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Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
1 
INSTITUTO BÍBLICO DEL AIRE 
FASCÍCULO INTERNACIONAL NÚMERO 1 
Génesis y Éxodo 
Introducción 
¡Bienvenido al Instituto Bíblico del Aire! En los próximos 
treinta y tres fascículos, estudiaremos la Biblia de principio a fin. 
Nuestro viaje en el conocimiento nos llevará desde Génesis hasta 
Apocalipsis. Veremos cada libro de la Biblia “a vuelo de pájaro”, 
estudiaremos su bosquejo y —lo más importante— nos acercaremos 
para ver con mayor detalle de qué maneras podemos aplicar lo que 
aprendemos. 
La Biblia puede llegar a ser un libro confuso. Es difícil 
recordar exactamente cuándo sucedió cada cosa, quién estaba 
emparentado con quién, y qué significa todo. Pero cada versículo de 
la Biblia, cada pequeña pieza del rompecabezas, es parte de un total 
glorioso. Mi oración es que, al final de nuestro viaje, usted haya 
logrado un mayor entendimiento de cómo se integra toda la Biblia. 
Después de recorrer todos sus libros, usted tendrá una imagen de 
cada uno, y podrá colocarlo en su lugar dentro del contexto de la 
historia de Dios y el hombre. Habrá visto cómo Dios obró en la época 
del Antiguo Testamento, y habrá aprendido qué cambió con la venida 
de Cristo, y por qué. Lo que usted ha creído en su corazón se 
afirmará en su mente, y sentirá una nueva seguridad y mayor 
facilidad para expresar su fe a otros. 
Espero que desee permanecer con nosotros a lo largo de todo 
el estudio, y que invite a otros a sumársenos, para que, juntos, 
podamos conocer mejor el libro más importante del mundo: la Biblia.
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
2 
Arme sus maletas y suba a bordo: ¡estamos listos para partir! 
Herramientas para la tarea 
El apóstol Pablo nos dice que la única manera de que no 
seamos avergonzados cuando surge el tema de la Biblia es 
convertirnos en “obreros”. La única forma de comprender realmente 
la Biblia es esforzarse. Quisiera desafiarlo ahora, al comienzo de este 
estudio bíblico, a que se comprometa a estudiar la Biblia seriamente 
y con total dedicación. Ningún libro merece más que hagamos un 
estudio profundo, diligente y deliberado. Si usted desea ir más allá de 
lo que pueden llevarlo estos estudios, comprométase a buscar otras 
herramientas que le permitan ahondar más aun en las Escrituras. 
Además de la diligencia, hay otras herramientas que lo 
ayudarán en estos estudios. La primera es obvia: usted necesitará una 
Biblia y, de ser posible, más de una traducción de la Biblia. Por 
supuesto, también necesitará bolígrafo y cuaderno. 
Así como cualquier tarea de la casa se realiza más fácilmente 
y obtiene mejores resultados cuando se utilizan las herramientas 
adecuadas, el estudio bíblico es más productivo cuando utilizamos 
los materiales que tenemos a nuestra disposición para hacerlo. Fíjese 
la meta de conseguir todos los materiales de ayuda para el estudio 
que hemos mencionado, y se sorprenderá al ver cuánto mejora su 
estudio al utilizarlos. 
Capítulo 1 
La Biblia y su organización 
Significado y origen 
Antes de comenzar nuestro estudio de cada libro de la Biblia, 
veámosla como un todo. ¿Por qué se le puso ese nombre, y por qué 
suele llamársela “Santa Biblia”? 
La palabra biblia es el plural de la palabra latina que significa 
‘libros’. Por lo tanto, Biblia significa, simplemente, ‘colección de 
libros’: sesenta y seis, para ser exactos. La palabra “santa” significa 
‘que pertenece a Dios’ o ‘que proviene de Dios’. Así que, la Santa 
Biblia es, literalmente, ‘los libritos santos de Dios’ o ‘una colección 
de libros que pertenecen a Dios y provienen de Él’. 
También se conoce a la Biblia como “la Palabra de Dios”. 
¿Por qué? Esto es debido a las afirmaciones hechas por apóstoles 
como Pedro y Pablo. Segunda de Timoteo 3:16, 17 es un buen 
ejemplo: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, 
para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el 
hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena 
obra”. 
Una y otra vez se nos asegura que la Biblia no es una mera 
colección de escritos humanos acerca de Dios, sino que contiene las 
palabras de Dios mismo, escritas por plumas de hombres: cuarenta o 
más, en un período de entre 1500 y 1600 años. El proceso por medio 
del cual Dios motivó a esos hombres a escribir esos libros se llama
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
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“inspiración”, que, como su nombre lo indica, literalmente significa 
‘inhalar’. Pedro lo explica de esta manera: “Nunca la profecía fue 
traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios 
hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21). 
La palabra griega que se traduce como ‘traída’ nos presenta 
una bella imagen. Se trata de la palabra phero. Imagine a un bote que 
es arrastrado por la corriente, impulsado por el viento que hincha sus 
velas, y tendrá la idea de la inspiración que Pedro nos presenta en 
este versículo. 
Organización 
Después de dejar establecido qué es la Biblia, veamos cómo 
está organizada. Contrariamente a lo que podríamos esperar, los 
libros no están ordenados de forma cronológica, ni por autor. Por el 
contrario, están organizados por tipo y mensaje. Los dos grupos 
principales de libros de la Biblia son el Antiguo y el Nuevo 
Testamento. No siempre fue así, por razones obvias: En la época de 
Jesús, por ejemplo, no existía un Antiguo Testamento y un Nuevo 
Testamento. El Nuevo Testamento no había sido escrito aún, así que 
los libros que existían en la época de Jesús se llamaban, simplemente, 
“la Palabra de Dios” o “las Escrituras”. Solo después que se escribió 
el Nuevo Testamento y se lo reunió en una colección de libros, se 
hizo la distinción entre Antiguo y Nuevo Testamento. 
El mensaje esencial de los libros del Antiguo Testamento es 
este: “Jesús viene”. En el principio, según las Escrituras, Dios y el 
hombre estaban en armonía el uno con el otro. Pero Dios creó al 
hombre con capacidad de decidir, y el hombre decidió apartarse de 
Dios. Dado que Dios no puede tolerar la rebelión (pecado), se apartó 
del hombre. De esta manera, se produjo una especie de “divorcio” 
entre Dios y el hombre. Ese divorcio entre Dios y el hombre es el 
problema fundamental que trata toda la Biblia. 
En el Antiguo Testamento, Dios nos dice: “¿Me creerás si te 
digo que voy a hacer algo con respecto de ese divorcio?”. En el 
Nuevo Testamento, Dios nos dice: “¿Me creerás si te digo que hice 
algo con respecto de ese divorcio?”. Los libros del Antiguo 
Testamento dicen: “Jesús viene, y va a ser la reconciliación de ese 
divorcio entre Dios y sus criaturas”. El Nuevo Testamento nos cuenta 
esta buena noticia: “Jesús vino y fue la reconciliación de ese divorcio 
entre Dios y el hombre”. 
Además de la división principal entre Antiguo y Nuevo 
Testamento, hay otras divisiones dentro de cada Testamento. Los 
libros del Antiguo Testamento se agrupan en cinco secciones. 
Primero, hay cinco libros de la ley. En esos libros, Dios nos 
dice lo que está bien y lo que está mal, y nos da su medida para la 
justicia. 
Después vienen los diez libros de historia, que nos dicen, 
básicamente, que algunas veces, el pueblo de Dios obedeció esos 
libros de la ley, y otras veces, no. Sus historias sirven como ejemplos 
y advertencias para nosotros. El versículo que es la clave de toda la 
historia que registra la Biblia se encuentra en el Nuevo Testamento.
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
4 
Pablo nos dice que todo lo que sucedió a las personas sobre las que 
leemos en la Biblia es ejemplo y advertencia para nosotros. Cuando 
ellas obedecieron la Palabra que Dios les había dado, son ejemplos 
para nosotros. Cuando hicieron lo que a ellas mejor les parecía, se 
convirtieron en advertencias para nosotros. 
Los libros de historia son seguidos por los libros de poesía. 
En esos libros, Dios habla al corazón de su pueblo mientras este trata 
de vivir en la práctica la Palabra de Dios en el mundo. Por ejemplo, 
el Libro de Job habla al corazón del pueblo de Dios cuando está 
sufriendo. El Libro de los Salmos habla a su corazón cuando adora. 
El Libro de los Proverbios habla cuando necesita la clase de sabiduría 
que lo capacita para hacer negocios y relacionarse con las personas. 
El Cantar de los Cantares le habla cuando ama. Cada uno de estos 
libros contiene ayudas prácticas y aliento para los creyentes. 
La siguiente sección del Antiguo Testamento es la más 
grande. Se llama “Profetas”. Está subdividida en Profetas Mayores y 
Profetas Menores (no por la importancia de sus mensajes, sino por su 
extensión). ¡A los profetas mayores les llevó más tiempo decir lo que 
querían decir! 
En el Nuevo Testamento, también hay cinco clases de libros. 
Primero, están las cuatro biografías de Jesús (también llamadas 
Evangelios) escritas por Mateo, Marcos, Lucas y Juan. A 
continuación, viene un libro de historia: el Libro de los Hechos. 
Después están las epístolas o cartas, que se dividen en dos categorías: 
las Epístolas de Pablo y las Epístolas Universales. La mitad del 
Nuevo Testamento está compuesto por las cartas escritas por el 
apóstol Pablo a iglesias recién iniciadas, establecidas después de la 
resurrección. Las otras cartas fueron escritas por diferentes personas. 
Finalmente, hay un libro profético: el Apocalipsis. 
Al estudiar la Biblia, aproxímese al Antiguo Testamento 
recordando cuál es su mensaje principal: Jesús viene. De eso se trata, 
en realidad, todo el Antiguo Testamento. Aproxímese al Nuevo 
Testamento buscando este mensaje: Jesús vino. De eso se trata todo 
el Nuevo Testamento. 
Capítulo 2 
La Biblia: su propósito, autoría y orígenes 
Propósito 
Desde Génesis hasta Apocalipsis, la Biblia habla, 
básicamente, de Jesucristo. La Biblia no es una historia de la 
civilización ni un texto científico sobre la creación. Algunas personas 
creen que la Biblia es, básicamente, un manual para vivir una buena 
vida según la moral; muchos creen que Jesús fue presentado solo 
como maestro y ejemplo de este estilo de vida. Pero Jesucristo es el 
único tema central de la Biblia. Pero, en apoyo de este tema, la Biblia 
tiene cuatro propósitos principales. El primero de los cuatro 
propósitos es presentar a Jesucristo como Salvador y Redentor de 
este mundo. Ahora bien, para que podamos comprender este
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
5 
propósito, debemos entender por qué es necesario un salvador. Así 
que el segundo propósito de la Biblia es darnos el contexto histórico 
en que vino Jesús. 
Pero, en Génesis 12, la historia se hace mucho más lenta. A 
partir de este capítulo y hasta el final del Apocalipsis —en los 1178 
capítulos restantes— la línea argumental se estrecha. A partir de este 
momento, la historia trata principalmente sobre Abraham y sus 
descendientes; en especial, el Descendiente por medio del cual todas 
las naciones de la tierra son benditas: el Mesías, Jesucristo. 
Una vez que hemos comprendido estos dos primeros 
propósitos, los otros dos son obvios. El número tres es llevar al 
incrédulo a la fe; y el número cuatro es mostrar al creyente cómo 
Dios quiere que viva. 
Autoría 
¿Quién escribió los libros de la Biblia? ¿Cuándo y dónde? 
