La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
Señales de una verdadera conversion
1. LAS 5 SEÑALES DE UNA VERDADERA CONVERSIÓN
Mat 7:15-20*
15) Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son
lobos rapaces.
16) Por sus frutos los reconoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
17) Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos.
18) No puede un árbol bueno dar frutos malos, ni un árbol malo dar frutos buenos.
19) Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado al fuego.
20) Así que, por sus frutos los reconoceréis.
* Todos los versículos han sido tomados de la Biblia Textual, salvo mención contraria.
Las 5 señales; son 5 diferentes tipos de fruto, de los cuales nos dice la Biblia que serán
manifiestos en la vida de un verdadero cristiano.
(Mat 7:15-18) Cristo Jesús dijo que la evidencia convincente de una conversión era el fruto que se
podía ver en su vida.
(Mat 7:18) Un árbol malo es incapaz de (no “puede”) dar buen fruto; de la misma forma que un
buen árbol es incapaz de (no “puede”) dar fruto malo.
(Mat 7:19-20) Si no hay buen fruto en el árbol (en la vida del “convertido”) es porque no se ha
convertido. Todavía es un inconverso y cuando muera, irá al infierno.
Al existir un cambio de naturaleza, porque nació de nuevo, el verdadero convertido dará su fruto
siempre. Es decir, nunca se apartará de los caminos de Dios.
Obviamente algunos árboles dan fruto más rápido y más a menudo que otros. No obstante, el
árbol no deja de ser un árbol que da fruto.
Una vez que alguien nace de nuevo, ya es una nueva creación, y nunca dejará de ser
una nueva criatura.
Es como un árbol aguacate cuando da fruto—da aguacates. Obviamente da su fruto en
su tiempo, pero nunca deja de ser un árbol aguacate.
El cristiano nunca deja de ser un “árbol que da fruto” porque es Dios quien lo hizo como es—una
nueva criatura que da fruto en su tiempo.
(Jud 24) Él es poderoso para guardar a los Suyos sin caída y así presentarlos sin mancha delante de
Su gloria.
El verdadero cristiano nunca se apartará de la fe.
Obviamente lucha contra el pecado y a veces pierde la batalla (y cae en el pecado). Sin
embargo, ¡lucha! El que no lucha (el que se aparta de la guerra), no se convirtió.
Según Lucas 8:13, el que se aparta de la fe, nunca fue un cristiano—nunca se convirtió
a Cristo—a pesar de haber “creído” por algún tiempo.
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2. I. El fruto digno de arrepentimiento
« Pero al ver que muchos fariseos y saduceos venían a su bautismo, les dijo: ¡Generación de
víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la inminente ira venidera? Dad, pues, frutos dignos de
arrepentimiento, (Mat 3:7-8)
A. Cuando hay arrepentimiento, hay una verdadera conversión.
1. Sin arrepentimiento, no hay salvación... sólo una horrenda expectación de la ira venidera—el día
del justo juicio de Dios (Note que en Mateo 3.7-8 a quienes les está hablando Juan es a “creyentes”—
líderes religiosos— que estaban en peligro del infierno; “creían en vano” porque no se habían
arrepentido). Y es por esto que Dios manda a todos los hombres en todo lugar que se arrepientan
(Hech 17:30-31).
2. (Prov 28:13) El arrepentimiento consta de confesar sus pecados y apartarse de ellos.
3. (Prov 16:6) Es decir, el verdadero convertido se apartará de la maldad.
B. Este arrepentimiento para salvación se manifiesta en manera prácticas.
1. (Luc 19:1-10) Cuando Zaqueo recibió la salvación, hubo fruto visible de su arrepentimiento.
a. (Luc 19:8) Él estaba dispuesto a devolver cuadruplicado lo que robó.
i. Él se veía a sí mismo en el espejo de la Ley (el 8° mandamiento): “No Robarás”.
ii. El fruto de su arrepentimiento se manifestó en el acto de devolver cuadruplicado lo que
robó.
