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Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau
Ediciones La Memoria
Director: Víctor Casaus
Coordinadora: María Santucho
Editora Jefa: Vivian Núñez
Edición y corrección: Xenia Reloba, con la colaboración
de Maité Hernández-Lorenzo
Diseño de cubierta: Katia Hernández
Foto de cubierta: Enrique Smith
Edición de imágenes: Abel Carmenate, Alain Gutiérrez
Composición: Yoel Manuel L. Vázquez
© Sobre la presente edición:
Ediciones La Memoria
Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, 2010
ISBN: 978-959-7135-82-1
Ediciones La Memoria
Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau
Calle de la Muralla No. 63, La Habana Vieja,
La Habana, Cuba
centropablo@cubarte.cult.cu
www.centropablo.cult.cu
Prólogo
Alguien dijo alguna vez que los más grandes poetas vivos en Latinoamérica son Silvio
Rodríguez y Chico Buarque. Estoy totalmente de acuerdo con esa afirmación. Y lo más
impresionante es que ambos son excelentes compositores que han dejado huella en la cultura de
sus respectivos países.
No hay persona en Brasil que no se sepa alguna canción de Chico Buarque. No hay cubano
que no conozca a Silvio Rodríguez. Chico y Silvio también son filósofos, sus canciones tocan
fondo y tienen tremenda carga política.
Silvio Rodríguez Domínguez, así como los demás miembros de la llamada Nueva Trova
Cubana (siempre se rebelaron ante el nombre), han sido embajadores culturales de su país, de su
islita preciosa.
Silvio es quien más ha trascendido y seguramente eso se debe a las nuevas estructuras de
armonía y contrapunto que agregó a la trova tradicional. Es impresionante verlo tocar la
guitarra, pues utiliza acordes para los que hay que tener «dedos de hule». Con su guitarra
consigue complicadísimas armonías, toca la melodía, el bajo y el acompañamiento de una
manera extraordinaria.
Los mensajes de Silvio son duros, directos, sacuden a su auditorio, lo conmueven.
Hay un Silvio que viaja y compone canciones a bordo del pesquero Playa Girón; hay otro
después del golpe militar al presidente chileno Salvador Allende, que quiere cambiar cada
cuerda de guitarra por un saco de balas; y después de la salida masiva de balseros desde el
puerto de Mariel; otro en el Periodo Especial; en la guerra de Irak.
A pesar de todas las facetas del poeta que llegó por San Antonio de los Baños, hay algo que
no ha cambiado, que permanece: su deseo de llevar a la Revolución Cubana más allá de los
planes quinquenales, de la economía o de la nueva organización política. Para Silvio y los
troveros de su gene-ración, la Revolución debía llegar hasta el último rincón de la vida
cotidiana. En una canción dice: «Es importante hasta el largo de un vestido».
Así empezó una larga lucha contra la burocracia, contra el machismo, contra los prejuicios,
contra la ignorancia, contra tres siglos de colonialismo español.
La Revolución Cubana despertó grandes esperanzas para Latinoamérica y tremendos miedos y
preocupaciones para los Estados Unidos, a tal grado que la potencia del norte cambió su política
del garrote por la Alianza para el Progreso, con la cual la ayuda para el desarrollo
supuestamente podría conjurar el mal ejemplo de Cuba.
Silvio se convirtió en el embajador cultural de esa revolución. Durante décadas no ha habido
movimiento estudiantil o de protesta en Latinoamérica que no cante sus canciones. A pesar de
no tener acceso a la radio y la televisión comercial, cualquier lugar donde se presenta Silvio se
llena con decenas de miles de personas.
Si los Beatles le dieron al mundo clases de inglés, los trovos cubanos lo hicieron con temas
latinoamericanos y antiimperialistas.
Cuba ha enfrentado problemas enormes con el bloqueo norteamericano que ha tratado de
asfixiarla, pero también hay muchos problemas y limitaciones en la patria de José Martí. Silvio,
desde su trinchera, hace lo que puede.
Este libro no es la biografía de un cantante famoso; no es un texto que esculca en los cajones
de la farándula. Es un libro de conversaciones, de pláticas y encuentros con Silvio y su mundo;
con la gente que lo rodea, que lo inspira, que lo conoce. Eduardo Valtierra, más que retratar a un
hombre prominente, rescata el espíritu de una época. Va tras la estela que deja la canción
política, la canción inteligente, que dice algo, que motiva, que mueve a la acción, o por lo
menos a rascarse la cabeza.
En mi libreta de direcciones tengo el teléfono de Eduardo Valtierra en la letra «S», con el
antenombre «Silviólogo», por-que si hay alguien que conozca la obra monumental del trovador,
es él.
Eduardo coleccionó a lo largo de años canciones que Silvio cantó y nunca grabó en discos;
inéditas, por llamarlas de alguna manera. El poeta tiene tantas composiciones que hasta se le
olvidan. En una ocasión, Eduardo le dio a Silvio un casete con esos tesoros perdidos. Ya me
imagino la cara del poeta.
Eduardo siempre me sorprende. Con este libro me fui de espaldas por la cantidad de gente que
contactó y entrevistó; desde Velia, una amiga de Silvio de los años sesenta, una chica mexicana
que apenas estuvo un par de días con él para después regresar a México, hasta Andrés Manuel
López Obrador. Eso se llama investigación. Tal vez el autor de este libro debería ser detective.
La Nueva Trova Cubana nos ha fascinado a muchos, nos ha marcado, y este libro, con algunas
gotas de ron, unas de limón y otras de melancolía, es un deleite para los neófitos y para los
miembros de la masonería del son.
MARTA DURÁN DE HUERTA
Septiembre de 2007
«La flor y el canto»
Brotan las flores, están frescas, medran,
abren su corola.
De tu interior salen las flores del canto:
tú, oh poeta, las derramas sobre los demás.
ANÓNIMO DE CHALCO
CANTARES MEXICANOS
Un poco más avanzado que el caos, tal vez en el primero o segundo día de la creación, tengo un mundo
de ideas que chocan, se entrecruzan y, a veces, se organizan.
ERNESTO CHE GUEVARA
(Carta a Charles Bettelheim, 24 de octubre de 1964)
Agradecimientos
Quiero agradecer con todo mi corazón:
A Lupita Riojas, una amiga generosa y desprendida como pocas personas he conocido.
A María de los Ángeles Rodríguez, Mary, excepcional amiga y mujer.
A Lucy Romero, por su apoyo invaluable.
A Víctor Casaus, por creer en este proyecto y apoyar su publicación.
A Xenia, Maite, Katia y Vivian, por la edición
y el diseño del libro.
A Bertha Luján y Beatriz Gutiérrez, por todo su apoyo.
A Ricardo Seir, por su amistad, sincera y generosa.
A mi hermana Claudia, por su titánica labor al transcribir la entrevista de 1996 a Silvio.
A Martha Durán, por el prólogo, sus ánimos, consejos y, sobre todo, su ejemplo.
A Emilia Sánchez, Hebe Rosell, Velia Ramírez, Eduardo Heras y Juan Pin, por el material que
me permitieron reproducir, y a Pepe Sulaimán, Alain Gutiérrez, Kaloian Santos y Enrique
Smith, por sus maravillosas fotografías.
A las autoridades de Radio Educación, Radio UNAM, Ibero 90.9 y La 660, por los espacios
que me brindaron en diversos proyectos relacionados con la vida y la obra de Silvio. En
especial, gracias por su apoyo a Andrea Fernández, Mario Díazmercado y Erick Fernández.
A Esperanza Casanoves, por no permitir que abandonara el proyecto de este libro.
Y a Silvio, por esos hermosos poemas y maravillosas melodías, por esa extraordinaria forma
de pulsar la guitarra y por esa manera tan auténtica de interpretar sus canciones; gracias por su
confianza, su corazón generoso y, sobre todo, «la joya mejor»: su amistad.
Dedicatorias
Dedico este libro, con todo mi amor, a Cecilia, mi esposa, y a mis hijas, Ilse y Érika, porque son
el motivo principal para despertar cada día y seguir en el camino con ánimos renovados.
También dedico este libro a mis padres, Julieta y Luis, quienes me brindaron lo mejor de ellos
mismos y me legaron la mejor de las herencias: el gusto y el placer por la música. Dondequiera
que estén, les entrego todo mi amor y gratitud.
A mis tíos Betty y Chavo, por su apoyo, confianza y cariño.
Dice un bello poema náhuatl: «Es un collar rico el que sepamos que nos es fiel el corazón de
nuestros amigos». Por muchas y distintas razones, dedico este libro a Lola, Flory, Silvia,
Esperanza, Ivette, Lorena, Adriana, Martha, Luna y a las escara-mujas del harén, así como a
Ernesto, Óscar, Jaime, Lalo, Miguel, Israel, Ricardo y Paco.
Quiero dedicar este libro a la memoria de tres trovadores: Carlos Díaz, Caíto, René
Villanueva y Noel Nicola; de tres troperos: Roque Quenza, de Venezuela, Miguel Ángel
Maldonado, de México, y Patricio Quezada, de Chile; a mi prima Olga Aída; a Clarita Díaz,
gran musicóloga, investigadora de la obra de Silvio y generosa amiga, y a Virgilio Martínez,
gran dibujante, maestro y creador.
Por último, dedico este libro al Comandante Fidel Castro, al pueblo y al gobierno de Cuba, en
los cincuenta años del triunfo de la Revolución Cubana, porque siguen siendo ejemplo de lucha,
coraje y dignidad. Por el levantamiento del bloqueo inhumano y la liberación de los cinco
cubanos antiterroristas, presos injustamente en cárceles de los Estados Unidos de Norteamérica,
¡CUBA VA!
Introducción
El libro que usted tiene en sus manos no es de chismes de la farándula. No encontrará en él
improperios, ataques, revelaciones de la intimidad de algún personaje público ni nada por el
estilo, por desgracia tan abundante en la literatura de nuestro tiempo. Este libro, eso sí, está
lleno de mucho amor por el trovador que dio motivo a estas entrevistas y por lo que re-presenta:
su patria, la isla de Cuba —un país pequeño en territorio, pero con un pueblo grande por su
ejemplo de dignidad y heroísmo—, y su Revolución, que se niega a claudicar.
Lo primero que hice fue conseguir todo el material que pudiera sobre Silvio: discos, videos,
artículos de periódicos y revistas, libros, en fin. Después de un tiempo, el asunto se complicó,
porque empecé a acumular demasiado material y, paradojas de la vida, no sabía qué hacer con
él. Recibí algunas sugerencias: «No te compliques, haz un análisis de contenidos con las
canciones», haz esto, haz lo otro…
Una cosa que tenía clara es que no quería hacer una nueva biografía de Silvio, porque ya
estaban las de Joseba Sanz y Clarita Díaz; tampoco quería hacer un análisis de contenidos,
porque ya estaba el estudio semiológico de esta última. Poco a poco visualicé que lo que quería
era romper con el mito y acercarme al Silvio humano y real, y la manera de lograrlo era
mediante un gran reportaje que tuviera como columna vertebral una entrevista a Silvio,
aderezada con los testimonios de sus amigos y conocidos, sobre todo los trovadores de Cuba,
América Latina y España.
En una ocasión, platicaba con Lola, una amiga a la que quiero mucho y admiro más, le conté
de mi proyecto y me dijo: «Oye, mi cuñada, Lupita, es amiga de Silvio. Capaz que te pone en
contacto con él o hasta te lo presenta». A los pocos días conocí a Lupita y le hablé de mi libro.
Ella aceptó apoyarme en lo que pudiera. Y cumplió su palabra con creces: en abril de 1993 me
presentó a Silvio, y tres años después, cuando le comenté mi intención de entrevistarlo, me
ayudó a conseguir la cita, además de ponerme en contacto con algunos amigos de Silvio en
Cuba. Así fue como aquel otoño de 1996, además de entrevistar a Silvio, pude hacerlo a algunos
de sus amigos y conocidos como Vicente Feliú, Eduardo Ramos, Carlos Téllez y Clarita Díaz.
Preferí realizar la entrevista personal, directa, por las posibilidades que da aprovechar la
espontaneidad en este tipo de encuentros, explorar distintos temas y recorrer caminos no
contemplados originalmente; sin embargo, por problemas de tiempo y dinero, en algunos casos
no pude entablar el diálogo directo con los entrevistados, por lo que les pedí que me
respondieran un cuestionario vía correo electrónico, y en otros casos, muy contados, hice
entrevistas por teléfono.
Durante doce años realicé más de cien entrevistas. Después de recopilar este material, me di a
la tarea de transcribir las grabaciones, capturar, revisar y corregir las entrevistas. De todas
maneras, continué haciendo esfuerzos por contactar a trovadores, amigos y conocidos de Silvio
que aún no había entrevistado. Entre las personas entrevistadas, quisiera des-tacar a tres de ellas,
porque en su momento inspiraron al trovador a componer tres de sus obras principales: «De la
ausencia y de ti, Velia», «Ojalá» y «Rabo de nube»; ellas son: Velia Ramírez, Emilia Sánchez y
Hebe Rosell, respectivamente.
Debido a la gran cantidad de material acumulado, al final tu-ve que realizar una dolorosa labor
de edición y dejar fuera muchos testimonios, hasta obtener la versión definitiva. En el capítulo
uno incluí una breve presentación de los participantes, así como las respuestas de amigos y
conocidos de Silvio a un cuestionario básico de siete preguntas. A algunos de los entrevistados
pude preguntarles otras cosas, distintas del cuestionario básico, por lo que en el capítulo dos
aparecen los diálogos que sostuve con ellos. En el capítulo tres están las entrevistas que me ha
brindado Silvio, así como las respuestas que me ha dado en diferentes actos públicos. Al final
del libro se anexa un texto poco conocido y que, estamos seguros, será de interés para el lector,
así como el significado de las siglas utilizadas en el libro y una bibliografía recomendada.
Amigo lector, espero que disfrutes la lectura de este libro tanto como yo he gozado y sufrido
su elaboración. Si se me permite parafrasear al Aprendiz de brujo, diría que «El que escriba un
libro tendrá tormentas, pero vale el libro buena tormenta». Espero que en cada una de estas
entrevistas encuentres información original, revelaciones inesperadas y material de tu interés
acerca de este gran trovador. Deseo que, conforme avances en la lectura de estas entrevistas,
tengas una visión más cercana, más auténtica, más real de este ser humano sencillo y al mismo
tiempo extraordinario llamado Silvio Rodríguez Domínguez.
EDUARDO VALTIERRA
Coyoacán, Ciudad de México
Septiembre de 2009
Un cuestionario de siete preguntas
(«Agradezco la participación de todos
los que colaboraron con esta melodía»)
Foto: Alain Gutiérrez
¿Cómo conociste a Silvio? ¿Cuál fue la primera impresión que te causó?
Alina Orraca:1
Bueno, casi-casi lo conozco a él personalmente y a su música, aunque poco
antes había visto unos programas de televisión que se llamaban Mientras tanto, donde aparecía
Silvio y otras personas de la Nueva Trova. Pero, más o menos, alrededor del año 1972-1973 lo
conocí grabando, cuando yo cantaba en el coro de la Escuela Nacional de Arte (ENA). Lo
acompañábamos en algunas de sus canciones en diferentes actos que se hacían aquí, en Cuba, y
allí fue donde lo conocí: cantando para acompañar sus canciones, junto con las de Pablo,
Eduardo Ramos, Noel Nicola y Sara González. Luego, cuando asumí la dirección del Coro de
Cámara de la ENA, hacíamos exactamente lo mismo: grabábamos los coros que tenían algunas
de sus canciones.
1
(La Habana, Cuba, 1957). Directora coral, fundadora del Coro de Cámara de la ENA y la Schola Cantorum
Coralina. Ha obtenido diversos premios, entre ellos la Medalla por la Educación Cubana en 1991, la Distinción por la
Cultura Nacional en 1992 y la medalla Alejo Carpentier en 2002. (Todas las notas son del autor.)
Amaury Pérez:2
Lo vi por vez primera en un concierto en la sala Hubert de Blanck, que
permanecía abarrotada siempre que anunciaban un concierto suyo; creo que fue por el año 1969,
yo cursaba estudios secundarios. Después lo vi en un autobús. Él llevaba un pliego de papel
pautado en la mano, unos jeans, pulóver [jersey o suéter] blanco y sandalias de plástico negro.
Supuse —y después lo comprobé— que visitaría el departamento de Leo Brouwer. Por esa
época ya yo empezaba, bajo su influencia, a escribir canciones. Verlo provocó en mí una
impresión que me impulsó a perseguirlo e intentar rondarle cerca. Lo de ser su amigo y
camarada vino de ñapa3
y lo agradezco a su generosidad y a mi insistencia.
2
(La Habana, Cuba, 1953). Trovador, conductor y director de programas de radio y televisión. Ha grabado 21
discos en solitario y participado en otros 27. Escritor de cuentos y novelas. En 1987 obtuvo el premio de la UNEAC
con su espacio De vuelta. En 1994 se le otorgó la Distinción por la Cultura Nacional, y en 2003 fue condecorado con
la Orden Félix Varela, en reconocimiento a su trayectoria artística de tres décadas.
3
«Venir de ñapa» significa algo así como «venir por añadidura».
Andrés Manuel López Obrador:4
No recuerdo una canción en particular, pero desde que
escuché en los setenta a Silvio encontré una música nueva y, al mismo tiempo, distinta a lo que
había oído hasta entonces. Llegó cuando comencé a tener ideas progresistas, de modo que fue
para mí una música de protesta. Lo conocí en mayo de 2005, unas semanas después del
desafuero en la Cámara de Diputados. Vino a una presentación en el Auditorio Nacional.
Beatriz5
me había dicho desde hacía tiempo que deseaba conocerlo porque ella es una de sus
más grandes admiradoras. Lo ha seguido durante años y se sabe (en verdad) todas sus
canciones. Siempre me lo hacía escuchar. Cuando vino a México, me sugirió que lo invitáramos
a cenar y así fue. Nuestros anfitriones fueron los Pérez Gay, con quienes pasamos una noche
extraordinaria.
4
(Tepetitlán, Tabasco, México, 1953). Luchador social que busca la transformación del país. Presidente legítimo de
México.
5
Se refiere a su esposa, Beatriz Gutiérrez.
Augusto Blanca:6
En 1963, después de que conocí a los trovadores de la Casa de la Trova de
Santiago, se me empiezan a ocurrir canciones raras, que llamé «Fabularios irónicos de doña
Pulcra», pero esas canciones se las achacaba a otro: «Son de un amigo mío, un loco de Banes,
mira que es extraña esta canción, dice que la mentira y la verdad se casaron y apareció la
hipocresía» [risas]. Un buen día, a principios de 1968, enciendo la televisión y aparece Silvio
Rodríguez cantando una canción más rara que las mías. Digo: «¡Ah, no, espérate! [risas],
¿dónde está ese tipo tan loco?» [risas]. Había un teatrista que trabajaba en Santiago de Cuba,
Nikitín, que me dice: «Yo conozco a Silvio Rodríguez, porque estuvo en Camagüey, montando
una canción para una obra de teatro». Entonces empiezo a localizar a Silvio, y conozco a un
pintor que era su amigo y que estaba por regresar a La Habana. Una noche le grabé un casete-
carta a Silvio con todas aquellas locuras de doña Pulcra y no sé qué cosas, la carabina de
Ambrosio, don Juan de los Palotes, todas esas historias, y le mando el casete a Silvio.
En ese año Silvio viene al Festival de la Trova en Santiago de Cuba, y el Nikitín ese: «No,
ahora que venga Silvio, te lo voy a presentar». Y yo: «Bueno, sí, vamos para allá». Y él: «No, si
a Silvio le gustaron tus canciones y quiere conocerte». Y oye, ¡qué cosa tan linda!, es uno de los
recuerdos más lindos que guardo: el día que conocí a Silvio Rodríguez, me dice: «¡―De mi
casa‖!» y yo le digo: «¡―La era‖!» [carcajadas]. Entre las canciones que yo le había mandado
estaba una que se llama «De mi casa», y, por supuesto, él tenía «La era está pariendo un
corazón». Me dijo: «¡Coño, cómo tenía ganas de conocerte!», y ya, comenzamos a conversar.
Después que nos conocimos en ese Festival de la Trova, ya voy varias veces a La Habana, y
llego a un departamento de Silvio en 23 [se refiere a la concurrida calle habanera], me acuerdo
que estaba con la puerta negra y el número al revés. Aquello era una locura, porque era como la
embajada de todos los trovadores. Yo llegaba a La Habana, por ejemplo, y Silvio me recibía:
«Tengo un compromiso con una chiquita» [risas], qué sé yo. «Cógete de aquí a acá, pa’ que
sepas lo que es la música brasileña», por ejemplo. Y yo me estaba dos o tres días a té, a café y
«a croquetas al plato», como decimos nosotros, oyendo todas aquellas cosas y entrándome todo
eso. Al otro día: «Oye de aquí hasta allá. Esta noche vamos a cantarnos las últimas 35 canciones
que hicimos» [risas]. Entonces empezamos a reunirnos en casa de Silvio, en casa de Vicente, en
casa de Noel…
6
(Banes, Cuba, 1945). Trovador, compositor, actor y diseñador; fundador de Teatrova, en el que se mezclan el teatro
y la trova. Ha grabado siete discos en solitario y colaborado en otros 13. Ha obtenido el Gran Premio en el Festival de
Escenas Líricas, Cuba 1993, el Premio Especial Cubadisco 1999, la Distinción por la Cultura Nacional y la de
miembro fundador del Movimiento de la Nueva Trova Cubana.
Belinda Romeu:7
Yo tenía 16 años y él casi 20. A un amigo de la infancia, Guillermo Rosales,
Guille, que era también amigo de Silvio, se le ocurrió que era una buena idea que nos
conociéramos. Yo vivía en 17 y D, en El Vedado, en la planta baja de un edificio. El
departamento hacía esquina y se accedía desde la calle. Tenía un portal en derredor, donde
después solíamos sentarnos. Silvio llegó a casa vestido con su uniforme verde olivo (estaba en el
Servicio Militar). Era sumamente delgado, usaba unos lentes negros gruesísimos, y tenía un
acné tremendo. Cuando lo vi, no me emocionó para nada físicamente, pero se dio una
comunicación especial desde el principio (la verdad es que en ese tiempo yo era sumamente
callada). Él se metió en mi mundo y con su magia logró traspasarlo, hubo una tremenda
empatía. A partir de ahí, casi todos los días iba a la casa. Acostumbraba llevarme en una vieja
grabadora de cinta las canciones que componía de noche, o los Algos, como él mismo llamó a
unos escritos que me hacía con reflexiones sobre la vida y el amor, o a través de largas
conversaciones por teléfono, donde corría la fantasía. De una de esas salió la canción «Es sed»8
y muchas más, cada una nacida de una historia de vida particular y diferente.
7
(La Habana, Cuba). Actriz y música, con estudios de licenciatura en Periodismo y maestría en Desarrollo Social.
Consultora en desarrollo social y defensora de los derechos de los niños.
8
«Es sed» es una canción inédita de Silvio, de las primeras que compuso (es de 1964), muy popular en los inicios de
su carrera, más conocida como «La canción de la brujita», de una candidez infinita. Su letra dice: Hay una bruja
amiga mía y vieja / que vive en un viejo castillo y sola. / Le pregunté qué padecía mi razón / y dijo: «Es sed, es sed,
es sed de amor». // Iba tranquilo mi camino solo, / pero una chica hoy me trastorna todo. / Siento una sed cuando a
su lado solo estoy, ¿qué es esa sed? «Es sed, es sed de amor». // Me siento triste pues yo no sé si me querrá. /
¿Querrá calmar esta ansiedad, esta ansiedad? / Me siento solo pues no sé si soy su amor. / ¿Querrá calmar este
dolor, este temor?
Mario Romeu:9
Conocí a Silvio en 1967. Él no sabía de mí ni yo de él. Fue a mi casa con mi
hija Belinda. Ahí estaban, en la salita de mi casa, ella al piano y él con sus botas militares, llenas
de lodo, mientras tocaba una guitarra y cantaba canciones que nunca había escuchado. Me
levanté de la cama y me acerqué a ellos para oírlo mejor. Le pregunté qué era eso que cantaba y
si esas canciones eran de él. Me dijo que sí, que no dudara que eran de él. Le pregunté si quería
participar en un programa de televisión que se llamaba Música y Estrellas. Aceptó y allí fue
donde cantó su primera canción en televisión: «Quédate».
9
(La Habana, Cuba, 1924). Pianista y director de orquesta, compositor y orquestador. Fundador de la televisión
cubana y del ICRT. Entre otros premios y reconocimientos, cuenta con la Distinción por la Cultura Nacional, la
Medalla Raúl Gómez García y el Premio Nacional de Televisión de 2005.
Carlos Díaz, Caíto:10
Bueno, la primera gira que hizo Sanampay en México fue, precisamente,
con Silvio y con Noel Nicola; creo que también fue la primera gira para ellos, en el año 1978, o
sea que estamos hablando de las primeras llegadas a México de Silvio, de Pablo, de Miriam
Ramos, de Noel. Yo había oído más a Pablo, ya que a Argentina había llegado más Pablo que
Silvio; a Silvio lo conocía muy poco. En esa gira pude conocerlo más, y me impresionó su
capacidad de trabajo. Es un tipo que trabaja mucho, es un pensador que compone: compone
mucho en los hoteles, él siempre está pensando o alucinando canciones.