¿En qué idioma o idiomas? ¿Existe aún alguno de los manuscritos 
originales? ¿Quién decidió qué incluir en la Biblia y la organizó 
según el orden que tiene en la actualidad? Estas preguntas, sin duda, 
se nos plantearán a poco de comenzar el estudio de la Biblia. 
Pensemos, primero, en la autoría de la Biblia. Ya hemos 
dicho, por supuesto, que Dios la escribió a través de las plumas de 
diferentes hombres (hablaremos de quiénes eran esos hombres un 
poco más adelante). Pero primero, hay dos términos que debemos 
comprender cuando decimos que Dios escribió estos libros. El 
primero es “revelación”. Revelación es la palabra que cubre, en 
general, todas las formas en que Dios revela la verdad al hombre: por 
medio de la naturaleza, por medio del Espíritu Santo, por medio de 
los profetas y muchos otros medios. El segundo término es 
“inspiración”. Esto se refiere a lo que los teólogos llaman “revelación 
especial”. La Biblia es la revelación especial de Dios. Tiene un 
comienzo, y tiene un fin. Durante un período de aproximadamente 
mil seiscientos años, Dios motivó a diferentes hombres para que 
escribieran esos libros. Pero cuando se escribieron las últimas 
palabras del Libro del Apocalipsis, la revelación especial quedó 
completa. La revelación especial, esa clase de inspiración, ya no se 
produce. 
Ahora bien, después de dejar en claro que Dios escribió los 
libros de la Biblia, también debemos decir que esos libros fueron 
escritos por hombres. Estos hombres fueron reyes, pescadores, 
pastores, generales, sacerdotes, y un recolector de higos. Uno era 
médico. Otro era publicano. Había todas clases de hombres entre 
ellos. 
Orígenes 
¿Quién decidió qué escritos debían ser incluidos en la Biblia, 
y cuándo? ¿Cómo se tomaron esas decisiones? 
Aproximadamente en el año 100 d.J.C., en el Concilio de 
Jamnia, se compiló oficialmente el Antiguo Testamento, aunque ya 
era utilizado desde hacía trescientos o cuatrocientos años. Los libros
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
6 
fueron incluidos según la confiabilidad de sus autores humanos y su 
reputación de profetas o escribas. La mayoría de los libros estaban 
escritos en hebreo. 
Los libros del Nuevo Testamento, muchos de los cuales 
fueron escritos en griego, fueron seleccionados y compilados 
aproximadamente en el año 692 d.J.C., en el Concilio de Trullo. La 
pauta según la cual fueron elegidos estos libros se llama 
“canonización” y consiste en tres criterios: 
1. ¿El libro fue escrito por un apóstol o una persona muy 
cercana a él? 
2. ¿El libro tiene un contenido espiritual y devocional que 
ministre gracia a los creyentes? 
3. ¿Está de acuerdo el contenido del libro con el de otros 
libros inspirados, y hay un acuerdo unánime entre las 
iglesias con respecto a la inspiración de este libro? 
¿Cómo puede ser que libros escritos hace tanto tiempo aún 
estén a nuestro alcance en la actualidad? Es que han sido preservados 
con muchísimo cuidado. Obviamente, no tenemos ninguno de los 
manuscritos originales; el papel no dura tanto. Pero tenemos muy 
buenas copias. También se ha trabajado con extremo cuidado en la 
traducción de esos documentos a nuestro lenguaje moderno. 
En conclusión 
¿Cómo podemos saber realmente que la Biblia es la inspirada 
Palabra de Dios? ¿Cómo podemos estar seguros de que se eligieron 
los libros correctos, que no hubo errores en las copias o en las 
traducciones? Solo hay una manera de saberlo, y Jesús nos dice cuál 
es. Él dijo: “El que quiera hacer, sabrá”. Se descubre con el corazón. 
Cuando nos acercamos a la Palabra de Dios con la voluntad de hacer 
lo que ella dice, cuando actuamos basándonos en lo que encontramos 
en ella, produce cambios tan tremendos en nuestra vida que, 
entonces, podemos decir: “Esta es la Palabra de Dios. Tiene que 
serlo; no hay otra explicación”. 
Capítulo 3 
Cómo estudiar la Biblia 
Cuando de estudiar la Biblia se trata, debemos ser cuidadosos 
y sabios. Un método eficaz de estudio es un proceso que consta de 
cuatro partes: observación, interpretación, aplicación y correlación. 
Lo primero es la observación. Al leer todo el pasaje, debemos 
preguntarnos: “¿Qué dice?”. Después viene la interpretación, en la 
cual preguntamos: “¿Qué significa?”. A continuación, llega la 
aplicación. En este paso, nos preguntamos: “¿Qué significa esto para 
mí?”. En la correlación, la pregunta es: “¿Cómo se relaciona este 
pasaje con todos los demás libros de la Biblia?”. 
Saber lo que la Biblia dice, y lo que eso quiere decir, es 
importante. Pero si no obedecemos, nuestro estudio carece de 
significado. Cuando llegamos a la sección de aplicación, podemos
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
7 
descubrir lo que un pasaje significa para nosotros formulando de 
manera más específica la pregunta general. Para comenzar, pruebe 
con estas preguntas: 
• ¿Hay aquí algún ejemplo que yo debería seguir? 
• ¿Hay alguna advertencia a la que prestar atención? 
• ¿Hay algún mandamiento que deba obedecer? 
• ¿Me indica algún pecado que debo abandonar? 
• ¿Me revela alguna verdad nueva sobre Dios o 
Jesucristo? 
• ¿Veo alguna verdad nueva sobre mi propia vida? 
Cuando estudiamos la Biblia, hay algunas reglas que debemos 
seguir. Una de ellas es que, cuando llegamos a un pasaje bíblico, 
debemos recordar que, aunque pueda tener una sola interpretación, 
posiblemente tenga mil aplicaciones. Quizá usted esté convencido de 
que un pasaje se aplica a su vida de una manera en particular, pero 
por favor, permita que el Espíritu Santo obre de manera diferente en 
la vida de otra persona a través de ese mismo pasaje. 
Segundo, dado que la Biblia es un libro que habla de Cristo, 
debemos buscar a Cristo en toda ella a medida que la estudiamos. 
Tercero, cuando llegue a un versículo que parezca confuso u oscuro, 
interprételo siempre a la luz de otros versículos que tienen un 
significado más claro. Hay muchos versículos de la Biblia que son 
difíciles de entender. Hay muchos otros que no son difíciles de 
entender. Apóyese en los más claros para guiar su comprensión de 
los más difíciles. 
El siguiente principio es muy importante: nunca lea un pasaje 
bíblico con un preconcepto sobre lo que este significa. Es posible que 
su idea sea totalmente correcta, ¡pero también es posible que no lo 
sea! Será difícil para el Espíritu Santo enseñarle si usted está 
convencido de que ya sabe todo lo que hay para saber. 
Otro importante principio, especialmente si usted enseña la 
Biblia, es estar dispuesto a obedecerla usted mismo antes de 
enseñarla a otra persona. Otro más: siempre recuerde que Dios habla 
a través de su Palabra, así que, acérquese a ella en oración, pidiéndole 
a Dios que le revele cosas a usted, personalmente, a través del 
Espíritu Santo. 
Otra sugerencia: siempre tenga en cuenta el contexto de 
cualquier pasaje bíblico. Si alguna vez han citado palabras suyas 
fuera de contexto, sabrá que sus palabras pueden aparecer como si 
significaran algo que usted nunca quiso que significaran. De la 
misma manera, la Biblia puede ser utilizada para probar 
prácticamente cualquier punto de vista, si se aísla un versículo de los 
demás que lo acompañan. Estudiar un versículo solo, aparte de su 
contexto, es una forma casi segura de caer en una interpretación 
errónea. 
Ahora, después de establecer un fundamento para nuestro 
estudio de la Palabra, nos adentraremos en el primer libro: Génesis. 
Mi oración por usted al comenzar el estudio es esta: que usted entre 
en la Palabra de Dios... y permita que la Palabra de Dios entre en 
usted.
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
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Capítulo 4 
Génesis: El libro de los comienzos 
El Libro de Génesis habla de los comienzos. La palabra 
“génesis” significa, literalmente, ‘comienzo’. Este libro constituye el 
comienzo de la Biblia, pero es, también, un libro que habla de 
comienzos. El primer comienzo que relata es el comienzo del mundo. 
En Génesis, Dios nos habla del hombre como era en el 
comienzo, y como es ahora. Esto nos ayuda a comprendernos a 
nosotros mismos. Nos habla del pecado. Ver cómo comenzó el 
pecado nos ayuda a ver cómo nos afecta a nosotros hoy. Nos muestra 
sus primeras comunicaciones con el hombre, y esas primeras, simples 
conversaciones, nos ayudan a ver cómo Él se comunica con nosotros 
también. En el conflicto entre Caín y Abel, vemos cómo comienzan 
los conflictos, y comenzamos a comprender los conflictos que 
experimentamos hoy. 
En los capítulos 6 al 9, leemos sobre la primera catástrofe del 
mundo: el diluvio. En esta historia, encontramos una figura de la 
salvación. Debido a la fe de Noé, Dios lo salvó de la destrucción. Si 
nosotros tenemos fe, también podemos ser salvados de la destrucción 
del pecado. 
A lo largo del resto de este libro, encontramos historia tras 
historia que nos muestran que Dios es, en última instancia, quien 
tiene el control de todo. Después de ver ese tema repetido tantas 
veces, ¿podemos dudar de que aún hoy Él tiene el control? 
Su tarea de hoy es comenzar a leer el Libro de Génesis. A 
medida que lo hace, pregúntese: ¿Qué dice sobre cómo eran las 
cosas? ¿Qué implica esto sobre cómo son las cosas en la actualidad? 
¿Cómo debería eso cambiar mi forma de pensar y mi vida? 
Capítulo 5 
¿Es creíble el relato de la creación? 
El Libro de Génesis —en realidad, toda la Biblia— comienza 
con el relato de la creación. 
Ahora bien, a pesar de la importancia que tiene este hecho, el 
relato solo ocupa un capítulo y medio. ¿Por qué cree usted que 
sucede esto? Como hablamos en el último capítulo, este libro no solo 
fue escrito para contar las cosas como fueron, sino para que podamos 
comprender cómo son las cosas ahora. Dios no nos debe ninguna 
explicación. No nos da el relato de la creación porque crea que debe 
explicarnos cómo creó todo. 
Aun así, no podemos pasar de largo este libro sin tratar lo que 
es, probablemente, el tema más debatido de la Biblia. En cuanto al 
tema de la creación, se dan, generalmente, dos extremos. Primero, 
está la posición que sostiene que el relato de la creación del Génesis 
no es científicamente confiable, por lo cual la Biblia no puede ser la
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
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Palabra de Dios. El otro extremo es la posición de que la pregunta no 
es: “¿Es científicamente confiable la Biblia?”, sino “¿Es 
científicamente confiable la ciencia?”. Quienes sostienen esta 
posición dicen: “La Biblia no debe estar sometida a juicio. Quien 
debe ser juzgada es la ciencia”. 
El asunto real es este: ¿Son compatibles la Biblia y la ciencia 
en lo relativo a cómo se formó el mundo? 
