La reforma procesal penal chilena de 2000 introdujo un nuevo sistema acusatorio que reemplazó al sistema inquisitivo. Este nuevo sistema estableció cuatro etapas principales (iniciación, investigación formalizada, intermedia y juicio oral) y nuevos actores como los defensores penales. Además, promueve las salidas alternativas para resolver conflictos sin llegar a juicio. Diez años después, se ha reconocido que este enfoque acusatorio ha agilizado los procesos y fortalecido las garantías para imputados, aunque se requi