10
(Buenos Aires, Argentina, 1945-2004). Trovador argentino-mexicano. Guitarrista de Alfredo Zitarrosa y miembro
del grupo Sanampay. Grabó 22 discos, tanto en grupo como en solitario.
Carlos Téllez:11
En el Playa Girón, un barco de la flota cubana de pesca. Nos fuimos a pescar
a las costas de África. Estaba un grupo de gente conversando con Silvio en la popa del barco,
ahí en la cubierta, y estaban preguntándole cosas: por qué cantaba tal cosa, qué quería decir en
tal canción, qué sé yo, y uno de los marineros le pregunta qué quería decir él en esta canción de
«¿Qué se puede hacer con el amor?». Y entonces Silvio contesta: «Bueno, pues porque, ¿qué se
puede hacer con el amor?». Y entonces yo lo interrumpo y le digo que había contestado igual
que García Lorca, cuando un día le preguntaron por qué mencionaba tanto el verde: «Verde, que
te quiero verde... verde», y entonces García Lorca contestó: «Bueno, pues porque es verde». Y
entonces a Silvio le llamó la atención que un marinero de ahí conociera y le mencionara a
Lorca.
11
(Cuba). Marinero y artesano.
Y entonces, cuando llegó la hora de la comida, entramos a comer los marineros y toda la gente
que estaba conversando. Silvio me llamó y me preguntó: «¿Qué cosa haces tú aquí, en el
barco?». «Yo trabajo en la lavandería y soy camarero del comedor de los oficiales». Y dice: «Y
tú, ¿lees poesía?». Y yo le digo: «Yo sí, siempre, y escribo mis poemas». Y entonces ahí
empezó la amistad más estrecha conmigo, porque ya entonces empezamos a hablar de poesía y
me prestaba libros. Yo no conocía la poesía completa de Vallejo, yo tenía 19 años, había leído
algún poema suelto de Vallejo; en cambio, a Neruda sí lo conocía bastante. Y entonces, al otro
día, cuando estábamos en alta mar, nos fuimos a comer, estuvimos conversando y me prestó un
libro de Neruda y otro de Vallejo. Y así empezó la amistad, de esa forma...
Carlos Varela:12
A mediados de los setenta un tío me llevó a la Sala Chaplin, de La Habana,
uno de los sitios donde se inició la Nueva Trova Cubana. Yo tendría 14 años, más o menos, y
recuerdo a Silvio y a Pablo juntos, cantando una serie de canciones que al principio no
comprendía poéticamente; sin embargo, sentí una conexión inmediata con ellos y desde ese
momento comencé a perseguir su obra y sus conciertos por todas partes. Como cualquiera de mi
generación —aunque muchos no lo digan ni lo reconozcan—comencé cantando canciones de
Silvio; cantaba como Silvio, vestía como Silvio y quería escribir como Silvio, hasta que en 1984
lo conocí personalmente y me dijo: «Trata de que tus canciones se parezcan a ti mismo», y eso
hice. Buena lección, ¿no?
12
(La Habana, Cuba, 1963). Músico cubano de la generación de los ochenta, mejor conocida como «de los topos».
Ha grabado media docena de discos y ha compartido escenario, entre otros, con Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina,
Mercedes Sosa, Fito Páez y Pablo Milanés.
Cecilia Todd:13
Estando en Lima, un amigo peruano me preguntó si conocía a Silvio
Rodríguez, «un muchacho cubano que promete», y acto seguido me conmoví para siempre con
la «Canción del elegido» y «Te doy una canción», canciones con las que conocí a ese
«muchacho cubano que promete». Lo conocí personalmente en Caracas cuatro años después,
cuando me tocó compartir escenario con él y con Virulo. Ya ahí era una fanática absoluta de sus
canciones y de la Nueva Trova en general, por lo cual cantar juntos fue para mí más que una
oportunidad, un regalo.
13
(Caracas, Venezuela). Cantante que se dedica a pasear la música venezolana dentro y fuera de su patria. Ha
grabado nueve discos en solitario y ha colaborado en 20.
Daniel Viglietti:14
Conocí primero algunas de sus canciones, a la vez que las de Pablo Milanés
y Noel Nicola, porque todo eso me llegó junto. Después, nos encontramos por primera vez en
Cuba, en La Habana, en 1972, durante una visita a la Isla en la que llevo a cabo mi viejo deseo
de hacer un disco traduciendo algunas canciones de Chico Buarque, a las que agregué algunas
de Edû Lôbo y, en la otra cara de aquel long play, canciones de aquellos tres jóvenes trovadores,
prácticamente desconocidos todavía en nuestro sur. Nace así mi disco Trópicos, en el que canto
dos composiciones de Silvio: «Todo el mundo tiene su Moncada», que yo rebautizo como
«Existen», para que la alusión al asalto al cuartel Moncada durante la gesta revolucionaria
cubana no acelere la censura en el Uruguay de aquel momento. Por la misma razón, la otra
canción de Silvio que grabo, «Antesala de un Tupamaro», la titulo «Un hombre se levanta».
14
(Montevideo, Uruguay, 1939). Cantautor, articulista y escritor de programas de radio y televisión. Ha editado 17
discos en solitario y ha participado en otros 20.
David Torrens:15
Cuando conocí a Silvio, que estuve sentado así, con él, yo estaba trabajando
con su hermana Anabell López, una cantante excelente; yo era muy chavito, y estaba muy
tímido, porque me habían dicho que Silvio es difícil, siempre tiene una fama de pesado, y quién
sabe si lo sea. A mí me tocó conocerlo ese día, y su actitud me encantó, porque canté una
canción del rock argentino, y recuerdo que Silvio la disfrutó, que la gozaba y me decía:
«¡Coño!, toca esta parte otra vez, que dice así, es que me gustó ese pedazo». Y me encantó su
actitud, ¿me entiendes?, pero me fui no muy convencido porque yo decía: «Bueno, pues sí, gozó
y todo, pero, ¡coño!, no fui yo, no fue un poco de trova cubana actual».
15
(Guanabacoa, Cuba). Joven cantautor de la generación de «13 y 8», también conocida como Habana Abierta.
Autor de dos discos.
Denia García:16
Conocí a la persona antes que a sus canciones. Yo ni sabía que él era
trovador. Estaba muy vinculada con los muchachos de El Caimán Barbudo, era la novia de uno
de los poetas de El Caimán. Silvio acababa de salir del Servicio Militar donde, según él mismo
nos contaba, cogió una guitarra y se puso a machaquear ahí, hasta sacarle algo. Guillermo
[Rodríguez Rivera] y Víctor [Casaus] lo conocían de la revista Mella, donde Silvio había sido
caricaturista des-de muy jovencito, casi un niño. En esa época, nos íbamos al Coppelia17
a
cantar, a decir poemas, a descargar, como decimos nosotros. Silvio cantaba las canciones que
había compuesto hasta entonces. Era muy prolífero, era capaz de componer tres o cuatro
canciones en un día.
Hay una anécdota muy simpática que no sé si se deba publicar, porque Silvio no la ha dicho
nunca,18
pero decía Silvio que él no tenía nada que ver con la música ni con nada, sola-mente
que a su mamá le gustaba cantar, y un buen día un congo —alguien de la religión esta,
sincrética—, le dijo que se dedicara a la música, que ese era su camino, que iba a llegar a ser
reconocido internacionalmente. Esto Silvio me lo contó cuando no era nadie, y él lo decía como
una gran broma, por supuesto, te estoy hablando de finales de los años sesenta.
Tanto Víctor como Guillermo, Wichy Nogueras y yo estudiábamos en la Escuela de Letras,
por lo que Silvio, a través de nosotros, se vinculó con la Escuela: iba ahí a cantar a cada rato,
aunque no eran conciertos ni nada de eso, sino descargas.
16
(Cuba). Doctora en Ciencias Filológicas, ensayista, profesora e investigadora de la Universidad de La Habana y
subdirectora de la revista Temas.
17
El Coppelia es la heladería más famosa de La Habana.
18
En la entrevista que Silvio nos brindó en junio de 2006, y que forma parte de este libro, el trovador cuenta esta
misma historia.
Eduardo Heras León:19
Lo conocí en los años sesenta, creo que fue Luis Rogelio Nogueras,
Wichy, quien primero me habló de «un flaquito con guitarra» que había conocido en El Caimán
Barbudo. En 1967, Silvio tuvo su primera aparición en público, en un recital conjunto que
dieron poetas jóvenes de El Caimán (Nogueras, Rodríguez Rivera, Casaus, Félix Contreras y
creo que Iván G. Campanioni) con Teresita Fernández, una muy conocida trovadora. El recital
se llamaba Teresita y nosotros, y, junto con Teresita, cantó el flaquito con guitarra. Ya lo he
escrito en otras ocasiones: fue una impresión imborrable.
19
(La Habana, Cuba, 1940). Escritor, periodista, editor, maestro y crítico literario y de danza. Fundador y director del
Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso y vicepresidente de la Asociación de Escritores de la UNEAC.
Premio Nacional de la Crítica (1986), de Crónica (1990) y de Edición (2001). En 1990 recibió la Distinción por la
Cultura Nacional.
Eduardo Moya:20
Durante el año 1967 yo estudiaba para director de televisión y trabajaba
como asistente de dirección de Manuel Rifat, un destacadísimo director de programas
musicales. Un día, haciendo el casting de uno de los programas, me dijo que el director musical
Mario Romeu había traído a un muchacho que poseía tremendo talento para que yo lo escuchara
y le grabara algunas canciones que eran de la autoría del muchacho. Para Manolo Rifat, que lo
había escuchado previamente, el muchacho tenía puntos de contacto con Charles Aznavour.
Pues bien, citado el muchacho para los estudios de grabación, nos encontramos y comenzamos
las sesiones. Para mí fue una sorpresa extraordinaria la belleza de lo que este muchacho
componía. Entre las piezas que grabó estaba «Y nada más», que me impresionó muchísimo. Le
pregunté cuántas canciones había hecho y me dijo que como 50 y que él se llamaba Silvio
Rodríguez. Silvio se presentó en el programa de televisión Música y Estrellas y cantó dos
canciones de las que habíamos grabado. A partir de ahí seguimos grabándole música.
20
(Cuba, 1936). Director y guionista de televisión. Ganador de varios premios nacionales.
Eduardo Ramos:21
Mi encuentro con Silvio fue muy simpático, todavía lo recuerdo. Yo tocaba
en un grupo que se llamaba Sonorama, esto sería en el año 1966, más o menos. Estábamos
trabajando en el hotel Caguama, en Varadero; nosotros ya habíamos oído hablar de Silvio,
aunque no conocíamos sus canciones. En el grupo estábamos, entre otros, Martín Rojas y yo, y
queríamos hacer cosas diferentes, combinar el jazz con el filin, un poco de todo eso. Y de
repente, un buen día, vemos que sale un muchachito, flaquito, así, de una cabaña, a un lado de la
nuestra, y yo le digo a Martín: «Mira, yo creo que ese es Silvio Rodríguez», porque nosotros ya
habíamos oído que él estaba en Varadero y que iba a tocar en el Caguama, y lo abordamos y
empezamos a conversar con él inmediata-mente. Esa fue la primera vez que Silvio actuó
profesional-mente, porque, bueno, él ya cantaba cosas en la Casa de las Américas y en el
ejército, en las unidades militares y todo eso, pero sentarse en un club o en un lugar público a
cantar, era la primera vez que Silvio lo hacía, y por supuesto que estaba nerviosísimo.
Entonces, teníamos un amigo, un trovador viejo, de apellido Cotán —todo el mundo lo
conocía así, como Cotán, quien, lamentablemente, falleció en 1995— que era muy simpático; y
entonces le dice a Silvio: «Ven acá, muchachito, ¿qué te pasa?». «Nada, que estoy nervioso,
nunca he tocado aquí, en este sitio». «Tengo el remedio para ti». Y fue al bar y pidió un trago
doble de añejo Carey. Y entonces, Silvio: «No, pero es que yo no bebo». «No, pero si quieres
tranquilizarte tienes que tomarte este ron». Y, efectivamente, Silvio se tomó aquellos tragos y
arrancó pa’l escenario, ¡y se lo comió! [risas].
21
(La Habana, Cuba, 1946). Compositor y arreglista. Fundador de la Nueva Trova Cubana. Ha grabado 17 discos. En
2002 recibió la Medalla Alejo Carpentier.
Elena Tamargo:22
Conocí a Silvio de una manera muy linda, cuando era muy niña, tendría
unos 17 años; él ya no era un niño, además de que ya era conocido, sin ser la estrella que fue
después. Un día, en 1975 o 1976, una amiga me dijo que Silvio iba a cantar por la noche en la
Biblioteca del Ministerio de Educación, y me preguntó si quería ir. Pedí permiso en mi casa, me
lo dieron, y me fui al recital, a escuchar a Silvio. Esa fue la primera vez que lo vi frente a mí.
Después había un brindis, al cual fui invitada y me quedé; en un momento él se acercó a mí y
me dijo unas palabras lindas, nos presentamos y me invitó a que lo acompañara a una cena esa
misma noche en casa de unas amigas, las hermanas Santamaría, donde había muchos artistas.
Esa noche, para mí que era una niña de origen campesino, fue como un exceso [risas], nunca
había estado en algo parecido y, por lo tanto, fue de una gran emoción. Silvio fue muy amable
toda esa noche, estuvo junto a mí todo el tiempo. Creo que se dio cuenta de que yo estaba muy
fuera de lugar. Me enseñó dos cosas esa noche: a jugar billar y a comer con palitos chinos
[risas], porque había arroz chino. Así empezó nuestra amistad.
22
(La Habana, Cuba, 1957). Premio de Poesía de la Universidad de La Habana, 1984; Premio Nacional de Poesía
Julián del Casal, de la UNEAC, 1987. Germanista, filóloga y doctora en Letras Modernas. Se dedica a la poesía que
escribe y a la que enseña.
Emilia Sánchez:23
Conocí a Silvio Rodríguez cuando todavía no hacía canciones (con lo cual
no afirmo que estas no estuvieran, ya, dentro de su cabeza). Al componer las primeras, las
sometió a mi consideración. Y ello —hay que subrayarlo— fue, en mi caso y en el suyo, una
gran pretensión, pues teníamos entonces 17 años (con seis meses a mi favor). Recuerdo
perfectamente que, haciendo una guardia nocturna en el local de la revista Bohemia, en la
habanera Avenida de Rancho Boyeros —cuando Silvio transitaba por el Servicio Militar
Obligatorio, que así se llamaba—, me pidió que le visitara allí para entregarme un regalo. El
agasajo consistió en algunas canciones. Las oí con suma atención. Supe (y él lo debe haber
sabido también; esta certeza temprana todavía me conmueve) que en el entorno había surgido la
melodía que necesitábamos. Estoy hablando del año 1964, cuando los jóvenes cubanos con
inquietudes culturales estábamos abriendo los ojos al mundo que nos rodeaba, mientras nos
movíamos en una sociedad que lo estrenaba todo.
Silvio y yo nos habíamos conocido poco tiempo antes, por medio de una amiga común. Pero
no estaría contribuyendo a la verdad si no dijera que, desde el instante de vernos, sentimos
afinidad.
23
(Camagüey, Cuba, 1947). Filóloga, escritora, investigadora, asesora, docente, editora y guionista, máster en Cultura
Latinoamericana por la Universidad de Camagüey. Ha sido miembro del Consejo Científico de la Universidad de
Camagüey y del Consejo Editorial en diferentes publicaciones cubanas. Ha fungido como jurado en diversos actos
científicos del Ministerio de Educación Superior y del Ministerio de Cultura de Cuba. Es autora de varios libros y
numerosos artículos y ensayos. Ha obtenido diversos premios y condecoraciones, entre ellos, la Medalla por la
Educación Cubana y la Distinción Esteban Borrero.
Ernesto Rancaño:24
Conocí primero sus canciones, luego a él, ahora mismo a los dos. La
primera impresión fue que venía de un planeta extraño y seductor, y que me contaba cosas mías,
inadvertidas por mí.
24
(La Habana, Cuba, 1968). Pintor. Sus obras se encuentran en co-lecciones en Panamá, México, Jamaica y España,
entre otros países.
Frank Delgado:25
Yo no lo conozco a él como persona, sino como artista, bastante bien, desde
hace muchos años. La primera vez que oí hablar de Silvio fue una que mi mamá dijo, un poco
así, despectivamente, que había un tipo que cantaba en la televisión con un par de botas y una
camisita, vestido «de gente», o sea, no como los demás artistas, que se visten con moñitos y
todo, con brillo y cosas así.
Lo vi por primera vez en 1970 ó 1971, y me cayó muy bien. Silvio fue ese primer referente de
mi profesión. Después lo conocí personalmente en 1979 ó 1980. Ya yo estaba en la Nueva
Trova, en un lugar que se llamaba el Café Cantante. Él llegó una vez, me oyó, le gustó mucho y
me habló muy bien. He estado con Silvio en varias ocasiones: hice una gira con él en 1993 por
diversas ciudades de España; entre otros lugares, toqué con él en la plaza de toros de Las
Ventas, en el concierto Mano a mano, con Luis Eduardo Aute; fui invitado a ese recital, aunque
las canciones mías no salieron en el disco, pero ahí estuve.
25
(Pinar del Río, Cuba, 1960). Ingeniero hidráulico, trovador y cronista social, miembro de la novísima trova,
también conocida como la gene-ración «de los topos». Ha grabado 12 discos en solitario y ha colaborado en otros
cinco.
Frank Fernández:26
Conocí a Silvio en mi casa del barrio de Santo Suárez, me lo presentó
Alberto Rodríguez Arufe. Recuerdo que le pedí que me cantara algunas canciones, entre ellas
«Resumen de noticias», que para aquel entonces era una canción que cuestionaba a personas
burócratas que a su vez cuestionaban algunos aspectos de la canción de Silvio. Cuando la oí le
dije que me parecía una exageración el escándalo que se había formado sobre esta canción, y
que si a él lo molestaban, me parecía justo y normal que él respondiera con molestia.
Le toqué una sonata de Beethoven y ahí comenzó nuestra amistad, que se iría fortaleciendo
día a día con el trabajo de colaboración que yo realizara después con todo el movimiento de la
Nueva Trova.
26
(Mayarí, Cuba, 1944). Pianista concertista de prestigio internacional. Posee más de dos centenares de premios y
condecoraciones nacionales e internacionales, entre otros, el Premio Praga de Oro, Premio Rafael Alberti, Premio
Nacional de la Música y el título de Doctor Honoris Causa en Arte (ISA).
Gabino Palomares:27
A principios de 1976, Thelma Nava, la última esposa del poeta Efraín
Huerta, fue a Cuba y cuando regresó me llamó por teléfono para decirme que me había traído
unos casetes —mal grabados, por cierto—. Me dijo: «Es de dos muchachos que están haciendo
canciones muy bonitas en Cuba. Se llaman Silvio Rodríguez y Pablo Milanés». Los escuché y…
¡a la segunda canción no aguanté la voz tan chillona de Silvio y de Pablo! [risas] Dije: «No
puedo, no puedo, no puedo escucharlos, mis oídos no toleran sus voces». Bueno, toleraba un
poco a Pablo, pero no a Silvio [risas]. Thelma después me regaló un disco de ellos y ya el
sonido era más tolerable, y pude percibir la extraordinaria calidad de Silvio y Pablo. Para mí fue
un hallazgo que después —tengo que reconocerlo— me influyó tremendamente para hacer
canciones.
Thelma después me confesó que me había dado ese material porque quería que los conociera,
porque iban a formar parte de la primera delegación cubana que venía a México. Entonces,
como atención a Thelma, fui a buscar a Silvio y a Pablo. Me encontré a Silvio por allá, que ni
Dios Padre lo conocía en México y, bueno, fui por él, lo rescaté a él y a Pablo, me los llevé para
mi casa y los invité a comer. Por cierto, descubrí que a Silvio no le gusta el pollo y, para colmo,
ese día era pollo y quedó cruda la carne; Silvio estuvo a punto de vomitar varias veces [risas];
tuvimos que salir a buscar a la cocina económica algo para que comiera.
En esa época, yo tenía un Volkswagen amarillo, y Silvio casi me destrozó la guantera porque
estaba nerviosísimo: «¡Despacio, despacio! ¡Ese carro viene! ¡Cuidado!» [carcajadas]. «¡Silvio,
cálmate, no pasa nada!». «¡Chico, es que se vienen en-cima los carros!». Estaba muy nervioso.
Es que, comparado con el tráfico de Cuba, esto es otra cosa, ¿no? A partir de entonces, cada vez
que Silvio venía a México, nos veíamos; y cuando yo iba a Cuba, Silvio me mandaba llamar
para que platicáramos y nos hicimos muy buenos amigos.
Guadalupe Pineda:28
El encuentro fue en la Universidad, cuando yo estudiaba Sociología en
la UNAM. Esto fue a finales de los setenta. Conocí primero la obra de Silvio, indiscutiblemente
aquella canción «Madre», «La canción del elegido» y tantas otras. A Silvio y a Pablo los
veíamos como unos seres míticos, casi semidioses, unos seres que batallaban en la Revolución
Cubana, que llevaban su fortaleza por medio de su canto, su consuelo, su apoyo y la solidaridad
del pueblo cubano.
Cuando ya me empecé a ligar al movimiento musical, formé parte de un grupo que se llamó
Sanampay. Muy pronto el grupo empezó a ser reconocido en el medio musical. Conocí en
persona a Silvio porque tuvimos una propuesta muy interesante: hacer una gira en autobús por
varios lugares de la República mexicana con Noel Nicola y Silvio Rodríguez. Nos fuimos de
aquí, del D.F., llegamos hasta Tulum, y tuvimos oportunidad de convivir bastante a lo largo de
la gira.
27
(Comonfort, Guanajuato, México, 1950). Trovador. En 1982 fue secretario general del Comité Internacional de la
Nueva Canción. Autor de la inmortal «La maldición de la Malinche». Ha grabado una decena de discos.
28
(Guadalajara, Jalisco, México, 1955). Cantante que en sus inicios formó parte del grupo Sanampay, con el que
grabó dos discos y realizó numerosas giras por la República mexicana. Como solista ha grabado más de 20 discos y
ha recibido varios discos de oro y de platino por más de cuatro millones de discos vendidos. Se ha presentado en los
principales escenarios de México, Argentina y Francia, entre otros países.
Guillermo Rodríguez Rivera:29
Conocí a Silvio en la revista Mella, donde trabajábamos. Silvio
era dibujante y yo escribía crónicas. Los dos éramos muy jóvenes: yo tenía entonces 17 ó 18
años y Silvio tenía 14 ó 15, era prácticamente un niño, pero ya también hacía sus cancioncillas.
Unos cuantos años después lo reencontré, a propósito de un recital con Teresita Fernández, en
1966 ó 1967. Víctor [Casaus], quien también había trabajado en Mella, lo había visto algunas
veces después de que todos habíamos salido de la revista, y cuando íbamos a hacer el recital con
Teresita, me dijo: «¿Tú te acuerdas de Silvio, que trabajaba en la revista Mella? Está haciendo
unas canciones muy buenas, mañana vamos a hacer un ensayito en Bellas Artes. Ve ahí y óyelo,
a ver qué te parece». Fui y, por supuesto, me gustaron mucho sus canciones.
Ahí conocimos a Silvio y después empezamos una amistad que no ha parado desde entonces,
y ya llevamos más de cuarenta años de ser amigos.
29
(Santiago de Cuba, Cuba, 1943). Escritor, poeta y profesor. Ha colaborado en diversas revistas como Mella, RC, El
Caimán Barbudo y en casi todas las publicaciones literarias cubanas. Es autor de libros sobre poesía, novela, ensayos,
crítica y teoría literaria. Ha ganado el Premio de la Crítica en 1984 y 2003. Junto con Víctor Casaus, recibió el
Premio de Honor Cubadisco 2008.
Hebe Rosell:30
Conocí la obra de Silvio desde Argentina, en el setenta y tantos, cuando
llegaron algunas de las canciones de él y Pablo. En los últimos días, antes de que saliéramos de
Argentina, llegaron unos casetes de Silvio. Y andábamos canturreándolos por ahí, bastante, me
acuerdo. Silvio me tenía impresionada por el nivel poético de sus canciones.
En 1978, Naldo Labrín me invitó a formar parte del grupo Sanampay; acepté enseguida, y no
tardó mucho tiempo (creo que llevaba yo tres o cuatro meses con el grupo, recién llegada a
México) cuando se organizó la primera gira con Silvio y Noel por el interior del país. En esa
gira hubo bastante proximidad con ellos. ¿Te imaginas lo que es ir de gira? Anduvimos por
bastantes lados: Monterrey, Guanajuato, Chiapas, dando vueltas y cantando en lugares muy
disímiles.
30
(Buenos Aires, Argentina, 1950). Cantante y músicoterapeuta argentino-mexicana. Fue integrante de los grupos
Huerque Mapu, Sanampay y El Séptimo Aire, con los que grabó media docena de discos. Como solista ha grabado
varios más, entre los que destacan Tarumba, con poemas de Jaime Sabines, y Para ser otra, con poemas de Olga
Orozco.
