La ruptura prematura de membranas ovulares (RPM) ocurre antes de las 37 semanas de gestación. Puede causar infecciones y complicaciones neonatales. El tratamiento incluye antibióticos para prevenir infecciones, corticoides para madurar los pulmones fetales, y manejo expectante o inducción del parto dependiendo de la edad gestacional. La RPM aumenta el riesgo de muerte perinatal, pero el tratamiento puede reducir este riesgo y mejorar los resultados neonatales.