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Salud y Enfermedad en Fritz Perls
1. Salud y
enfermedad en
Fritz Perls
Resumen-Comentario del artículo “Reflexiones teóricas:
Salud y enfermedad en Fritz Perls”, de Albert Rams.
Josep Antoni Garcia Rami
19/07/2010
2. SALUD Y ENFERMEDAD EN FRITZ PERLS
El objetivo de cualquier terapeuta (independientemente de su filosofía o escuela)
es la salud de su paciente. Más allá del diagnóstico o pronóstico, la idea de enfermedad
implica la estructura o proceso terapéutico para llegar a la salud.
Es preciso, en primer lugar, establecer qué es salud y qué es enfermedad.
Para la OMS, la salud “no es la ausencia de enfermedad o de dolencia, sino un estado
completo de bienestar físico, mental y social”. Es decir, el estado de salud es algo diferente a
la simple ausencia de enfermedad.
A diferencia de la idea de salud heredada del pasado (que se fundamentaba en la
falta o ausencia de enfermedad), actualmente asociamos salud con el desarrollo de las
potencialidades. Perls afirmaba, en este sentido: “la terapia es demasiado beneficiosa para
reducirla a los neuróticos”. Y también Reich habló de la “plaga emocional” o de la “neurosis
colectiva”, un modo de desindividualizar la enfermedad mental y convertirla en algo que
nos afecta a todos, de manera que estamos más o menos cerca de los dos polos –salud y
enfermedad- en el continuum de nuestra vida.
Erich Fromm incluye en esta idea de salud “la capacidad de amar y crear” y la
asocia con:
la “liberación de los vínculos incestuosos con el clan” (lo que equivaldría al
vínculo patológico del origen, el “pecado” original o hereditario, lastre que
debe ser soltado), y que refuerza la idea gestáltica del “aquí y ahora”,
puesto que la fijación en el pasado es nociva.
“el sentimiento de identidad basado en el sentimiento de si mismo como
sujeto y agente de las propias necesidades”, lo que se puede relacionar con
el “ser responsable de las propias acciones” que propugna la terapia
gestalt.
“la captación de la realidad interior y exterior” o, en otras palabras, la idea
de unidad esencial de lo psicosomático, y la eliminación cualquier
distinción entre lo individual y lo social, así como el rechazo a cualquier
división entre cuerpo y alma. Somos un todo. Y nuestra salud individual
está directamente relacionada con el entorno, del mismo modo que una
enfermedad individual puede alterar el entorno ecológico.
Si, por otra parte, acudimos a los fundamentos judeo-cristianos de nuestro
contexto religioso occidental también definimos la salud como “el estado de gracia
del alma”.
Este estado de gracia no es un estado pasivo, un don procedente del más allá sobre
el cual uno no tiene ningún control. Al contrario, supone un proceso de
“conversión” o proceso de transformación personal activo, voluntario, receptivo.
Supone una actitud de espera pero en vigilia. Como las “vírgenes” sabias o
discretas de la parábola de Jesucristo que alimentaban su lámpara de aceite para
estar preparadas ante la llegada del novio.
Como este estar “despierto” implica estar preparado para recibir al
invitado, ese desconocido que “amenaza con llegar” de un momento a otro,
también se supone que uno limpia y ordena la casa, se arregla con sus mejores
galas, cocina y prepara cualquier otra cosa para que su invitado se sienta bien
recibido. Del mismo modo, una persona en proceso de transformación personal, en
proceso terapéutico, no se olvida del mundo, ni de su interacción con lo que le
rodea, sino que integra todo como parte de su vida.
2 Josep Antoni Garcia
3. SALUD Y ENFERMEDAD EN FRITZ PERLS
También la palabra “Gracia” se asocia etimológicamente con la gratitud, la
conciencia de que uno ha recibido gratis (aunque haya pagado, lo que recibe es tan
inmenso que vale mucho más que lo que haya podido invertir), abrir de par en par
el corazón y dejar de escuchar al yo quejoso o envidioso, siempre insatisfecho.
Para “agradecer” de veras es preciso soltar, sin miedo a perder, desoyendo la
vergüenza o atreviéndose a experimentar la emoción que supone dar las gracias a
alguien o a algo. También es necesario, para agradecer de manera auténtica,
desnudar la gratitud de cualquier atisbo de sentimiento de deuda o obligación. Uno
agradece porque lo siente, y sólo cuando esa gratitud procede de un corazón puro
es curativa.
Desde el punto de vista gestáltico, enfocar las cosas de este modo equivale
a “hacerse amigo de las resistencias” para, paradójicamente, trabajar con ellas
terapéuticamente. Cuando alguien se opone a algo, es ese oponerse lo que hace
que ese algo sea más fuerte. Cuando uno se opone a algo que le está ocurriendo se
está enfrentando con una actitud soberbia a la vida, porque más o menos
conscientemente está diciendo “yo sé más que la vida”, y en ese momento se
genera el malestar.