Héctor Arturo Valdés:31
En el curso 1960-1961, si mal no recuerdo, Silvio estuvo matriculado
en la misma escuela secundaria básica donde yo estudiaba, la Carlos Juan Finlay, en la barriada
habanera de El Vedado. Él nació en San Antonio de los Baños, en las afueras de la capital, pero
apremios eco-nómicos familiares lo obligaron desde muy pequeño a trasladarse hacia la urbe.
Silvio residía en una zona que hoy pertenece al municipio de Centro Habana, muy cerca de la
calle Zanja, casi en pleno barrio chino.
31
(La Habana, Cuba, 1946). Periodista, poeta y escritor. Se inició a los 16 años en el periodismo, en Prensa Latina,
agencia latinoamericana de noticias fundada por el Che Guevara. Continuó su labor periodística en Mella, Verde
Olivo y Moncada. Ha colaborado en di-versas estaciones de radio y televisión y en el periódico Granma. Es editor
jefe de la página web Cubahora. Ha obtenido el Premio de Poesía (UNEAC, 1969), la Primera Mención en el
concurso de cuentos (1970) y el Premio de Teatro (1973), además de numerosas condecoraciones y medallas.
Conocí primero al Silvio Rodríguez ser humano, joven, estudiante, fidelista y guapo.32
Yo
presidía la Asociación de Estudiantes de nuestra escuela secundaria, y a poca distancia teníamos
una iglesia católica, que ya no solo los domingos, sino diariamente servía de base a
provocaciones de todo tipo. En más de una ocasión tuvimos que enfrentarnos a aquellos actos
grotescos; recuerdo perfectamente una en la cual un numeroso grupo de estudiantes nos
dirigimos a la iglesia al enterarnos de que el sacerdote iba a dar lectura a una carta pastoral
contrarrevolucionaria. De las palabras se pasó a las manos. Y puedo decir que Silvio, flaco y
enclenque como era en aquella época, fue de los que más participación tuvo en la respuesta a los
provocadores. De su obra poética y musical aún nada conocía. Pero ese día supe que estaba del
lado de los buenos.
32
Guapo es una expresión muy cubana para designar a los valientes, a los que no dan marcha atrás y siempre están en
la primera línea en una confrontación física o verbal.
Estrechamos relaciones y algunos mediodías nos íbamos a almorzar a su pequeña casa, donde
Argelia, su madre, se apuraba en prepararnos algo, pues por la tarde teníamos nuevas sesiones
de clases. En medio de las asignaturas, durante los recesos, en el aula o fuera de ella, Silvio
andaba siempre escribiendo cosas en una pequeña libreta escolar, que doblaba y guardaba en el
bolsillo trasero de su pantalón. Después supe que eran poemas, de esos que quizás sirvieron para
llevar al pentagrama y eternizarlos.
Ivette Carnota:33
Conocí a Silvio porque la primera canción de mi vida que recuerdo es «El
Mayor». Siempre tenía un cancionero que se hizo viejo entre mis manos y mi pésima voz,
mientras me encerraba horas en el baño a cantar esa canción, para el desespero de mi madre. A
partir de ahí, cada vez que escuchaba la voz de Silvio por la radio quedaba atenta y prendada de
su singular manera de decir. Luego, cuando años más tarde tuve la fortuna de conocerlo y
quererlo, dejó de existir para mí la diferencia entre el que canta y el maravilloso ser humano que
es Silvio.
33
(La Habana, Cuba, 1969). Licenciada en Lengua y Literatura Inglesa por la Universidad de La Habana. Tropera.
Jorge Fuentes:34
En 1966, Silvio era un muchacho tímido y risueño que había compuesto en la
guitarra canciones como «La bruja» [«Es sed»] o «Quédate» (la que más me gustaba). Había
aparecido por Coppelia, en el corazón de La Habana, donde nos reuníamos un grupo de poetas,
escritores y profesores, en la que creo sea la primera peña literaria gestada en una heladería.
Sobre esto he publicado algo en La Gaceta de Cuba:
Por esos días […] apareció Silvio Rodríguez […]. Su casa se convirtió en punto de contacto y lugar
de localización obligada en horas del día. Esto se debió, más que a Silvio, a Argelia la madre, una
mujer sensacional a la que no le molestaba nada. Recogía recados, daba consejos, localizaba a la
gente y nos pelaba, sobre todo al Rojo [Luis Rogelio Nogueras] y a Víctor [Casaus]. […] [Un día] le
canté a Silvio «Mis 22 años» de Pablito a quien no conocía. Recuerdo la impresión que le causó y sus
deseos de conocer a Pablo, que era mi amigo, porque cada uno por su lado andaba en la misma
frecuencia. Luego vino el recital de Casa de las Américas donde Nilvio, Cablito y Sicola [Silvio,
Pablito y Nicola] —como decíamos— comenzaron el movimiento de la Nueva Trova Cubana.35
Hoy no puedo decir cuál fue mi primera impresión sobre Silvio. Hace más de cuarenta años
que nos conocemos, hemos pasado juntos muchas cosas, buenas y malas, y en 1976
compartimos la alegría y los peligros de la lucha por la liberación de Angola. Sus hermanas,
sobre todo María, han sido para mí entrañables y siento adoración por su madre. Sin embargo,
puedo dar mi última impresión: Silvio es un artista extraordinario, nació con el don de la poesía,
decir también de la música resulta redundante.
34
(La Habana, Cuba, 1945). Licenciado en Lengua y Literatura Hispánica por la Universidad de La Habana. Profesor
universitario y conferencista. Director de cine, guionista, poeta y escritor, ha publicado diversos artículos, sobre todo
de crítica de arte. Ha dirigido numerosos documentales, series de televisión y largometrajes, por los que ha recibido
numerosos premios nacionales e internacionales, así como diversas distinciones: por la Cultura Nacional, al Mérito
Artístico y al Mérito Pedagógico.
35
«Parfait para Wichy el Rojo», en La Gaceta de Cuba, no. 3, mayo / junio de 1998, año 36.
Jorge Perugorría:36
Descubrí a Silvio en mi adolescencia, en el mismo momento en que
descubrí el amor y el desamor, cuando mi curiosidad por entender la vida me llenaba de dudas y
contradicciones, y mis sentimientos me provocaban más preguntas que respuestas, cuando
«soñaba con serpientes». La primera impresión que tuve al descubrir a Silvio fue la de
escucharme a mí mismo, la de encontrar un yo superior, un maestro.
36
(La Habana, Cuba, 1965). Es el actor más internacional de Cuba. Ha sido dirigido por Tomás Gutiérrez Alea, Bigas
Luna y Miguel Littin, entre otros. En 1996, el Consejo de Estado de la República de Cuba le otorgó la Distinción por
la Cultura Nacional. Ha sido premiado en numerosas ocasiones como mejor actor masculino en su país y en
Iberoamérica.
José María Vitier:37
Me remito al siguiente texto, fragmento del que redacté para el
lanzamiento de un disco mío en el que Silvio canta dos temas:
Era a finales de los 60 y Silvio llegaba a veces con Sergio, mi hermano, a nuestra casa del barrio de
La Víbora. Yo lo recuerdo nítidamente uno de esos días, tocando una tras otra como cuatro canciones
acabadas de escribir, y yo pensando, qué bueno sería aprender también un poco de guitarra para poder
tocar esas canciones tan distintas que, además de arrobar a las muchachas, dejaban una especie de
vértigo en el alma.
Así que, primero conocí su obra. Mucho después comenzó nuestra amistad.
37
(La Habana, Cuba, 1954). Músico, pianista y compositor, cuya obra vincula la expresión culta con las raíces
populares de la música cubana. Ha compuesto la música para numerosas películas y series de televisión, espectáculos
teatrales, conciertos para orquesta sinfónica y música de cámara. Ha grabado más de 14 discos. En 1999 recibió la
Medalla Alejo Carpentier y en 2004, la Orden Félix Varela.
Juan Pin:38
La primera vez que lo vi él estaba sentado sobre el sofá gris de la sala de mi casa,
cantando «Las brujitas», canción que se conoce como «Los cazadores de brujas». Debe haberme
llamado la atención que, aunque mi madre es una mujer de abundantes conocimientos y
sensibilidad musicales, hubiera una persona descargando que, además, presentaba la canción
como «Los cazabrujas de dores». Seguro me causó una impresión agradable, placentera, porque
me gustaba mucho verlo, realmente era una alegría especial cuando nos visitaba, o me lo
encontraba en la calle, o escuchaba las viejas cintas que mi padre rescató del fuego.
38
(Cuba). Director de televisión, historiador del arte.
Juan Vilar:39
Conocí a Silvio en 1967. Yo era el director de programación del ICR, un alto
cargo de la televisión nacional, me lo presentó Humberto García Espinosa, un amigo mutuo. Me
dijo: «Ahí hay un muchacho que es increíble, quiero que vengas al estudio». Me encontré con
un muchachito flaquito, todo esmirriado. Se me acercó con una maravillosa sonrisa y me dijo:
«Mucho gusto», y empezó a tocar la guitarra. Recuerdo que cantó tres canciones: «Nuestra
ciudad», «Es sed» —que todo el mundo conocía como «La brujita», una canción muy propia de
los 20 años que Silvio tenía— y la que se llama «Y nada más», que no tenía nada que ver con
los 20 años de Silvio. Lo que atrajo mi atención fue la tremendísima diferencia que había entre
una y otra canción. Entonces le pregunté: «Silvio, ¿tú tienes más canciones, aparte de estas tres
que me has cantado?». Y él responde: «Tengo como 70». «¡Como 70!» [risas].
Silvio es mágico y la gente percibe esa magia. Me imagino que eso me pasó a mí porque yo,
un alto funcionario de la televisión y del radio, no debe dar facilidades con ligereza, porque,
bueno, no todo el que quiere cantar tiene grandes posibilidades; tú no puedes usar todos los
recursos para que todo el mundo se pruebe. O sea, yo había oído solamente las tres canciones a
Silvio; inclusive, no me había impactado como nada extraordinario en el modo de decir, en la
voz, las canciones, sino que me había impactado como persona, ese muchachito. Se me ocurrió
darle un estudio con tres horas diarias para que fuera grabando todas sus canciones.
39
(Cuba). Director de televisión, productor de largometrajes del ICAIC, Jefe del Departamento de Programas del
ICRT. Ha realizado talleres de producción y ha sido jurado en distintos festivales de cine y televisión. En 2007
obtuvo el Premio Nacional de Televisión.
Katia Cardenal:40
Su obra empezó a sonar en Nicaragua en 1979, después de la Revolución
Sandinista. Lo conocí personalmente de una manera muy particular: mi papá me lo pre-sentó,
aunque él no lo conocía tampoco. Silvio dio un concierto para los trabajadores del Ministerio de
Cultura (recién fundado en 1980). Mi madre trabajaba allí, fui de colada, igual que mi padre; él
trajo a Silvio hasta mí y le dijo que yo también era músico. ¡Imagínate!, ¡qué atrevido!
La segunda vez que lo vi (él no se acordaba de la primera, seguramente), Silvio se me acercó
durante el Festival Abril en Managua, III Festival de la Nueva Canción en Nicaragua, en 1983.
Me preguntó si yo era Katia, que él me había visto en un programa de televisión en La Habana
(había ido en 1981 con mi hermano, con quien formo el dúo Guardabarranco, y habíamos
grabado un programa para la tele cubana). Me comentó que le había llamado mucho la atención
el trabajo del dúo, y así comenzó nuestra amistad. Todas las veces que lo he encontrado me ha
parecido una persona cálida, tímida, con un aura hermosa.
40
(Managua, Nicaragua, 1963). Cantora, compositora y productora. En sus inicios, con su hermano Salvador, fundó
el dúo Guardabarranco, con el que grabó diez discos. Como solista suma otros nueve.
Lázaro García:41
Conocí a Silvio y a Pablo en 1972. Empezamos a darle cuerpo a esta
caracterización de trovador, que comienza a nacer a partir de esta afinidad estética y ética, con
esta dosis ideológica muy fuerte. Éramos como una hermandad, como una tropa de
compositores haciendo actividades: íbamos a los centros estudiantiles, de trabajo, etcétera. Fue
una etapa muy bonita, en la cual nos acercamos mucho, a tal punto que, cuando iba a La
Habana, me quedaba en casa de Silvio, de Noel o de Pablo. Y esto empezó a trascender sin
pretenderlo. No sabíamos ni de qué se trataba lo que hacíamos, era la necesidad lo que nos
impulsaba.
Mi relación con Silvio se fue dando poco a poco y se estrechó aún más cuando me voy para
Angola en enero de 1976. Allí me encuentro con una brigada compuesta por Silvio Rodríguez,
Vicente Feliú, el grupo Manguaré y Los Cañas, y cuando nos encontramos, bueno, fue una
cosa… Tan lejos y en situaciones tan especiales. Hacen una consulta y piden a la dirección
política que me dejen realizar la gira con ellos, y como yo era trovador, no hubo dificultades.
Estuvimos de gira cerca de dos meses y hubo un poco más de cercanía, de convivencia, pude
saber más de él, conocer más su carácter, su vida íntima; compartimos un poquito lo que es
inherente en ese estado de cosas de viajar juntos: dormir donde se pudiera, correr los mismos
peligros. Eso nos hermanó todavía más. Conversamos las cosas íntimas, los amores, las
decepciones, los desamores, la patria lejos, eso ya nos fue crean-do un acercamiento más vital.
Las amistades bonitas se fortalecen en situaciones difíciles, pasan por un tamiz mucho más
profundo y los lazos se hacen más permanentes, mucho más fuertes. Eso es lo que ha pasado
con Silvio y conmigo.
41
(Cienfuegos, Cuba, 1947). Trovador y poeta. Ha ganado diversos premios de festivales de la canción y concursos
literarios, la Orden por la Cultura Nacional y la Medalla Alejo Carpentier en 2002. Se ha presentado en diversos
países de América, África y Europa. Ha grabado media decena de discos.
Liuba María Hevia:42
Conocí la música de Silvio siendo apenas una niña. Este suceso vive en
mi memoria como algo francamente estremecedor. Estaban radiando «La era está pariendo un
corazón» y me quedé paralizada. Esa voz que escuché, esas palabras, abrieron una puerta
desconocida, incomprendida entonces, pero embrujadora hasta el punto de pedir con urgencia
una guitarra. Luego escuché «Te doy una canción» con una emoción hasta ese momento
desconocida para mí, y recuerdo haber pensado: «Estoy enamorada de ese hombre»…
42
(La Habana, Cuba, 1964). Trovadora y compositora. Ha grabado diez discos en solitario y ha colaborado en otros
21. Ha recibido múltiples premios y reconocimientos, entre ellos, la Distinción por la Cultura Nacional (1995).
Lourdes de los Santos:43
A Silvio lo conozco desde hace mucho tiempo, desde 1967 ó 1968,
cuando empezó a aparecer en la televisión cubana un programa titulado Mientras tanto, en el
que salía un muchacho flaquito que conducía aquel programa y que cantaba canciones
diferentes, sobre temas que me tocaban profundamente como joven, y comencé a seguirlo.
Después coincidimos en varias fiestas particulares donde él iba a descargar, y en actividades
culturales. Una de ellas que nunca olvido fue en el teatro de la escuela Valdés Rodríguez;
recuerdo que había poco público y fue prácticamente un recital para privilegiados.
43
(La Habana, Cuba, 1955). Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de La Habana. Productora y
realizadora de documentales, por los que ha recibido diversos premios nacionales e internacionales.
Luis Eduardo Aute:44
Conocí primero las canciones a través de un amigo común, un director
de cine español. Bueno, eran dos personas de cine que estuvieron en Cuba, conocieron a gente
de la trova, sobre todo a Silvio y a Pablo, y se trajeron unas cintas a Madrid. Estuvimos juntos
en casa de uno de ellos, nos pusieron las cintas, y fue el primer contacto que tuve con las
canciones de Silvio y de Pablo. Me quedé absolutamente sensibilizado con su propuesta musical
y literaria. Entendí que, además, había ideas, emociones comunes, una imaginería común sin
conocernos y eso me sorprendió.
Entonces, cuando estos amigos volvieron a Cuba, les envié a Silvio y a Pablo unos discos,
unas cintas mías. Silvio y Pablo escucharon las canciones mías y les sucedió algo muy parecido
a lo que me ocurrió cuando escuché las suyas. A partir de ahí, hubo un intercambio de cintas y
de discos en diversos viajes de estos amigos, hasta que ya los conocí personalmente en Madrid,
en su primer concierto que dieron en la ciudad. Desde entonces, siempre que han ido a Madrid o
siempre que he ido a Cuba, nos hemos reunido y hemos compartido todo tipo de relaciones,
desde las puramente amistosas, hasta las creativas e, incluso, las familiares...
44
(Manila, Filipinas, 1943). Compositor e intérprete, pintor y cineasta español. Ha grabado más de 30 discos en
solitario y ha colaborado en otros 50. Ha publicado más de una docena de poemarios, ha escrito y dirigido numerosos
cortometrajes y largometrajes, ha musicalizado numerosas películas y obras de teatro y participado en más de 50
exposiciones de pintura, tanto individuales como colectivas.
Luis Pavón:45
En l965 yo era director de la revista Verde Olivo; en esa misma época, Óscar
Azúa era miembro de la dirección política del Ejército de Occidente, donde Silvio Rodríguez
era recluta. Allí editaban el pequeño periódico militar Venceremos, en el que Silvio era
dibujante. Azúa me habló del talento y las posibilidades de Silvio y me propuso trasladarlo a
Verde Olivo. Estuve de acuerdo y así, en l965, Silvio vino a trabajar con nosotros. Era un joven
sencillo y en general se ganaba la simpatía de los demás con facilidad. Hacía dibujos y
caricaturas. Nos propusimos desarrollarlo como redactor. Funcionábamos como un taller, Silvio
participó en las tareas que se le encomendaron y se publicaron algunas caricaturas y reportajes
suyos, aunque poco tiempo, ya que él solicitó permiso para estudiar guitarra por la noche.
Pronto se supo que Silvio cantaba e inmediatamente tuvo la amistad y simpatía, sin
excepciones, de sus compañeros. En cierta ocasión me visitó una señora para decirme que Silvio
nos engañaba, que él no estudiaba, sino que enamoraba a una muchacha, hija de esa señora.
Quería que nosotros lo impidiéramos. La pretensión era absurda. Naturalmente, no dimos
importancia a tal acusación, lo más probable es que fueran ciertas las dos cosas: estudiaba
guitarra y estaba enamorado, algo que, por cierto, siempre ha hecho.
45
(Holguín, Cuba, 1930). Poeta y periodista cubano. Fue Jefe de Redacción de la revista Verde Olivo y presidió el
Consejo Nacional de Cultura.
Manuel Argudín:46
Es curioso que, aunque conocí desde muy niño a la madre y a una de las
hermanas de Silvio, a él lo conocí mucho tiempo después por sus canciones; y aunque antes
habíamos coincidido alguna que otra vez, hace aproximadamente seis años tuve mi primer
encuentro cercano con él en una reunión en casa del cantautor y amigo común Amaury Pérez.
Esa tarde, a petición de Amaury, canté mi canción «Mu-chacha no te enamores» y recibí un
comentario aprobatorio y fraternal del trovador mayor. Ese día me sentí premiado por Dios y
por la vida al ver que estaba frente al autor de la primera canción que canté en público cuando
contaba solo con once años de edad. No pudo ser mejor la experiencia, ya que recibí toda la
autenticidad y el verbo inteligente y profundamente humano de Silvio.
46
(La Habana, Cuba, 1961). Trovador. Ha grabado un par de discos en solitario y participado en varios más. Se ha
presentado en diversos países de América y Europa.
Martha Valdés:47
La primera vez que recuerdo haber oído hablar sobre Silvio fue en 1967 ó
1968, en la Casa de las Américas, y fue el compositor Harold Gramatges, entonces director del
Departamento de Música de esa institución, quien me comentó, a propósito de los conciertos de
la Canción Pro-testa que se estaban organizando en ella, acerca de un mu-chacho muy
interesante que estaba en el Servicio Militar. La primera vez que recuerdo haberlo visto y
escuchado fue en un estudio grabando «La era».48
Tuve la noción clarísima, en ese momento, de
que algo nuevo estaba pasando en la vida musical cubana, totalmente diferente a lo que ya
existía. Eran un todo: su canción, su guitarra y su canto.
47
(La Habana, Cuba, 1934). Escritora, compositora, arreglista y cantante de la generación del filin. Ha grabado 14
discos en solitario y con otros intérpretes. Ha recibido numerosos premios y reconocimientos, entre ellos, la Medalla
Alejo Carpentier (1988), la Orden Félix Varela (2004) y el Premio Nacional de Música (2007).
48
«La era» es la forma abreviada con que se conoce popularmente a la canción de Silvio «La era está pariendo un
corazón».
Maru Enríquez:49
Llegó un casetito a la peña El Nahual con una grabación del Grupo de
Experimentación Sonora del ICAIC —estoy hablando del año 1973-1974, que fue justo cuando
estábamos ahí, en plena peña—, y todos nos quedamos: «¡Ooooooooh! ¡Coño, batería! ¡Coño,
guitarra eléctrica! ¡¿Cómo?!, ¿qué están diciendo?, ¿cómo?, ¿que están haciendo?».
En el año 1974 ó 1975 tuve oportunidad de viajar a Cuba, y entonces pensaba: «Tengo que
conocer a estos señores a como dé lugar». Hice los contactos en Casa de las Américas, y así
conocí a Silvio, a Noel, a Sara y a Pablo. Fue el comienzo de una amistad entrañable que dura
hasta la fecha. Después, ellos vinieron a México, pero nadie los conocía. Se quedaban en mi
casa o en casa de amigos. Nos empezamos a juntar la bola de amigos de ellos: cantantes,
músicos y eso, para apapacharlos y llevarlos adonde necesitaran, buscarles lugares para
chambear, espacios en los que trabajaran su música.
49
(México). Cantante, locutora y actriz. En sus inicios formó parte de los grupos La Nopalera (con Marcial
Alejandro, Emilia Almazán, Arturo Cipriano y Jaime López) y Rehilete (con Cecilia Toussaint, entre otros). Ha
grabado media docena de discos en colectivo y tres más en solitario.
Miriam Ramos:50
Recuerdo que conocí a Silvio en diciembre de 1967. Fue en Varadero,
durante el Primer Festival Internacional de la Canción. Yo formaba parte de la representación
cubana junto a artistas tan importantes como Bola de Nieve (honor muy inmerecido en aquel
momento para mí, que apenas comenzaba mi carrera). Uno de los días del Festival me dijeron:
«Vamos a escuchar a un muchacho que tiene unas canciones raras». No recuerdo dónde fue
exactamente, lo que recuerdo es que aquello que escuché —«Es sed» y «Alguien»— me dejó
fascinada. Fíjate que no recuerdo de ese momento nada que no sea a Silvio cantando aquello tan
hermoso. Así fue como lo conocí.
50
(La Habana, Cuba, 1946). Cantante, compositora, actriz y conductora de programas de radio y televisión. Ha
grabado ocho discos en solitario y otros tantos en colectivo. Ha brindado numerosos recitales por Cuba, otros países
de América, Europa y Japón. Ha ganado numerosos reconocimientos, entre ellos el Gran Premio Cubadisco 1999, la
Medalla Alejo Carpentier en 2002 y la Distinción por la Cultura Nacional.
Miryam Quiñones:51
Conocí a Silvio, la música de Silvio, en esa etapa de transición entre el
colegio y la universidad, que es cuando creo yo ha llegado a la mayoría de nosotros este tipo de
canto. Recuerdo haber oído «Ojalá» por primera vez en un sofá de mi casa, cantada por mi
hermano, que por aquel entonces tocaba la guitarra y tenía un grupo con sus amigos, ya
universitarios, y quedé absolutamente fascinada por aquella música distinta a lo que hasta ese
momento había escuchado: esos acordes, esa melodía, esa letra… ¿Qué era aquello? Era poesía,
pero cantada; era un lenguaje diferente, lírica y musical-mente. Tenía que adentrarme más en
ello, no había duda: fue amor a primera oída.
51
(Perú). Comunicadora social y cantante. Realizó estudios de canto en el Conservatorio Nacional de Música de Perú,
así como en la Escuela de Artes Vocales de Santiago de Chile, entre otros. Ex integrante de los grupos Mixtura y
Silvio a la Carta, con los que grabó varios discos. Como solista se ha presentado en varios países de América y
Europa, y ha grabado hasta la fecha tres discos producidos de manera independiente.
Noel Nicola:52
Bueno, hace nada que conozco a Silvio, una bobería: poquito más de 30 años,
lo conocí en 1967. Yo estaba en un combito.53
Hacía unos boleros con unas letras muy raras, y
un combo estaba grabando un bolero mío en un estudio de la radio. Yo estaba con ellos ahí para
decirles cómo era la grabación y Silvio entró. Alguien me lo presentó y no volví a verlo, hasta
que nos citamos en la Casa de las Américas, pa’ hacer el primer concierto que hicimos todos
juntos en febrero de 1968, dos o tres meses después de conocernos.
