Alfonso X de Castilla, conocido como "el Sabio", promovió el desarrollo cultural y científico en España en el siglo XIII a través de la traducción de textos y la difusión del conocimiento. Fundó la Escuela de Traductores de Toledo, donde judíos, musulmanes y cristianos tradujeron obras de las civilizaciones griega y árabe al latín y castellano. La Biblia Alfonsina, traducida al castellano bajo su supervisión, fue la más completa realizada en la Edad Media
historia de la Arquitectura Romana; donde se explica las características de la Arquitectura Romana, el manejos de los materiales de construcción que utilizaban los romanos y sus obras mas importantes que descantan hoy en día.
historia de la Arquitectura Romana; donde se explica las características de la Arquitectura Romana, el manejos de los materiales de construcción que utilizaban los romanos y sus obras mas importantes que descantan hoy en día.
1. Un rey amante de la sabiduría
DE NUESTRO CORRESPONSAL EN ESPAÑA
EN EL siglo XIII, Europa vivía inmersa en un período de gran intolerancia y crueldad, con fenómenos
como la infame Inquisición y las atroces cruzadas. Sin embargo, en una época tan sanguinaria como
esta, hubo un rey español que procuró transmitir algo de sensatez a sus contemporáneos. Se llamaba
Alfonso X, y la historia lo conoce como “el Sabio”.
A este monarca se le atribuye el mérito de haber iniciado una revolución cultural que en ocasiones se
ha calificado de renacimiento del siglo XIII. Introdujo en España nuevos conocimientos que procedían de
tierras distantes. Su especial interés por el arte, la historia, el derecho y la ciencia ejerció una profunda
influencia en el desarrollo cultural de España y del resto de Europa. Pero más significativo aún es que,
en su afán intelectual, favoreció la difusión de la Santa Biblia, la Palabra de Dios.
Alfonso X desempeñó un papel decisivo en la creación de una academia en la que trabajarían juntos
estudiosos judíos, musulmanes y “cristianos”. Para facilitarles la labor, fundó y financió una de las
primeras bibliotecas estatales.
El propio rey participó en la redacción y compilación de una gran variedad de obras jurídicas,
científicas e históricas. Alentó el desarrollo de la prosa y la poesía, campos en los que además destacó.
Un buen ejemplo de lo anterior son sus famosas cantigas, que escribió en gallego, el idioma utilizado en
su época para las composiciones líricas.
La escuela de traductores
Alfonso X fue el impulsor de la Escuela de Traductores de Toledo. “Su labor consistió en dirigir y
seleccionar a los traductores y obras, revisar su trabajo, fomentar el debate intelectual e impulsar la
composición de nuevos tratados”, explica el libro La Escuela de Traductores de Toledo.
Los sabios congregados en Toledo emprendieron la traducción de una gran cantidad de textos
árabes. Tiempo atrás, los eruditos musulmanes habían trasladado al árabe las obras más importantes de
las civilizaciones griega, india, persa y siria. La mina de conocimientos que descubrieron en ellas
contribuyó al desarrollo de campos como las matemáticas, la astronomía, la historia y la geografía.
La escuela de Toledo, por su parte, intentó explotar aquella mina. ¿Cómo? Vertiendo al latín y al
castellano obras importantes transmitidas en lengua árabe.
No tardaron en llegar a otros países informes sobre las actividades de los eruditos de Toledo, lo que
atrajo hasta la ciudad a un buen número de doctos de las universidades del norte de Europa. Todo este
intercambio cultural y la inmensa labor de traducción contribuyeron significativamente a que Occidente
viviera un enorme progreso literario y científico que alcanzaría grandes alturas en el Renacimiento.
Gracias a los traductores de Toledo, los médicos tuvieron a su alcance las obras de sabios como
Galeno, Hipócrates y Avicena, cuyo Canon de la medicina fue el manual médico básico en las
universidades europeas hasta el siglo XVII. Igualmente, los astrónomos obtuvieron acceso a los escritos
de Tolomeo, la trigonometría árabe y las tablas astronómicas de al-Jwārizmī.
Alfonso X deseaba que el pueblo llano conociera aquellas obras. Su iniciativa afianzó el castellano
como vehículo de transmisión de la ciencia y la literatura, contribuyendo así a cambiar el punto de vista
generalizado de que el latín era la lengua de la cultura.
