El virus Marburgo toma su nombre de la ciudad alemana de Marburgo, donde fue aislado en 1967 tras una epidemia. En 2004 ocurrió una epidemia en Angola que causó 374 casos y 329 muertes. El virus Marburgo se transmite a través de los líquidos corporales de personas infectadas, y sus síntomas incluyen fiebre alta, diarrea y hemorragias. No existe un tratamiento específico, por lo que la terapia se enfoca en controlar los síntomas y prevenir infecciones secundarias.
3. I. ORIGEN
Toma su nombre de la ciudad alemana de Marburgo,
donde fue aislado en 1967 tras una epidemia de fiebre
hemorrágica que cundió en el personal de laboratorio
encargado de cultivos celulares que había trabajado
con riñones de simios verdes ugandeses (Cercopithecus
aethiops) importados hacía poco, que luego resultaron
estar infectados.
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4. II. EPIDEMIA DE ANGOLA
368 casos (incluidas 323 muertes) se
notificaron en la provincia de Uige. Todos
los casos localizados en otras provincias
fueron relacionados directamente con
este brote.
En 2004, estalló en Angola una
nueva epidemia de fiebre
hemorrágica de Marburgo.
El brote se originó en la
provincia de Uige y los
informes finales refirieron
374 casos con 329 decesos.
En Italia, esta epidemia
causó ruido por la muerte
de la pediatra Maria
Bonino, trabajadora del
hospital de Uige, muerta a
los 51 años de edad.
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6. IV. MODO DE CONTAGIO
Transmisión
interhumana
Líquidos del
cuerpo
Sangre, saliva,
vómito, heces,
orina,
secreciones.
Transmisión por
vía sexual
Contacto
cercano con el
enfermo
O con
instrumentos
contaminados
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7. V. CLÍNICA
La incubación de la enfermedad es de 3 a 9 días, es
característica la fiebre alta (39-40 °C) que aparece ya desde el
primer día de enfermedad. Cerca de la mitad de los enfermos
pueden acusar conjuntivitis.
• En el tercer día aparece diarrea acuosa con dolor
abdominal y calambres, náusea y vómito.
Las manifestaciones hemorrágicas aparecen a partir del quinto
día de enfermedad. El fallecimiento ocurre entre el octavo o
noveno día y el día 16 a causa de las hemorragias continuas.
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8. VI. DIAGNÓSTICO
El diagnóstico se basa esencialmente en
el decurso clínico y en los datos
epidemiológicos. Un diagnóstico
específico se basa en el aislamiento
del virus o bien en la evidencia de la
respuesta inmunitaria y en la
presencia de material genómico
viral. Para probar la presencia de
anticuerpos (IgM y IgG) se recurre a
un ensayo de inmunofluorescencia
indirecta, al uso de la prueba
Western blot o de la prueba ELISA.
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9. VII. TERAPIA
o Se usa terapia de apoyo para controlar el volumen
hemático, el balance electrolítico y monitorizar
atentamente la presencia de infecciones secundarias. Sólo
en caso de que se note un estado de coagulación
intravasal diseminada, se puede recurrir a la heparina. Se
han propuesto terapias a base de suero obtenido de
sujetos curados o con interferón, pero actualmente faltan
pruebas de apoyo.
o Es importante el aislamiento del paciente y el uso de
dispositivos de protección para el personal médico y
enfermeril. Actualmente se realizan estudios para poder
crear una vacuna específica.
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