2. Cuando alguien se arrepiente de sus pecados y pone su fe en el Señor Jesucristo para salvación,
debe ordenar su vida para “estar a cuentas” con las personas que agravió.
a. Si robó; devolver lo que robó.
b. Si ofendió a alguien; pedir perdón.
c. El arrepentimiento produce fruto inmediatamente.
C. Si no hay fruto de arrepentimiento, es muy posible que no hay arrepentimiento.
1. Si el estilo de vida de alguien es igual después de su “conversión” a cómo era antes, puede ser que
sea un falso convertido.
2. Así que, siempre busque el fruto que es digno de arrepentimiento en la vida de un nuevo
convertido. Si no lo ve, procure enterarse de por qué. Puede ser que no se arrepintió.
II. (Col 1.10) El fruto de las buenas obras
A. (Tito 2:7) El cristiano debería ser un ejemplo de buenas obras.
B. (Tito 2:14) La Iglesia debería ser un pueblo celoso de buenas obras (entusiástico por hacer buenas
obras).
C. (Tito 3:8) Debemos ocuparnos siempre en buenas obras.
1. Juan Wesley dijo:
Haz todo el bien que puedas;
por todos los medios que puedas;
de todas las maneras que puedas;
en todos los lugares que puedas;
tantas veces como puedas;
a todas las personas que puedas,
por todo el tiempo que puedas.
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3. 2. En el presente, con tanto escepticismo entre los no creyentes, necesitamos ver más fruto de
buenas obras.
a) (1Ped 2:15) Pedro dice que haciendo bien podemos callar la ignorancia de los hombres
insensatos.
b) Es decir, a través de las buenas obras en nuestras comunidades podemos restablecer nuestra
credibilidad y construir puentes para alcanzar a los inconversos con el evangelio de Cristo Jesús.
D. Las buenas obras son fruto de una verdadera conversión.
Si alguien no quiere ayudar a los demás, si sólo piensa en sí mismo, puede ser que no sea
cristiano.
III. El fruto de sus labios
« Ofrezcamos siempre, por medio de Él, sacrificio de alabanza a Dios, es decir, fruto de labios que
confiesan su nombre. (Heb 13:15)
A. Nuestros labios deben confesar el nombre de Jehovah (YAHWEH) nuestro Dios porque de Él viene
todo lo bueno que tenemos y experimentamos en esta vida.
« Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el
cual no hay cambio ni sombra de variación. (Stg 1:17)
B. La boca de un verdadero creyente siempre da gracias a Dios en todo.
C. Nuestro clamor debe ser: “¡Gracias a Dios por Su Hijo, regalo maravilloso que no podemos describir
con palabras!” (2 Cor. 9:15)
D. De la abundancia del corazón habla la boca, por tanto; debemos poner atención en el fruto de
los labios del que profesa fe en Cristo Jesús. (Luc. 6:45)
IV. (Gal 5:22-23) El fruto del Espíritu
«Pero el fruto del espíritu es amor, gozo y paz; paciencia, benignidad y bondad; fidelidad,
mansedumbre y templanza; en contra de tales cosas, no hay ley. (Gál 5:22-23)
A. De alguna manera (aunque sea poco) este conjunto de cualidades debe manifestarse en la vida de un
nuevo creyente.
B. (Gal 5:19-21) Si alguien sigue manifestando el fruto de la carne, puede ser una clara indicación de
que no se convirtió y que todavía está sin Cristo.
« Y evidentes son las obras de la carne, las cuales son: fornicación, impureza, lascivia, idolatría,
hechicería, hostilidades, contienda, celos, enojos, rivalidades, disensiones, herejías, envidias,
borracheras, orgías, y cosas como éstas; sobre las cuales os amonesto de antemano, como antes
dije, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. (Gál 5:19-21)
V. Especialmente el v11) El fruto de justicia
9) Pido también que vuestro amor crezca cada vez más en perfecto conocimiento y en plena sensatez,
10) para que sepáis discernir lo mejor, a fin de que seáis puros y sin falta hasta el día de Cristo,
11) llenos de los frutos de justicia que proceden de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.