Físicamente, nos parecíamos mucho en aquella época: los dos éramos flaquitos, dientoncitos,
blanquitos, paliditos, pero más peludos [risas]. Éramos paliduchos, malcomidos,
trasnochadores. Antes de conocer a Silvio había escuchado una canción de él por radio, y alguna
otra después de verlo. El día que llego a ver a Silvio en verdad fue una semana antes del
concierto; nos reunimos en la Casa de las Américas, y nos cantamos todas las canciones.
Lo que sucedió es que Pablo y Silvio estaban solos para hacer ese primer concierto de la
Canción Protesta en la Casa de las Américas. Entre él y Pablo se pusieron a sumar, y tenían muy
pocas canciones de contenido político evidente o directo, y dijo Silvio: «Bueno, pues no nos
alcanzan las canciones, pero yo conozco a un tipo, que me han hablado de él». Y a Pablo
también le habían hablado de mí. Finalmente, nos conocimos los tres de verdad en la Casa de
las Américas.
52
(La Habana, Cuba, 1946-2005). Compositor, trovador y productor musical. Fundador y primer presidente del
Movimiento de la Nueva Trova Cubana. Grabó 11 discos en solitario, colaboró en 35 colectivos y produjo decenas
para otros artistas. Escribió música para cine, teatro, televisión y documentales. Realizó conciertos por Cuba,
América, África y Europa. Recibió numerosos premios y reconocimientos, entre ellos, la Medalla Alejo Carpentier en
2002 y la Orden Félix Varela en 2004.
53
Según el Glosario de la salsa [http://www.salsa-in-cuba.com/esp/glosario_c.html], el combo es un tipo de orquesta
«que se desarrolla en Cuba a finales de los años cincuenta y prolifera a todo lo largo de los años sesenta. La orquesta
estaba formada por varias secciones (vientos, cuerdas, percusión, etcétera) pero de un solo instrumento por sección:
una fórmula orquestal reducida, adaptada a los pequeños clubes de La Habana».
Omara Portuondo:54
Conozco a Silvio de un programa de televisión que fue de las primeras
cosas que él hizo; por ese programa, nosotros supimos que existía una persona que se llamaba
Silvio Rodríguez, y cuando te digo «nosotros» me refiero a Cuba. El programa se llamaba
Mientras tanto, y ocasionalmente lo vi. Era los domingos, con mucha audiencia, fui invitada a
cantar una canción y canté una de él. Creo que canté, precisamente, «Mientras tanto». Me
pareció fantástico desde que empecé a verlo como autor y cantante: «¡Pero qué novedoso este
muchacho!, ¡qué brillante canción!». Yo tenía conocimiento de otro autor, que es fantástico, que
se llama Pablo Milanés, que cuando lo conocí trabajaba en un cuarteto vocal, con muchas
actuaciones. Y le hablo a Pablo de Silvio Rodríguez.
Bueno, pues así, a partir de este programa de televisión es que conozco a Silvio Rodríguez, no
íntimamente, sino que lo veo actuar: un muchacho muy joven, delgado, con una ex-presión de
seguridad en el rostro. Sus canciones y él mismo comenzaron a ser un suceso grandísimo en
Cuba, y un movimiento que se llamó Nueva Trova, que fundamentalmente lo encabezaban
Pablo y Silvio.
54
(La Habana, Cuba, 1930). Cantante. Una de las mejores voces fe-meninas en la historia cubana, mejor conocida
como la novia del filin. Inició su carrera a los 16 años, cuando formó parte de diversas agrupaciones, tanto vocales
como de baile: Loquibambia, Tropicana, Las Mulatas de Fuego, la Orquesta Anacaona, el Cuarteto de las Rosas y el
cuarteto Las D‟Aida, con las cuales se presentó en diversas ciudades de Cuba y América. En 1967 comenzó su carrera
como solista, y continuó sus presentaciones en teatros, cabaret, programas de radio y televisión, a la vez que realizó
giras por América, África y Europa. Ha grabado decenas de discos y ha recibido innumerables premios y
reconocimientos, entre otros, la Medalla Alejo Carpentier (1988), la Orden Félix Varela (2002), el Premio Nacional
de Música (2006), el Grammy Latino por el mejor disco del año, con el Buena Vista Social Club (1998) y el Grammy
Latino por mejor albúm tropical por su disco Gracias (2009).
Pablo Menéndez:55
Un amigo mío, estudiante de pintura de la Escuela Nacional de Arte,
donde yo estudiaba en La Habana, me invitó a un concierto-recital de música y poesía de la
revista El Caimán Barbudo en el Museo de Bellas Artes, creo que fue en el año 1967. El que
cantaba era Silvio. Después Silvio vino con nosotros a casa del amigo mío y estuvimos
conversando. Me encantó su concierto y su manera de proyectarse. Creo que sentí una
identificación muy natural desde ese primer encuentro. Después trabajamos juntos en el Grupo
de Experimentación Sonora del ICAIC y él me invitó a tocar en casi todos sus primeros discos.
55
(Oakland, Estados Unidos, 1952). Músico, compositor y arreglista. Integrante del Grupo de Experimentación
Sonora del ICAIC y fundador del Movimiento de la Nueva Trova Cubana. Actualmente se presenta con su grupo
Mezcla, fusión de jazz, rumba afrocubana, rock y salsa, con el que ha grabado cinco discos.
Pepe Ordás:56
Primero escuché su música. Visitaba mucho la casa de Silvio por Anabell, la
hermana, que siempre hemos sido muy buenos amigos, y Argelia, la mamá, que es una
maravilla y hace unas natillas de chocolate que te chupas los dedos [risas]. En realidad, nunca
ha sido una relación demasiado íntima; no estoy en su círculo de amigos más íntimos, pero sí
tengo el placer de que nos conocemos.
56
(Cuba, 1959). Trovador, músico, arreglista, productor y compositor. Fundador y director del grupo Guaicán. Ha
compuesto música para cine y televisión. Ha participado en la producción de numerosos discos y ha grabado uno en
colectivo y otro en solitario.
Pepe Sulaimán:57
Conocí la música de Silvio desde mediados de los ochenta, cuando se hizo
mucha publicidad a Silvio y Pablo con el disco doble del concierto en Argentina; en un disco
canta Silvio y en el otro canta Pablo, aunque «Yolanda» la cantan los dos. Entonces se le hizo
mucha publicidad y lo compré. Silvio tiene tal profundidad en sus composiciones que me
enganchó desde el primer contacto que tuve con él, que fue ese disco, y a partir de ahí empecé a
buscar sus discos. Durante años algunos amigos me decían que lo conocían y yo les pedía:
«¡Oye, pues preséntamelo!, ¡yo lo quiero conocer!», pero nunca se dio nada de eso.
Lo conocí de manera fortuita. Resulta que un día Aleks Syntek me dijo: «Oye, ¿no quieres
venir a Polygram? Tengo una grabación, y si quieres ver cómo se graba una canción para un
disco, pues voy a estar ahí. Por cierto, me parece que Silvio tiene el estudio antes que yo, así
que a la mejor hay chance de conocerlo». ¡Uuutaaa!, pu‟s luego-luego, yo me apunté, pero de
inmediato. Y sí, en esa ocasión conocí a Silvio en las instalaciones de Polygram. A los dos días,
Silvio fue a mi estudio a ver «La mestiza», un programa piloto que estábamos produciendo para
una serie de televisión, y estuvimos platicando ahí un buen rato. Desde el principio creo que
hubo una buena química entre los dos, porque en ese mismo viaje, antes de irse, lo fui a visitar
dos veces al hotel donde estaba alojado.
57
(Tampico, Tamaulipas, México). Productor de cine y video, pintor, grabador y fotógrafo.
René Villanueva:58
A finales de los años sesenta llegó a nuestras manos una primera
grabación, con aquella hermosísima canción de Pablo Milanés [canta]: «Porque usted,
presidente Ho Chi Minh, poeta Ho Chi Minh…» y «Fusil contra fusil» de Silvio, dos canciones
que nos impresionan, que nos impactan, ¿verdad? Después del año 1970, cuando ya tenemos
una sede, la Peña de Los Folkloristas, Silvio, Pablo, Noel y Sara González, cuyo trabajo era
poco difundido, vienen a México por primera vez y los traemos a la peña para hacer
presentaciones.
58
(México, 1933-2007). Músico folklórico, fundador e integrante del grupo Los Folkloristas, con el que grabó una
docena de discos. Editó al menos otra docena de discos con grabaciones de campo de las distintas etnias indígenas de
México, Perú, Bolivia, Ecuador y Panamá. En 1994 escribió el libro Cantares de la memoria.
Rita del Prado:59
Tengo una imagen muy nítida de la primera vez que lo vi: lo descubrí a
través del cine, cuando era una niña de ocho años. Me veo claramente... Me llevaron a ver una
película musical francesa y en el Noticiero ICAIC Latinoamericano, dirigido por Santiago
Álvarez, que ponían siempre antes de los filmes, apareció la imagen de un muchacho flaquito
con una voz distinta a todas las que yo había oído hasta entonces, cantando en una azotea con su
guitarra: «Hay una bruja amiga mía y vieja que vive en un viejo castillo y sola...».
Más de veinte años después, un domingo de verano de 1991, estaba frente a Silvio con más
nervios que canciones en dedo, mostrándole algo de mi trabajo (trabajo que todavía estaba más
verde que el prado de mi apellido). Ese encuentro se dio gracias al amigo Alberto Faya, cuyo
único objetivo era que me diera algunas luces para el camino. En algún momento comencé a
cantar y recuerdo que él me escuchó con mucha atención en medio de aquel silencio clásico de
domingo por la tarde. Me hizo observaciones muy delicadas del manejo del lenguaje en las
canciones, algún que otro elogio puntual de un tema en particular, pero su consejo fundamental
fueron estas palabras: «Canta, canta mucho, canta en todas partes». Y se lo agradezco
infinitamente, porque la obra del trovador crece y madura solamente al compartirla con los
demás; parecen palabras estereotipadas, pero no lo son.
59
(La Habana, Cuba, 1961). Licenciada en Psicología por la Universidad de La Habana y trovadora de vocación.
Fundadora del Movimiento por la Canción Infantil Latinoamericana y del Caribe. Guionista y directora del programa
radial El llavero de los duendes. Ha compuesto música para teatro, cine y programas de radio. Ha grabado once
discos y colaborado con otros tres colectivos. Por su obra y labor radial ha recibido varios premios.
Rochy Ameneiro:60
Crecí con las canciones de Silvio. Él está en todos lados, no hay un tema
al que no le haya cantado; se oye en todas las radios, en todas las casas, en todas las actividades.
Es muy popular en Cuba, es difícil no conocer su obra. Me reencuentro con él y con su obra
cuando entré a la universidad; me ligué con gente que hacía canciones, y era como redescubrir
todas las de Silvio. Y allí me enamoré perdidamente de él y de sus canciones [inmediatamente
corrige, pudorosa]. Bueno, más de sus canciones que de él [risas].
Lo conocí en persona cuando cumplí 15 años. Fue una experiencia muy rara, porque resulta
que Silvio había ido a Italia y allí mi papá y mi mamá lo alojaron en su casa unas horas, y él les
estaba muy agradecido. Ellos le pidieron que si podía ir a mi casa, que yo era una loca fanática
de él [risas] o qué sé yo. Y, entonces, vino a mi casa y fue como medio raro, ¿no? [risas]. Ahora
ya lo veo más cercano, como colega de profesión. Además, es una persona maravillosa, súper
respetuosa, muy cariñoso: cada vez que me encuentro con él, tiene gestos muy afables conmigo.
60
(Cuba). Arquitecta y cantante. Una de las mejores voces femeninas en la actualidad en Cuba. Ha grabado un disco
en solitario y colaborado en varios colectivos.
Rosy Rodríguez:61
Escuché a Silvio por primera vez, personalmente, en febrero de 1972. Lo
conocí aquí, en La Habana, en la víspera en que él y Augusto viajarían a Alemania. Fue para ese
viaje que Augusto Blanca me dedicó la canción «Regalo» y creo que no fue el único regalo que
me dio la vida: haber conocido a Silvio ha sido también un regalo para mí, que siempre he
guardado celosamente en mi corazón.
61
(Cuba). Eterna soñadora, esposa del trovador Augusto Blanca.
Roy Brown:62
No me acuerdo de cómo conocí a Silvio, solo que había escuchado algunas
canciones de él. Una vez que vine a Cuba me acompañó una banda de músicos excelentes de
Puerto Rico y estuve unas semanas tocando en un teatro viejo del centro de La Habana. Silvio
vino a una presentación dominguera y nos sentamos en unas escalinatas a hablar un rato y hacer
chistes; otro día fui a su casa y escuché una prueba de la grabación Oh, melancolía. Quedé
prendado. Más adelante Silvio fue a Nueva York y yo vivía allí, al pie de las Torres Gemelas.
Nos fuimos a caminar por China Town y luego en casa preparé un plato especial: plátanos a la
tiquismiquis.63
Invité a muchas chicas neoyorquinas y Silvio cantó toda la noche.
62
(Orlando, Estados Unidos de Norteamérica, 1945). Músico, compositor e independentista puertorriqueño. Ha
grabado cerca de 20 discos y ha realizado recitales en numerosas ciudades de América y Europa.
63
«Tiquismiquis» quiere decir algo así como: «Para ti, para mí» o «mita‟ y mita‟».
Salvador, El Negro, Ojeda:64
A principios de los años setenta me entero de que hay un
movimiento de Nueva Trova Cubana, en el cual están Pablo y Silvio, primordialmente, a la
cabeza. Empiezan a llegar algunas grabaciones de Silvio, de Pablo, de Noel y de Sara González,
todos esos iniciadores de la Nueva Trova. Entonces Silvio llega a México por primera vez, y
nos conocemos a forziori, como dicen, porque nosotros en aquel entonces éramos el ajonjolí de
todos los moles, tomábamos parte de todo. De manera que nació una amistad con Silvio que al
paso del tiempo se profundizó.
Santiago Feliú:65
Me lo presentó Elsa, mamá de mi hermano Vicente, cuando yo tenía como
ocho años, en un concierto de mi hermano. Le dijo: «Silvio, este es Santy, me tiene loca
contigo» —yo ya lo escuchaba por radio, por esos años me regalaron una guitarra y comencé
tratando de tocar (al revés) las canciones de él, fundamentalmente—. Me quedé tieso. Él me
dijo: «¿Qué te pasa en la oreja?». Tenía un grano inflamado, algo así…
Después, en mi adolescencia, lo vi varias veces en casa de mi abuela paterna. Mi hermano y él
son amigos desde muy jóvenes. Ya yo tenía unas pocas canciones y se las canté. Cuando cumplí
23 años le canté las canciones nuevas y me llevó a su gira por España y América del Sur. Desde
entonces somos amigos.
64
(Distrito Federal, México, 1931). Trovador, jaranero, huapanguero, rumbero y sonero, con una trayectoria
profesional de más de 65 años. Fue fundador, miembro y director del grupo Los Folkloristas, con el que grabó tres
discos. En solitario ha grabado seis más.
65
(La Habana, Cuba, 1962). Trovador. Ha grabado 11 discos en solitario y ha colaborado en 25 colectivos. Se ha
presentado con gran éxito en Cuba y otros países de América y Europa. Ha recibido la Distinción por la Cultura
Nacional y la Medalla Alejo Carpentier (2004).
Sara González:66
Conocí primero su obra. Yo estudiaba a finales de la década de los sesenta
en una escuela de formación para profesores de la música y nos reuníamos, como suelen hacer
los jóvenes, para descargar las canciones que gustábamos y conocíamos, y ahí escuché sus
primeras canciones. Después lo vi en un programa de televisión que él protagonizaba, que se
llamaba Mientras tanto. Asistía a los conciertos que él ofrecía en Casa de las Américas y Teatro
Estudio. Amigos mutuos nos acercaron en una fiesta donde canté y conversé con él, después de
interpretar una de sus primeras canciones. Pasaron los días y nos encontramos en la calle, donde
me planteó si me interesaba grabar una canción suya para una serie televisiva y me invitó a los
ensayos del grupo de Experimentación Sonora del ICAIC. Ahí se consolidó nuestra amistad que
dura hasta hoy y mañana también. Me impresionó su inteligencia, su timidez, su ternura y su
gran calidad como artista y compositor, que dura hasta hoy y mañana también... Silvio es un
poeta.
66
(La Habana, Cuba, 1951). Cantante y compositora. Ha cantado con el grupo Los Dimos y Guaycán. Ha grabado
diez discos en solitario y colaborado en 36 colectivos. Ha recibido diversos premios y reconocimientos, entre ellos, la
Orden Félix Varela (2001) y la Medalla Alejo Carpentier (2002).
Tania Libertad:67
Conocí primero su obra en el Perú. Yo ya estaba en la universidad, muy
metida en los eventos político-culturales e intelectuales peruanos, y a raíz de eso conocí a gente
de la em-bajada de Cuba, y ellos me dieron grabaciones de Silvio Rodríguez. Me acuerdo que la
primera canción que escuché fue «El Mayor». Esto sucedió como en 1972, más o menos.
La primera vez que fui a Cuba, fue como invitada en las Primeras Jornadas de la Canción
Política, que se realizaron en 1976 en Santiago de Cuba. En ese festival conocí de golpe y
porrazo a todos los trovadores cubanos: a Silvio, a Pablo, Amaury, Los Cañas, ¡estaban todos!
Eran muchos artistas cubanos: Augusto Blanca, Vicente Feliú, Lázaro García, Noel Nicola,
¡hasta Los Muñequitos de Matanzas estaban ahí! Allí conocí a Silvio, en una de esas
presentaciones en un teatro en el que nos tocó cantar juntos. Y luego, al año siguiente, ya lo
volví a ver aquí, en México, en las Jornadas de Solidaridad con la Cultura Uruguaya en el
Exilio.
67
(Perú). Cantante peruano-mexicana que ha grabado 38 discos y vendido más de cuatro millones de copias. Se ha
presentado con gran éxito en los principales escenarios de América, África y Europa. Ha recibido numerosos
reconocimientos, entre otros, ser nombrada «artista UNESCO por la paz», Comendadora por el gobierno de Perú y
con la Orden de Río Branco, por el gobierno de Brasil.
Teresita Fernández:68
Lo conocí en un festival de trova, en Santiago de Cuba, cuando los
carnavales venían de Oriente, y coincidimos en un lugar que se llamaba El Champaña —que
después se llamó La Isabelica—. Ahí estuvimos conversando largo rato, y me encantó.
Después, cuando estaba yo en El Coctel, él iba y escuchaba mis canciones. Luego dimos un
recital en Bellas Artes que se llamó «Teresita y nosotros»; uno de los «nosotros» era Silvio; él
dice que fue su primera presentación en público.
La impresión que me dio es que era un muchacho muy inteligente y profundo. Y no me ha
defraudado. Creo que Silvio es como su canción: cuando uno oye la canción de Silvio, si es que
profundiza en su letra y en su melodía, lo está conociendo a él. Su aparente fama de huraño, de
cerrado, de silencio, su aparente distanciamiento, no es nada más que su gran inteligencia y su
profunda espiritualidad.
68
(Santa Clara, Cuba, 1930). Maestra, doctora en pedagogía, compositora y trovadora. Por años dirigió la peña de Los
Juglares. Se presentó en teatros, programas de radio y televisión, así como en el bar El Coctel. Musicalizó versos de
José Martí y todas las «Rondas» de Gabriela Mistral. La mayoría de las canciones que ha compuesto son dirigidas al
público infantil. Entre otros premios y reconocimientos, ha recibido la Orden Juan Marinello (2001), la Orden Félix
Varela (2002) y el Premio Nacional de Cultura Comunitaria (2002).
Tita Parra:69
En la campaña electoral de Allende, mi madre —Isabel Parra— viaja y canta por
todas partes, hasta que aterriza en La Habana, en el Festival de la Canción Protesta. De regreso
trae discos y unas canciones de Silvio y Pablo, pero sin conocerlos a ellos todavía: «Fusil contra
fusil» y «Cuba va», entre otras. En Santiago de Chile, mi madre y Ángel tenían su Peña de Los
Parra, que era el centro de música popular más importante de la nueva canción chilena, creado
en 1965. Ángel toca «Cuba va», y la graba con músicos roqueros, versión que me gusta mucho.
En el año 1970, cuando triunfa el gobierno popular de Salvador Allende, mi madre se fue de
gira como representante artística de Chile y Allende, y termina nuevamente en La Habana. Esta
vez decide remover toda Cuba con tal de conocer a Silvio. Haydée Santamaría, presidenta de la
Casa de las Américas, le ayuda en las conexiones. Silvio amaba a Violeta Parra, mi abuela, y
estaba muy emocionado de conocer a mi madre. Cuando mi madre regresó a Chile, incorporó
las canciones de Silvio a su repertorio y las empezó a difundir en grabaciones, discos y recitales.
Yo aprendí a tocar sus canciones, y trataba de tocar como él. Cuando el gobierno de Allende, mi
madre me invita como su guitarrista a una gira por Latinoamérica, incluida Cuba. Allí conozco
personalmente a Silvio, a Pablo y a Noel.
La primera impresión que me dio es la misma que todavía me pasa cada vez que lo veo o lo
escucho: Silvio es hipersensible, es una flor delicada. Es silencioso, extremadamente afectuoso
conmigo, con mi familia, con nosotros. Su música también tiene esa delicadeza. Su voz, su
expresión me sobrecoge siempre que lo oigo. Mi opinión de Silvio es muy poco objetiva, está
impregnada de historia, es desde el corazón, ¡felizmente!
69
(Santiago de Chile). Compositora musical, guitarrista, cantora y trovadora, nieta de Violeta Parra. Se ha presentado
por diversas ciudades de América, Asia, África y Europa. Ha grabado cuatro discos como solista y muchos más en
los que acompaña con la guitarra a su madre, la cantante y compositora Isabel Parra.
Velia Ramírez:70
En enero o febrero de 1969 fui a conocer Cuba con Leticia, una amiga
mexicana. Yo era simpatizante, defensora de la Revolución Cubana, y me enamoré de Cuba.
Resultó una experiencia muy impactante para mí ver a jóvenes y adultos tan convencidos del
presente y del futuro de su país; tan motivados que te contagiaban su emoción. Y en ese con-
texto, ya casi para regresarnos a México, es que conocimos a Silvio, porque una amiga nos dijo
que no nos podíamos ir de Cuba sin conocerlo. Ella nos organizó una reunión muy in-formal en
su casa. Llegaron Noel, Vicente, Sara y Silvio. Así, sin presentación, Silvio, empezó a cantar, y
nos emocionó desde la primera canción, porque su música, su letra y su estilo eran distintos, era
algo que yo nunca había escuchado.
Silvio y yo nos vimos solo tres días y me tuve que regresar a México. Fue muy impactante,
pero ya no era posible quedarme más; lo que quedó fue la ilusión, ya que la situación no nos
permitió más, ni yo quedarme en Cuba ni él venir a México, y resultó una relación muy
platónica y de extrema comunicación. Yo era muy joven, él también, entonces subsistió la
emoción de entendernos y de gustarnos, obviamente, pero nada más.
70
(Distrito Federal, México, 1948). Doctora en Patología Experimental y maestra en Patología Bucal. Profesora,
investigadora titular «C» y encargada del Departamento de Atención a la Salud de la Unidad Xochimilco de la
Universidad Autónoma Metropolitana. En 1998 ganó el X Premio Nacional de Investigación de Glaxo Wellcome en
el área odontológica.
Vicente Feliú:71
Conocí a Silvio en la secundaria. En 1962 estudiábamos en la misma escuela,
aunque él estudiaba en la nocturna, porque de día trabajaba en la revista Mella como dibujante y
tenía que estudiar en la noche, mientras que yo lo hacía en el día. Realmente nos conocimos en
las actividades de la Juventud de la escuela, que en ese entonces se llamaba la Asociación de
Jóvenes Rebeldes; a él, como era dibujante, lo pusieron de responsable de cultura, y como yo
era más bien fuertecito, me pusieron de responsable del trabajo productivo. Nos conocimos en
las reuniones, en las actividades de la escuela, en los cortes de caña, y ahí empezamos la
amistad. No pensamos ni remotamente cantar ni hacer canciones, sino en otras cosas en aquel
tiempo: en la vida más de epopeya.
Silvio y yo andábamos muy inmersos en las campañas de la Revolución, y poco tiempo
después comenzamos a hacer canciones. Él había hecho ya «El rock de los fantasmas» [risas],
pero sin guitarra. Cuando se fue al Servicio Militar, en abril de 1964, se llevó una guitarra. En
aquel tiempo los dos machacábamos un piano de una tía mía que vivía entre los dos. Entonces
Silvio, como no podía llevarse el piano pa’l ejército, se llevó una guitarra, que no sabía tocar
muy bien, y ahí comenzó a tocar. Yo, por mi parte, también aprendí a tocar la guitarra. Un buen
día, en una salida que tuvo Silvio del ejército, me llamó y me dijo que me tenía una sorpresa, y
le dije que yo también le tenía una sorpresa. Nos vimos en mi casa y la sorpresa era ¡que los dos
teníamos canciones!, horribles y espantosas, pero nuestras [risas].