Debemos poner algunas cosas en perspectiva. Primero, la 
naturaleza misma de la ciencia no deja lugar para la creencia en Dios, 
hablando estrictamente. Esto no significa que un científico no pueda 
ser un devoto creyente. Pero la ciencia, en sí misma, es el estudio de 
datos o fenómenos que pueden ser observados y medidos 
objetivamente, y cuantificados o probados. Se basa en experimentos, 
conclusiones y aplicaciones. Es controlada y controlable. Por su 
propia naturaleza, Dios no encaja dentro de ese tipo de estudio. Es 
imposible aproximarse a Dios por medio de un método científico. La 
única forma de acercarse a Dios es por medio de la fe, como dice 
Hebreos 11:6: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es 
necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es 
galardonador de los que le buscan”. 
Leemos que: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” 
(Génesis 1:1). Y después leemos que “la tierra estaba desordenada y 
vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de 
Dios se movía sobre la faz de las aguas” (v. 2). 
La Biblia dice que el Espíritu de Dios comenzó a moverse 
sobre su creación para desarrollarla, transformarla y cambiarla. Por 
ejemplo, Génesis 1:9 dice: “Dijo también Dios: Júntense las aguas 
que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y 
fue así”. 
Dios no dijo: “Hágase la tierra seca”. No es este el momento 
en que se creó la tierra seca. Aparentemente, ya había sido creada en 
el acto inicial de la creación, pero había estado bajo agua. En este 
versículo, es descubierta. Es interesante que la comunidad científica 
sabe con certeza que toda esta tierra estuvo bajo el agua en 
determinado momento. 
El verbo bara, es decir, ‘crear’, significa hacer algo de la 
nada. Esta palabra es utilizada solamente tres veces en este relato de 
la creación. Dios crea en el principio, en el versículo 1. Este primer 
acto de bara explica la creación del universo, la tierra y toda la vida 
vegetal. 
Los otros verbos, que se utilizan entre los versículos 2 y 20, 
son diferentes. Son palabras que indican cambio, tomar algo que 
existe y alterar su forma. El siguiente acto de creación en el que se 
utiliza el verbo bara se produce en el agua. En el versículo 21, 
leemos: “Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser 
viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y 
toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno”.
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
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Una vez más, hay acuerdo entre el relato bíblico y la ciencia. 
Los científicos parecen estar muy seguros de que la vida animal 
comenzó en el agua, que es lo que dice el relato de Génesis. 
El siguiente acto de bara se produce en el versículo 27: “Y 
creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y 
hembra los creó”. 
La revelación que el Génesis hace de la creación explica el 
comienzo de todo en el universo. Pero, después de estos actos 
originales de creación, el Espíritu de Dios cambia y desarrolla esa 
creación original. Esto coincide con lo que han observado los 
científicos sobre la evolución de las formas de vida, y en este sentido 
veo un paralelo con las ideas evolucionistas. 
Pero, en lo que los creacionistas y los evolucionistas no 
pueden estar de acuerdo en lo más mínimo es en lo que yo llamo “los 
tres eslabones perdidos”. Los tres eslabones perdidos se refieren a 
tres preguntas: ¿Cómo comenzó todo? ¿Cómo se convirtió la vida 
vegetal en vida animal? ¿Cómo se convirtió la vida animal en vida 
humana? La ciencia no tiene explicación para estos eslabones 
perdidos. Pero Génesis, sí. La respuesta del relato de Génesis es, 
simplemente, bara: Dios creó. 
Capítulo 6 
El nacimiento de la humanidad 
Ya hemos hablado de los orígenes del universo; ahora, vamos 
a hablar de algo mucho más personal. En este capítulo, estudiaremos 
lo que el Libro de Génesis tiene para decirnos sobre el comienzo del 
hombre. Recuerde: el propósito del Libro de Génesis es contarnos las 
cosas como eran, para que podamos comprender cómo son ahora. Al 
tratar el tema del comienzo de la humanidad, llegamos a hablar de 
nosotros mismos. ¿Qué dice el Libro de Génesis sobre el propósito de 
Dios cuando creó al hombre? Comencemos por leer el relato de cómo 
fueron creados el hombre y la mujer. 
“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, 
conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las 
aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal 
que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a 
imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, 
y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra”. [...]. “Y dijo 
Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda 
idónea para él”. (...). “Entonces Jehová Dios hizo caer sueño 
profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus 
costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios 
tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces 
Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta 
será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
11 
el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una 
sola carne”. (Génesis 1:26-28a; 2:18, 21-24). 
A imagen de Dios 
Lo primero que se destaca en este pasaje es el hecho de que el 
hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. Estas palabras nos 
resultan muy conocidas, pero ¿qué significan realmente? Dado que 
Dios es espíritu, no tiene cuerpo, y por eso, probablemente, estas 
palabras no se refieran a nuestra apariencia física. A lo que sí se 
refieren es a la capacidad que tenemos de ser espirituales. Es en este 
sentido que somos como Dios. Por supuesto, en Génesis 3, vemos 
que esta semejanza a Dios se desfigura cuando Adán y Eva pecan. A 
partir de entonces, el problema fundamental que trata la Biblia es el 
de “recrear” la imagen de Dios en el hombre. Génesis 1 y 2 nos 
muestran cómo fue creado el hombre, y cómo Dios quiso que fuera. 
Génesis 3 nos muestra cómo es el hombre. 
Varón y hembra 
Otra observación que podemos hacer acerca de la creación del 
hombre es que Dios lo creó varón y hembra. Este es el primer 
ejemplo de cirugía con anestesia. ¡El primer anestesiólogo fue Dios! 
Él hizo que Adán cayera en un sueño profundo; entonces, tomó una 
de sus costillas, y con ella formó a la mujer. El simbolismo de esta 
imagen es hermoso. Dios no tomó a la mujer de la cabeza del 
hombre, para que lo dominara, ni lo tomó de su pie, para que lo 
sirviera. Tomó a la mujer del costado del hombre, para que estuviera 
cerca de su corazón. 
¿Por qué Dios creó a la mujer? La palabra hebrea que se 
traduce como ‘solo’, podría traducirse mejor como ‘incompleto’. La 
expresión “ayuda idónea” podría traducirse como ‘la que completa’. 
Si estudiamos la gramática hebrea, descubriremos que cuando Dios 
une a este hombre y esta mujer en lo que llamamos “santo 
matrimonio”, o unión sexual, ese hombre y esa mujer, unidos en una 
sola carne, forman un ser humano completo. 
Es importante señalar, aquí, que cuando Dios unió a ese 
hombre y esa mujer, creó la institución más importante que tenemos 
hoy sobre la tierra; la llamamos la familia, el hogar. Cuando Dios los 
creó varón y hembra, su plan era tomar a dos personas y unirlas en 
una relación de compañerismo en la que pudieran ser padres. 
Entonces, como padres, podrían producir personas que, un día, 
llegarían ellas también a ser compañeras y padres y producirían otras 
personas que también llegarían a ser compañeras y padres. Esa es la 
gran ley de la vida que ha dado origen, desarrollo y dirección a toda 
la familia humana. 
El compañerismo entre el hombre y la mujer es parte muy 
importante de la ley básica de Dios para la vida. Es por eso que Dios 
los creó varón y hembra. Imagine un triángulo en el que Dios está en 
el vértice superior, el hombre en el vértice inferior izquierdo y la 
mujer, en el vértice opuesto. Si el hombre está en relación con Dios,
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
12 
y la mujer está en relación con el mismo Dios, entonces, en la medida 
que ambos se aproximen a Dios, se acercarán entre sí. 
Cuando estudiamos el matrimonio en el Libro de Génesis, 
descubriremos que esta relación debe ser exclusiva en dos sentidos. 
Por causa del matrimonio, el hombre deja a su padre y a su madre; 
excluye a esa familia con la que ha compartido veinte o veinticinco 
años. También, por causa del matrimonio, dejará a todas las demás 
mujeres, y vivirá con su esposa, exclusivamente, por el resto de su 
vida. La mujer debe tomar el mismo compromiso de exclusividad con 
su esposo. Ese es el plan de Dios para el matrimonio. 
Capítulo 7 
“¿Dónde estás tú?” 
Una de las partes más conocidas del Libro de Génesis es el 
capítulo tercero, donde Adán y Eva comen del fruto prohibido. El 
capítulo 2 nos mostraba al hombre como fue creado y como Dios 
quiso que viviera su vida. Este capítulo nos muestra el pecado, 
entonces y ahora. Muestra a Adán y Eva enfrentando la misma 
decisión que todos enfrentamos varias veces por día: ¿Haremos las 
cosas como Dios quiere, o como nosotros queremos? Dios nos creó 
con la capacidad de elegir. Por eso, podemos hacer la voluntad de 
Dios o nuestra propia voluntad. 
El tercer capítulo de Génesis relata la crisis que se produjo la 
primera vez que esto sucedió. Relata la batalla de voluntades que se 
produjo entonces, para que podamos comprender la batalla de 
voluntades que se produce en nuestras vidas en la actualidad. Se nos 
describe el escenario un poco antes, en el capítulo 2:8,9: “Y Jehová 
Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que 
había formado. Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol 
delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en 
medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal”. 
En algún momento, se extendió la creencia de que el árbol 
prohibido era un manzano, pero no se mencionan manzanas, ni aquí 
ni en el capítulo 3. En cambio, leemos sobre el árbol de la vida y el 
árbol del conocimiento del bien y del mal. 
Ahora bien, antes de continuar, debemos aclarar algo sobre el 
tipo de lenguaje que se utiliza aquí. Este relato es histórico, pero 
también es alegórico. Una alegoría es un relato en el que las 
personas, los lugares y las cosas tienen otro significado además del 
significado histórico obvio, y el propósito de ese otro significado es 
instruirnos moralmente. 
En la descripción del huerto del Edén, los tipos de árboles 
sobre los que leemos indican que Dios iba a satisfacer las necesidades 
del hombre en ese lugar. Observemos el orden de prioridades: 
primero que nada, estos árboles debían satisfacer la necesidad de los 
ojos del hombre; después, debían satisfacer su necesidad de alimento,
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
13 
y finalmente, debían darle vida. Pero también había un árbol del 
conocimiento, y ese árbol fue declarado prohibido por Dios. 
En el capítulo 3, donde se relata la historia del primer pecado, 
observe que la prioridad está cambiada. En lugar de poner primero 
los ojos, después el alimento, después la vida, y descartar el 
conocimiento, ellos pusieron primero el alimento, después el ojo, 
después el conocimiento... y no llegaron a la vida. Por el contrario, 
encontraron la muerte espiritual. Deuteronomio 8:3 dice que “no sólo 
de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová 
vivirá el hombre”. No vivimos realmente cuando buscamos formas 
de satisfacer nuestras necesidades y deseos. Según este versículo, la 
verdadera vida proviene de obedecer toda palabra que salga de la 
boca de Dios. 
Cuando Dios puso a Adán y Eva en el huerto, les proveyó 
todo lo que iban a necesitar. Conocía sus necesidades, porque Él los 
había creado. Y, dado que nos creó a nosotros, también conoce 
nuestras necesidades; y tiene toda la intención de proveer para ellas. 
Ahora bien, quizá usted se pregunte por qué los ojos estaban 
primeros en la lista de prioridades. Cuando la Biblia menciona los 
ojos, no se refiere al ojo físico. Por ejemplo, en Mateo 6:22, 23, Jesús 
dijo: “La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, 
todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu 
cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, 
¿cuántas no serán las mismas tinieblas?”. Jesús no estaba hablando de 
la visión física. Estaba hablando de la forma en que vemos las cosas, 
nuestro esquema mental, nuestra forma de ver la vida. Y cuando Dios 
le otorgó una prioridad tan elevada a lo que era agradable a la vista, 
en el huerto del Edén, estaba diciendo, en realidad, que Adán y Eva 
debían mirarlo a Él para satisfacer una de sus mayores necesidades. 
