuestra frivolidad le han traído al mundo todo ese
daño que conocemos, entonces será en la medida en que haya firmeza y
solidez en las palabras que son clamadas por nuestra voz, como podrá
redimirse gran parte del mundo en el que vivimos.
Recordemos todos los cristianos que la palabra recta es la que procede de la
capacidad de escucha, la que se dice a tiempo, la que se piensa serenamente y
con dominio, la que es ponderada y amable, la que brota de un piadoso temor
de Dios.
Recordemos los que hemos sido constituidos en predicadores, que la Palabra
precisa y necesaria para nuestro pueblo viene de Dios y no puede ser
suplantada por ninguna otra. ¿De qué sirve un vehículo último modelo si el
Divino pasajero se ha bajado y ha preferido caminar por el desierto?
Nuestros problemas surgen cuando consideramos nuestra vida más como un
ornamento que como un instrumento.
LA AUSTERIDAD QUE NOS ENRIQUECE.
10. Juan usaba un vestido de pelo de camello, ceñido de un cinturón de cuero y se
alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Proclamaba: “Ya viene detrás de mí uno
que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco inclinarme para dasatarle
la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los
bautizará con el Espíritu Santo.”
1.- San Juan Bautista, el precursor, el profeta austero anunciaba al pueblo de
Dios que ya se acercaba inminentemente la hora de Dios, y que era necesario
prepararse al gran acontecimiento con un cambio radical de vida y de
costumbres.
El contemplar esta imagen ascéticamente coherente en el horizonte de la
historia de la salvación, que para el mundo es imagen de locura, debe
conducirnos a percibir la grandeza de una vida vivida en la más profunda
sencillez.
Y es que a Dios le gusta la austeridad, y esto nos lo recuerda la fiesta de la
Navidad que ya está tan cercana en su celebración.
¿Sabes? Quizá no se haya escrito nunca una paradoja tan grande como ésta:
por un lado, la soberanía del Señor, y por la otra, su necesidad. ¡Ese es el
Misterio de la Navidad! En Jesucristo se combina la divinidad con la
dependencia, la posesión de todas las cosas con el despojo del existir, la
riqueza total con la pobreza.
Se trata del Hijo de Dios que le ha pedido prestado al ser humano un pesebre
para nacer, será Él el que le pida una barca prestada para desde allí predicar el
Reino, es el mismo que tomará prestados de aquel joven unos cuantos panes
de cebada y unos peces para multiplicarlos y así saciar a la multitud. Es Cristo
quien le pide a “fulano” un asno prestado para entrar a Jerusalém, la razón que
deben dar para explicar es que: “el Señor tiene necesidad de ello”. Se trata
del mismo que necesita prestada esa habitación en lo alto para así instituir el
Sagrado Banquete de la Eucaristía, es el mismo que les había dicho a sus
apóstoles que no tenía en dónde reclinar la cabeza.
Al final, la historia terminará con el mismo tenor de austeridad y con la misma
paradoja: habrá necesidad de que se pida un sepulcro prestado para que así
descanse en el sueño de la muerte Aquel que es el dueño del Universo entero.
Será desde allí, desde un sepulcro prestado, en donde se realice el
acontecimiento que nos salva a todos los hombres: la resurrección del Hijo de
Dios.
11. 2.- Son muchas las veces, en que Dios se permite tomar las cosas de los
hombres para así recordarnos que todo, absolutamente todo, procede de Él y le
pertenece a Él.
Y es la austeridad, un valor que debemos cultivar en esta fiesta cristiana de la
Navidad.
Date cuenta de que vivimos en un mundo excesivamente consumista. En este
mundo todo parece ser intercambiable por unas monedas, todo puede darse en
trueque a cambio de unos centavos. En este mundo, una figura como la del
Bautista nos puede parecer exacerbada, prohibitiva, y hasta propia y digna de
un manicomio.
Y es precisamente aquí, en donde el Señor nos invita a desapegarnos de todo
aquello que va saciando nuestro vientre y bolsillos, pero que va dejando el
corazón y el alma empobrecidos.
¿No te has dado cuenta? Es mucho mayor la pobreza que genera la
inconsciencia que la que es causada por la falta de dinero. Las mujeres y los
hombres de nuestro tiempo van caminando por el mundo sin advertir la belleza,
la bondad y la gloria de Dios circundante.
Sus almas son las pobres. Y el Señor nos dice que más vale ser pobre del
bolsillo que menesteroso del alma.