La Biblia Alfonsina
Probablemente, la experiencia que los traductores habían acumulado les resultó muy valiosa cuando
Alfonso X ordenó que se vertieran al castellano algunas partes de la Biblia. La intención del rey, según el
historiador español Juan de Mariana, era que el castellano “se puliese y enriqueciese”. Sin duda alguna,
aquella traducción de la Biblia influyó mucho en el desarrollo del idioma español.
El rey opinaba que la Biblia era de inapreciable valor para la instrucción de la humanidad. En el
prólogo de la Crónica General de España escribió lo siguiente sobre el provecho que ofrecen las Santas
Escrituras: “Por ellas somos sabedores del criamiento del mundo, y otrosí de los patriarcas [...], y del
2. Anunciamiento y del Nacimiento y de la Pasión y de la Resurrección y de la Ascensión de Nuestro Señor
Jesucristo” (lenguaje actualizado).
Alfonso X supervisó también la preparación del ambicioso proyecto literario que denominó Grande e
general estoria. En ella se incluían fragmentos de las Escrituras Hebreas traducidos al castellano
(posteriormente se añadieron partes de las Escrituras Griegas). Esta admirable traducción de los textos
sagrados, conocida como Biblia Alfonsina, fue la más completa realizada en la Edad Media. Se hicieron
múltiples copias de la obra, así como versiones parciales en portugués y catalán.
El legado de Alfonso X
Los manuscritos alfonsinos mantuvieron encendida la llama del conocimiento bíblico frente a la
oscuridad espiritual de la Edad Media. Gracias a ellos, se suscitó el interés por contar con una Biblia en
lengua vernácula. En siglos posteriores aparecieron otras traducciones de las Escrituras al castellano.
Durante el siglo XVI, la invención de la imprenta y la incondicional entrega de los traductores bíblicos
de España y de otros países europeos dieron continuidad a la labor iniciada por el rey Sabio y sus
contemporáneos. Gentes de toda Europa podrían por fin tener acceso a la Biblia en su idioma. Aunque
Alfonso X no disfrutó de un reinado exento de guerras y revueltas, contribuyó con su búsqueda de la
sabiduría a difundir el conocimiento de la Palabra de Dios.
[Notas]
Las cantigas son composiciones poéticas medievales que eran interpretadas por los juglares.
Al-Jwārizmī fue un célebre matemático persa del siglo IX que perfeccionó el álgebra e introdujo
conceptos matemáticos originarios de la India, como el uso de la numeración arábiga, la noción del
cero y las reglas básicas de la aritmética. El término algoritmo se deriva de su nombre.
[Ilustración y recuadro de la página 14]
PRIMERAS TRADUCCIONES CASTELLANAS DE LA BIBLIA
Las obras de Alfonso X no fueron las primeras en incluir partes de las Escrituras en castellano. Algunos
años antes, Hermann el Alemán, uno de los estudiosos que trabajó en la escuela de Toledo, había
traducido el libro de Salmos directamente del hebreo. Además, a principios del siglo XIII se completó la
llamada Biblia medieval romanceada prealfonsina (foto de la izquierda), que es considerada la versión
más antigua en lengua castellana de todas las Escrituras. Es muy probable que dicha obra influyera en la
traducción bíblica que Alfonso X encomendó realizar algunos años después.
Respecto a esta versión prealfonsina, el erudito Thomas Montgomery dice: “El traductor de esta Biblia
produjo una obra admirable, tanto por su exactitud como por la belleza de su lenguaje. La versión sigue
escrupulosamente el sentido de la Vulgata, pero sin imitar demasiado las expresiones o los vocablos
latinos. El lenguaje es sencillo y claro, como era conveniente en una Biblia preparada para el uso de
personas no muy doctas en latín”.
[Reconocimiento]
Biblia: Patrimonio Nacional. Real Biblioteca de El Escorial
[Ilustración de las páginas 12 y 13]
Estatua de Alfonso X a la entrada de la Biblioteca Nacional (Madrid)
[Ilustraciones de la página 13]
El rey con traductores de la escuela de Toledo (arriba); sus calígrafos (abajo); Evangelio de Lucas de la
Biblia Alfonsina (extremo inferior)
[Reconocimiento de la página 13]
Todas las fotos salvo la estatua de Alfonso X: Oronoz