La mayor necesidad que ellos tenían —y la mayor necesidad que 
tenemos nosotros— es que Dios nos muestre cómo ver las cosas. 
Pero, en este capítulo, hay otra imagen. Después que Adán y 
Eva cedieron a la tentación, leemos que escucharon la voz de Jehová 
Dios que andaba en el fresco del día, y se escondieron de la presencia 
de Él entre los árboles del huerto. Entonces, Dios llamó a Adán y le 
dijo: “¿Dónde estás tú?”. (ver vv. 8, 9). 
Es interesante que Dios comience su diálogo con Adán y Eva 
formulándoles preguntas: “¿Dónde estaban? ¿Quién les dijo que 
estaban desnudos?” (ver Génesis 3:9-11). Dios ya sabía las respuestas 
a esas preguntas, por supuesto; Él está en todo lugar al mismo tiempo 
y ve todo. Les hizo esas preguntas debido a lo que Adán y Eva no 
sabían. Las preguntas estaban destinadas a hacerlos reflexionar. 
Cuando Dios les preguntó: “¿Dónde están?”, en realidad, les estaba 
preguntando: “¿Estaban escondiéndose de mí?”. 
La segunda pregunta de Dios, después que Adán confesara 
que se escondía porque estaba desnudo, es una de mis favoritas: 
“¿Quién te enseñó que estabas desnudo?” (11a). En hebreo, la 
pregunta, literalmente, podría traducirse como: ‘¿Quién te hizo saber 
eso?’. La verdadera respuesta, naturalmente, es que Dios era el origen 
de esa información, ya que es el origen de toda información. Hay
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
14 
cierta información que Él quiere que nosotros tengamos, y otra que 
no nos revela, pero no hay ninguna información que Él no tenga. 
Cuando sabemos dónde estamos espiritualmente, si reflexionamos un 
poco al respecto, veremos que Dios es quien nos hace saber dónde 
estamos y dónde deberíamos estar. 
Después, Dios pregunta: “¿Has comido del árbol de que yo te 
mandé no comieses?” (v. 11b). Adán y Eva habían desobedecido a 
Dios, y ahora se escondían entre los árboles, tapaban sus cuerpos con 
hojas de higuera, sufrían las consecuencias. Si usted debe enfrentar 
consecuencias que le resultan desagradables, pregúntese: ¿Ha estado 
comiendo de algún árbol que Dios le mandó que no comiese? ¿Está 
ignorando la dirección que Dios quiere para su vida? 
La cuarta pregunta de Dios: “¿Qué es lo que has hecho?”, es 
dirigida a Eva, y produce una confesión, aunque precedida por una 
excusa. La palabra “confesar” proviene de dos palabras que 
significan ‘hablar’ e ‘igual’; o sea: ‘decir lo mismo’. Literalmente, 
confesar es, simplemente, estar de acuerdo con Dios sobre lo que 
hemos hecho. Dios quería que Eva pusiera todos los hechos sobre la 
mesa entre ellos, para poder trabajar juntos sobre lo que realmente 
había sucedido. Y eso es lo que quiere de nosotros también. Quiere 
que nos demos cuenta de lo que hemos hecho y que lo confrontemos 
con sinceridad. 
Génesis 3 es una figura de dos personas que pecaron y cómo 
Dios trató con ellos, pero también es una figura de todos nosotros, 
que hemos pecado, y nos muestra cómo Dios trata con nosotros 
cuando pecamos. Es la figura del pecado y sus consecuencias. Y es la 
figura de Dios que busca al pecador para abrir las líneas de 
comunicación. 
Capítulo 8 
“¿Dónde está tu hermano?” 
Uno de los principales mensajes de la Biblia es que el hombre 
necesita reconciliarse con Dios. Y Él es quien hace posible la 
reconciliación apenas cometido el primer pecado. En Génesis 3:15, 
aparece la primera profecía mesiánica, cuando Dios le habla a la 
serpiente: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente 
y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el 
calcañar”. 
Dado que la serpiente representa a Satanás, esta es la primera 
pista que se nos da en la Biblia de que Dios va a traer a Alguien a 
este mundo que arreglará las cosas. Esa es la consecuencia profética 
del pecado de Adán y Eva. 
¡Hubo tantas consecuencias negativas! Primero, la humanidad 
quedó separada de Dios. Y, en el capítulo 4, leemos sobre otra 
consecuencia de la caída: los conflictos. Dios nos describe lo que fue 
el conflicto entonces, para que comprendamos los conflictos que 
existen actualmente. Tenemos conflictos con nosotros mismos; 
conflictos con nuestro cónyuge; conflictos con nuestros hijos y con
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
15 
nuestros padres. Tenemos conflictos en nuestro lugar de trabajo y, 
por supuesto, hay conflictos entre naciones. Los conflictos son uno 
de nuestros mayores problemas. En Génesis 4, descubriremos 
algunas de las causas principales de conflictos, y algunas soluciones 
para ellos. Génesis nos presenta esta información en la forma de una 
historia de lo que sucedió entre dos hermanos. 
Los nombres de estos hermanos son muy conocidos por 
nosotros: Caín y Abel. La historia dice que Caín tuvo la idea de llevar 
una ofrenda a Dios. Dado que era agricultor y araba la tierra, llevó 
una ofrenda de esa clase a Dios. Su hermano Abel era pastor, así que 
llevó una ofrenda animal. La ofrenda de Abel fue aceptable para 
Dios; la de Caín, no. 
Ahora bien; muchas personas piensan, equivocadamente, que 
la ofrenda de Abel era aceptable porque era un sacrificio de un 
animal. Pero, francamente, eso no es lo que dice el texto. La ofrenda 
de Abel fue aceptable para Dios porque Abel mismo era aceptable. 
La ofrenda de Caín no fue aceptable porque él no lo era (ver vv. 6,7). 
Cuando llegamos a la historia de Caín y Abel, es muy fácil 
leer en ella algo que en realidad no está allí. En ningún momento se 
le indicó a Caín que presentara una ofrenda de un animal. De hecho, 
en el Libro de Levítico, se indica a las personas que lleven ofrendas 
de granos, ofrendas vegetales, si eso es lo que ellas producen. Así que 
la clase de ofrenda no es lo importante en esta historia. Lo importante 
son los hombres. Caín no era aceptable y, cuando lo descubrió, se 
enojó y se deprimió. 
Tal como lo había hecho con sus padres, Dios le hizo algunas 
preguntas a Caín: “¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu 
semblante?” (v. 6). Naturalmente, Dios conoce perfectamente bien 
las respuestas a estas preguntas. Pero el obstinado corazón de Caín 
parece no comprender el mensaje, así que Dios continúa: “Si bien 
hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a 
la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él” 
(v. 7). Lo trágico es que Caín no dominó al pecado. En el versículo 8, 
se nos dice que él mató a su hermano en un ataque de ira. 
Una vez más, llegan las preguntas: “¿Dónde está Abel tu 
hermano? [...]: ¿Qué has hecho?”. Pero Caín, obstinado aún, se niega 
a reconocer su pecado hasta que Dios le demuestra claramente que ya 
sabe lo que ha sucedido (vv. 9, 10). 
En Génesis 3, la pregunta era: “¿Dónde estás tú?”. En Génesis 
4, la pregunta es: “¿Dónde está tu hermano?”. Al formular esta 
pregunta, Dios está tratando de hacer que Caín comprenda lo que 
realmente ha sucedido: que ha descargado su ira sobre una persona 
inocente y que, en realidad, aún está airado. Sus acciones no han 
resuelto nada; por el contrario, han empeorado las cosas. 
Si retrocedemos un poco, el versículo 7 es, en realidad, la 
clave de toda esta historia. Trata el tema básico del conflicto, y ofrece 
una solución: si hacemos lo correcto, seremos aceptables ante Dios, 
ante nosotros mismos, y no tendremos que ir por la vida golpeando a 
los que son aceptables para matarlos. Hay un pasaje en el Sermón del 
Monte que refleja un paralelo con la historia de Caín y Abel. Se
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
16 
encuentra en los cinco primeros versículos del capítulo séptimo de 
Mateo. Jesús les hace ciertas preguntas a personas que eran 
hipercríticas. Les pregunta por qué son tan críticas, y cómo piensan 
lograr algo efectivo con un espíritu tan crítico. Usa la ridícula 
ilustración de que son como personas que sienten que su llamado es 
encontrar motas de polvo en los ojos de los demás, cuando tienen un 
tronco clavado en su propio ojo. 
Muchos creen que este pasaje nos dice que no juzguemos a 
los demás. Pero, en realidad, Jesús estaba diciendo lo que Dios 
trataba de enseñarle a Caín: “Estás fijándote en algo equivocado. 
Deja de preocuparte por tu hermano ¡y mírate a ti mismo!”. 
Sin embargo, podemos dar gracias a Dios, porque la muerte 
de Abel no fue la muerte de la bondad. Dos generaciones después, en 
Génesis 4:26, vemos la primera instancia en que el hombre inicia la 
comunión con Dios, es decir, la oración. Hasta entonces, toda 
comunicación entre Dios y el hombre había sido iniciada por Dios. 
Todos debemos enfrentar conflictos algunas veces. En 
algunos casos, no los iniciamos nosotros; en otros casos, sí. Pero, 
cuando usted se encuentre en algún tipo de conflicto, trate de 
controlar lo suficiente sus sentimientos como para poder preguntarse 
cuál es el verdadero problema. Y entonces, como sugiere Génesis 
4:7, haga lo correcto y sea aceptable ante Dios y ante sí mismo, para 
no tener que ir por la vida matando a Abel. 
Capítulo 9 
El padre de la fe 
Ahora llegamos a la sección más extensa del Libro de 
Génesis, que habla de tres personajes muy conocidos: Abraham, 
Jacob y José. Recuerde: la extensión que se dedica a un tema nos 
habla de su importancia. El tema de esta sección de Génesis, que 
cuenta la historia de Abraham, es la fe. Dios quiere que, al estudiar 
los próximos capítulos, comprendamos la fe como fue entonces y 
como es ahora. 
Hebreos, capítulo 11, conocido como “el capítulo de la fe” de 
la Biblia, nos dice al respecto: “Pero sin fe es imposible agradar a 
Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, 
y que es galardonador de los que le buscan” (v. 6). 
Dado que la fe es tan importante para Dios, Él, que quiere que 
comprendamos lo que es la fe, nos cuenta la historia de un hombre 
llamado Abraham. En el Nuevo Testamento, se habla más de este 
hombre que de cualquier otro personaje bíblico, y siempre es en 
relación con la fe. Si queremos comprender la fe, debemos 
comprender a Abraham. 
Su nombre 
Este hombre es la definición viva de la fe. Cuando lo vemos 
por primera vez, al final de Génesis 11, su nombre es Abram, que 
significa ‘padre de muchos hijos’. ¡Irónico nombre para un hombre
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
17 
de setenta y cinco años que no tiene hijos! Pero Dios le dijo a 
Abraham que iba a hacer “[su] descendencia como el polvo de la 
tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu 
descendencia será contada” (13:16). Y, debido a la fiel obediencia de 
Abraham a cada instrucción que Dios le dio, podemos suponer que 
confió en Dios para ese asunto... al menos, la mayor parte del tiempo 
(ver Génesis 16). 
Sus altares 
Generalmente, pensamos en un “llamado” en términos de ser 
llamados a un campo misionero, a una iglesia o a una organización. 