3.- Este tema de la austeridad y la cercanía con la Navidad me ha hecho
recordar un libro de Geraldine Brooks titulado: “El Universo en un Jardín”. En
él narraba su asombro ante el consumismo en que se había sumergido su
pequeño hijo llamado Nathaniel.
” Me asombra la gran cantidad de bienes materiales que mi pequeño ya ha
consumido. Tiene cinco años y ya descompuso una podadora de césped
amarilla, un triciclo de manillar rojo, un señor papa con protuberancias
marrón y verdes. Las cosas le duran hasta que el microcircuito se
estropea o el plástico se haga añicos.
Los juguetes modernos no le dejan un lugar a la imaginación: ahora son
los microcircuitos los que piensan; los personajes de dibujos animados
ya vienen con todo y diálogos, sólo basta aplastar un botón, y toda
muñeca arrastra tras de sí un séquito de accesorios que comprar.
Ella narra que cuando era niña en Australia, era llevada por su madre a
recorrer la finca, allí en donde cada planta y cada piedra tenían una
12. historia para contar. Una lagartija que se asoleaba sobre un ladrillo era el
héroe en un cuento de dragones. Los hongos de forma quebrada eran la
escalinata de un hada, que conducía hasta un reino secreto. Las
margaritas tenían caras y las azaleas eran los vestidos de noche para que
la margarita fuera de baile con un príncipe.
En el otoño las hojas caídas les permitían jugar a la tienda de los
sombreros. No hacía falta gastar para jugar a estos juegos. Lo único que
se necesitaba era la dedicación de su madre. Dice ella: Si examino los
costosos regalos que recibe Nathaniel, parece que toda su gracia reside
en que no necesitan la intervención de los padres, y parece ser que para
eso los compramos.
Algunos juguetes tienen alegres voces automáticas que hablan al pulsar
un botón: “Escoge un amigo para ir a la tienda”, invitándolo a elegir entre
sapos y ratones antropomorfos.
Todavía recuerda Geraldine aquellas invitaciones que le hacía su madre_
-Vamos de compras-. En el jardín hay un árbol donde se venden
sombreros elegantes, y se la pasaban largas horas escogiendo entre las
hojas de los árboles el sombrero más bello.
Termina Geraldine con una reflexión: ¿Me pregunto si todas las cosas que
le he dado a mi hijo no le habrán quitado algo?
4.- Esta Navidad, Dios nos invita para que cultivemos la austeridad. La
austeridad no es el arte de decir que no a las cosas; es el arte de decir que sí.
Educar a la familia en la austeridad no es una negación, sino una afirmación:
• La austeridad es decir que sí a la CREATIVIDAD y a la IMAGINACION
que dejamos despertar.
• La austeridad es decir que sí a la ILUSION de no ahogarnos dándoles a
las personas más de lo que necesitan.
• La austeridad es decir que sí a su MADUREZ, pues no hemos llenado su
corazón de necesidades absurdas e inútiles.
• La austeridad es decir que sí a su FELICIDAD, pues la felicidad no se
consigue con cosas, sino que sale de dentro, del alma.
• La austeridad es decir que sí a la CAPACIDAD DE VALERSE POR SI
MISMOS, sin necesidad de depender de los padres.
• La austeridad es decir que sí a la LIBERTAD, a esa capacidad para hacer
lo que se debe hacer y no dejarse llevar por el “gusto”, por las “ganas”, o
por la “moda” y todo lo que anuncian en los televisores.
13. • Austeridad es decir que sí a DIOS, que es Padre de todos y nos pide
amor, entrega y servicio a los demás.
•
5.- Te iba a compartir que en la Navidad del año 2000, mientras pasaba
algunas noches en el hospital junto al lecho de enfermedad de mi madre,
pensaba en algún regalo que pudiera ofrecerles a mi padre y a mi madre,
cuando logrará salir del hospital. Aprovechaba algunos de sus momentos de
sueño para leer algunas publicaciones. Leía la Biblia, algunos libros de teología,
documentos que tenía que revisar sobre el Sínodo Diocesano y también leía
algunas revistas. Leí una publicación navideña de las Selecciones del Reader´s
Digest de ese año 2000.
Devoraba los artículos, y entre aquellos temas me encontré con uno que me
dejaba un mensaje que en ese momento estaba necesitando. Una mujer
llamada Chiquita Woodard hablaba de “Los Regalos que alegran el
corazón”e iniciaba con una frase que inmediatamente jaló mi atención: “No es
necesario regalar algo caro para alegrar un corazón. Regalar es un acto de
bondad, no una competencia para ver quién gasta más”.