Es cuando dejamos de luchar que nuestro enemigo (interior o exterior) se
desvanece o pierde potencia. Sostener la angustia del vacío, poderse mantener en
el ser en ninguna cosa, soltar la identidad conocida y soportar la desintegración del
yo… eso es lo que Perls llamaba “nothingness” o “nadiedad”, “cualidad de la nada”,
“capacidad de ser nada”.
Perls incide en tres aspectos fundamentales como criterios de salud:
1. la capacidad de ser “sustantivamente” y no “adjetivamente”.
2. Un ritmo de contacto-retirada pleno, fluido y adecuado a la
necesidad dominante del individuo-en-contacto-con-su entorno.
3. Transitar del heteroapoyo o apoyo externo, al autoapoyo.
1. Para Perls, la neurosis es una estrategia de evitación del dolor psíquico
que lo transforma, paradójicamente, en sufrimiento crónico.
Uno enferma cuando piensa o decide “esto no lo pensaré”, “esto no lo
sentiré”, “esto no lo haré” porque produce dolor o desagrado, “así no soy
yo”… o lo contrario, “pensaré así”, “sentiré así”, “haré esto”, “eso soy yo”.
Esta manera de pensar produce una escisión entre el ser en sí (lo
sustantivo) y el ser impuesto (lo adjetivo).
Si nos imponemos un “ser de determinada forma” nos condenamos a tener
un carácter con el que identificamos nuestro ser, rechazando las partes de
nosotros mismos que no cuadran en ese modelo, un modelo basado en
introyectos y proyecciones de las figuras parentales y sociales de
referencia. Si actuamos así, nos convertimos en seres incompletos, y
siempre insatisfechos, añorando nuestra completud.
¿Qué implicaría, entonces, el estado saludable? Incorporar en nosotros la
idea de “la nada” o el “nothingness” anteriormente mencionado. Si
aceptamos y penetramos esa nada, el vacío se llena de sentido, de realidad.
Es un proceso, un transcurso, ausencia de cosas, pero conciencia o “darse
cuenta” de que no hay nada… es decir “darse cuenta” de algo, en definitiva.
Reinventarnos, vaciarnos de contenido para adquirir nuevas formas y
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4. SALUD Y ENFERMEDAD EN FRITZ PERLS
contenidos, más maleables, móviles y adaptativos ante la realidad siempre
cambiante.
Si nos atrevemos a ser también aquello que hemos rechazado de nosotros
mismos, nos auto-actualizamos. Y frente a cualquier nueva situación
actuaremos libres de automatismos o condicionantes, más allá de los
patrones viejos y crónicos. Porque cuando activamos esos automatismos,
esa programación de nuestro carácter, perdemos nuestra capacidad de
“darnos cuenta”, de “estar realmente atentos”, “conscientes”, de “estar ahí”.
Y como sucedió con las vírgenes necias de la parábola, cuando llegue el
novio nos hallará dormid@s, con todas las consecuencias… perderse la
boda y todo el gozo del disfrute o la pérdida con el consiguiente
aprendizaje doloroso de que, finalmente, el novio no nos elija , que no es
poco…
Dejar de vivir el presente, actuando como un robot que responde
programado ante cada nueva situación, implica renunciar a nuestro
corazón y nuestro cuerpo, y conlleva cargar nuestra mochila de asuntos o
gestalts inconclusas. Quizás sea bueno aprender a vivir más ligeros de
equipaje, revisando ese contenido y descargando lo accesorio u obsoleto.
2. La adquisición de un ritmo de contacto-retirada con el entorno pleno,
fluido y adecuado a la necesidad dominante del individuo-en-contacto-con-
su-entorno, es el segundo criterio de salud enunciado por Perls.
Recordemos que un neurótico se caracteriza por no efectuar un verdadero
contacto ni una verdadera retirada. “No puede concentrarse” y en su
proceso terapéutico primero tiene que:
“aprender a distinguir entre las miles de necesidades y como
atenderlas sucesivamente”,
“Descubrir e identificarse con sus necesidades”
“aprender como comprometerse completamente con lo que está
haciendo y en todo momento”
“completar una gestalt” quedándose el tiempo necesario y luego
“retirarse” a tiempo para seguir con otros asuntos.
De ese modo, el neurótico en proceso de terapia podrá decidir por si mismo
cuándo participar y cuando retirarse, estará orientado y podrá utilizar su
libertad de elección, porque habrá recuperado su capacidad de ver las
opciones que tiene por delante.
Esta manera de proceder es importante y necesaria porque la interacción
del individuo con su entorno es siempre cambiante, por lo cual no valen las
actitudes rígidas ni las conductas programadas o prefijadas.