Pero ¿pensamos en ser llamados simplemente a Dios? ¿Qué sucedería 
si Dios le pidiera a usted que saliera al desierto despoblado sin 
decirle por qué? Eso es lo que le sucedió a Abraham cuando tenía 
setenta y cinco años (ver 12:1-4). Dios estaba llamando a Abraham a 
dejar su padre, su país y todos sus parientes para entrar en un desierto 
yermo. 
Hay dos lados en esta historia, como en toda historia donde 
Dios interviene: el lado de Dios, y el lado del hombre. Para ver el 
lado de Dios, estudie las apariciones de Dios a Abraham. Dios se le 
apareció ocho veces. Fue Él quien inició la relación, como sucede 
con cada relación que se entabla con Dios. En Romanos 3:11, Pablo 
nos dice que no hay quien busque a Dios. Es Dios quien busca al 
hombre. Si parece que un hombre está buscando a Dios, es porque 
solo está respondiendo a Él, que lo está buscando. Dios siempre es 
quien inicia la relación. 
El lado del hombre, en esta relación —es decir, la respuesta 
de Abraham a Dios— está constituido por los cuatro altares que 
Abraham construyó. El primero fue erigido en la planicie de More, 
donde Dios se le apareció a Abraham y le dijo: “A tu descendencia 
daré esta tierra” (12:7). La palabra “More” significa, literalmente, 
‘enseñando o buscando’. A ese primer altar de Abraham, yo lo llamo 
“el altar de la respuesta”, porque fue construido en respuesta al Dios 
que lo llamaba al desierto. 
Su segundo altar fue construido entre Hai y Bet-el. En hebreo, 
Bet-el significa ‘la casa de Dios’. Dado que Dios no tenía una casa en 
ese tiempo, aparentemente, el significado sería ‘el lugar donde Dios 
está’. Hai significa ‘ruina, miseria, el pozo’. Romanos 6:23 dice que 
la paga del pecado es muerte, y eso es lo que representa el nombre de 
esa ciudad. Más al este, más allá de Hai, están Sodoma y Gomorra. 
En su primer altar, Abraham dice: “Enséñame”. En el segundo altar, 
demuestra, por su ubicación, que aún no ha decidido cómo responder 
a lo que Dios le está enseñando. 
Abraham deja este segundo altar y va hacia el sur, geográfica 
y espiritualmente. Le dice a su esposa que diga que es su hermana, 
para que los egipcios no lo maten a él para quedarse con ella. Se mete 
en muchos problemas y parece estar “perdido” espiritualmente. 
Después de este incidente, Abraham regresa al lugar donde 
había levantado el segundo altar, y clama a Dios. Después de esa
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
18 
adoración sincera, le sugiere a Lot que se separen. La Biblia no nos 
dice de qué hablaron, pero es posible que Dios le haya hecho ver a 
Abraham que no debía haber llevado a Lot desde un principio. Y 
dado que, luego, encontramos a Lot entremezclado con el pecado de 
Sodoma y Gomorra, podemos entender por qué. 
Lot fue hacia el este; Abraham fue al oeste y construyó un 
tercer altar en un lugar llamado Hebrón. La palabra “Hebrón” 
significa ‘comunión’. Creo que este nombre también es simbólico. 
Mientras el primer altar era como decir: “Enséñame”, y el segundo: 
“No estoy seguro” o “Estoy en el medio”, este altar indica: “Dios, 
quiero conocerte”. Yo llamo a este altar “el altar de la relación”. 
En los dos primeros capítulos de su historia, capítulos 12 y 
13, Abraham construye tres altares. Pero no vuelve a construir otro 
altar hasta el capítulo 22. ¿Qué sucede entre el tercer y el cuarto 
altar? 
Cuando Abraham dijo: “Dios, quiero conocerte”, creo que 
Dios le respondió: “Abraham, si quieres tener una relación conmigo, 
quiero que sepas algo. Si soy algo para ti, debo ser todo. Porque, 
mientras no me consideres todo, me considerarás como nada”. Y la 
vida de Abraham estaba llena de otras cosas a las que él no quería 
renunciar. 
En Génesis 16, vemos que Abraham y Sara están preocupados 
por cómo Dios va a cumplir su promesa de darle descendencia a 
Abraham... así que deciden ayudarlo. Por sugerencia de su esposa, 
Abraham tiene relaciones con su esclava egipcia, Agar (vv. 1-4). El 
hijo nacido de esa unión fue Ismael, padre de los árabes. No habría 
ninguna crisis en el Oriente Medio en la actualidad, si Abraham no 
hubiera pensado que Dios necesitaba que él lo ayudara. 
Creo que Sara presenta otra clase de problema en la relación 
de Abraham con Dios. El tercer altar, el “altar de la relación”, trata de 
la relación vertical y la relación horizontal. Ambas son inseparables. 
Para que Abraham conociera a Dios, Dios debía ocupar el lugar que 
le correspondía en todas las relaciones de Abraham. Dios tuvo que 
hablarle a Abraham acerca de Lot y sacar a Lot de su vida. Lot 
representa las personas que ponemos en nuestras vidas, y que Dios no 
quiere que estén en ellas. También tuvo que sacar a Ismael de su 
vida. Ismael representa el factor de fe, ya que lo bueno es el mayor 
enemigo de lo mejor que Dios tiene para nosotros. Dios se le apareció 
a Abraham y le dijo que enviara fuera a Ismael. Una por una, Dios 
fue quitando de la vida de Abraham a todas las personas que 
competían con Él por el primer lugar en sus relaciones. 
Sara presenta otro tipo de problema. Sara es una imagen de 
las personas que Dios pone en nuestras vidas, pero que no 
reconocemos como provisión de Él. Dios tuvo que aparecérsele a 
Abraham dos veces para hablarle sobre Sara. La segunda vez, le dijo: 
“A Sarai tu mujer no la llamarás Sarai, mas Sara será su nombre. Y la 
bendeciré, y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a 
ser madre de naciones” (17:15, 16). Cuando Abraham escuchó esto, 
se postró sobre su rostro y rió. Cuando Sara lo escuchó, también se 
echó a reír.
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
19 
Un año después, nació el hijo de Abraham y Sara, y Dios les 
dijo que llamaran a ese hijo Isaac, que significa, en hebreo, ‘risa’. 
Dios quiso que estos “héroes de la fe” no olvidaran jamás que se 
habían reído de Él cuando les dijo lo que iba a hacer. 
Finalmente, cuando Isaac ya era un joven, Abraham 
construyó el cuarto altar, que es el más importante. Fue construido 
sobre una montaña, en Moria. Moria significa ‘Jehová proveerá’. 
Hasta este momento, Abraham había elegido el lugar donde 
levantaba sus altares, pero este altar era diferente. Esa vez, Dios 
eligió el lugar. Y esta vez, Dios eligió el sacrificio: Isaac. 
Isaac no solo es el hijo de la vejez para Abraham y Sara, sino, 
también, el cumplimiento de veinticinco años de fe. Y ahora, Dios 
dice algo que aparentemente no tiene sentido: “Lo quiero a él”. Y 
Abraham lleva al joven a la montaña, y sube temblando, pero con 
toda la intención de cumplir lo que Dios le ha pedido. Pero, en el 
último instante, Dios provee un carnero como sustitución por la vida 
de Isaac (ver 20:1-19). Abraham llama a este lugar “Jehová-Jireh”, 
que significa ‘Jehová proveerá’. Esa alegoría de la fe dice, a través de 
los altares de Abraham, que en la montaña que Dios eligió, en el altar 
en el que Abraham puso primero a Dios, Dios le dio el fruto de sus 
veinticinco años de fe. En este cuarto altar, Abraham no ofreció a 
Isaac; en el altar en que puso a Dios primero, Abraham se ofreció a sí 
mismo. 
El mensaje de la Biblia puede resumirse en dos palabras: 
“Dios primero”. Ahora bien, eso no es fácil, pero tampoco es 
complicado. O Dios es nuestro Dios, o no lo es. Finalmente, para 
Abraham, lo fue. 
Capítulo 10 
“¿Quién eres tú?” 
La historia de Jacob es increíble. El nombre de Jacob significa 
‘el que se apodera de algo’, porque, cuando él y su hermano gemelo 
nacieron, él estaba tomado del talón de su hermano, que nació 
primero. Y Jacob vivió de acuerdo con lo que su nombre significaba. 
Había dos cosas que valía la pena tener en su familia, y Jacob se 
apropió de ambas. La primogenitura era la herencia que correspondía 
al hermano mayor, y la bendición era la promesa que Dios hizo a 
Abraham, que pasó al padre de los mellizos, Isaac, y que debía pasar 
al hijo mayor. El hermano de Jacob, Esaú, vendió su primogenitura a 
Jacob por un plato de guiso, y Jacob engañó a su padre y le quitó la 
bendición a su hermano. Después que Jacob engañó a su padre y se 
apropió de la primogenitura y de la bendición, su madre le dijo: 
“Jacob, debes irte, porque tu hermano quiere matarte. Ve y quédate 
en casa de mi hermano Labán algunos días, hasta que la ira de tu 
hermano se apacigüe” (ver 27:42, 43). 
La primera noche que Jacob estuvo lejos de su familia, tuvo 
un sueño en el que vio una escalera por la que subían y bajaban 
ángeles. En ese sueño, Dios se le apareció y reafirmó el pacto que
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
20 
había hecho con Abraham, abuelo de Jacob. Dios prometió a Jacob 
que lo haría parte del plan, y agregó: “He aquí, yo estoy contigo, y te 
guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; 
porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho” (28:15). 
Jacob despertó de su sueño totalmente maravillado. 
"Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía”, dijo (v. 16). 
Y, antes de continuar su viaje, tomó la piedra que había usado como 
almohada y la ungió con aceite, y se comprometió a devolver a Dios 
la décima parte de todo lo que Él le diera (ver vv. 18-22). 
La batalla de Jacob 
Lo que sucede a continuación es la parte principal de la 
historia de Jacob. Después de pasar veinte años trabajando duramente 
para su tío Labán, Jacob tuvo una experiencia con Dios muy 
subjetiva. Esa experiencia es relatada en el capítulo 32 de Génesis, 
donde leemos: “Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón 
hasta que rayaba el alba. Y cuando el varón vio que no podía con él, 
tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de 
Jacob mientras con él luchaba. Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y 
Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. Y el varón le 
dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: 
No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con 
Dios y con los hombres, y has vencido. Entonces Jacob le preguntó, y 
dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me 
preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. Y llamó Jacob el nombre 
de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue 
librada mi alma” (vv. 24-30). 
Observe la pregunta que Dios le hace a Jacob: “¿Cuál es tu 
nombre?”. En los tiempos bíblicos, los nombres tenían gran 
importancia, como ya hemos descubierto; decían algo sobre la 
persona que los llevaba; tenían que ver con la identidad de esa 
persona. Al preguntarle esto, Dios no quería que Jacob le dijera su 
nombre. Lo que realmente le estaba preguntando era: “¿Quién eres 
tú?”. Y, por supuesto, no era porque necesitara conocer la respuesta, 
sino porque quería que Jacob la conociera. El nombre Jacob, como 
vimos, significa ‘el que se apodera de algo’. Pero su nuevo nombre, 
Israel, el nombre que todos sus descendientes iban a llevar, significa 
‘luchador’. 
Ahora bien, hay un punto más de importancia en esta historia 
que no debemos pasar por alto. Yo lo llamo “la bendición de la 
corona de la cojera”. Jacob era tan pillo que Dios no podía bendecirlo 
sin antes quebrantarlo. 
Algunas veces, Dios no puede llegar a nosotros de ninguna 
otra manera, así que tiene que causarnos algún tipo de “cojera” para 
que nos veamos obligados a apoyarnos en Él. Eso sucedió con Jacob. 