(Flp 1:9-11)
A. El deseo de Dios (la voluntad de Dios) para cada creyente es que sea lleno de “frutos de
justicia” por medio de Jesucristo.
1. Con “justicia” se quiere decir lo que es justo, lo que es correcto.
2. Puesto que el cristiano es una nueva criatura, hay un deseo profundo de hacer lo justo y lo
correcto, y dejar de hacer lo injusto y lo incorrecto.
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4. (2Ti 2:19) Sin embargo, el fundamento de Dios se mantiene firme, teniendo este sello: Conoció el
Señor a los que son suyos, y: Apártese de iniquidad todo el que pronuncia el nombre del Señor.»
a) Se aparta del pecado (porque se arrepintió) y...
b) Hay hambre y sed de justicia en el corazón de un verdadero creyente en Cristo.
B. Este punto a veces confunde a los cristianos porque en su experiencia cotidiana, caen en el
pecado, incluso hasta se podría decir que todavía “les gusta” el pecado.
El testimonio de Pablo en Romanos 7 nos ayuda a entender esto.
1. « pues me complazco en la ley de Dios según el hombre interior, (Rom 7:22)
El cristiano se deleita en la Ley de Dios (Ver este tema en la lección Examinarse). Es decir, se
deleita en la justicia—en hacer lo justo y lo que es correcto (evitando lo injusto, lo malo y lo
incorrecto).
2. Sin embargo, el santo sigue pecando y, en algún sentido, “le agrada”.
(15) Porque no logro entender lo que hago; pues lo que quiero no lo hago; y en cambio lo que
detesto lo hago.
(16) Y si hago precisamente lo que no quiero, reconozco que la Ley es buena.
(17) Pues ahora no soy yo quien hace esto, sino el pecado que habita en mí.
(18) Porque sé que en mí, es decir, en mi carne, no habita el bien; pues querer el bien está a mi
alcance, pero ponerlo por obra no.
(19) Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero.
(20) Y si yo hago lo que no quiero, no soy yo quien lo realiza, sino el pecado que habita en mí.
(Rom 7:15-20)
(v.17) Lo que tenemos que entender es que no es el “nuevo hombre en Cristo” quien peca y que le
gusta el pecado. Es el viejo hombre—es la carne. William Mc Donald comentando este
versículo dice “Pero aquí hemos de ser cuidadosos. No debemos excusar nuestros pecados
pasando la culpa al pecado morador. Somos responsables de lo que hacemos, y no debemos
usar este versículo para «quitarnos el muerto de encima». Todo lo que está haciendo Pablo
aquí es seguir la fuente de su conducta pecaminosa. No excusarla.”
(v.18) “ No puede haber progreso en santidad hasta que aprendamos lo que Pablo aprendió aquí —
que en mí, es decir, en mi carne, no habita el bien—. La carne aquí significa la naturaleza
malvada y corrompida que es heredada de Adán y que sigue estando en cada creyente. Es la
fuente de cada mala acción que una persona lleva a cabo. No hay nada de bueno en ella.
Cuando aprendemos esto, quedamos liberados de buscar bien alguno en la vieja naturaleza.
Nos libra de sentirnos frustrados cuando no encontramos bien alguno ahí. Y nos libra de
ocuparnos con nosotros mismos. [...] Para confirmar la inutilidad de la carne, el apóstol
lamenta que aunque tiene el deseo de hacer lo que es bueno, no tiene en sí mismo los recursos
para transformar estos deseos en acción.” William McDonald.
(v.19) Jesús—es el bien de la justicia (de una vida recta).