71
(La Habana, Cuba, 1947). Trovador, fundador del Movimiento de la Nueva Trova Cubana. Ha grabado nueve
discos en solitario y colaborado en 36 colectivos. Se ha presentado en numerosos países de América, África y Europa.
Ha obtenido la Distinción por la Cultura Nacional, así como la Medalla Alejo Carpentier (2002) y la Orden Félix
Varela (2004).
Víctor Casaus:72
Conocí primero a la persona. Nos conocimos antes de ser escritores o
trovadores, cuando éramos todavía muy jóvenes, en el año 1961 ó 1962, en la revista Mella, que
editaba la Juventud Socialista. Allí Silvio era aprendiz de dibujante, y era muy joven: tenía 14 ó
15 años; yo, 16 ó 17, y estaba haciendo mis primeros pininos periodísticos. Nos conocimos
alrededor no de la guitarra ni de los libros, sino de una mesa de ping-pong, en la que jugábamos
en el patio de Mella [risas]. En estas primeras aventuras, él en la gráfica, y yo escribiendo
poemas, fue como nos conocimos, así nos hicimos amigos muy cercanos, como con Guillermo
Rodríguez Rivera, quien también era colaborador de la revista, y ya se entabló una amistad que
hasta hoy pervive, alimentada por los años.
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Silvio aprendiz de brujo

  • 1.
  • 2.
  • 3. Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau Ediciones La Memoria Director: Víctor Casaus Coordinadora: María Santucho Editora Jefa: Vivian Núñez Edición y corrección: Xenia Reloba, con la colaboración de Maité Hernández-Lorenzo Diseño de cubierta: Katia Hernández Foto de cubierta: Enrique Smith Edición de imágenes: Abel Carmenate, Alain Gutiérrez Composición: Yoel Manuel L. Vázquez © Sobre la presente edición: Ediciones La Memoria Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, 2010 ISBN: 978-959-7135-82-1 Ediciones La Memoria Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau Calle de la Muralla No. 63, La Habana Vieja, La Habana, Cuba centropablo@cubarte.cult.cu www.centropablo.cult.cu
  • 4. Prólogo Alguien dijo alguna vez que los más grandes poetas vivos en Latinoamérica son Silvio Rodríguez y Chico Buarque. Estoy totalmente de acuerdo con esa afirmación. Y lo más impresionante es que ambos son excelentes compositores que han dejado huella en la cultura de sus respectivos países. No hay persona en Brasil que no se sepa alguna canción de Chico Buarque. No hay cubano que no conozca a Silvio Rodríguez. Chico y Silvio también son filósofos, sus canciones tocan fondo y tienen tremenda carga política. Silvio Rodríguez Domínguez, así como los demás miembros de la llamada Nueva Trova Cubana (siempre se rebelaron ante el nombre), han sido embajadores culturales de su país, de su islita preciosa. Silvio es quien más ha trascendido y seguramente eso se debe a las nuevas estructuras de armonía y contrapunto que agregó a la trova tradicional. Es impresionante verlo tocar la guitarra, pues utiliza acordes para los que hay que tener «dedos de hule». Con su guitarra consigue complicadísimas armonías, toca la melodía, el bajo y el acompañamiento de una manera extraordinaria. Los mensajes de Silvio son duros, directos, sacuden a su auditorio, lo conmueven. Hay un Silvio que viaja y compone canciones a bordo del pesquero Playa Girón; hay otro después del golpe militar al presidente chileno Salvador Allende, que quiere cambiar cada cuerda de guitarra por un saco de balas; y después de la salida masiva de balseros desde el puerto de Mariel; otro en el Periodo Especial; en la guerra de Irak. A pesar de todas las facetas del poeta que llegó por San Antonio de los Baños, hay algo que no ha cambiado, que permanece: su deseo de llevar a la Revolución Cubana más allá de los planes quinquenales, de la economía o de la nueva organización política. Para Silvio y los troveros de su gene-ración, la Revolución debía llegar hasta el último rincón de la vida cotidiana. En una canción dice: «Es importante hasta el largo de un vestido». Así empezó una larga lucha contra la burocracia, contra el machismo, contra los prejuicios, contra la ignorancia, contra tres siglos de colonialismo español. La Revolución Cubana despertó grandes esperanzas para Latinoamérica y tremendos miedos y preocupaciones para los Estados Unidos, a tal grado que la potencia del norte cambió su política del garrote por la Alianza para el Progreso, con la cual la ayuda para el desarrollo supuestamente podría conjurar el mal ejemplo de Cuba. Silvio se convirtió en el embajador cultural de esa revolución. Durante décadas no ha habido movimiento estudiantil o de protesta en Latinoamérica que no cante sus canciones. A pesar de no tener acceso a la radio y la televisión comercial, cualquier lugar donde se presenta Silvio se llena con decenas de miles de personas. Si los Beatles le dieron al mundo clases de inglés, los trovos cubanos lo hicieron con temas latinoamericanos y antiimperialistas. Cuba ha enfrentado problemas enormes con el bloqueo norteamericano que ha tratado de asfixiarla, pero también hay muchos problemas y limitaciones en la patria de José Martí. Silvio, desde su trinchera, hace lo que puede. Este libro no es la biografía de un cantante famoso; no es un texto que esculca en los cajones de la farándula. Es un libro de conversaciones, de pláticas y encuentros con Silvio y su mundo; con la gente que lo rodea, que lo inspira, que lo conoce. Eduardo Valtierra, más que retratar a un hombre prominente, rescata el espíritu de una época. Va tras la estela que deja la canción política, la canción inteligente, que dice algo, que motiva, que mueve a la acción, o por lo menos a rascarse la cabeza. En mi libreta de direcciones tengo el teléfono de Eduardo Valtierra en la letra «S», con el antenombre «Silviólogo», por-que si hay alguien que conozca la obra monumental del trovador, es él. Eduardo coleccionó a lo largo de años canciones que Silvio cantó y nunca grabó en discos; inéditas, por llamarlas de alguna manera. El poeta tiene tantas composiciones que hasta se le
  • 5. olvidan. En una ocasión, Eduardo le dio a Silvio un casete con esos tesoros perdidos. Ya me imagino la cara del poeta. Eduardo siempre me sorprende. Con este libro me fui de espaldas por la cantidad de gente que contactó y entrevistó; desde Velia, una amiga de Silvio de los años sesenta, una chica mexicana que apenas estuvo un par de días con él para después regresar a México, hasta Andrés Manuel López Obrador. Eso se llama investigación. Tal vez el autor de este libro debería ser detective. La Nueva Trova Cubana nos ha fascinado a muchos, nos ha marcado, y este libro, con algunas gotas de ron, unas de limón y otras de melancolía, es un deleite para los neófitos y para los miembros de la masonería del son. MARTA DURÁN DE HUERTA Septiembre de 2007 «La flor y el canto» Brotan las flores, están frescas, medran, abren su corola. De tu interior salen las flores del canto: tú, oh poeta, las derramas sobre los demás. ANÓNIMO DE CHALCO CANTARES MEXICANOS Un poco más avanzado que el caos, tal vez en el primero o segundo día de la creación, tengo un mundo de ideas que chocan, se entrecruzan y, a veces, se organizan. ERNESTO CHE GUEVARA (Carta a Charles Bettelheim, 24 de octubre de 1964)
  • 6. Agradecimientos Quiero agradecer con todo mi corazón: A Lupita Riojas, una amiga generosa y desprendida como pocas personas he conocido. A María de los Ángeles Rodríguez, Mary, excepcional amiga y mujer. A Lucy Romero, por su apoyo invaluable. A Víctor Casaus, por creer en este proyecto y apoyar su publicación. A Xenia, Maite, Katia y Vivian, por la edición y el diseño del libro. A Bertha Luján y Beatriz Gutiérrez, por todo su apoyo. A Ricardo Seir, por su amistad, sincera y generosa. A mi hermana Claudia, por su titánica labor al transcribir la entrevista de 1996 a Silvio. A Martha Durán, por el prólogo, sus ánimos, consejos y, sobre todo, su ejemplo. A Emilia Sánchez, Hebe Rosell, Velia Ramírez, Eduardo Heras y Juan Pin, por el material que me permitieron reproducir, y a Pepe Sulaimán, Alain Gutiérrez, Kaloian Santos y Enrique Smith, por sus maravillosas fotografías. A las autoridades de Radio Educación, Radio UNAM, Ibero 90.9 y La 660, por los espacios que me brindaron en diversos proyectos relacionados con la vida y la obra de Silvio. En especial, gracias por su apoyo a Andrea Fernández, Mario Díazmercado y Erick Fernández. A Esperanza Casanoves, por no permitir que abandonara el proyecto de este libro. Y a Silvio, por esos hermosos poemas y maravillosas melodías, por esa extraordinaria forma de pulsar la guitarra y por esa manera tan auténtica de interpretar sus canciones; gracias por su confianza, su corazón generoso y, sobre todo, «la joya mejor»: su amistad.
  • 7. Dedicatorias Dedico este libro, con todo mi amor, a Cecilia, mi esposa, y a mis hijas, Ilse y Érika, porque son el motivo principal para despertar cada día y seguir en el camino con ánimos renovados. También dedico este libro a mis padres, Julieta y Luis, quienes me brindaron lo mejor de ellos mismos y me legaron la mejor de las herencias: el gusto y el placer por la música. Dondequiera que estén, les entrego todo mi amor y gratitud. A mis tíos Betty y Chavo, por su apoyo, confianza y cariño. Dice un bello poema náhuatl: «Es un collar rico el que sepamos que nos es fiel el corazón de nuestros amigos». Por muchas y distintas razones, dedico este libro a Lola, Flory, Silvia, Esperanza, Ivette, Lorena, Adriana, Martha, Luna y a las escara-mujas del harén, así como a Ernesto, Óscar, Jaime, Lalo, Miguel, Israel, Ricardo y Paco. Quiero dedicar este libro a la memoria de tres trovadores: Carlos Díaz, Caíto, René Villanueva y Noel Nicola; de tres troperos: Roque Quenza, de Venezuela, Miguel Ángel Maldonado, de México, y Patricio Quezada, de Chile; a mi prima Olga Aída; a Clarita Díaz, gran musicóloga, investigadora de la obra de Silvio y generosa amiga, y a Virgilio Martínez, gran dibujante, maestro y creador. Por último, dedico este libro al Comandante Fidel Castro, al pueblo y al gobierno de Cuba, en los cincuenta años del triunfo de la Revolución Cubana, porque siguen siendo ejemplo de lucha, coraje y dignidad. Por el levantamiento del bloqueo inhumano y la liberación de los cinco cubanos antiterroristas, presos injustamente en cárceles de los Estados Unidos de Norteamérica, ¡CUBA VA!
  • 8. Introducción El libro que usted tiene en sus manos no es de chismes de la farándula. No encontrará en él improperios, ataques, revelaciones de la intimidad de algún personaje público ni nada por el estilo, por desgracia tan abundante en la literatura de nuestro tiempo. Este libro, eso sí, está lleno de mucho amor por el trovador que dio motivo a estas entrevistas y por lo que re-presenta: su patria, la isla de Cuba —un país pequeño en territorio, pero con un pueblo grande por su ejemplo de dignidad y heroísmo—, y su Revolución, que se niega a claudicar. Lo primero que hice fue conseguir todo el material que pudiera sobre Silvio: discos, videos, artículos de periódicos y revistas, libros, en fin. Después de un tiempo, el asunto se complicó, porque empecé a acumular demasiado material y, paradojas de la vida, no sabía qué hacer con él. Recibí algunas sugerencias: «No te compliques, haz un análisis de contenidos con las canciones», haz esto, haz lo otro… Una cosa que tenía clara es que no quería hacer una nueva biografía de Silvio, porque ya estaban las de Joseba Sanz y Clarita Díaz; tampoco quería hacer un análisis de contenidos, porque ya estaba el estudio semiológico de esta última. Poco a poco visualicé que lo que quería era romper con el mito y acercarme al Silvio humano y real, y la manera de lograrlo era mediante un gran reportaje que tuviera como columna vertebral una entrevista a Silvio, aderezada con los testimonios de sus amigos y conocidos, sobre todo los trovadores de Cuba, América Latina y España. En una ocasión, platicaba con Lola, una amiga a la que quiero mucho y admiro más, le conté de mi proyecto y me dijo: «Oye, mi cuñada, Lupita, es amiga de Silvio. Capaz que te pone en contacto con él o hasta te lo presenta». A los pocos días conocí a Lupita y le hablé de mi libro. Ella aceptó apoyarme en lo que pudiera. Y cumplió su palabra con creces: en abril de 1993 me presentó a Silvio, y tres años después, cuando le comenté mi intención de entrevistarlo, me ayudó a conseguir la cita, además de ponerme en contacto con algunos amigos de Silvio en Cuba. Así fue como aquel otoño de 1996, además de entrevistar a Silvio, pude hacerlo a algunos de sus amigos y conocidos como Vicente Feliú, Eduardo Ramos, Carlos Téllez y Clarita Díaz. Preferí realizar la entrevista personal, directa, por las posibilidades que da aprovechar la espontaneidad en este tipo de encuentros, explorar distintos temas y recorrer caminos no contemplados originalmente; sin embargo, por problemas de tiempo y dinero, en algunos casos no pude entablar el diálogo directo con los entrevistados, por lo que les pedí que me respondieran un cuestionario vía correo electrónico, y en otros casos, muy contados, hice entrevistas por teléfono. Durante doce años realicé más de cien entrevistas. Después de recopilar este material, me di a la tarea de transcribir las grabaciones, capturar, revisar y corregir las entrevistas. De todas maneras, continué haciendo esfuerzos por contactar a trovadores, amigos y conocidos de Silvio que aún no había entrevistado. Entre las personas entrevistadas, quisiera des-tacar a tres de ellas, porque en su momento inspiraron al trovador a componer tres de sus obras principales: «De la ausencia y de ti, Velia», «Ojalá» y «Rabo de nube»; ellas son: Velia Ramírez, Emilia Sánchez y Hebe Rosell, respectivamente. Debido a la gran cantidad de material acumulado, al final tu-ve que realizar una dolorosa labor de edición y dejar fuera muchos testimonios, hasta obtener la versión definitiva. En el capítulo uno incluí una breve presentación de los participantes, así como las respuestas de amigos y conocidos de Silvio a un cuestionario básico de siete preguntas. A algunos de los entrevistados pude preguntarles otras cosas, distintas del cuestionario básico, por lo que en el capítulo dos aparecen los diálogos que sostuve con ellos. En el capítulo tres están las entrevistas que me ha brindado Silvio, así como las respuestas que me ha dado en diferentes actos públicos. Al final del libro se anexa un texto poco conocido y que, estamos seguros, será de interés para el lector, así como el significado de las siglas utilizadas en el libro y una bibliografía recomendada. Amigo lector, espero que disfrutes la lectura de este libro tanto como yo he gozado y sufrido su elaboración. Si se me permite parafrasear al Aprendiz de brujo, diría que «El que escriba un libro tendrá tormentas, pero vale el libro buena tormenta». Espero que en cada una de estas
  • 9. entrevistas encuentres información original, revelaciones inesperadas y material de tu interés acerca de este gran trovador. Deseo que, conforme avances en la lectura de estas entrevistas, tengas una visión más cercana, más auténtica, más real de este ser humano sencillo y al mismo tiempo extraordinario llamado Silvio Rodríguez Domínguez. EDUARDO VALTIERRA Coyoacán, Ciudad de México Septiembre de 2009 Un cuestionario de siete preguntas («Agradezco la participación de todos los que colaboraron con esta melodía») Foto: Alain Gutiérrez
  • 10. ¿Cómo conociste a Silvio? ¿Cuál fue la primera impresión que te causó? Alina Orraca:1 Bueno, casi-casi lo conozco a él personalmente y a su música, aunque poco antes había visto unos programas de televisión que se llamaban Mientras tanto, donde aparecía Silvio y otras personas de la Nueva Trova. Pero, más o menos, alrededor del año 1972-1973 lo conocí grabando, cuando yo cantaba en el coro de la Escuela Nacional de Arte (ENA). Lo acompañábamos en algunas de sus canciones en diferentes actos que se hacían aquí, en Cuba, y allí fue donde lo conocí: cantando para acompañar sus canciones, junto con las de Pablo, Eduardo Ramos, Noel Nicola y Sara González. Luego, cuando asumí la dirección del Coro de Cámara de la ENA, hacíamos exactamente lo mismo: grabábamos los coros que tenían algunas de sus canciones. 1 (La Habana, Cuba, 1957). Directora coral, fundadora del Coro de Cámara de la ENA y la Schola Cantorum Coralina. Ha obtenido diversos premios, entre ellos la Medalla por la Educación Cubana en 1991, la Distinción por la Cultura Nacional en 1992 y la medalla Alejo Carpentier en 2002. (Todas las notas son del autor.) Amaury Pérez:2 Lo vi por vez primera en un concierto en la sala Hubert de Blanck, que permanecía abarrotada siempre que anunciaban un concierto suyo; creo que fue por el año 1969, yo cursaba estudios secundarios. Después lo vi en un autobús. Él llevaba un pliego de papel pautado en la mano, unos jeans, pulóver [jersey o suéter] blanco y sandalias de plástico negro. Supuse —y después lo comprobé— que visitaría el departamento de Leo Brouwer. Por esa época ya yo empezaba, bajo su influencia, a escribir canciones. Verlo provocó en mí una impresión que me impulsó a perseguirlo e intentar rondarle cerca. Lo de ser su amigo y camarada vino de ñapa3 y lo agradezco a su generosidad y a mi insistencia. 2 (La Habana, Cuba, 1953). Trovador, conductor y director de programas de radio y televisión. Ha grabado 21 discos en solitario y participado en otros 27. Escritor de cuentos y novelas. En 1987 obtuvo el premio de la UNEAC con su espacio De vuelta. En 1994 se le otorgó la Distinción por la Cultura Nacional, y en 2003 fue condecorado con la Orden Félix Varela, en reconocimiento a su trayectoria artística de tres décadas. 3 «Venir de ñapa» significa algo así como «venir por añadidura». Andrés Manuel López Obrador:4 No recuerdo una canción en particular, pero desde que escuché en los setenta a Silvio encontré una música nueva y, al mismo tiempo, distinta a lo que había oído hasta entonces. Llegó cuando comencé a tener ideas progresistas, de modo que fue para mí una música de protesta. Lo conocí en mayo de 2005, unas semanas después del desafuero en la Cámara de Diputados. Vino a una presentación en el Auditorio Nacional. Beatriz5 me había dicho desde hacía tiempo que deseaba conocerlo porque ella es una de sus más grandes admiradoras. Lo ha seguido durante años y se sabe (en verdad) todas sus canciones. Siempre me lo hacía escuchar. Cuando vino a México, me sugirió que lo invitáramos a cenar y así fue. Nuestros anfitriones fueron los Pérez Gay, con quienes pasamos una noche extraordinaria. 4 (Tepetitlán, Tabasco, México, 1953). Luchador social que busca la transformación del país. Presidente legítimo de México. 5 Se refiere a su esposa, Beatriz Gutiérrez. Augusto Blanca:6 En 1963, después de que conocí a los trovadores de la Casa de la Trova de Santiago, se me empiezan a ocurrir canciones raras, que llamé «Fabularios irónicos de doña Pulcra», pero esas canciones se las achacaba a otro: «Son de un amigo mío, un loco de Banes, mira que es extraña esta canción, dice que la mentira y la verdad se casaron y apareció la
  • 11. hipocresía» [risas]. Un buen día, a principios de 1968, enciendo la televisión y aparece Silvio Rodríguez cantando una canción más rara que las mías. Digo: «¡Ah, no, espérate! [risas], ¿dónde está ese tipo tan loco?» [risas]. Había un teatrista que trabajaba en Santiago de Cuba, Nikitín, que me dice: «Yo conozco a Silvio Rodríguez, porque estuvo en Camagüey, montando una canción para una obra de teatro». Entonces empiezo a localizar a Silvio, y conozco a un pintor que era su amigo y que estaba por regresar a La Habana. Una noche le grabé un casete- carta a Silvio con todas aquellas locuras de doña Pulcra y no sé qué cosas, la carabina de Ambrosio, don Juan de los Palotes, todas esas historias, y le mando el casete a Silvio. En ese año Silvio viene al Festival de la Trova en Santiago de Cuba, y el Nikitín ese: «No, ahora que venga Silvio, te lo voy a presentar». Y yo: «Bueno, sí, vamos para allá». Y él: «No, si a Silvio le gustaron tus canciones y quiere conocerte». Y oye, ¡qué cosa tan linda!, es uno de los recuerdos más lindos que guardo: el día que conocí a Silvio Rodríguez, me dice: «¡―De mi casa‖!» y yo le digo: «¡―La era‖!» [carcajadas]. Entre las canciones que yo le había mandado estaba una que se llama «De mi casa», y, por supuesto, él tenía «La era está pariendo un corazón». Me dijo: «¡Coño, cómo tenía ganas de conocerte!», y ya, comenzamos a conversar. Después que nos conocimos en ese Festival de la Trova, ya voy varias veces a La Habana, y llego a un departamento de Silvio en 23 [se refiere a la concurrida calle habanera], me acuerdo que estaba con la puerta negra y el número al revés. Aquello era una locura, porque era como la embajada de todos los trovadores. Yo llegaba a La Habana, por ejemplo, y Silvio me recibía: «Tengo un compromiso con una chiquita» [risas], qué sé yo. «Cógete de aquí a acá, pa’ que sepas lo que es la música brasileña», por ejemplo. Y yo me estaba dos o tres días a té, a café y «a croquetas al plato», como decimos nosotros, oyendo todas aquellas cosas y entrándome todo eso. Al otro día: «Oye de aquí hasta allá. Esta noche vamos a cantarnos las últimas 35 canciones que hicimos» [risas]. Entonces empezamos a reunirnos en casa de Silvio, en casa de Vicente, en casa de Noel… 6 (Banes, Cuba, 1945). Trovador, compositor, actor y diseñador; fundador de Teatrova, en el que se mezclan el teatro y la trova. Ha grabado siete discos en solitario y colaborado en otros 13. Ha obtenido el Gran Premio en el Festival de Escenas Líricas, Cuba 1993, el Premio Especial Cubadisco 1999, la Distinción por la Cultura Nacional y la de miembro fundador del Movimiento de la Nueva Trova Cubana. Belinda Romeu:7 Yo tenía 16 años y él casi 20. A un amigo de la infancia, Guillermo Rosales, Guille, que era también amigo de Silvio, se le ocurrió que era una buena idea que nos conociéramos. Yo vivía en 17 y D, en El Vedado, en la planta baja de un edificio. El departamento hacía esquina y se accedía desde la calle. Tenía un portal en derredor, donde después solíamos sentarnos. Silvio llegó a casa vestido con su uniforme verde olivo (estaba en el Servicio Militar). Era sumamente delgado, usaba unos lentes negros gruesísimos, y tenía un acné tremendo. Cuando lo vi, no me emocionó para nada físicamente, pero se dio una comunicación especial desde el principio (la verdad es que en ese tiempo yo era sumamente callada). Él se metió en mi mundo y con su magia logró traspasarlo, hubo una tremenda empatía. A partir de ahí, casi todos los días iba a la casa. Acostumbraba llevarme en una vieja grabadora de cinta las canciones que componía de noche, o los Algos, como él mismo llamó a unos escritos que me hacía con reflexiones sobre la vida y el amor, o a través de largas conversaciones por teléfono, donde corría la fantasía. De una de esas salió la canción «Es sed»8 y muchas más, cada una nacida de una historia de vida particular y diferente. 7 (La Habana, Cuba). Actriz y música, con estudios de licenciatura en Periodismo y maestría en Desarrollo Social. Consultora en desarrollo social y defensora de los derechos de los niños. 8 «Es sed» es una canción inédita de Silvio, de las primeras que compuso (es de 1964), muy popular en los inicios de su carrera, más conocida como «La canción de la brujita», de una candidez infinita. Su letra dice: Hay una bruja amiga mía y vieja / que vive en un viejo castillo y sola. / Le pregunté qué padecía mi razón / y dijo: «Es sed, es sed, es sed de amor». // Iba tranquilo mi camino solo, / pero una chica hoy me trastorna todo. / Siento una sed cuando a su lado solo estoy, ¿qué es esa sed? «Es sed, es sed de amor». // Me siento triste pues yo no sé si me querrá. /
  • 12. ¿Querrá calmar esta ansiedad, esta ansiedad? / Me siento solo pues no sé si soy su amor. / ¿Querrá calmar este dolor, este temor? Mario Romeu:9 Conocí a Silvio en 1967. Él no sabía de mí ni yo de él. Fue a mi casa con mi hija Belinda. Ahí estaban, en la salita de mi casa, ella al piano y él con sus botas militares, llenas de lodo, mientras tocaba una guitarra y cantaba canciones que nunca había escuchado. Me levanté de la cama y me acerqué a ellos para oírlo mejor. Le pregunté qué era eso que cantaba y si esas canciones eran de él. Me dijo que sí, que no dudara que eran de él. Le pregunté si quería participar en un programa de televisión que se llamaba Música y Estrellas. Aceptó y allí fue donde cantó su primera canción en televisión: «Quédate». 9 (La Habana, Cuba, 1924). Pianista y director de orquesta, compositor y orquestador. Fundador de la televisión cubana y del ICRT. Entre otros premios y reconocimientos, cuenta con la Distinción por la Cultura Nacional, la Medalla Raúl Gómez García y el Premio Nacional de Televisión de 2005. Carlos Díaz, Caíto:10 Bueno, la primera gira que hizo Sanampay en México fue, precisamente, con Silvio y con Noel Nicola; creo que también fue la primera gira para ellos, en el año 1978, o sea que estamos hablando de las primeras llegadas a México de Silvio, de Pablo, de Miriam Ramos, de Noel. Yo había oído más a Pablo, ya que a Argentina había llegado más Pablo que Silvio; a Silvio lo conocía muy poco. En esa gira pude conocerlo más, y me impresionó su capacidad de trabajo. Es un tipo que trabaja mucho, es un pensador que compone: compone mucho en los hoteles, él siempre está pensando o alucinando canciones. 10 (Buenos Aires, Argentina, 1945-2004). Trovador argentino-mexicano. Guitarrista de Alfredo Zitarrosa y miembro del grupo Sanampay. Grabó 22 discos, tanto en grupo como en solitario. Carlos Téllez:11 En el Playa Girón, un barco de la flota cubana de pesca. Nos fuimos a pescar a las costas de África. Estaba un grupo de gente conversando con Silvio en la popa del barco, ahí en la cubierta, y estaban preguntándole cosas: por qué cantaba tal cosa, qué quería decir en tal canción, qué sé yo, y uno de los marineros le pregunta qué quería decir él en esta canción de «¿Qué se puede hacer con el amor?». Y entonces Silvio contesta: «Bueno, pues porque, ¿qué se puede hacer con el amor?». Y entonces yo lo interrumpo y le digo que había contestado igual que García Lorca, cuando un día le preguntaron por qué mencionaba tanto el verde: «Verde, que te quiero verde... verde», y entonces García Lorca contestó: «Bueno, pues porque es verde». Y entonces a Silvio le llamó la atención que un marinero de ahí conociera y le mencionara a Lorca. 11 (Cuba). Marinero y artesano. Y entonces, cuando llegó la hora de la comida, entramos a comer los marineros y toda la gente que estaba conversando. Silvio me llamó y me preguntó: «¿Qué cosa haces tú aquí, en el barco?». «Yo trabajo en la lavandería y soy camarero del comedor de los oficiales». Y dice: «Y tú, ¿lees poesía?». Y yo le digo: «Yo sí, siempre, y escribo mis poemas». Y entonces ahí empezó la amistad más estrecha conmigo, porque ya entonces empezamos a hablar de poesía y me prestaba libros. Yo no conocía la poesía completa de Vallejo, yo tenía 19 años, había leído algún poema suelto de Vallejo; en cambio, a Neruda sí lo conocía bastante. Y entonces, al otro día, cuando estábamos en alta mar, nos fuimos a comer, estuvimos conversando y me prestó un libro de Neruda y otro de Vallejo. Y así empezó la amistad, de esa forma... Carlos Varela:12 A mediados de los setenta un tío me llevó a la Sala Chaplin, de La Habana, uno de los sitios donde se inició la Nueva Trova Cubana. Yo tendría 14 años, más o menos, y recuerdo a Silvio y a Pablo juntos, cantando una serie de canciones que al principio no comprendía poéticamente; sin embargo, sentí una conexión inmediata con ellos y desde ese momento comencé a perseguir su obra y sus conciertos por todas partes. Como cualquiera de mi generación —aunque muchos no lo digan ni lo reconozcan—comencé cantando canciones de
  • 13. Silvio; cantaba como Silvio, vestía como Silvio y quería escribir como Silvio, hasta que en 1984 lo conocí personalmente y me dijo: «Trata de que tus canciones se parezcan a ti mismo», y eso hice. Buena lección, ¿no? 12 (La Habana, Cuba, 1963). Músico cubano de la generación de los ochenta, mejor conocida como «de los topos». Ha grabado media docena de discos y ha compartido escenario, entre otros, con Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Mercedes Sosa, Fito Páez y Pablo Milanés. Cecilia Todd:13 Estando en Lima, un amigo peruano me preguntó si conocía a Silvio Rodríguez, «un muchacho cubano que promete», y acto seguido me conmoví para siempre con la «Canción del elegido» y «Te doy una canción», canciones con las que conocí a ese «muchacho cubano que promete». Lo conocí personalmente en Caracas cuatro años después, cuando me tocó compartir escenario con él y con Virulo. Ya ahí era una fanática absoluta de sus canciones y de la Nueva Trova en general, por lo cual cantar juntos fue para mí más que una oportunidad, un regalo. 13 (Caracas, Venezuela). Cantante que se dedica a pasear la música venezolana dentro y fuera de su patria. Ha grabado nueve discos en solitario y ha colaborado en 20. Daniel Viglietti:14 Conocí primero algunas de sus canciones, a la vez que las de Pablo Milanés y Noel Nicola, porque todo eso me llegó junto. Después, nos encontramos por primera vez en Cuba, en La Habana, en 1972, durante una visita a la Isla en la que llevo a cabo mi viejo deseo de hacer un disco traduciendo algunas canciones de Chico Buarque, a las que agregué algunas de Edû Lôbo y, en la otra cara de aquel long play, canciones de aquellos tres jóvenes trovadores, prácticamente desconocidos todavía en nuestro sur. Nace así mi disco Trópicos, en el que canto dos composiciones de Silvio: «Todo el mundo tiene su Moncada», que yo rebautizo como «Existen», para que la alusión al asalto al cuartel Moncada durante la gesta revolucionaria cubana no acelere la censura en el Uruguay de aquel momento. Por la misma razón, la otra canción de Silvio que grabo, «Antesala de un Tupamaro», la titulo «Un hombre se levanta». 14 (Montevideo, Uruguay, 1939). Cantautor, articulista y escritor de programas de radio y televisión. Ha editado 17 discos en solitario y ha participado en otros 20. David Torrens:15 Cuando conocí a Silvio, que estuve sentado así, con él, yo estaba trabajando con su hermana Anabell López, una cantante excelente; yo era muy chavito, y estaba muy tímido, porque me habían dicho que Silvio es difícil, siempre tiene una fama de pesado, y quién sabe si lo sea. A mí me tocó conocerlo ese día, y su actitud me encantó, porque canté una canción del rock argentino, y recuerdo que Silvio la disfrutó, que la gozaba y me decía: «¡Coño!, toca esta parte otra vez, que dice así, es que me gustó ese pedazo». Y me encantó su actitud, ¿me entiendes?, pero me fui no muy convencido porque yo decía: «Bueno, pues sí, gozó y todo, pero, ¡coño!, no fui yo, no fue un poco de trova cubana actual». 15 (Guanabacoa, Cuba). Joven cantautor de la generación de «13 y 8», también conocida como Habana Abierta. Autor de dos discos. Denia García:16 Conocí a la persona antes que a sus canciones. Yo ni sabía que él era trovador. Estaba muy vinculada con los muchachos de El Caimán Barbudo, era la novia de uno de los poetas de El Caimán. Silvio acababa de salir del Servicio Militar donde, según él mismo nos contaba, cogió una guitarra y se puso a machaquear ahí, hasta sacarle algo. Guillermo [Rodríguez Rivera] y Víctor [Casaus] lo conocían de la revista Mella, donde Silvio había sido caricaturista des-de muy jovencito, casi un niño. En esa época, nos íbamos al Coppelia17 a cantar, a decir poemas, a descargar, como decimos nosotros. Silvio cantaba las canciones que había compuesto hasta entonces. Era muy prolífero, era capaz de componer tres o cuatro canciones en un día.