Y, por fin, Jacob comprendió el mensaje. Cuando finalmente se 
encontró con Esaú —quien, dicho sea de paso, no luchó contra él, 
sino que se le echó al cuello y lo besó—, le dijo a su hermano que 
tenía todas sus esposas e hijos y ganado porque “Dios ha sido muy 
bueno conmigo” (33:11, NVI). No porque él se hubiera apoderado de
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
21 
todo eso, sino por pura gracia de Dios. La gracia es el atributo de 
Dios por el cual Él derrama abundantemente sobre nosotros 
bendiciones que no merecemos. La misericordia de Dios es la que 
nos evita aquello que sí merecemos. 
Dios también nos enseña a someternos a Él. Algunas veces, 
decide hacerlo quebrantándonos, para poder bendecirnos. En 
realidad, tenemos que mirar a tres lugares para ver quiénes debemos 
ser. Primero, tenemos que mirar hacia arriba. A través de todas las 
historias bíblicas que estudiaremos, veremos que, generalmente, a 
Dios le lleva mucho tiempo lograr que una persona “mire hacia 
arriba”. Pero es indispensable que miremos hacia Dios para descubrir 
quiénes debemos ser. Después de todo, Él nos hizo. Él tiene el 
modelo que debe seguir nuestra vida. 
Después, debemos mirar hacia adentro. En el Salmo 139, 
David ruega: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame 
y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, 
y guíame en el camino eterno" (vv. 23, 24). Todos debemos pedirle a 
Dios que mire nuestro interior, nuestro corazón y nuestra vida, y nos 
muestre quién quiere que seamos. 
Finalmente, debemos mirar a nuestro alrededor. La persona 
que ha mirado hacia arriba y que realmente ha mirado hacia adentro 
de sí misma está, ahora, en condiciones de mirar a su alrededor y 
relacionarse con los demás, ser parte del plan de Dios para el mundo. 
¿Alguna vez usted ha mirado realmente hacia arriba, hacia Dios, para 
saber qué dice Él sobre cuál es su identidad en Él? ¿Con cuánta 
frecuencia mira usted hacia adentro para comprobar cómo está su 
corazón? ¿Mira usted a su alrededor para ver cómo Dios quiere que 
interactúe con las personas que hay en su vida? 
Capítulo 11 
El Dios que está a cargo 
Ya hemos estudiado a Abraham, que nos enseñó acerca de la 
fe. Hemos visto a Jacob, que nos mostró la gracia de Dios. Ahora, 
llegamos a José, cuya historia cubre los últimos catorce capítulos de 
Génesis. 
José parece ser uno de los personajes más puros de la Biblia. 
Dios nos muestra tanto las flaquezas como los puntos fuertes de la 
mayoría de los personajes de la Biblia, pero José es una de las 
excepciones a esa regla. (El otro es Daniel, que veremos en un 
estudio posterior). 
La historia de José 
La historia de José trata, en realidad, de la providencia de 
Dios. El mensaje de esta historia se resume en un versículo del 
Nuevo Testamento, Romanos 8:28, que dice: “Y sabemos que a los 
que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que 
conforme a su propósito son llamados". Cuando se encontraron con 
él en Egipto, los hermanos de José se sintieron, comprensiblemente,
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
22 
muy turbados al descubrir quién era él, pero él les respondió con 
estas consoladoras palabras, palabras que también nos aseguran a 
nosotros que Dios está obrando detrás de escena en nuestras vidas: 
“Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; 
porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros. 
(…). Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros 
posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran 
liberación. Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios” 
(Génesis 45:5, 7, 8). 
En la historia de Jacob, el padre de José, vemos a un hombre 
cuya vida iba muy bien, pero no por mérito suyo. En realidad, Dios 
estuvo controlando todo, todo el tiempo. José ilustra la misma 
verdad, pero desde otro ángulo. En su historia, vemos a un hombre 
cuya vida, por un tiempo, no parecía andar muy bien. Fue vendido 
como esclavo por sus hermanos; fue injustamente acusado de un 
delito; fue olvidado por aquellos que habían prometido ayudarlo. 
Pero ninguna de estas circunstancias fue consecuencia de sus propias 
acciones. Atravesó problemas y circunstancias muy difíciles, pero no 
porque él las mereciera, sino para que Dios pudiera glorificarse, y su 
plan pudiera llevarse a cabo. 
Aplicaciones para la época actual 
Esta historia nos ofrece varias aplicaciones para nuestra vida 
personal. Primero, veamos la relación que tenía José con su padre y 
sus hermanos. ¡Estaba muy lejos de ser una relación ejemplar! Jacob 
no era, evidentemente, un padre ideal. Su preferencia por José le 
causó a su hijo más dolor que placer, y no era para nada justa para 
con los demás hermanos. Pero ¿quién de nosotros tiene padres 
perfectos? ¿Cuántos de nosotros tenemos una relación perfecta con 
nuestros hermanos? No elegimos la familia donde fuimos criados, 
pero sus integrantes moldean nuestra vida. Muchos tenemos “alas 
rotas”, profundos dolores o dificultades en la vida a causa de esas 
relaciones. Pero el mensaje que la vida de José tiene para nosotros es 
este: Dios es soberano sobre las circunstancias de nuestra vida, y no 
hay situación tan mala que Él no pueda redimir y sacar bien de ella. 
Dios puede usar la influencia de sus padres, aunque sus padres hayan 
sido delincuentes. Dios puede usar la influencia de sus hermanos, 
aunque sus hermanos sean delincuentes. Dios utilizó la adversidad de 
la familia disfuncional de José para colocarlo a él providencialmente 
en Egipto y así salvar de morir de hambre a la familia elegida, a 
través de la cual el Mesías llegaría al mundo. Dios puede usar la 
forma en que usted responde a la adversidad de tener una familia 
disfuncional para moldear su vida. Un día, usted podrá ver cómo las 
circunstancias, providencialmente dispuestas, de su vida, lo preparan 
para que pueda cumplir el rol que Dios ha destinado para usted.
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
23 
Capítulo 12 
Termina Génesis, comienza Éxodo 
Al estudiar la Biblia y, especialmente, el Antiguo Testamento, 
debemos ver cómo este pueblo tan especial se convirtió en una 
nación. En el Libro de Génesis, leemos que ese pueblo nació a través 
de Abraham. Jacob les dio su nombre, Israel, y José los salvó de 
morir de hambre. Cuando termina el Libro del Génesis, esta nación 
estaba compuesta solamente por doce familias, y esas familias 
estaban en Egipto. 
Cuando comienza el Libro de Éxodo, este grupo de personas, 
que aún no se había convertido en una nación, se había multiplicado 
de doce tribus a una multitud. Antes de poder convertirse en una 
nación, debían tener un líder. El Libro de Éxodo nos habla de uno de 
los más grandes líderes de toda la historia del pueblo de Dios: 
Moisés. 
Uno de los grandes problemas que Moisés tuvo al conducir a 
esta gran multitud de esclavos fue que no había ley. No había reglas. 
No tenía ninguna estructura con la cual gobernar a estas personas. 
Por eso, en este libro, veremos el primer conjunto de reglas dadas al 
hombre por Dios: cientos de mandamientos resumidos en los Diez 
Mandamientos. 
Moisés tenía otro problema: tenía al pueblo correcto, pero 
estaban en el lugar equivocado. Estaban en Egipto, en esclavitud, y 
Dios quería que ellos fueran libres. La palabra Éxodo significa, de 
hecho, ‘salida’. Y gran parte de este libro relata cómo los israelitas 
encontraron la “salida” de su esclavitud. 
El Libro de Éxodo, además de ser histórico, es también 
alegórico. Los israelitas eran esclavos, literalmente; sin Cristo, 
nosotros, en sentido figurado, somos esclavos de nuestro pecado. El 
Libro de Éxodo trata el problema de sacar a los israelitas de su 
esclavitud física; toda la Biblia habla del problema de sacar a todas 
las personas de su esclavitud espiritual bajo el pecado. 
¿Ha sido usted liberado de la esclavitud del pecado como 
Dios lo ha dispuesto? En el próximo capítulo continuaremos nuestro 
estudio del Libro de Éxodo. Comience a leerlo ahora y formúlese 
estas tres importantes preguntas: “¿Qué dice? ¿Qué quiere decir? 
¿Cómo puedo aplicar esto a mi vida?”. 
Capítulo 13 
Hacer alguien de quien no es nadie 
Para comprender el Libro de Éxodo, debemos comprender al 
pueblo, el problema y el profeta. El Libro de Éxodo es la historia del 
pueblo de Dios y de cómo ellos escaparon de la esclavitud bajo el 
liderazgo de Moisés. 
Tres mensajes principales 
Como hemos visto, la palabra “éxodo” significa ‘salida’. El
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
24 
mensaje del Libro de Éxodo es, en realidad, este: ¿Cuál es la salida 
de esta esclavitud para los hijos de Israel? Esta esclavitud es, ante 
todo, una esclavitud literal, y la historia de su liberación es uno de los 
más grandes milagros de la Biblia. Es una historia real. Es historia. 
Cómo sucedió y qué implicó es el emocionante mensaje del Libro de 
Éxodo, y este es el primer tema central de este libro. 
Por aplicación, además de ser histórico, este libro contiene 
una bella verdad alegórica que podemos aplicar devocionalmente a 
nuestra vida. Esa aplicación es: Nosotros también somos esclavos. 
No hacemos lo que queremos hacer; hacemos lo que tenemos que 
hacer. Y si hacemos lo que tenemos que hacer, y no lo que queremos 
hacer, no somos libres. Si no somos libres, somos esclavos, y 
necesitamos, nosotros también, una solución para nuestra esclavitud. 
Necesitamos encontrar la liberación de nuestra esclavitud bajo el 
pecado. La palabra “salvación”, que todos conocemos tan bien, 
significa, en realidad, liberación del pecado. No solo del castigo del 
pecado, presente y futuro, sino también del poder del pecado. 
Al estudiar el Libro de Éxodo, también debemos 
concentrarnos en estudiar al profeta Moisés. Entre los hombres de 
Dios de los que habla la Biblia, él sobresale claramente. Creo, sin 
ninguna duda, que Moisés es el más grande hombre de Dios que 
aparece en la Biblia. Podemos apreciar la grandeza de este hombre, 
Moisés, si pensamos en la contribución que él hizo a la obra de Dios. 
Abraham fue padre del pueblo de Dios y, como hemos dicho ya, 
Jacob le dio nombre, y José lo salvó. Pero... ¡piense en lo que Moisés 
hizo por el pueblo de Dios! El Libro de Éxodo es el registro bíblico 
de la contribución de Moisés a la obra de Dios. 
La contribución de Moisés a la obra de Dios 
Antes que nada, Moisés les dio libertad a estas personas 
esclavizadas. La mayoría de nosotros no sabemos lo que es ser un 
esclavo. Cuando una persona está en la cárcel, lo único que la 
consume, que ocupa todo su ser, es el deseo de ser libre. Al darles la 
libertad, Moisés les dio a esos esclavos lo que ellos anhelaban más 
que cualquier otra cosa en el mundo. Después, les dio lo que ese 
pueblo recién emancipado necesitaba más que cualquier otra cosa en 
el mundo: gobierno, es decir, ley. 
En cuanto a lo espiritual, Moisés le dio al pueblo dos cosas 
invaluables: la Palabra de Dios y la adoración. 
Cuando una persona lee toda la Biblia, avanza bastante bien 
por el Libro de Génesis, especialmente los estudios de personajes. 
Después tenemos el drama del Éxodo, la liberación de Egipto. 