Recomendaba cosas interesantes como el regalarle a los niños que les gustan
las gomas de mascar un paquete de 500, o a las niñas que les gustan listones
para el cabello, uno de cada color. Recomendaba a las mujeres regalarles a
sus maridos que tiene como hobbie el cuidar su automóvil, una cubeta con
accesorios de limpieza y un vale de “servicios y cuidados especiales para el
coche”. Recomendaba regalarle a los esposos que gustan de la parrilla, un
muestrario de cortes selectos o de salsas exóticas para las carnes, o bien si el
esposo gusta de algún deporte o tiene un equipo favorito el regalarle boletos
para algún evento deportivo importante en el que se incluyera un segundo
boleto para su amigo inseparable que le acompaña al estadio. A los maridos les
recomendaba regalar a las mujeres cosas que no se enchufaran, e
independientemente de lo que regalara que le escribieran una carta a la esposa
en la que narraran la felicidad que tenían por haberse casado con ella, y las
razones que tienen para amarle. Aconsejaba a aquellos que tienen kilómetros o
millas acumuladas en los programas de viajero frecuente, el que ayudaran a
que alguien se pudiera ir de viaje.
Todos los consejos, aunque algunos me provocaban risa, me parecían
sensatos y los leía con interés..., mientras leía los artículos me le quedaba
mirando a mi madre en su lecho de enfermedad, y pensaba en el mejor regalo
para con ella. Al hablar de las personas mayores, Chiquita aconsejaba
regalarles fotografías de las generaciones y álbumes o marcos para las
fotografías, y decía que si se le regalaban algún artículo que necesitara
14. baterías, las incluyéramos, si se les regalaban algunas jaulas o comederos para
las aves se incluyeran raciones de alimento. Y concluía el artículo con una frase
que me quedó grabada: Sin tener lugar a dudas, el mejor regalo es uno que
no nos cuesta monetariamente. El tiempo es un bien escaso en estos
días, que puede ser el regalo más valioso de todos.
6.- ¡Cuánta razón hay en lo anterior! Fíjate como en muchas casas de
reposo, abundan los alimentos, incluso los prohibidos, y algunos aparatos
sofisticados, pero faltan las palabras de aliento, los gestos silenciosos y la
presencia del cariño tan necesaria.
A Dios le agrada la gente austera, la Virgen María de quien hablaremos el
próximo domingo nos lo recordará. Al final de cuentas, la Navidad no es más
que la fiesta del Dios que quiso ser menesteroso.
RELACIONES EN EL ANONIMATO.
En el libro del profeta Isaías está escrito: “He aquí que yo envío a mi mensajero
delante de ti, a preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: “Preparen el
camino del Señor, enderecen sus senderos”.
En cumplimiento de esto apareció en el desierto Juan el Bautista predicando un
bautismo de arrepentimiento, para el perdón de los pecados. A él acudían de toda la
comarca de Judea y muchos habitantes de Jerusalén; reconocían sus pecados y él
los bautizaba en el Jordán.
1.- En una sociedad como la nuestra, en donde las relaciones humanas se
han ido haciendo, a fuerza de abundantes, cada día más complejas y difíciles,
el nombre de una persona parece que ya no significa nada.
¡Fíjate qué difícil nos resulta a todos el recordar el nombre de una persona que
te ha sido presentada!, y cuántas veces nos lamentamos de que ya nos la han
presentado en dos o hasta en tres ocasiones, y no se nos queda el nombre, por
más que queremos.
Y es que los nombres nos dice muy poco: en realidad no dice nada en sí
mismo, y esto no solamente porque los nombres se repiten y los apellidos
también, sino, sobre todo, porque una persona no se suele identificar ya con su
patronímico ni con su gentilicio, sino que aquello que le identifica suele ser su
aportación que le ofrece a la sociedad.
Un día en tu vida que tengas pocas ocupaciones, dedícate a revisar el antiguo
Directorio Telefónico o la lista de tus amigos en Facebook y te podrás encontrar
15. con páginas completas de algunos apellidos: Martínez, González, Carrera,
Garza, García, Pérez, Villarreal, Hernández... Y te podrás encontrar incluso con
la información de muchas personas que hasta llevan el mismo nombre y los
mismos apellidos.
2.- Te preguntarás: Entonces, ¿qué elementos pertenecientes a una persona
pueden ser considerados como los propios? ¿qué es aquello que nos es útil
para identificarle?