  • 14. Hay una anécdota muy simpática que no sé si se deba publicar, porque Silvio no la ha dicho nunca,18 pero decía Silvio que él no tenía nada que ver con la música ni con nada, sola-mente que a su mamá le gustaba cantar, y un buen día un congo —alguien de la religión esta, sincrética—, le dijo que se dedicara a la música, que ese era su camino, que iba a llegar a ser reconocido internacionalmente. Esto Silvio me lo contó cuando no era nadie, y él lo decía como una gran broma, por supuesto, te estoy hablando de finales de los años sesenta. Tanto Víctor como Guillermo, Wichy Nogueras y yo estudiábamos en la Escuela de Letras, por lo que Silvio, a través de nosotros, se vinculó con la Escuela: iba ahí a cantar a cada rato, aunque no eran conciertos ni nada de eso, sino descargas. 16 (Cuba). Doctora en Ciencias Filológicas, ensayista, profesora e investigadora de la Universidad de La Habana y subdirectora de la revista Temas. 17 El Coppelia es la heladería más famosa de La Habana. 18 En la entrevista que Silvio nos brindó en junio de 2006, y que forma parte de este libro, el trovador cuenta esta misma historia. Eduardo Heras León:19 Lo conocí en los años sesenta, creo que fue Luis Rogelio Nogueras, Wichy, quien primero me habló de «un flaquito con guitarra» que había conocido en El Caimán Barbudo. En 1967, Silvio tuvo su primera aparición en público, en un recital conjunto que dieron poetas jóvenes de El Caimán (Nogueras, Rodríguez Rivera, Casaus, Félix Contreras y creo que Iván G. Campanioni) con Teresita Fernández, una muy conocida trovadora. El recital se llamaba Teresita y nosotros, y, junto con Teresita, cantó el flaquito con guitarra. Ya lo he escrito en otras ocasiones: fue una impresión imborrable. 19 (La Habana, Cuba, 1940). Escritor, periodista, editor, maestro y crítico literario y de danza. Fundador y director del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso y vicepresidente de la Asociación de Escritores de la UNEAC. Premio Nacional de la Crítica (1986), de Crónica (1990) y de Edición (2001). En 1990 recibió la Distinción por la Cultura Nacional. Eduardo Moya:20 Durante el año 1967 yo estudiaba para director de televisión y trabajaba como asistente de dirección de Manuel Rifat, un destacadísimo director de programas musicales. Un día, haciendo el casting de uno de los programas, me dijo que el director musical Mario Romeu había traído a un muchacho que poseía tremendo talento para que yo lo escuchara y le grabara algunas canciones que eran de la autoría del muchacho. Para Manolo Rifat, que lo había escuchado previamente, el muchacho tenía puntos de contacto con Charles Aznavour. Pues bien, citado el muchacho para los estudios de grabación, nos encontramos y comenzamos las sesiones. Para mí fue una sorpresa extraordinaria la belleza de lo que este muchacho componía. Entre las piezas que grabó estaba «Y nada más», que me impresionó muchísimo. Le pregunté cuántas canciones había hecho y me dijo que como 50 y que él se llamaba Silvio Rodríguez. Silvio se presentó en el programa de televisión Música y Estrellas y cantó dos canciones de las que habíamos grabado. A partir de ahí seguimos grabándole música. 20 (Cuba, 1936). Director y guionista de televisión. Ganador de varios premios nacionales. Eduardo Ramos:21 Mi encuentro con Silvio fue muy simpático, todavía lo recuerdo. Yo tocaba en un grupo que se llamaba Sonorama, esto sería en el año 1966, más o menos. Estábamos trabajando en el hotel Caguama, en Varadero; nosotros ya habíamos oído hablar de Silvio, aunque no conocíamos sus canciones. En el grupo estábamos, entre otros, Martín Rojas y yo, y queríamos hacer cosas diferentes, combinar el jazz con el filin, un poco de todo eso. Y de repente, un buen día, vemos que sale un muchachito, flaquito, así, de una cabaña, a un lado de la nuestra, y yo le digo a Martín: «Mira, yo creo que ese es Silvio Rodríguez», porque nosotros ya habíamos oído que él estaba en Varadero y que iba a tocar en el Caguama, y lo abordamos y empezamos a conversar con él inmediata-mente. Esa fue la primera vez que Silvio actuó profesional-mente, porque, bueno, él ya cantaba cosas en la Casa de las Américas y en el
  • 15. ejército, en las unidades militares y todo eso, pero sentarse en un club o en un lugar público a cantar, era la primera vez que Silvio lo hacía, y por supuesto que estaba nerviosísimo. Entonces, teníamos un amigo, un trovador viejo, de apellido Cotán —todo el mundo lo conocía así, como Cotán, quien, lamentablemente, falleció en 1995— que era muy simpático; y entonces le dice a Silvio: «Ven acá, muchachito, ¿qué te pasa?». «Nada, que estoy nervioso, nunca he tocado aquí, en este sitio». «Tengo el remedio para ti». Y fue al bar y pidió un trago doble de añejo Carey. Y entonces, Silvio: «No, pero es que yo no bebo». «No, pero si quieres tranquilizarte tienes que tomarte este ron». Y, efectivamente, Silvio se tomó aquellos tragos y arrancó pa’l escenario, ¡y se lo comió! [risas]. 21 (La Habana, Cuba, 1946). Compositor y arreglista. Fundador de la Nueva Trova Cubana. Ha grabado 17 discos. En 2002 recibió la Medalla Alejo Carpentier. Elena Tamargo:22 Conocí a Silvio de una manera muy linda, cuando era muy niña, tendría unos 17 años; él ya no era un niño, además de que ya era conocido, sin ser la estrella que fue después. Un día, en 1975 o 1976, una amiga me dijo que Silvio iba a cantar por la noche en la Biblioteca del Ministerio de Educación, y me preguntó si quería ir. Pedí permiso en mi casa, me lo dieron, y me fui al recital, a escuchar a Silvio. Esa fue la primera vez que lo vi frente a mí. Después había un brindis, al cual fui invitada y me quedé; en un momento él se acercó a mí y me dijo unas palabras lindas, nos presentamos y me invitó a que lo acompañara a una cena esa misma noche en casa de unas amigas, las hermanas Santamaría, donde había muchos artistas. Esa noche, para mí que era una niña de origen campesino, fue como un exceso [risas], nunca había estado en algo parecido y, por lo tanto, fue de una gran emoción. Silvio fue muy amable toda esa noche, estuvo junto a mí todo el tiempo. Creo que se dio cuenta de que yo estaba muy fuera de lugar. Me enseñó dos cosas esa noche: a jugar billar y a comer con palitos chinos [risas], porque había arroz chino. Así empezó nuestra amistad. 22 (La Habana, Cuba, 1957). Premio de Poesía de la Universidad de La Habana, 1984; Premio Nacional de Poesía Julián del Casal, de la UNEAC, 1987. Germanista, filóloga y doctora en Letras Modernas. Se dedica a la poesía que escribe y a la que enseña. Emilia Sánchez:23 Conocí a Silvio Rodríguez cuando todavía no hacía canciones (con lo cual no afirmo que estas no estuvieran, ya, dentro de su cabeza). Al componer las primeras, las sometió a mi consideración. Y ello —hay que subrayarlo— fue, en mi caso y en el suyo, una gran pretensión, pues teníamos entonces 17 años (con seis meses a mi favor). Recuerdo perfectamente que, haciendo una guardia nocturna en el local de la revista Bohemia, en la habanera Avenida de Rancho Boyeros —cuando Silvio transitaba por el Servicio Militar Obligatorio, que así se llamaba—, me pidió que le visitara allí para entregarme un regalo. El agasajo consistió en algunas canciones. Las oí con suma atención. Supe (y él lo debe haber sabido también; esta certeza temprana todavía me conmueve) que en el entorno había surgido la melodía que necesitábamos. Estoy hablando del año 1964, cuando los jóvenes cubanos con inquietudes culturales estábamos abriendo los ojos al mundo que nos rodeaba, mientras nos movíamos en una sociedad que lo estrenaba todo. Silvio y yo nos habíamos conocido poco tiempo antes, por medio de una amiga común. Pero no estaría contribuyendo a la verdad si no dijera que, desde el instante de vernos, sentimos afinidad. 23 (Camagüey, Cuba, 1947). Filóloga, escritora, investigadora, asesora, docente, editora y guionista, máster en Cultura Latinoamericana por la Universidad de Camagüey. Ha sido miembro del Consejo Científico de la Universidad de Camagüey y del Consejo Editorial en diferentes publicaciones cubanas. Ha fungido como jurado en diversos actos científicos del Ministerio de Educación Superior y del Ministerio de Cultura de Cuba. Es autora de varios libros y numerosos artículos y ensayos. Ha obtenido diversos premios y condecoraciones, entre ellos, la Medalla por la Educación Cubana y la Distinción Esteban Borrero.
  • 16. Ernesto Rancaño:24 Conocí primero sus canciones, luego a él, ahora mismo a los dos. La primera impresión fue que venía de un planeta extraño y seductor, y que me contaba cosas mías, inadvertidas por mí. 24 (La Habana, Cuba, 1968). Pintor. Sus obras se encuentran en co-lecciones en Panamá, México, Jamaica y España, entre otros países. Frank Delgado:25 Yo no lo conozco a él como persona, sino como artista, bastante bien, desde hace muchos años. La primera vez que oí hablar de Silvio fue una que mi mamá dijo, un poco así, despectivamente, que había un tipo que cantaba en la televisión con un par de botas y una camisita, vestido «de gente», o sea, no como los demás artistas, que se visten con moñitos y todo, con brillo y cosas así. Lo vi por primera vez en 1970 ó 1971, y me cayó muy bien. Silvio fue ese primer referente de mi profesión. Después lo conocí personalmente en 1979 ó 1980. Ya yo estaba en la Nueva Trova, en un lugar que se llamaba el Café Cantante. Él llegó una vez, me oyó, le gustó mucho y me habló muy bien. He estado con Silvio en varias ocasiones: hice una gira con él en 1993 por diversas ciudades de España; entre otros lugares, toqué con él en la plaza de toros de Las Ventas, en el concierto Mano a mano, con Luis Eduardo Aute; fui invitado a ese recital, aunque las canciones mías no salieron en el disco, pero ahí estuve. 25 (Pinar del Río, Cuba, 1960). Ingeniero hidráulico, trovador y cronista social, miembro de la novísima trova, también conocida como la gene-ración «de los topos». Ha grabado 12 discos en solitario y ha colaborado en otros cinco. Frank Fernández:26 Conocí a Silvio en mi casa del barrio de Santo Suárez, me lo presentó Alberto Rodríguez Arufe. Recuerdo que le pedí que me cantara algunas canciones, entre ellas «Resumen de noticias», que para aquel entonces era una canción que cuestionaba a personas burócratas que a su vez cuestionaban algunos aspectos de la canción de Silvio. Cuando la oí le dije que me parecía una exageración el escándalo que se había formado sobre esta canción, y que si a él lo molestaban, me parecía justo y normal que él respondiera con molestia. Le toqué una sonata de Beethoven y ahí comenzó nuestra amistad, que se iría fortaleciendo día a día con el trabajo de colaboración que yo realizara después con todo el movimiento de la Nueva Trova. 26 (Mayarí, Cuba, 1944). Pianista concertista de prestigio internacional. Posee más de dos centenares de premios y condecoraciones nacionales e internacionales, entre otros, el Premio Praga de Oro, Premio Rafael Alberti, Premio Nacional de la Música y el título de Doctor Honoris Causa en Arte (ISA). Gabino Palomares:27 A principios de 1976, Thelma Nava, la última esposa del poeta Efraín Huerta, fue a Cuba y cuando regresó me llamó por teléfono para decirme que me había traído unos casetes —mal grabados, por cierto—. Me dijo: «Es de dos muchachos que están haciendo canciones muy bonitas en Cuba. Se llaman Silvio Rodríguez y Pablo Milanés». Los escuché y… ¡a la segunda canción no aguanté la voz tan chillona de Silvio y de Pablo! [risas] Dije: «No puedo, no puedo, no puedo escucharlos, mis oídos no toleran sus voces». Bueno, toleraba un poco a Pablo, pero no a Silvio [risas]. Thelma después me regaló un disco de ellos y ya el sonido era más tolerable, y pude percibir la extraordinaria calidad de Silvio y Pablo. Para mí fue un hallazgo que después —tengo que reconocerlo— me influyó tremendamente para hacer canciones. Thelma después me confesó que me había dado ese material porque quería que los conociera, porque iban a formar parte de la primera delegación cubana que venía a México. Entonces, como atención a Thelma, fui a buscar a Silvio y a Pablo. Me encontré a Silvio por allá, que ni Dios Padre lo conocía en México y, bueno, fui por él, lo rescaté a él y a Pablo, me los llevé para mi casa y los invité a comer. Por cierto, descubrí que a Silvio no le gusta el pollo y, para colmo,
  • 17. ese día era pollo y quedó cruda la carne; Silvio estuvo a punto de vomitar varias veces [risas]; tuvimos que salir a buscar a la cocina económica algo para que comiera. En esa época, yo tenía un Volkswagen amarillo, y Silvio casi me destrozó la guantera porque estaba nerviosísimo: «¡Despacio, despacio! ¡Ese carro viene! ¡Cuidado!» [carcajadas]. «¡Silvio, cálmate, no pasa nada!». «¡Chico, es que se vienen en-cima los carros!». Estaba muy nervioso. Es que, comparado con el tráfico de Cuba, esto es otra cosa, ¿no? A partir de entonces, cada vez que Silvio venía a México, nos veíamos; y cuando yo iba a Cuba, Silvio me mandaba llamar para que platicáramos y nos hicimos muy buenos amigos. Guadalupe Pineda:28 El encuentro fue en la Universidad, cuando yo estudiaba Sociología en la UNAM. Esto fue a finales de los setenta. Conocí primero la obra de Silvio, indiscutiblemente aquella canción «Madre», «La canción del elegido» y tantas otras. A Silvio y a Pablo los veíamos como unos seres míticos, casi semidioses, unos seres que batallaban en la Revolución Cubana, que llevaban su fortaleza por medio de su canto, su consuelo, su apoyo y la solidaridad del pueblo cubano. Cuando ya me empecé a ligar al movimiento musical, formé parte de un grupo que se llamó Sanampay. Muy pronto el grupo empezó a ser reconocido en el medio musical. Conocí en persona a Silvio porque tuvimos una propuesta muy interesante: hacer una gira en autobús por varios lugares de la República mexicana con Noel Nicola y Silvio Rodríguez. Nos fuimos de aquí, del D.F., llegamos hasta Tulum, y tuvimos oportunidad de convivir bastante a lo largo de la gira. 27 (Comonfort, Guanajuato, México, 1950). Trovador. En 1982 fue secretario general del Comité Internacional de la Nueva Canción. Autor de la inmortal «La maldición de la Malinche». Ha grabado una decena de discos. 28 (Guadalajara, Jalisco, México, 1955). Cantante que en sus inicios formó parte del grupo Sanampay, con el que grabó dos discos y realizó numerosas giras por la República mexicana. Como solista ha grabado más de 20 discos y ha recibido varios discos de oro y de platino por más de cuatro millones de discos vendidos. Se ha presentado en los principales escenarios de México, Argentina y Francia, entre otros países. Guillermo Rodríguez Rivera:29 Conocí a Silvio en la revista Mella, donde trabajábamos. Silvio era dibujante y yo escribía crónicas. Los dos éramos muy jóvenes: yo tenía entonces 17 ó 18 años y Silvio tenía 14 ó 15, era prácticamente un niño, pero ya también hacía sus cancioncillas. Unos cuantos años después lo reencontré, a propósito de un recital con Teresita Fernández, en 1966 ó 1967. Víctor [Casaus], quien también había trabajado en Mella, lo había visto algunas veces después de que todos habíamos salido de la revista, y cuando íbamos a hacer el recital con Teresita, me dijo: «¿Tú te acuerdas de Silvio, que trabajaba en la revista Mella? Está haciendo unas canciones muy buenas, mañana vamos a hacer un ensayito en Bellas Artes. Ve ahí y óyelo, a ver qué te parece». Fui y, por supuesto, me gustaron mucho sus canciones. Ahí conocimos a Silvio y después empezamos una amistad que no ha parado desde entonces, y ya llevamos más de cuarenta años de ser amigos. 29 (Santiago de Cuba, Cuba, 1943). Escritor, poeta y profesor. Ha colaborado en diversas revistas como Mella, RC, El Caimán Barbudo y en casi todas las publicaciones literarias cubanas. Es autor de libros sobre poesía, novela, ensayos, crítica y teoría literaria. Ha ganado el Premio de la Crítica en 1984 y 2003. Junto con Víctor Casaus, recibió el Premio de Honor Cubadisco 2008. Hebe Rosell:30 Conocí la obra de Silvio desde Argentina, en el setenta y tantos, cuando llegaron algunas de las canciones de él y Pablo. En los últimos días, antes de que saliéramos de Argentina, llegaron unos casetes de Silvio. Y andábamos canturreándolos por ahí, bastante, me acuerdo. Silvio me tenía impresionada por el nivel poético de sus canciones. En 1978, Naldo Labrín me invitó a formar parte del grupo Sanampay; acepté enseguida, y no tardó mucho tiempo (creo que llevaba yo tres o cuatro meses con el grupo, recién llegada a
  • 18. México) cuando se organizó la primera gira con Silvio y Noel por el interior del país. En esa gira hubo bastante proximidad con ellos. ¿Te imaginas lo que es ir de gira? Anduvimos por bastantes lados: Monterrey, Guanajuato, Chiapas, dando vueltas y cantando en lugares muy disímiles. 30 (Buenos Aires, Argentina, 1950). Cantante y músicoterapeuta argentino-mexicana. Fue integrante de los grupos Huerque Mapu, Sanampay y El Séptimo Aire, con los que grabó media docena de discos. Como solista ha grabado varios más, entre los que destacan Tarumba, con poemas de Jaime Sabines, y Para ser otra, con poemas de Olga Orozco. Héctor Arturo Valdés:31 En el curso 1960-1961, si mal no recuerdo, Silvio estuvo matriculado en la misma escuela secundaria básica donde yo estudiaba, la Carlos Juan Finlay, en la barriada habanera de El Vedado. Él nació en San Antonio de los Baños, en las afueras de la capital, pero apremios eco-nómicos familiares lo obligaron desde muy pequeño a trasladarse hacia la urbe. Silvio residía en una zona que hoy pertenece al municipio de Centro Habana, muy cerca de la calle Zanja, casi en pleno barrio chino. 31 (La Habana, Cuba, 1946). Periodista, poeta y escritor. Se inició a los 16 años en el periodismo, en Prensa Latina, agencia latinoamericana de noticias fundada por el Che Guevara. Continuó su labor periodística en Mella, Verde Olivo y Moncada. Ha colaborado en di-versas estaciones de radio y televisión y en el periódico Granma. Es editor jefe de la página web Cubahora. Ha obtenido el Premio de Poesía (UNEAC, 1969), la Primera Mención en el concurso de cuentos (1970) y el Premio de Teatro (1973), además de numerosas condecoraciones y medallas. Conocí primero al Silvio Rodríguez ser humano, joven, estudiante, fidelista y guapo.32 Yo presidía la Asociación de Estudiantes de nuestra escuela secundaria, y a poca distancia teníamos una iglesia católica, que ya no solo los domingos, sino diariamente servía de base a provocaciones de todo tipo. En más de una ocasión tuvimos que enfrentarnos a aquellos actos grotescos; recuerdo perfectamente una en la cual un numeroso grupo de estudiantes nos dirigimos a la iglesia al enterarnos de que el sacerdote iba a dar lectura a una carta pastoral contrarrevolucionaria. De las palabras se pasó a las manos. Y puedo decir que Silvio, flaco y enclenque como era en aquella época, fue de los que más participación tuvo en la respuesta a los provocadores. De su obra poética y musical aún nada conocía. Pero ese día supe que estaba del lado de los buenos. 32 Guapo es una expresión muy cubana para designar a los valientes, a los que no dan marcha atrás y siempre están en la primera línea en una confrontación física o verbal. Estrechamos relaciones y algunos mediodías nos íbamos a almorzar a su pequeña casa, donde Argelia, su madre, se apuraba en prepararnos algo, pues por la tarde teníamos nuevas sesiones de clases. En medio de las asignaturas, durante los recesos, en el aula o fuera de ella, Silvio andaba siempre escribiendo cosas en una pequeña libreta escolar, que doblaba y guardaba en el bolsillo trasero de su pantalón. Después supe que eran poemas, de esos que quizás sirvieron para llevar al pentagrama y eternizarlos. Ivette Carnota:33 Conocí a Silvio porque la primera canción de mi vida que recuerdo es «El Mayor». Siempre tenía un cancionero que se hizo viejo entre mis manos y mi pésima voz, mientras me encerraba horas en el baño a cantar esa canción, para el desespero de mi madre. A partir de ahí, cada vez que escuchaba la voz de Silvio por la radio quedaba atenta y prendada de su singular manera de decir. Luego, cuando años más tarde tuve la fortuna de conocerlo y quererlo, dejó de existir para mí la diferencia entre el que canta y el maravilloso ser humano que es Silvio. 33 (La Habana, Cuba, 1969). Licenciada en Lengua y Literatura Inglesa por la Universidad de La Habana. Tropera.