También avanzamos a buen ritmo aquí. Pero cuando llegamos al 
último tercio de Éxodo y entramos en Levítico, el progreso se hace 
más lento y la lectura, más difícil, y muchos dejan de leer la Biblia. 
Comienza a parecerse a un manual de especificaciones técnicas para 
arquitectos... y eso es exactamente lo que es. Cuando comprendemos 
el propósito de ese manual, nos resulta fascinante. Esta parte del 
Libro de Éxodo, y todo el Libro de Levítico, constituyen un manual 
de adoración.
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
25 
Si nos dejan librados a nuestro arbitrio, los seres humanos no 
sabemos cómo adorar. Así como los apóstoles le pidieron a Jesús que 
les enseñara a orar, los israelitas necesitaban que les enseñaran cómo 
adorar; y nosotros también. En las iglesias que llamamos “litúrgicas”, 
el ministro está de espaldas a la gente, con su rostro mirando al altar, 
gran parte del tiempo. Estas iglesias, y las sinagogas de la fe judía, 
tienen sus raíces en la forma de adoración que encontramos en este 
pequeño tabernáculo de adoración que Dios le encargó a Moisés que 
construyera. 
Quisiera ver la vida de Moisés de esta forma: El gran 
problema, en el Libro de Éxodo, es el problema de la esclavitud. La 
solución es la liberación. Dios llamó a Moisés para que fuera el 
libertador que los hijos de Israel necesitaban. Por aplicación, así 
como el Libro de Éxodo es una ilustración de la liberación, o 
salvación, la vida de Moisés es una gran ilustración de cómo ser un 
libertador. 
La historia de Moisés 
Ser liberado del poder del pecado en su vida es la experiencia 
más importante que alguien puede tener en su vida. La segunda gran 
experiencia de la vida es convertirse en el instrumento por medio del 
cual otra persona es liberada. 
Observemos la vida de Moisés en tres períodos, cada uno de 
cuarenta años de duración. En los primeros cuarenta años, la lección 
más importante que Dios le enseñó a Moisés fue: “Moisés, tú no eres 
nadie”. 
A través de ciertas inusuales circunstancias, Moisés fue criado 
en el palacio de Faraón (ver Éxodo 1-2:10). Quizá fue por esto que él 
pensaba que era alguien especial. Pero aproximadamente cuando 
Moisés tenía cuarenta años, Dios logró convencerlo de que, en 
realidad, no era nadie (ver 2:11-15). 
La segunda lección que Dios le enseñó a Moisés se produjo 
en los segundos cuarenta años de su vida. Esta vez, el mensaje era: 
“Moisés, tú eres alguien porque yo te he elegido, y estoy contigo”. Al 
final de sus primeros cuarenta años, un día, Moisés salió y vio el 
sufrimiento de los esclavos hebreos, consciente de que él también era 
uno de ellos. Éxodo, capítulo 2, versículo 11, dice: “En aquellos días 
sucedió que crecido ya Moisés, salió a sus hermanos, y los vio en sus 
duras tareas, y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los 
hebreos, sus hermanos”. El pasaje transmite la idea de que Moisés se 
compadeció de ellos, y que sintió en lo profundo de su corazón el 
mismo sufrimiento que ellos sentían. 
En ese momento, Dios, básicamente, le dijo a Moisés: “Esa 
no es forma de ser un libertador, Moisés. Vé al ‘seminario’ durante 
cuarenta años, y piensa cómo librar a este pueblo de su esclavitud”. 
Cuarenta años después, Moisés estaba en el desierto, y vio un arbusto 
de zarza que ardió en llamas de repente. Ahora bien, debido al 
intenso calor del desierto, este hecho no era demasiado inusual allí. 
Generalmente, esos arbustos se consumían en cinco segundos. Pero
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
26 
esta vez, el arbusto no se consumió, y siguió ardiendo. Moisés fue a 
averiguar qué estaba sucediendo (ver 3:1-3). Mire lo que ocurre a 
continuación: “Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en 
medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme 
aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el 
lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu 
padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces 
Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios” (vv. 4- 
6). 
En este pasaje, Dios le dice a Moisés que lo importante no es 
que él haya visto el problema de la terrible esclavitud de Israel. Lo 
importante no es su compasión, ni su deseo de hacer algo con 
relación a esa esclavitud. Desde la zarza ardiente, Dios le dice a 
Moisés que lo que realmente importa es que el Dios de Moisés ha 
visto el problema y ha venido a hacer algo al respecto. Así que le dice 
que él debe ir a ver a Faraón y exigirle que deje en libertad del pueblo 
de Israel. 
¿Se imagina usted la conmoción que esto le habrá causado a 
ese hombre? Cuando Moisés no pudo liberar a ese pueblo matando al 
egipcio, Dios le mostró que no era nadie. En el arbusto ardiente, Dios 
convenció a Moisés de que era alguien. Básicamente, estas dos 
lecciones —que Moisés no era nadie, y que era alguien cuando Dios 
estaba con él— producen humildad. Dios le enseñó a Moisés estas 
dos lecciones para convertirlo en el vehículo humano de la liberación 
de Israel de manos de Egipto. 
La mayoría de las personas que están en posiciones de 
autoridad se esfuerzan por elegir a los mejor calificados para hacer 
las tareas más importantes. En la Biblia, casi parece que Dios tratara 
de elegir al hombre menos calificado. En la actualidad, si queremos 
que Dios nos use para librar a las personas, si queremos ver a un 
amigo o un ser querido librado de la esclavitud del pecado, debemos 
recordar esto: Nosotros no somos los libertadores. El Libertador es 
Dios. 
Una lección para nosotros 
La persona humilde comprende Quién es el que realmente 
hace el trabajo. La persona humilde dice: “Este es un plan de Dios, 
para usar el poder de Dios, en el pueblo de Dios, para lograr los 
propósitos de Dios, según el plan de Dios”. 
En el Libro de Éxodo, Dios es como una Vid que busca ramas 
que sean parte de ella. Dios no trabaja sin instrumentos. Por lo tanto, 
debe encontrar a su Moisés. Pero, una vez que llama a su Moisés, 
tiene que convencerlo. Tiene que decirle: “Moisés, tú no eres nadie. 
No eres tú quien va a hacer esto. Cuando lo comprendas, Moisés, 
entonces serás alguien que yo podré usar, alguien a través del cual yo 
podré trabajar, y tú podrás descubrir el gran milagro de lo que yo 
puedo hacer a través de alguien que ha aprendido que no es nadie”.
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
27 
Capítulo 14 
Objeciones humanas y secretos espirituales 
Hemos visto cómo Dios preparó a Moisés para el ministerio 
de liberar a los hijos de Israel. En este estudio, veremos los secretos 
que Dios compartió con él, y que lo convertirían en el vehículo de la 
liberación de Dios; y veremos cómo Moisés respondió al llamado de 
Dios para que fuera un libertador. 
Los secretos de Dios para ser el instrumento de liberación 
pueden resumirse en un párrafo: “Tú no eres el libertador; yo soy el 
libertador. Por ti mismo, tú no puedes liberar a nadie. Pero yo sí 
puedo, y estoy contigo, Moisés. Tú ni siquiera quieres liberar a ese 
pueblo, pero yo sí”. Estos secretos se aplicaban a Moisés, y también a 
nosotros. Dios se los enseñó a Moisés desde la zarza ardiente. 
Moisés estaba preocupado porque le costaba expresarse. Esto 
podría significar que él pensaba que no era elocuente o que tenía un 
problema de habla. Quizá se le trababa la lengua o era tartamudo. 
Fuera lo que fuese, Dios obviamente sabía todo al respecto, y quería 
que él fuera a Faraón y le exigiera la liberación de Israel a pesar de 
eso. De hecho, quizá Dios quería que fuera precisamente por eso. Es 
que Dios quería que, cuando esa liberación se produjera, fuera obvio 
que era producto de su propio poder, y no del carisma de un hombre. 
Por eso quiso que un hebreo, un pastor de ovejas (a quienes los 
egipcios odiaban aun más que a los hebreos), que quizá fuera 
tartamudo, se presentara delante de Faraón a exigirle que su pueblo 
fuera liberado. Dios no quería que nadie dijera, cuando su pueblo 
fuese liberado: “Oh, mira lo que logró Moisés. ¡Es un hombre tan 
elocuente! Yo estaba allí cuando exigió que ese pueblo fuera 
liberado. ¡Fue tan dinámico!”. Dios no quería que sucediera de esa 
forma. Por eso eligió al hombre que eligió. Lea lo que dice el 
versículo 11: “¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo 
y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?”. 
Estas preguntas son difíciles de aceptar para algunas personas. 
Creo que Dios estaba repitiendo la misma lección que vimos en la 
vida de José: la dinámica de nuestra vida es dispuesta por Dios. 
Quizá no sepamos por qué, pero Dios nos hace como nos hace. Y 
Dios le estaba diciendo Moisés: “Si yo hubiera querido una persona 
elocuente, te habría hecho elocuente”. 
En ese momento, Dios le dio una pequeña lección objetiva. 
Le preguntó: “¿Qué tienes en tu mano?”. Y Moisés respondió: “Una 
vara de pastor”. Y Dios le dijo: “Échala en el suelo”. Cuando Moisés 
arrojó la vara al suelo, ocurrió algo que Dios usó poderosamente en 
todo el ministerio de Moisés. La palabra “dedicar” significa, 
literalmente, ‘arrojar al suelo’. Entonces, Dios le dijo que metiera su 
mano entre sus ropas y la sacara luego. Cuando Moisés sacó su 
mano, estaba leprosa. Dios le dijo que repitiera la acción y, al hacerlo 
Moisés, su mano fue sanada (ver vv. 2-7). 
Dios tuvo una notable paciencia al escuchar todas las 
objeciones que le planteó Moisés. Pero cuando este, finalmente, le 
dijo: “Por favor, Señor, envía a otro” (ver v. 13), la ira de Dios se
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
28 
encendió contra él. Ahora bien, yo me pregunto: Cuando Dios lo 
envía a liberar a alguien, ¿plantea usted las mismas objeciones? 
¿Termina diciendo: “Señor, envía a otro, no a mí”? Muchas personas, 
en la Biblia, fueron suficientemente sinceras como para decirle a 
Dios: “No, Señor, no quiero”. Eso es lo que le dijo Moisés aquí. En 
cierto sentido, esto es sano, porque los motivos del que sí quiere 
muchas veces son objetables. 
Finalmente, por supuesto, Moisés fue. Y tuvo éxito. Pero el 
éxito no fue suyo; fue de Dios. 
Algunas personas tienen mucha capacidad y poca 
disponibilidad. Otras tienen muy poca capacidad y mucha 
disponibilidad. La Biblia dice que no importa si tenemos mucha o 
poca capacidad. Lo importante es que tengamos mucha 
disponibilidad. En la obra de Dios, la capacidad más grande es la 
disponibilidad. Dios no nos usa por quién somos o qué somos, o por 
lo que queremos, sino a pesar de quién somos y qué somos, y de lo 
que queremos. 
Las verdades más importantes que Dios le enseñó a Moisés 
pueden resumirse en este breve poema: 
Yo no soy, pero Él es, y está conmigo. 
Yo no puedo, pero Él puede, y está conmigo. 
Yo no quiero, pero Él quiere, y está conmigo. 
Yo no lo hice; Él lo hizo, porque estaba conmigo. 
A estas cuatro afirmaciones, yo las llamo “los cuatro secretos 
espirituales”. 