Estarás de acuerdo conmigo, en que si bien frecuentemente se nos puede
escapar el nombre de una persona, no se nos escapan las aptitudes, como
tampoco se nos olvida su profesión o su servicio, así como su aportación a la
comunidad. Son muchas las ocasiones en que no recordamos el nombre del
médico, pero no nos olvidamos de lo que hizo: ¿Cómo se llama el doctor, el que
trató bien a mamá? ¿Cómo se llama?,… ¿Cómo se llama?,… Y así en todos
los campos: ¿Cómo se llama el mecánico? ¿el que hace el trabajo bien?
¿Cómo se llama?... ¿Cómo se llama el abogado? ¿el que sí es honesto?
¿Cómo se llama?... ¿Cómo se llama el padrecito que fue a ver a papá cuando
estaba enfermo? ¿Cómo se llama?
Y esto es lo que realmente se nos va quedando de las personas que tratamos
en la vida, porque esto es lo que realmente identifica al ser humano. No el
cómo se llama, sino lo que hace; y tanto más será definida su identidad cuanto
mayor significado tenga para la sociedad esa aportación, ese trabajo, ese
servicio, por muy sencillo que nos parezca.
Hoy, el Evangelio nos presenta al Precursor. El cual es definido como Voz del
que clama en el desierto: “Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos”. ¿Qué
mejor identificación podría haber tenido?
En la misión que él tiene dentro de la redención es en dónde él se identifica
realmente y esa identidad de Juan el Bautista, fuerte y firme, quedará para
siempre estampada en la historia de la Salvación cuándo, de entre una multitud,
él sea el que señale a Aquel que viene detrás de él y de quién no se siente
digno ni de desatar las correas de sus sandalias.
3.- Ahora es el momento de la aplicación práctica: Este Evangelio ¿qué
significa para nosotros?...
Pues mira, yo pienso que ya es tiempo de que cada uno de nosotros tenga que
preguntarse: Y yo, ¿quién soy? Cómo se define mi personalidad, cómo me
ubico en medio de la sociedad, en medio de la Iglesia, entre mis semejantes y
en la presencia de Dios nuestro Señor?
16. Y hay que reconocer que esta definición de personalidad e identidad es una de
las luchas más duras que tiene que librar un hombre y una mujer a lo largo de
su vida.
Y qué duro será para muchos de nosotros, el llegar a un momento de la
existencia en que por no hacer nada resulta que no somos nadie. Qué difícil es
llegar a un momento en el cual el reconocimiento de la inutilidad de nuestra
propia vida nos hace perder hasta el sentido de nuestra misma identidad. Se
trata de esas terribles crisis por las cuales podemos atravesar y por las cuales
hemos atravesado todos nosotros.
Piensa en esas crisis en medio de las cuales andamos buscando una identidad
por caminos equivocados, para toparnos en la pared, para lastimarnos y para
herirnos y volver otra vez a buscar en otra forma o en otra parte, en una crisis
existencial de gran sufrimiento, porque es la crisis más dura que puede afrontar
el hombre. El comprender que no se es nadie porque no se hace nada por los
demás.
Fíjate cómo nuestra ubicación viene junto con la identidad, en el momento en
que nosotros descubrimos todo lo que podemos hacer por los demás y
empezamos a hacerlo, brota de nuestro ser todo ese potencial inmenso que
Dios ha puesto en nosotros y que en no pocas ocasiones hemos contenido
delictuosamente: nuestros talentos. En el preciso momento en que ponemos
todo lo que somos al servicio de nuestros semejantes, viene la paz en el
corazón y en la paz, el camino hacia la madurez y hacia la plenitud así en lo
humano como en lo cristiano.
Fíjate cómo también al poner todo nuestro ser en las manos de Dios para la
salvación de los demás, encontramos nuestra identidad plena, en conciencia y
delante de Dios, y podemos decir también nosotros: "yo soy la voz que clama
en el desierto".
4.- ¿Quiénes somos? Ojala pudiéramos decir con soltura y con conciencia:
yo soy lo que hago por los demás, yo soy el que anuncio, yo soy el que curo a los
enfermos, yo soy el que enseño a los ignorantes, yo soy una legítima autoridad sobre mí
mismo, yo soy el que busca la aplicación de la justicia, yo soy el que sirve, yo soy el que
acompaña al solitario, yo soy el que comparte con el hambriento, yo soy el que lucho por
el necesitado. Ese "yo soy" que es el dominio, que es el control de nuestra vida,
es finalmente nuestra verdadera personalidad.
El día de hoy, debemos preguntarnos: ¿Quién soy yo?
17. Y es que Dios nos pide que nos ubiquemos, porque Él quiere necesitarnos, y
hay bastante dentro de nosotros que todavía no ha sido puesto al servicio de
los demás y al servicio de Dios, para la salvación de todos.