  • 19. Jorge Fuentes:34 En 1966, Silvio era un muchacho tímido y risueño que había compuesto en la guitarra canciones como «La bruja» [«Es sed»] o «Quédate» (la que más me gustaba). Había aparecido por Coppelia, en el corazón de La Habana, donde nos reuníamos un grupo de poetas, escritores y profesores, en la que creo sea la primera peña literaria gestada en una heladería. Sobre esto he publicado algo en La Gaceta de Cuba: Por esos días […] apareció Silvio Rodríguez […]. Su casa se convirtió en punto de contacto y lugar de localización obligada en horas del día. Esto se debió, más que a Silvio, a Argelia la madre, una mujer sensacional a la que no le molestaba nada. Recogía recados, daba consejos, localizaba a la gente y nos pelaba, sobre todo al Rojo [Luis Rogelio Nogueras] y a Víctor [Casaus]. […] [Un día] le canté a Silvio «Mis 22 años» de Pablito a quien no conocía. Recuerdo la impresión que le causó y sus deseos de conocer a Pablo, que era mi amigo, porque cada uno por su lado andaba en la misma frecuencia. Luego vino el recital de Casa de las Américas donde Nilvio, Cablito y Sicola [Silvio, Pablito y Nicola] —como decíamos— comenzaron el movimiento de la Nueva Trova Cubana.35 Hoy no puedo decir cuál fue mi primera impresión sobre Silvio. Hace más de cuarenta años que nos conocemos, hemos pasado juntos muchas cosas, buenas y malas, y en 1976 compartimos la alegría y los peligros de la lucha por la liberación de Angola. Sus hermanas, sobre todo María, han sido para mí entrañables y siento adoración por su madre. Sin embargo, puedo dar mi última impresión: Silvio es un artista extraordinario, nació con el don de la poesía, decir también de la música resulta redundante. 34 (La Habana, Cuba, 1945). Licenciado en Lengua y Literatura Hispánica por la Universidad de La Habana. Profesor universitario y conferencista. Director de cine, guionista, poeta y escritor, ha publicado diversos artículos, sobre todo de crítica de arte. Ha dirigido numerosos documentales, series de televisión y largometrajes, por los que ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales, así como diversas distinciones: por la Cultura Nacional, al Mérito Artístico y al Mérito Pedagógico. 35 «Parfait para Wichy el Rojo», en La Gaceta de Cuba, no. 3, mayo / junio de 1998, año 36. Jorge Perugorría:36 Descubrí a Silvio en mi adolescencia, en el mismo momento en que descubrí el amor y el desamor, cuando mi curiosidad por entender la vida me llenaba de dudas y contradicciones, y mis sentimientos me provocaban más preguntas que respuestas, cuando «soñaba con serpientes». La primera impresión que tuve al descubrir a Silvio fue la de escucharme a mí mismo, la de encontrar un yo superior, un maestro. 36 (La Habana, Cuba, 1965). Es el actor más internacional de Cuba. Ha sido dirigido por Tomás Gutiérrez Alea, Bigas Luna y Miguel Littin, entre otros. En 1996, el Consejo de Estado de la República de Cuba le otorgó la Distinción por la Cultura Nacional. Ha sido premiado en numerosas ocasiones como mejor actor masculino en su país y en Iberoamérica. José María Vitier:37 Me remito al siguiente texto, fragmento del que redacté para el lanzamiento de un disco mío en el que Silvio canta dos temas: Era a finales de los 60 y Silvio llegaba a veces con Sergio, mi hermano, a nuestra casa del barrio de La Víbora. Yo lo recuerdo nítidamente uno de esos días, tocando una tras otra como cuatro canciones acabadas de escribir, y yo pensando, qué bueno sería aprender también un poco de guitarra para poder tocar esas canciones tan distintas que, además de arrobar a las muchachas, dejaban una especie de vértigo en el alma. Así que, primero conocí su obra. Mucho después comenzó nuestra amistad. 37 (La Habana, Cuba, 1954). Músico, pianista y compositor, cuya obra vincula la expresión culta con las raíces populares de la música cubana. Ha compuesto la música para numerosas películas y series de televisión, espectáculos
  • 20. teatrales, conciertos para orquesta sinfónica y música de cámara. Ha grabado más de 14 discos. En 1999 recibió la Medalla Alejo Carpentier y en 2004, la Orden Félix Varela. Juan Pin:38 La primera vez que lo vi él estaba sentado sobre el sofá gris de la sala de mi casa, cantando «Las brujitas», canción que se conoce como «Los cazadores de brujas». Debe haberme llamado la atención que, aunque mi madre es una mujer de abundantes conocimientos y sensibilidad musicales, hubiera una persona descargando que, además, presentaba la canción como «Los cazabrujas de dores». Seguro me causó una impresión agradable, placentera, porque me gustaba mucho verlo, realmente era una alegría especial cuando nos visitaba, o me lo encontraba en la calle, o escuchaba las viejas cintas que mi padre rescató del fuego. 38 (Cuba). Director de televisión, historiador del arte. Juan Vilar:39 Conocí a Silvio en 1967. Yo era el director de programación del ICR, un alto cargo de la televisión nacional, me lo presentó Humberto García Espinosa, un amigo mutuo. Me dijo: «Ahí hay un muchacho que es increíble, quiero que vengas al estudio». Me encontré con un muchachito flaquito, todo esmirriado. Se me acercó con una maravillosa sonrisa y me dijo: «Mucho gusto», y empezó a tocar la guitarra. Recuerdo que cantó tres canciones: «Nuestra ciudad», «Es sed» —que todo el mundo conocía como «La brujita», una canción muy propia de los 20 años que Silvio tenía— y la que se llama «Y nada más», que no tenía nada que ver con los 20 años de Silvio. Lo que atrajo mi atención fue la tremendísima diferencia que había entre una y otra canción. Entonces le pregunté: «Silvio, ¿tú tienes más canciones, aparte de estas tres que me has cantado?». Y él responde: «Tengo como 70». «¡Como 70!» [risas]. Silvio es mágico y la gente percibe esa magia. Me imagino que eso me pasó a mí porque yo, un alto funcionario de la televisión y del radio, no debe dar facilidades con ligereza, porque, bueno, no todo el que quiere cantar tiene grandes posibilidades; tú no puedes usar todos los recursos para que todo el mundo se pruebe. O sea, yo había oído solamente las tres canciones a Silvio; inclusive, no me había impactado como nada extraordinario en el modo de decir, en la voz, las canciones, sino que me había impactado como persona, ese muchachito. Se me ocurrió darle un estudio con tres horas diarias para que fuera grabando todas sus canciones. 39 (Cuba). Director de televisión, productor de largometrajes del ICAIC, Jefe del Departamento de Programas del ICRT. Ha realizado talleres de producción y ha sido jurado en distintos festivales de cine y televisión. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Televisión. Katia Cardenal:40 Su obra empezó a sonar en Nicaragua en 1979, después de la Revolución Sandinista. Lo conocí personalmente de una manera muy particular: mi papá me lo pre-sentó, aunque él no lo conocía tampoco. Silvio dio un concierto para los trabajadores del Ministerio de Cultura (recién fundado en 1980). Mi madre trabajaba allí, fui de colada, igual que mi padre; él trajo a Silvio hasta mí y le dijo que yo también era músico. ¡Imagínate!, ¡qué atrevido! La segunda vez que lo vi (él no se acordaba de la primera, seguramente), Silvio se me acercó durante el Festival Abril en Managua, III Festival de la Nueva Canción en Nicaragua, en 1983. Me preguntó si yo era Katia, que él me había visto en un programa de televisión en La Habana (había ido en 1981 con mi hermano, con quien formo el dúo Guardabarranco, y habíamos grabado un programa para la tele cubana). Me comentó que le había llamado mucho la atención el trabajo del dúo, y así comenzó nuestra amistad. Todas las veces que lo he encontrado me ha parecido una persona cálida, tímida, con un aura hermosa. 40 (Managua, Nicaragua, 1963). Cantora, compositora y productora. En sus inicios, con su hermano Salvador, fundó el dúo Guardabarranco, con el que grabó diez discos. Como solista suma otros nueve.
  • 21. Lázaro García:41 Conocí a Silvio y a Pablo en 1972. Empezamos a darle cuerpo a esta caracterización de trovador, que comienza a nacer a partir de esta afinidad estética y ética, con esta dosis ideológica muy fuerte. Éramos como una hermandad, como una tropa de compositores haciendo actividades: íbamos a los centros estudiantiles, de trabajo, etcétera. Fue una etapa muy bonita, en la cual nos acercamos mucho, a tal punto que, cuando iba a La Habana, me quedaba en casa de Silvio, de Noel o de Pablo. Y esto empezó a trascender sin pretenderlo. No sabíamos ni de qué se trataba lo que hacíamos, era la necesidad lo que nos impulsaba. Mi relación con Silvio se fue dando poco a poco y se estrechó aún más cuando me voy para Angola en enero de 1976. Allí me encuentro con una brigada compuesta por Silvio Rodríguez, Vicente Feliú, el grupo Manguaré y Los Cañas, y cuando nos encontramos, bueno, fue una cosa… Tan lejos y en situaciones tan especiales. Hacen una consulta y piden a la dirección política que me dejen realizar la gira con ellos, y como yo era trovador, no hubo dificultades. Estuvimos de gira cerca de dos meses y hubo un poco más de cercanía, de convivencia, pude saber más de él, conocer más su carácter, su vida íntima; compartimos un poquito lo que es inherente en ese estado de cosas de viajar juntos: dormir donde se pudiera, correr los mismos peligros. Eso nos hermanó todavía más. Conversamos las cosas íntimas, los amores, las decepciones, los desamores, la patria lejos, eso ya nos fue crean-do un acercamiento más vital. Las amistades bonitas se fortalecen en situaciones difíciles, pasan por un tamiz mucho más profundo y los lazos se hacen más permanentes, mucho más fuertes. Eso es lo que ha pasado con Silvio y conmigo. 41 (Cienfuegos, Cuba, 1947). Trovador y poeta. Ha ganado diversos premios de festivales de la canción y concursos literarios, la Orden por la Cultura Nacional y la Medalla Alejo Carpentier en 2002. Se ha presentado en diversos países de América, África y Europa. Ha grabado media decena de discos. Liuba María Hevia:42 Conocí la música de Silvio siendo apenas una niña. Este suceso vive en mi memoria como algo francamente estremecedor. Estaban radiando «La era está pariendo un corazón» y me quedé paralizada. Esa voz que escuché, esas palabras, abrieron una puerta desconocida, incomprendida entonces, pero embrujadora hasta el punto de pedir con urgencia una guitarra. Luego escuché «Te doy una canción» con una emoción hasta ese momento desconocida para mí, y recuerdo haber pensado: «Estoy enamorada de ese hombre»… 42 (La Habana, Cuba, 1964). Trovadora y compositora. Ha grabado diez discos en solitario y ha colaborado en otros 21. Ha recibido múltiples premios y reconocimientos, entre ellos, la Distinción por la Cultura Nacional (1995). Lourdes de los Santos:43 A Silvio lo conozco desde hace mucho tiempo, desde 1967 ó 1968, cuando empezó a aparecer en la televisión cubana un programa titulado Mientras tanto, en el que salía un muchacho flaquito que conducía aquel programa y que cantaba canciones diferentes, sobre temas que me tocaban profundamente como joven, y comencé a seguirlo. Después coincidimos en varias fiestas particulares donde él iba a descargar, y en actividades culturales. Una de ellas que nunca olvido fue en el teatro de la escuela Valdés Rodríguez; recuerdo que había poco público y fue prácticamente un recital para privilegiados. 43 (La Habana, Cuba, 1955). Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de La Habana. Productora y realizadora de documentales, por los que ha recibido diversos premios nacionales e internacionales. Luis Eduardo Aute:44 Conocí primero las canciones a través de un amigo común, un director de cine español. Bueno, eran dos personas de cine que estuvieron en Cuba, conocieron a gente de la trova, sobre todo a Silvio y a Pablo, y se trajeron unas cintas a Madrid. Estuvimos juntos en casa de uno de ellos, nos pusieron las cintas, y fue el primer contacto que tuve con las canciones de Silvio y de Pablo. Me quedé absolutamente sensibilizado con su propuesta musical
  • 22. y literaria. Entendí que, además, había ideas, emociones comunes, una imaginería común sin conocernos y eso me sorprendió. Entonces, cuando estos amigos volvieron a Cuba, les envié a Silvio y a Pablo unos discos, unas cintas mías. Silvio y Pablo escucharon las canciones mías y les sucedió algo muy parecido a lo que me ocurrió cuando escuché las suyas. A partir de ahí, hubo un intercambio de cintas y de discos en diversos viajes de estos amigos, hasta que ya los conocí personalmente en Madrid, en su primer concierto que dieron en la ciudad. Desde entonces, siempre que han ido a Madrid o siempre que he ido a Cuba, nos hemos reunido y hemos compartido todo tipo de relaciones, desde las puramente amistosas, hasta las creativas e, incluso, las familiares... 44 (Manila, Filipinas, 1943). Compositor e intérprete, pintor y cineasta español. Ha grabado más de 30 discos en solitario y ha colaborado en otros 50. Ha publicado más de una docena de poemarios, ha escrito y dirigido numerosos cortometrajes y largometrajes, ha musicalizado numerosas películas y obras de teatro y participado en más de 50 exposiciones de pintura, tanto individuales como colectivas. Luis Pavón:45 En l965 yo era director de la revista Verde Olivo; en esa misma época, Óscar Azúa era miembro de la dirección política del Ejército de Occidente, donde Silvio Rodríguez era recluta. Allí editaban el pequeño periódico militar Venceremos, en el que Silvio era dibujante. Azúa me habló del talento y las posibilidades de Silvio y me propuso trasladarlo a Verde Olivo. Estuve de acuerdo y así, en l965, Silvio vino a trabajar con nosotros. Era un joven sencillo y en general se ganaba la simpatía de los demás con facilidad. Hacía dibujos y caricaturas. Nos propusimos desarrollarlo como redactor. Funcionábamos como un taller, Silvio participó en las tareas que se le encomendaron y se publicaron algunas caricaturas y reportajes suyos, aunque poco tiempo, ya que él solicitó permiso para estudiar guitarra por la noche. Pronto se supo que Silvio cantaba e inmediatamente tuvo la amistad y simpatía, sin excepciones, de sus compañeros. En cierta ocasión me visitó una señora para decirme que Silvio nos engañaba, que él no estudiaba, sino que enamoraba a una muchacha, hija de esa señora. Quería que nosotros lo impidiéramos. La pretensión era absurda. Naturalmente, no dimos importancia a tal acusación, lo más probable es que fueran ciertas las dos cosas: estudiaba guitarra y estaba enamorado, algo que, por cierto, siempre ha hecho. 45 (Holguín, Cuba, 1930). Poeta y periodista cubano. Fue Jefe de Redacción de la revista Verde Olivo y presidió el Consejo Nacional de Cultura. Manuel Argudín:46 Es curioso que, aunque conocí desde muy niño a la madre y a una de las hermanas de Silvio, a él lo conocí mucho tiempo después por sus canciones; y aunque antes habíamos coincidido alguna que otra vez, hace aproximadamente seis años tuve mi primer encuentro cercano con él en una reunión en casa del cantautor y amigo común Amaury Pérez. Esa tarde, a petición de Amaury, canté mi canción «Mu-chacha no te enamores» y recibí un comentario aprobatorio y fraternal del trovador mayor. Ese día me sentí premiado por Dios y por la vida al ver que estaba frente al autor de la primera canción que canté en público cuando contaba solo con once años de edad. No pudo ser mejor la experiencia, ya que recibí toda la autenticidad y el verbo inteligente y profundamente humano de Silvio. 46 (La Habana, Cuba, 1961). Trovador. Ha grabado un par de discos en solitario y participado en varios más. Se ha presentado en diversos países de América y Europa. Martha Valdés:47 La primera vez que recuerdo haber oído hablar sobre Silvio fue en 1967 ó 1968, en la Casa de las Américas, y fue el compositor Harold Gramatges, entonces director del Departamento de Música de esa institución, quien me comentó, a propósito de los conciertos de la Canción Pro-testa que se estaban organizando en ella, acerca de un mu-chacho muy interesante que estaba en el Servicio Militar. La primera vez que recuerdo haberlo visto y escuchado fue en un estudio grabando «La era».48 Tuve la noción clarísima, en ese momento, de
  • 23. que algo nuevo estaba pasando en la vida musical cubana, totalmente diferente a lo que ya existía. Eran un todo: su canción, su guitarra y su canto. 47 (La Habana, Cuba, 1934). Escritora, compositora, arreglista y cantante de la generación del filin. Ha grabado 14 discos en solitario y con otros intérpretes. Ha recibido numerosos premios y reconocimientos, entre ellos, la Medalla Alejo Carpentier (1988), la Orden Félix Varela (2004) y el Premio Nacional de Música (2007). 48 «La era» es la forma abreviada con que se conoce popularmente a la canción de Silvio «La era está pariendo un corazón». Maru Enríquez:49 Llegó un casetito a la peña El Nahual con una grabación del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC —estoy hablando del año 1973-1974, que fue justo cuando estábamos ahí, en plena peña—, y todos nos quedamos: «¡Ooooooooh! ¡Coño, batería! ¡Coño, guitarra eléctrica! ¡¿Cómo?!, ¿qué están diciendo?, ¿cómo?, ¿que están haciendo?». En el año 1974 ó 1975 tuve oportunidad de viajar a Cuba, y entonces pensaba: «Tengo que conocer a estos señores a como dé lugar». Hice los contactos en Casa de las Américas, y así conocí a Silvio, a Noel, a Sara y a Pablo. Fue el comienzo de una amistad entrañable que dura hasta la fecha. Después, ellos vinieron a México, pero nadie los conocía. Se quedaban en mi casa o en casa de amigos. Nos empezamos a juntar la bola de amigos de ellos: cantantes, músicos y eso, para apapacharlos y llevarlos adonde necesitaran, buscarles lugares para chambear, espacios en los que trabajaran su música. 49 (México). Cantante, locutora y actriz. En sus inicios formó parte de los grupos La Nopalera (con Marcial Alejandro, Emilia Almazán, Arturo Cipriano y Jaime López) y Rehilete (con Cecilia Toussaint, entre otros). Ha grabado media docena de discos en colectivo y tres más en solitario. Miriam Ramos:50 Recuerdo que conocí a Silvio en diciembre de 1967. Fue en Varadero, durante el Primer Festival Internacional de la Canción. Yo formaba parte de la representación cubana junto a artistas tan importantes como Bola de Nieve (honor muy inmerecido en aquel momento para mí, que apenas comenzaba mi carrera). Uno de los días del Festival me dijeron: «Vamos a escuchar a un muchacho que tiene unas canciones raras». No recuerdo dónde fue exactamente, lo que recuerdo es que aquello que escuché —«Es sed» y «Alguien»— me dejó fascinada. Fíjate que no recuerdo de ese momento nada que no sea a Silvio cantando aquello tan hermoso. Así fue como lo conocí. 50 (La Habana, Cuba, 1946). Cantante, compositora, actriz y conductora de programas de radio y televisión. Ha grabado ocho discos en solitario y otros tantos en colectivo. Ha brindado numerosos recitales por Cuba, otros países de América, Europa y Japón. Ha ganado numerosos reconocimientos, entre ellos el Gran Premio Cubadisco 1999, la Medalla Alejo Carpentier en 2002 y la Distinción por la Cultura Nacional. Miryam Quiñones:51 Conocí a Silvio, la música de Silvio, en esa etapa de transición entre el colegio y la universidad, que es cuando creo yo ha llegado a la mayoría de nosotros este tipo de canto. Recuerdo haber oído «Ojalá» por primera vez en un sofá de mi casa, cantada por mi hermano, que por aquel entonces tocaba la guitarra y tenía un grupo con sus amigos, ya universitarios, y quedé absolutamente fascinada por aquella música distinta a lo que hasta ese momento había escuchado: esos acordes, esa melodía, esa letra… ¿Qué era aquello? Era poesía, pero cantada; era un lenguaje diferente, lírica y musical-mente. Tenía que adentrarme más en ello, no había duda: fue amor a primera oída. 51 (Perú). Comunicadora social y cantante. Realizó estudios de canto en el Conservatorio Nacional de Música de Perú, así como en la Escuela de Artes Vocales de Santiago de Chile, entre otros. Ex integrante de los grupos Mixtura y Silvio a la Carta, con los que grabó varios discos. Como solista se ha presentado en varios países de América y Europa, y ha grabado hasta la fecha tres discos producidos de manera independiente.