(v.20) “ Este versículo lo podríamos parafrasear de la siguiente manera: «Y si lo que no quiero (lo
que no quiere la nueva naturaleza), eso hago (lo que hace la vieja naturaleza), ya no lo obro
yo (la persona), sino el pecado que mora en mi interior». De nuevo se ha de clarificar que
Pablo no se está excusando ni rechazando su responsabilidad. Sencillamente, está declarando
que no ha encontrado liberación del poder del pecado que mora en él, y que cuando peca, no
lo hace con la anuencia del nuevo hombre. ” William McDonald
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5. “Por esto, la vida del cristiano es una lucha entre el hombre interior que quiere andar
conforme a la Ley de Dios; y el hombre exterior ―de carne― que quiere pecar.” Gregory
Kedrovsky
(v.21) Si este es el testimonio de su vida, entienda que no es “usted” quien lo hace sino el pecado
que todavía mora en sus miembros. No se desanime, siga luchando contra el pecado. No dude
de su salvación simplemente porque cae en el pecado. La presencia de esta lucha debe
animarle porque es evidencia convincente de que nació de nuevo.
3. El fruto de justicia a veces se manifiesta más en la lucha entre el nuevo hombre (“me deleito en la
Ley y quiero andar conforme a ella”) y el viejo hombre (“me gusta el pecado y quiero pecar”).
C. Un cristiano “cae” en el pecado, pero el falso convertido practica el pecado; es decir; lo hace
constantemente y ni siquiera se da cuenta de que pecó, incluso hasta le agrada.
1. (2Ped 2:22) Es como el perro que se vuelve a su propio vómito.
2. Vuelve a su vómito para comérselo porque le sabe bien. Le gusta. Le da placer. Esa es su
naturaleza.
3. El pecador inconverso practica el pecado porque le gusta. Le da placer. Le “sabe” bien. Lo disfruta.
Así es su naturaleza.
4. El cristiano, sin embargo, procura alejarse del pecado, pero de vez en cuando cae, y es muy
diferente al inconverso. Cuando se da cuenta de lo que ha hecho, se siente asqueroso, como si
hubiera “comido su propio vómito”.
D. Este fruto de justicia también se manifiesta en hambre y sed de la Palabra de Dios.
1. Nadie tiene que enseñarle a un bebé a desear la leche. Nace con hambre y el conocimiento
innato de cómo alimentarse.
2. Si un “creyente” no tiene deseo de alimentarse espiritualmente en la Palabra de Dios, es una
indicación que su conversión es falsa.
3. « Me regocijo en tu palabra, Como quien halla un gran botín. (Sal 119:162 RV77)
Para el cristiano, la Palabra de Dios es un tesoro invaluable.
Quien no ama Las Sagradas Escrituras, es porque no conoce a Dios.
a. El verdadero cristiano desarrollará la disciplina y el hábito de leer la Biblia todos los días.
b. Escudriñará la Biblia para conocer la voluntad de Dios en su vida.
c. Y cuando la Biblia dice que debe hacer algo, lo hace, o si debe dejar de hacer algo, lo deja
de hacer.
d. Nadie tiene que estar encima de un verdadero creyente obligándolo a leer la Biblia y a
obedecer lo que dice. Es un gozo para él ser “hacedor” de la Palabra.
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6. CONCLUSIÓN: Las cinco señales de una verdadera conversión
Si quiere saber si una conversión es verdadera, fíjese en el fruto.
(Mat 7.18) El fruto es evidencia convincente de cómo es el árbol—si es bueno (una verdadera
conversión) o malo (una falsa conversión).
1. El fruto digno de arrepentimiento
2. El fruto de las buenas obras
3. El fruto de sus labios
4. El fruto del Espíritu
5. El fruto de justicia
Ahora, conociendo que cuando predicamos el evangelio hay falsas y verdaderas conversiones, ¿hay algo que
nosotros podamos hacer para que la semilla del evangelio lleve el buen fruto de arrepentimiento y fe en
Cristo? Esta misma parábola del sembrador nos da la respuesta.
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