El síndrome de Edwards se caracteriza por la trisomía del cromosoma 18 y se presenta con retraso de crecimiento, microcefalia, orejas bajas y anormalidades en las manos y los pies. Los bebés con síndrome de Edwards también suelen presentar defectos cardíacos y otros órganos, y el diagnóstico se confirma mediante cariotipo. El pronóstico es muy grave y la mayoría de los bebés no sobreviven más de un año.