Es decir, “o estamos o nos está (el automatismo)”; “o somos, o nos es”.
Hay que reconocer que todo esto es difícil, el automatismo es seductor, nos
ofrece una “seguridad” aparente, la tranquilidad de lo conocido, nos ofrece
el “descanso de ser”. Pero si se trata de sobrevivir, y no de “malvivir”, es
necesario estar abiertos al cambio constante, ser capaces de alterar
nuestras propias técnicas aprendidas de manipulación e interacción.
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5. SALUD Y ENFERMEDAD EN FRITZ PERLS
Perls opone en dos polos la figura del neurótico (adaptativo en exceso e
irresponsable por delegar en lo social lo que le corresponde a él/ella
mismo/a) y la del criminal ( inadaptado, que se atribuye las funciones que
corresponden a la sociedad). En el término medio estaría la persona bien
integrada, capaz de vivir en contacto significativo con la sociedad pero, al
mismo tiempo, saber retirarse a tiempo y evitar ser tragada
completamente.
3. En tercer lugar está el tránsito del heteroapoyo al autoapoyo. En terapia
el objetivo es la autonomía progresiva del paciente, que este aprenda a
caminar sobre sus propios pies, y solicite algo del entorno solo cuando la
relación de interdependencia lo requiera.
El autoapoyo no excluye al otro, no es sentirse o creerse independiente o
autosuficiente, sino hacer lo que a uno le toca sin caer en la vanidad o la
soberbia, ser responsable de sus propios actos. Cuando alguien consigue
un autoapoyo auténtico puede dar limpiamente a los demás sin caer en un
estado de “ego inflamado” o “autotorturado”. Una persona responsable y
autoapoyada entiende que “Sólo existo verdaderamente si existes tú”.
En este punto es adecuado oponer la necesidad de autoapoyo con el
carácter, o la estructura fija, repetitiva y crónica con la que nos
identificamos. Éste no es más que “el conjunto organizado de los medios de
manipulación que hemos aprendido para obtener apoyo actualmente
innecesario”. Este carácter o estructura enfermiza se opondría al
autoapoyo, que no es más que la maduración o destino final, que implica
aceptar que el apoyo ambiental disminuya, que seamos más tolerantes
frente a la frustración y que, finalmente, nuestros roles infantiles y adultos
se desmoronen.
Estos tres aspectos o criterios de salud enunciados por Fritz Perls se podrían
resumir como “una disolución del ego” o como “un nacimiento de una yoicidad
diferente”.
Como diría Perls acerca del final del proceso terapéutico:
“El tratamiento ha concluido cuando el paciente ha logrado estos requisitos básicos:
- cambio de perspectiva,
- una técnica adecuada de expresión y manipulación (entendida ahora como la
capacidad de operar sobre el entorno)
- la posibilidad de extender su capacidad de darse cuenta a un nivel no verbal.
Es entonces cuando ha alcanzado el estado de integración que facilita su propio
desarrollo, y puede ahora ser dejado a salvo consigo mismo… (…) En lugar de obtener
su orientación de su deseo de ser aceptado y de su miedo a ser rechazado, ahora es él
quien está aceptando y rechazando…”
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6. SALUD Y ENFERMEDAD EN FRITZ PERLS
Por tanto, seré un individuo sano si:
Me atrevo a vivir sin lo que pensaba que era
imprescindible, sin el apoyo o la aceptación ajena.
Me atrevo a sobrevivir a lo terrible de que me
digan que no, o a que no me quieran.
Me atrevo a vivir sin máscaras.
Me atrevo a concluir que soy algo más o algo menos,
o en todo caso diferente, de lo que creía ser.
Me atrevo a vivir sin pautas establecidas, sin
patrones fijos, sin programaciones, sin conductas
predeterminadas. Me atrevo a recibir las cosas que
vienen a mi como una oportunidad de aprender y
responder según mis necesidades reales de ese
momento.
Me atrevo a no “engancharme” a ninguna perspectiva
en particular, sin descartar completamente y al
mismo tiempo ninguna de ellas
Me atrevo a enfrentarme al dolor de la pérdida, de
la vergüenza, de mi pequeñez.
Me atrevo a vivir el agradecimiento a la Gracia, y
a reconocer y recordar lo que he dado
verdaderamente a otros.
Me atrevo a transitar el vacío fértil, mi
particular desierto, mi “no ser sustancial”, mi
“amorosidad difícilmente definible”.
… claro, entre muchas otras cosas… por lo que, necesariamente, el proceso
terapéutico se intuye como un proceso de vida, un aprendizaje continuo… la
vida misma como camino de crecimiento.
Resumen-comentario del artículo “REFLEXIONES TEÓRICAS: SALUD Y
ENFERMEDAD EN FRITZ PERLS”, de Albert Rams.
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