  • 24. Noel Nicola:52 Bueno, hace nada que conozco a Silvio, una bobería: poquito más de 30 años, lo conocí en 1967. Yo estaba en un combito.53 Hacía unos boleros con unas letras muy raras, y un combo estaba grabando un bolero mío en un estudio de la radio. Yo estaba con ellos ahí para decirles cómo era la grabación y Silvio entró. Alguien me lo presentó y no volví a verlo, hasta que nos citamos en la Casa de las Américas, pa’ hacer el primer concierto que hicimos todos juntos en febrero de 1968, dos o tres meses después de conocernos. Físicamente, nos parecíamos mucho en aquella época: los dos éramos flaquitos, dientoncitos, blanquitos, paliditos, pero más peludos [risas]. Éramos paliduchos, malcomidos, trasnochadores. Antes de conocer a Silvio había escuchado una canción de él por radio, y alguna otra después de verlo. El día que llego a ver a Silvio en verdad fue una semana antes del concierto; nos reunimos en la Casa de las Américas, y nos cantamos todas las canciones. Lo que sucedió es que Pablo y Silvio estaban solos para hacer ese primer concierto de la Canción Protesta en la Casa de las Américas. Entre él y Pablo se pusieron a sumar, y tenían muy pocas canciones de contenido político evidente o directo, y dijo Silvio: «Bueno, pues no nos alcanzan las canciones, pero yo conozco a un tipo, que me han hablado de él». Y a Pablo también le habían hablado de mí. Finalmente, nos conocimos los tres de verdad en la Casa de las Américas. 52 (La Habana, Cuba, 1946-2005). Compositor, trovador y productor musical. Fundador y primer presidente del Movimiento de la Nueva Trova Cubana. Grabó 11 discos en solitario, colaboró en 35 colectivos y produjo decenas para otros artistas. Escribió música para cine, teatro, televisión y documentales. Realizó conciertos por Cuba, América, África y Europa. Recibió numerosos premios y reconocimientos, entre ellos, la Medalla Alejo Carpentier en 2002 y la Orden Félix Varela en 2004. 53 Según el Glosario de la salsa [http://www.salsa-in-cuba.com/esp/glosario_c.html], el combo es un tipo de orquesta «que se desarrolla en Cuba a finales de los años cincuenta y prolifera a todo lo largo de los años sesenta. La orquesta estaba formada por varias secciones (vientos, cuerdas, percusión, etcétera) pero de un solo instrumento por sección: una fórmula orquestal reducida, adaptada a los pequeños clubes de La Habana». Omara Portuondo:54 Conozco a Silvio de un programa de televisión que fue de las primeras cosas que él hizo; por ese programa, nosotros supimos que existía una persona que se llamaba Silvio Rodríguez, y cuando te digo «nosotros» me refiero a Cuba. El programa se llamaba Mientras tanto, y ocasionalmente lo vi. Era los domingos, con mucha audiencia, fui invitada a cantar una canción y canté una de él. Creo que canté, precisamente, «Mientras tanto». Me pareció fantástico desde que empecé a verlo como autor y cantante: «¡Pero qué novedoso este muchacho!, ¡qué brillante canción!». Yo tenía conocimiento de otro autor, que es fantástico, que se llama Pablo Milanés, que cuando lo conocí trabajaba en un cuarteto vocal, con muchas actuaciones. Y le hablo a Pablo de Silvio Rodríguez. Bueno, pues así, a partir de este programa de televisión es que conozco a Silvio Rodríguez, no íntimamente, sino que lo veo actuar: un muchacho muy joven, delgado, con una ex-presión de seguridad en el rostro. Sus canciones y él mismo comenzaron a ser un suceso grandísimo en Cuba, y un movimiento que se llamó Nueva Trova, que fundamentalmente lo encabezaban Pablo y Silvio. 54 (La Habana, Cuba, 1930). Cantante. Una de las mejores voces fe-meninas en la historia cubana, mejor conocida como la novia del filin. Inició su carrera a los 16 años, cuando formó parte de diversas agrupaciones, tanto vocales como de baile: Loquibambia, Tropicana, Las Mulatas de Fuego, la Orquesta Anacaona, el Cuarteto de las Rosas y el cuarteto Las D‟Aida, con las cuales se presentó en diversas ciudades de Cuba y América. En 1967 comenzó su carrera como solista, y continuó sus presentaciones en teatros, cabaret, programas de radio y televisión, a la vez que realizó giras por América, África y Europa. Ha grabado decenas de discos y ha recibido innumerables premios y reconocimientos, entre otros, la Medalla Alejo Carpentier (1988), la Orden Félix Varela (2002), el Premio Nacional de Música (2006), el Grammy Latino por el mejor disco del año, con el Buena Vista Social Club (1998) y el Grammy Latino por mejor albúm tropical por su disco Gracias (2009).
  • 25. Pablo Menéndez:55 Un amigo mío, estudiante de pintura de la Escuela Nacional de Arte, donde yo estudiaba en La Habana, me invitó a un concierto-recital de música y poesía de la revista El Caimán Barbudo en el Museo de Bellas Artes, creo que fue en el año 1967. El que cantaba era Silvio. Después Silvio vino con nosotros a casa del amigo mío y estuvimos conversando. Me encantó su concierto y su manera de proyectarse. Creo que sentí una identificación muy natural desde ese primer encuentro. Después trabajamos juntos en el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC y él me invitó a tocar en casi todos sus primeros discos. 55 (Oakland, Estados Unidos, 1952). Músico, compositor y arreglista. Integrante del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC y fundador del Movimiento de la Nueva Trova Cubana. Actualmente se presenta con su grupo Mezcla, fusión de jazz, rumba afrocubana, rock y salsa, con el que ha grabado cinco discos. Pepe Ordás:56 Primero escuché su música. Visitaba mucho la casa de Silvio por Anabell, la hermana, que siempre hemos sido muy buenos amigos, y Argelia, la mamá, que es una maravilla y hace unas natillas de chocolate que te chupas los dedos [risas]. En realidad, nunca ha sido una relación demasiado íntima; no estoy en su círculo de amigos más íntimos, pero sí tengo el placer de que nos conocemos. 56 (Cuba, 1959). Trovador, músico, arreglista, productor y compositor. Fundador y director del grupo Guaicán. Ha compuesto música para cine y televisión. Ha participado en la producción de numerosos discos y ha grabado uno en colectivo y otro en solitario. Pepe Sulaimán:57 Conocí la música de Silvio desde mediados de los ochenta, cuando se hizo mucha publicidad a Silvio y Pablo con el disco doble del concierto en Argentina; en un disco canta Silvio y en el otro canta Pablo, aunque «Yolanda» la cantan los dos. Entonces se le hizo mucha publicidad y lo compré. Silvio tiene tal profundidad en sus composiciones que me enganchó desde el primer contacto que tuve con él, que fue ese disco, y a partir de ahí empecé a buscar sus discos. Durante años algunos amigos me decían que lo conocían y yo les pedía: «¡Oye, pues preséntamelo!, ¡yo lo quiero conocer!», pero nunca se dio nada de eso. Lo conocí de manera fortuita. Resulta que un día Aleks Syntek me dijo: «Oye, ¿no quieres venir a Polygram? Tengo una grabación, y si quieres ver cómo se graba una canción para un disco, pues voy a estar ahí. Por cierto, me parece que Silvio tiene el estudio antes que yo, así que a la mejor hay chance de conocerlo». ¡Uuutaaa!, pu‟s luego-luego, yo me apunté, pero de inmediato. Y sí, en esa ocasión conocí a Silvio en las instalaciones de Polygram. A los dos días, Silvio fue a mi estudio a ver «La mestiza», un programa piloto que estábamos produciendo para una serie de televisión, y estuvimos platicando ahí un buen rato. Desde el principio creo que hubo una buena química entre los dos, porque en ese mismo viaje, antes de irse, lo fui a visitar dos veces al hotel donde estaba alojado. 57 (Tampico, Tamaulipas, México). Productor de cine y video, pintor, grabador y fotógrafo. René Villanueva:58 A finales de los años sesenta llegó a nuestras manos una primera grabación, con aquella hermosísima canción de Pablo Milanés [canta]: «Porque usted, presidente Ho Chi Minh, poeta Ho Chi Minh…» y «Fusil contra fusil» de Silvio, dos canciones que nos impresionan, que nos impactan, ¿verdad? Después del año 1970, cuando ya tenemos una sede, la Peña de Los Folkloristas, Silvio, Pablo, Noel y Sara González, cuyo trabajo era poco difundido, vienen a México por primera vez y los traemos a la peña para hacer presentaciones. 58 (México, 1933-2007). Músico folklórico, fundador e integrante del grupo Los Folkloristas, con el que grabó una docena de discos. Editó al menos otra docena de discos con grabaciones de campo de las distintas etnias indígenas de México, Perú, Bolivia, Ecuador y Panamá. En 1994 escribió el libro Cantares de la memoria.
  • 26. Rita del Prado:59 Tengo una imagen muy nítida de la primera vez que lo vi: lo descubrí a través del cine, cuando era una niña de ocho años. Me veo claramente... Me llevaron a ver una película musical francesa y en el Noticiero ICAIC Latinoamericano, dirigido por Santiago Álvarez, que ponían siempre antes de los filmes, apareció la imagen de un muchacho flaquito con una voz distinta a todas las que yo había oído hasta entonces, cantando en una azotea con su guitarra: «Hay una bruja amiga mía y vieja que vive en un viejo castillo y sola...». Más de veinte años después, un domingo de verano de 1991, estaba frente a Silvio con más nervios que canciones en dedo, mostrándole algo de mi trabajo (trabajo que todavía estaba más verde que el prado de mi apellido). Ese encuentro se dio gracias al amigo Alberto Faya, cuyo único objetivo era que me diera algunas luces para el camino. En algún momento comencé a cantar y recuerdo que él me escuchó con mucha atención en medio de aquel silencio clásico de domingo por la tarde. Me hizo observaciones muy delicadas del manejo del lenguaje en las canciones, algún que otro elogio puntual de un tema en particular, pero su consejo fundamental fueron estas palabras: «Canta, canta mucho, canta en todas partes». Y se lo agradezco infinitamente, porque la obra del trovador crece y madura solamente al compartirla con los demás; parecen palabras estereotipadas, pero no lo son. 59 (La Habana, Cuba, 1961). Licenciada en Psicología por la Universidad de La Habana y trovadora de vocación. Fundadora del Movimiento por la Canción Infantil Latinoamericana y del Caribe. Guionista y directora del programa radial El llavero de los duendes. Ha compuesto música para teatro, cine y programas de radio. Ha grabado once discos y colaborado con otros tres colectivos. Por su obra y labor radial ha recibido varios premios. Rochy Ameneiro:60 Crecí con las canciones de Silvio. Él está en todos lados, no hay un tema al que no le haya cantado; se oye en todas las radios, en todas las casas, en todas las actividades. Es muy popular en Cuba, es difícil no conocer su obra. Me reencuentro con él y con su obra cuando entré a la universidad; me ligué con gente que hacía canciones, y era como redescubrir todas las de Silvio. Y allí me enamoré perdidamente de él y de sus canciones [inmediatamente corrige, pudorosa]. Bueno, más de sus canciones que de él [risas]. Lo conocí en persona cuando cumplí 15 años. Fue una experiencia muy rara, porque resulta que Silvio había ido a Italia y allí mi papá y mi mamá lo alojaron en su casa unas horas, y él les estaba muy agradecido. Ellos le pidieron que si podía ir a mi casa, que yo era una loca fanática de él [risas] o qué sé yo. Y, entonces, vino a mi casa y fue como medio raro, ¿no? [risas]. Ahora ya lo veo más cercano, como colega de profesión. Además, es una persona maravillosa, súper respetuosa, muy cariñoso: cada vez que me encuentro con él, tiene gestos muy afables conmigo. 60 (Cuba). Arquitecta y cantante. Una de las mejores voces femeninas en la actualidad en Cuba. Ha grabado un disco en solitario y colaborado en varios colectivos. Rosy Rodríguez:61 Escuché a Silvio por primera vez, personalmente, en febrero de 1972. Lo conocí aquí, en La Habana, en la víspera en que él y Augusto viajarían a Alemania. Fue para ese viaje que Augusto Blanca me dedicó la canción «Regalo» y creo que no fue el único regalo que me dio la vida: haber conocido a Silvio ha sido también un regalo para mí, que siempre he guardado celosamente en mi corazón. 61 (Cuba). Eterna soñadora, esposa del trovador Augusto Blanca. Roy Brown:62 No me acuerdo de cómo conocí a Silvio, solo que había escuchado algunas canciones de él. Una vez que vine a Cuba me acompañó una banda de músicos excelentes de Puerto Rico y estuve unas semanas tocando en un teatro viejo del centro de La Habana. Silvio vino a una presentación dominguera y nos sentamos en unas escalinatas a hablar un rato y hacer chistes; otro día fui a su casa y escuché una prueba de la grabación Oh, melancolía. Quedé prendado. Más adelante Silvio fue a Nueva York y yo vivía allí, al pie de las Torres Gemelas.
  • 27. Nos fuimos a caminar por China Town y luego en casa preparé un plato especial: plátanos a la tiquismiquis.63 Invité a muchas chicas neoyorquinas y Silvio cantó toda la noche. 62 (Orlando, Estados Unidos de Norteamérica, 1945). Músico, compositor e independentista puertorriqueño. Ha grabado cerca de 20 discos y ha realizado recitales en numerosas ciudades de América y Europa. 63 «Tiquismiquis» quiere decir algo así como: «Para ti, para mí» o «mita‟ y mita‟». Salvador, El Negro, Ojeda:64 A principios de los años setenta me entero de que hay un movimiento de Nueva Trova Cubana, en el cual están Pablo y Silvio, primordialmente, a la cabeza. Empiezan a llegar algunas grabaciones de Silvio, de Pablo, de Noel y de Sara González, todos esos iniciadores de la Nueva Trova. Entonces Silvio llega a México por primera vez, y nos conocemos a forziori, como dicen, porque nosotros en aquel entonces éramos el ajonjolí de todos los moles, tomábamos parte de todo. De manera que nació una amistad con Silvio que al paso del tiempo se profundizó. Santiago Feliú:65 Me lo presentó Elsa, mamá de mi hermano Vicente, cuando yo tenía como ocho años, en un concierto de mi hermano. Le dijo: «Silvio, este es Santy, me tiene loca contigo» —yo ya lo escuchaba por radio, por esos años me regalaron una guitarra y comencé tratando de tocar (al revés) las canciones de él, fundamentalmente—. Me quedé tieso. Él me dijo: «¿Qué te pasa en la oreja?». Tenía un grano inflamado, algo así… Después, en mi adolescencia, lo vi varias veces en casa de mi abuela paterna. Mi hermano y él son amigos desde muy jóvenes. Ya yo tenía unas pocas canciones y se las canté. Cuando cumplí 23 años le canté las canciones nuevas y me llevó a su gira por España y América del Sur. Desde entonces somos amigos. 64 (Distrito Federal, México, 1931). Trovador, jaranero, huapanguero, rumbero y sonero, con una trayectoria profesional de más de 65 años. Fue fundador, miembro y director del grupo Los Folkloristas, con el que grabó tres discos. En solitario ha grabado seis más. 65 (La Habana, Cuba, 1962). Trovador. Ha grabado 11 discos en solitario y ha colaborado en 25 colectivos. Se ha presentado con gran éxito en Cuba y otros países de América y Europa. Ha recibido la Distinción por la Cultura Nacional y la Medalla Alejo Carpentier (2004). Sara González:66 Conocí primero su obra. Yo estudiaba a finales de la década de los sesenta en una escuela de formación para profesores de la música y nos reuníamos, como suelen hacer los jóvenes, para descargar las canciones que gustábamos y conocíamos, y ahí escuché sus primeras canciones. Después lo vi en un programa de televisión que él protagonizaba, que se llamaba Mientras tanto. Asistía a los conciertos que él ofrecía en Casa de las Américas y Teatro Estudio. Amigos mutuos nos acercaron en una fiesta donde canté y conversé con él, después de interpretar una de sus primeras canciones. Pasaron los días y nos encontramos en la calle, donde me planteó si me interesaba grabar una canción suya para una serie televisiva y me invitó a los ensayos del grupo de Experimentación Sonora del ICAIC. Ahí se consolidó nuestra amistad que dura hasta hoy y mañana también. Me impresionó su inteligencia, su timidez, su ternura y su gran calidad como artista y compositor, que dura hasta hoy y mañana también... Silvio es un poeta. 66 (La Habana, Cuba, 1951). Cantante y compositora. Ha cantado con el grupo Los Dimos y Guaycán. Ha grabado diez discos en solitario y colaborado en 36 colectivos. Ha recibido diversos premios y reconocimientos, entre ellos, la Orden Félix Varela (2001) y la Medalla Alejo Carpentier (2002). Tania Libertad:67 Conocí primero su obra en el Perú. Yo ya estaba en la universidad, muy metida en los eventos político-culturales e intelectuales peruanos, y a raíz de eso conocí a gente de la em-bajada de Cuba, y ellos me dieron grabaciones de Silvio Rodríguez. Me acuerdo que la primera canción que escuché fue «El Mayor». Esto sucedió como en 1972, más o menos. La primera vez que fui a Cuba, fue como invitada en las Primeras Jornadas de la Canción Política, que se realizaron en 1976 en Santiago de Cuba. En ese festival conocí de golpe y
  • 28. porrazo a todos los trovadores cubanos: a Silvio, a Pablo, Amaury, Los Cañas, ¡estaban todos! Eran muchos artistas cubanos: Augusto Blanca, Vicente Feliú, Lázaro García, Noel Nicola, ¡hasta Los Muñequitos de Matanzas estaban ahí! Allí conocí a Silvio, en una de esas presentaciones en un teatro en el que nos tocó cantar juntos. Y luego, al año siguiente, ya lo volví a ver aquí, en México, en las Jornadas de Solidaridad con la Cultura Uruguaya en el Exilio. 67 (Perú). Cantante peruano-mexicana que ha grabado 38 discos y vendido más de cuatro millones de copias. Se ha presentado con gran éxito en los principales escenarios de América, África y Europa. Ha recibido numerosos reconocimientos, entre otros, ser nombrada «artista UNESCO por la paz», Comendadora por el gobierno de Perú y con la Orden de Río Branco, por el gobierno de Brasil. Teresita Fernández:68 Lo conocí en un festival de trova, en Santiago de Cuba, cuando los carnavales venían de Oriente, y coincidimos en un lugar que se llamaba El Champaña —que después se llamó La Isabelica—. Ahí estuvimos conversando largo rato, y me encantó. Después, cuando estaba yo en El Coctel, él iba y escuchaba mis canciones. Luego dimos un recital en Bellas Artes que se llamó «Teresita y nosotros»; uno de los «nosotros» era Silvio; él dice que fue su primera presentación en público. La impresión que me dio es que era un muchacho muy inteligente y profundo. Y no me ha defraudado. Creo que Silvio es como su canción: cuando uno oye la canción de Silvio, si es que profundiza en su letra y en su melodía, lo está conociendo a él. Su aparente fama de huraño, de cerrado, de silencio, su aparente distanciamiento, no es nada más que su gran inteligencia y su profunda espiritualidad. 68 (Santa Clara, Cuba, 1930). Maestra, doctora en pedagogía, compositora y trovadora. Por años dirigió la peña de Los Juglares. Se presentó en teatros, programas de radio y televisión, así como en el bar El Coctel. Musicalizó versos de José Martí y todas las «Rondas» de Gabriela Mistral. La mayoría de las canciones que ha compuesto son dirigidas al público infantil. Entre otros premios y reconocimientos, ha recibido la Orden Juan Marinello (2001), la Orden Félix Varela (2002) y el Premio Nacional de Cultura Comunitaria (2002). Tita Parra:69 En la campaña electoral de Allende, mi madre —Isabel Parra— viaja y canta por todas partes, hasta que aterriza en La Habana, en el Festival de la Canción Protesta. De regreso trae discos y unas canciones de Silvio y Pablo, pero sin conocerlos a ellos todavía: «Fusil contra fusil» y «Cuba va», entre otras. En Santiago de Chile, mi madre y Ángel tenían su Peña de Los Parra, que era el centro de música popular más importante de la nueva canción chilena, creado en 1965. Ángel toca «Cuba va», y la graba con músicos roqueros, versión que me gusta mucho. En el año 1970, cuando triunfa el gobierno popular de Salvador Allende, mi madre se fue de gira como representante artística de Chile y Allende, y termina nuevamente en La Habana. Esta vez decide remover toda Cuba con tal de conocer a Silvio. Haydée Santamaría, presidenta de la Casa de las Américas, le ayuda en las conexiones. Silvio amaba a Violeta Parra, mi abuela, y estaba muy emocionado de conocer a mi madre. Cuando mi madre regresó a Chile, incorporó las canciones de Silvio a su repertorio y las empezó a difundir en grabaciones, discos y recitales. Yo aprendí a tocar sus canciones, y trataba de tocar como él. Cuando el gobierno de Allende, mi madre me invita como su guitarrista a una gira por Latinoamérica, incluida Cuba. Allí conozco personalmente a Silvio, a Pablo y a Noel. La primera impresión que me dio es la misma que todavía me pasa cada vez que lo veo o lo escucho: Silvio es hipersensible, es una flor delicada. Es silencioso, extremadamente afectuoso conmigo, con mi familia, con nosotros. Su música también tiene esa delicadeza. Su voz, su expresión me sobrecoge siempre que lo oigo. Mi opinión de Silvio es muy poco objetiva, está impregnada de historia, es desde el corazón, ¡felizmente! 69 (Santiago de Chile). Compositora musical, guitarrista, cantora y trovadora, nieta de Violeta Parra. Se ha presentado por diversas ciudades de América, Asia, África y Europa. Ha grabado cuatro discos como solista y muchos más en los que acompaña con la guitarra a su madre, la cantante y compositora Isabel Parra.
  • 29. Velia Ramírez:70 En enero o febrero de 1969 fui a conocer Cuba con Leticia, una amiga mexicana. Yo era simpatizante, defensora de la Revolución Cubana, y me enamoré de Cuba. Resultó una experiencia muy impactante para mí ver a jóvenes y adultos tan convencidos del presente y del futuro de su país; tan motivados que te contagiaban su emoción. Y en ese con- texto, ya casi para regresarnos a México, es que conocimos a Silvio, porque una amiga nos dijo que no nos podíamos ir de Cuba sin conocerlo. Ella nos organizó una reunión muy in-formal en su casa. Llegaron Noel, Vicente, Sara y Silvio. Así, sin presentación, Silvio, empezó a cantar, y nos emocionó desde la primera canción, porque su música, su letra y su estilo eran distintos, era algo que yo nunca había escuchado. Silvio y yo nos vimos solo tres días y me tuve que regresar a México. Fue muy impactante, pero ya no era posible quedarme más; lo que quedó fue la ilusión, ya que la situación no nos permitió más, ni yo quedarme en Cuba ni él venir a México, y resultó una relación muy platónica y de extrema comunicación. Yo era muy joven, él también, entonces subsistió la emoción de entendernos y de gustarnos, obviamente, pero nada más. 70 (Distrito Federal, México, 1948). Doctora en Patología Experimental y maestra en Patología Bucal. Profesora, investigadora titular «C» y encargada del Departamento de Atención a la Salud de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana. En 1998 ganó el X Premio Nacional de Investigación de Glaxo Wellcome en el área odontológica. Vicente Feliú:71 Conocí a Silvio en la secundaria. En 1962 estudiábamos en la misma escuela, aunque él estudiaba en la nocturna, porque de día trabajaba en la revista Mella como dibujante y tenía que estudiar en la noche, mientras que yo lo hacía en el día. Realmente nos conocimos en las actividades de la Juventud de la escuela, que en ese entonces se llamaba la Asociación de Jóvenes Rebeldes; a él, como era dibujante, lo pusieron de responsable de cultura, y como yo era más bien fuertecito, me pusieron de responsable del trabajo productivo. Nos conocimos en las reuniones, en las actividades de la escuela, en los cortes de caña, y ahí empezamos la amistad. No pensamos ni remotamente cantar ni hacer canciones, sino en otras cosas en aquel tiempo: en la vida más de epopeya. Silvio y yo andábamos muy inmersos en las campañas de la Revolución, y poco tiempo después comenzamos a hacer canciones. Él había hecho ya «El rock de los fantasmas» [risas], pero sin guitarra. Cuando se fue al Servicio Militar, en abril de 1964, se llevó una guitarra. En aquel tiempo los dos machacábamos un piano de una tía mía que vivía entre los dos. Entonces Silvio, como no podía llevarse el piano pa’l ejército, se llevó una guitarra, que no sabía tocar muy bien, y ahí comenzó a tocar. Yo, por mi parte, también aprendí a tocar la guitarra. Un buen día, en una salida que tuvo Silvio del ejército, me llamó y me dijo que me tenía una sorpresa, y le dije que yo también le tenía una sorpresa. Nos vimos en mi casa y la sorpresa era ¡que los dos teníamos canciones!, horribles y espantosas, pero nuestras [risas]. 71 (La Habana, Cuba, 1947). Trovador, fundador del Movimiento de la Nueva Trova Cubana. Ha grabado nueve discos en solitario y colaborado en 36 colectivos. Se ha presentado en numerosos países de América, África y Europa. Ha obtenido la Distinción por la Cultura Nacional, así como la Medalla Alejo Carpentier (2002) y la Orden Félix Varela (2004). Víctor Casaus:72 Conocí primero a la persona. Nos conocimos antes de ser escritores o trovadores, cuando éramos todavía muy jóvenes, en el año 1961 ó 1962, en la revista Mella, que editaba la Juventud Socialista. Allí Silvio era aprendiz de dibujante, y era muy joven: tenía 14 ó 15 años; yo, 16 ó 17, y estaba haciendo mis primeros pininos periodísticos. Nos conocimos alrededor no de la guitarra ni de los libros, sino de una mesa de ping-pong, en la que jugábamos en el patio de Mella [risas]. En estas primeras aventuras, él en la gráfica, y yo escribiendo poemas, fue como nos conocimos, así nos hicimos amigos muy cercanos, como con Guillermo Rodríguez Rivera, quien también era colaborador de la revista, y ya se entabló una amistad que hasta hoy pervive, alimentada por los años.