Cada uno de nosotros todavía estamos tratando de saber quién somos. Y no se
vale respondernos a nosotros mismos en esa forma tan superficial y
materialista, en la que ni eres lo que hicieron tus padres, ni eres lo que tienes.
Porque lo que tus padres hicieron es loable y amable pero tú éres el que debe
construir el propio camino. Hoy nuestro país adolece por los artificios de los
prestanombres, pero no te quedes solamente en los problemas por todos
conocidos, me refiero a una clase de prestanombres que convierten a las
personas en mediocres imitaciones y en consumidores de frutos que no han
sembrado. Existen tantos padres que han sido eminentes profesionistas y que
van legando su prestigio a sus hijos. No creo que exista un mal en ello, ¡claro! si
el hijo realmente es competente,… el problema lo encuentro cuando alguien
navega en una barca ajena y cuando no conoce bien los artificios para
conducirla a un buen puerto. El problema lo encuentro cuando el hijo quiere
vivir de las rentas de lo que el padre alcanzó en la vida y se convierte en un
embrión que camina, el nombre de su padre se convierte en su placenta y no
alcanza nunca a desarrollarse. ¡Y es que mi padre es mi padre y yo soy yo! Lo
que mi padre ha hecho es realmente de admirarse, pero a mí me toca ahora
emprender mi camino.
5.- El hombre no es lo que los padres hicieron, ni tampoco es aquello que
tiene, porque hoy mismo, en medio de la crisis económica que vivimos, nos ha
tocado descubrir la fugacidad de los bienes materiales. En realidad, tú y yo
somos lo que hacemos a favor de los demás, de nuestra historia, y por ende de
la historia de la salvación propia.
“Juanes” existieron muchísimos en tiempo del Señor, como los existen el día
de hoy en grandes cantidades, pero Juan el Bautista es uno sólo, y lo es por ser
"el bautista", el que bautiza, el que prepara el camino, el que clama y
proclama, la voz que grita en el desierto, el hombre coherente, aquel que fue
libre y crítico ante las situaciones de injusticia.
“Marías” también existieron muchísimas en tiempos del Señor como las
existen hoy en nuestros tiempos, pero “María de Nazareth”, solamente hay
una. Y lo es, sin duda, por lo que Dios hizo por ella, pero también por lo que ella
hizo con el don de Dios.
María de Nazareth será la que escucha, la que ora, la que medita, la que
pronuncia un “sí” que transforma al mundo entero, ella es la esclava del Señor y
18. la que presurosa sirve a la pariente necesitada, la que se encuentra con el
Arcángel de Dios y la que sale al encuentro de aquella prima anciana, ella es la
que cuida con amor el fruto del vientre, la que con dignidad sale de su tierra en
el cumplimiento de su misión, la que solícita vela por el matrimonio necesitado
del buen vino, la que permanece fiel desde la cuna hasta la tumba, desde el
pesebre hasta la cruz, aquella que no falla en la esperanza, aún en medio de la
oscuridad del viernes santo.
6.- Y ¿tú quién eres? Y ¿yo quien soy?
“Padres Rogelio” pueden existir muchos, “Rogelios Narváez” los puede haber
en gran cantidad. Pero yo, en lo personal, me defino por lo que yo hago, por mi
aportación. Tú me identificas por lo que te ofrezco, por mis servicios, por mi
consagración. Mi nombre va muy unido a lo que yo hago, y así mi nombre
puede adquirir un valor en tu recuerdo. Y es aquello que sirviendo a Dios te
ofrezco, lo que me identificará en tu vida y en tu pensamiento. Y aquello con lo
que me presentaré un día ante el Señor.
En este adviento, Dios nos está permitiendo iniciar con una nueva oportunidad
para el cambio, nos permite empezar otra vez con nuestro caminar. Lo que
reflexionamos en este domingo no tiene como finalidad el que nos
desalentemos, sino el que nos convirtamos y, que seamos capaces de empezar
a aprovechar los momentos que Dios nos está brindando.
Que este adviento sea entonces una búsqueda apasionada de esa identidad
nuestra, porque en el momento en que cada uno de nosotros se encuentra a sí
mismo, en ese momento se desencadena toda la riqueza interior, y todos los
que nos rodean resultan beneficiados.
Ayudemos también a quien no acaba de ubicarse, para que, encontrándose a sí
mismo, pueda ser feliz, realizando sus tareas y poniendo a multiplicar los
talentos que Dios le ha dado.
“He aquí que yo envío a mi mensajero delante de ti, a preparar tu camino. Voz del que
clama en el desierto: “Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos”.