Yo no podría funcionar como ser humano ni como ministro 
del evangelio si no aplicara personalmente estos secretos espirituales 
a mi vida y mi ministerio. Confío en que usted también aprenda a 
aplicar estos cuatro secretos espirituales que Moisés aprendió junto a 
una zarza que ardía, pero no se consumía. 
Capítulo 16 
Plagas, milagros y principios de liberación 
Ahora, quisiera que nos concentremos en la historia de la 
liberación que nos muestra el Libro de Éxodo. Como ya he señalado, 
la palabra “liberación” es sinónima de “salvación”. Cuando vemos en 
el Libro de Éxodo el tema de la liberación, de la salvación que 
experimentó el pueblo de Dios, vemos el poder de Dios. Eso es 
porque no existe la salvación, ni en el pasado ni en el presente, sin el 
poder de Dios. En el Libro de Éxodo, usted verá el poder de Dios 
manifestado de una manera única, comenzando por las diez plagas. 
Las plagas 
El mensaje de las diez plagas es la imagen de una gran verdad 
que se enseña en la Biblia desde Génesis hasta Apocalipsis. En 1 
Juan 4:4, esa verdad se expresa de esta manera: "Mayor es el que está 
en vosotros, que el que está en el mundo". Esa es la aplicación 
devocional del mensaje de las diez plagas.
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
29 
En Éxodo 5:1, Moisés y Aarón apelan por primera vez a 
Faraón para que deje ir a los israelitas. Pero Faraón no hace más que 
burlarse de ellos. Después de todo, ¡era tan ridículo! ¿Qué 
motivación podría tener? La explicación que le dieron, obviamente, 
no significaba nada para Faraón: “El Dios de los hebreos se ha 
encontrado con nosotros; por lo tanto, déjanos ir, porque eso es lo 
que Dios nos dijo que te dijéramos” (ver v. 1). 
En esta historia, también vemos lo que podríamos llamar 
“principios de liberación” del poder del pecado o del mal. Cuando 
Moisés exige la liberación del pueblo de Dios, y Faraón se niega a 
dejarlos ir, comienzan a llegar las plagas, y siguen llegando. En 
última instancia, estas plagas son muy persuasivas. Poco a poco, 
Faraón comienza a ceder ante el poder de Dios. Pero, cuando lo hace, 
observe el diálogo entre Moisés y Faraón. Muchas personas creen 
que Moisés es la figura de nuestro libertador, Jesucristo, y que Faraón 
es la imagen de Satanás, la personificación del mal. Si 
comprendemos la dinámica de lo que sucede entre Moisés y Faraón, 
podemos comprender la dinámica de lo que sucede hoy entre 
Jesucristo y Satanás en nuestra liberación o salvación. 
Por ejemplo, observe lo que Faraón dice en Éxodo 8:25, 
después que Moisés exigió que se les permitiera a los hijos de Israel 
ir a hacer sacrificios a su Dios. "Pueden hacer todos los sacrificios 
que quieran a su Dios, pero en Egipto. ¡No salgan de Egipto!". 
Después de algunas plagas más, Faraón acepta nuevamente 
dejar al pueblo que vaya a realizar su ceremonia religiosa, pero 
insiste en una concesión: “Pueden ir, pero no se alejen demasiado” 
(ver v. 28). Esto es, también, una imagen de cómo se ejerce presión 
sobre el nuevo creyente. “Bien, si vas a ser cristiano, puedes serlo, 
pero espero que no te vuelvas demasiado fanático. Es decir, supongo 
que no vas a ir demasiado lejos ni a tomarte esto demasiado en serio, 
¿verdad?”. 
En 10:8-10, después de más plagas, Faraón cede un poco más. 
“Bueno, pueden ir, pero no pueden llevarse a sus hijos. Dejen a sus 
hijos en Egipto". Cuando Satanás descubre que no puede hacer que 
cedamos en nuestra fe, trata de atrapar a nuestros hijos. Es increíble 
cuántas personas llegan a la fe, pero “dejan a sus hijos en Egipto”. 
Después de más plagas aun, Faraón les dice que pueden irse, 
pero deben dejar su ganado en Egipto (ver Éxodo 10:24). Esto es 
como que el maligno nos sugiera que no podemos llevar nuestra 
riqueza a la fe. 
Creo que esta es una estrategia de Satanás, que podemos ver 
aquí personificada en Faraón. El primer principio de liberación es: 
¡Nunca, nunca, nunca ceda en lo más mínimo ante el diablo! No 
permita que el maligno lo tiente para que permanezca en Egipto (en 
el mundo), ni a que sea apático en su fe, ni a que deje a sus hijos en 
Egipto, ni a que deje su riqueza en Egipto. 
Los milagros 
Pero, si ya estamos en pecado, como la mayoría de la gente, 
¿cuál es la salida? El Libro de Éxodo nos dice que, para salir de la
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
30 
esclavitud y la tiranía del pecado, necesitamos un milagro. Vemos 
una figura de la clase de milagros que necesitamos en la Pascua, y en 
el cruce del Mar Rojo. Estos milagros representan la liberación final 
de los hijos de Israel de manos de Faraón. 
La plaga final es la ira de Dios que quita la vida de todos los 
primogénitos de Egipto. El pueblo elegido de Dios celebra la Pascua, 
y la ira de Dios los pasa por alto. Jesús muestra la relación entre esta 
Pascua y nuestra salvación cuando dice a los apóstoles que su muerte 
en la cruz fue el cumplimiento de todo lo que se presentaba 
figuradamente en la Pascua (ver Lucas 22:16). 
A lo largo de este diálogo entre Moisés y Faraón, sabemos 
que Faraón no va a dejar ir a los hijos de Israel. Faraón cambia de 
idea constantemente. Dice: “Pueden irse”, pero cuando las plagas 
amainan, dice: “No pueden irse”. Aun después de dejarlos ir, Faraón 
cambia nuevamente de idea. Cuando el pueblo de Dios está 
arrinconado contra el Mar Rojo, él reúne a su ejército, y parece que 
va a hacer una gran matanza. Estos hijos de Israel, obviamente, 
necesitan otro milagro. 
Moisés hace lo que Dios le dice que haga, y el resto de la 
historia es bien conocido. El agua se divide en dos muros elevados, y 
los hijos de Israel marchan entre ellos, sobre tierra seca. Cuando los 
egipcios tratan de perseguir a los hijos de Israel, los muros de agua 
caen, y el ejército de Egipto se ahoga (ver 14:21-28). 
Cuando vemos los milagros del Antiguo Testamento, 
debemos decidir si creemos en lo sobrenatural o no. Yo creo en este 
milagro. Creo en este relato tal como fue escrito. Creo que sucedió 
exactamente como está relatado. Creo que este relato es una figura de 
nuestra salvación. Se necesita un milagro de Dios para salvar a una 
persona. Se necesita un milagro de Dios para salvarme a mí. Eso es lo 
que los milagros de la Pascua y del Mar Rojo nos demuestran. 
Una vez que los hijos de Israel atravesaron el Mar Rojo y 
estuvieron en el desierto, tuvieron un nuevo y enorme problema. 
¿Qué iban a comer y a beber, en medio de la nada? Había entre dos y 
tres millones de personas que necesitaban comida y agua. Moisés no 
tenía idea de qué hacer. Pero Dios sí. 
Dios interviene y satisface sus necesidades con otro milagro. 
Una mañana, al levantarse, ven una sustancia blanca que cubre el 
suelo. Y se preguntan: “¿Qué es esto?”. En hebreo, las palabras “qué 
es esto” se traducen ‘maná’, y así lo llamaron. A partir de ese día, 
apareció todas las mañanas. 
El alimento que Dios proveyó para los hijos de Israel, 
evidentemente, satisfacía todas sus necesidades nutricionales, ya que 
sobrevivieron durante cuarenta años comiéndolo. Esta provisión 
sobrenatural señala otro milagro que usted y yo necesitamos: 
sustento. ¿Quién o qué es la fuente de su sustento? ¿Confía usted en 
la economía de su país, o en su propia capacidad para obtener lo que 
necesita? La verdadera fuente de todo lo que necesitamos es Dios. 
Cuando miramos a Él, Él nos da lo que necesitamos, cuando lo 
necesitamos. Ellos tenían que recoger ese maná todos los días, lo cual 
simboliza la instrucción de Jesús, de que, cuando oremos, pidamos a
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
31 
nuestro Padre celestial: “Danos hoy el pan de cada día”. Cuando 
damos gracias a Dios por la comida, estamos reconociendo que Él es 
quien nos provee la comida y nos provee todo lo que necesitamos. La 
provisión de Dios para los hijos de Israel durante cuarenta años de 
andar por el desierto nos recuerda la verdad de que Dios provee. 
Nuestra liberación 
En el Libro de Éxodo, también descubrimos la base de nuestra 
salvación y nuestra forma de adoración más importante. El 
sacramento que está en el centro de la liberación de los hijos de Israel 
se ha convertido en el sacramento que se encuentra en el centro de 
nuestra salvación. El pueblo de Dios había recibido instrucciones de 
sacrificar un cordero y aplicar su sangre a los dinteles de las puertas 
de sus casas. Esta es una figura de la cruz de Cristo, que hace posible 
que la ira de Dios nos pase por alto. Jesús, el Cordero de Dios, fue 
sacrificado por nosotros, y es su sangre la que nos salva. Jesucristo 
fue el Cordero de Dios, cuya figura era el cordero de la Pascua. 
Mi oración es que, al leer el Libro de Éxodo, usted pueda ver 
que los milagros que liberaron a los israelitas son una figura de los 
mismos milagros que nos salvan a usted y a mí hoy. 
Capítulo 17 
El espíritu de los Diez Mandamientos 
Ahora, quisiera que estudiemos los Diez Mandamientos, 
como los vemos mencionados en Éxodo 20:1-17. Estos Diez 
Mandamientos resumen el espíritu de cientos de mandamientos más 
específicos. 
Los Diez Mandamientos fueron escritos en dos tablas. En una, 
había cuatro mandamientos, todos los que rigen nuestra relación con 
Dios: 
1. No tendrás dioses ajenos delante de mí. 
2. No adorarás ídolos. 
3. No tomarás mi nombre en vano. 
4. Guarda el día de reposo para santificarlo. 
Estos cuatro mandamientos se refieren a nuestra relación con 
Dios. 
La segunda tabla tenía seis mandamientos escritos, que rigen 
nuestras relaciones con las personas. 
5. Honra a tu padre y a tu madre. 
6. No matarás. 
7. No cometerás adulterio. 
8. No robarás. 
9. No mentirás. 
10. No codiciarás.
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
32 
Veamos en mayor detalle estos Diez Mandamientos para 
descubrir qué significan realmente. 
El primer mandamiento dice: “No tendrás otros dioses delante 
de mí”. Se ha dicho que la Biblia puede resumirse en dos palabras: 
“Dios primero”. Ese es el espíritu, o la esencia, del primer 
mandamiento. 
El segundo mandamiento nos prohíbe hacer cualquier imagen 
grabada o cualquier semejanza de cosa alguna de los cielos o la tierra, 
y luego decir que es nuestro Dios. Literalmente, este mandamiento 
prohíbe la idolatría. Pero el espíritu de esta ley es algo así como: Dios 
es Espíritu. Se nos ordena que nos acerquemos a Dios por fe. Dado 
que Dios es Espíritu, el objeto de nuestra fe siempre será invisible. 
Así es como Dios ha dispuesto que nos acerquemos a Él y nos 
relacionemos con Él. Si tratamos de hacer algo material o tangible, y 
luego decimos que eso representa a Dios, estamos eliminando la 
necesidad de la fe. 
El tercer mandamiento es que no debemos tomar su nombre 
en vano. Aunque la mayoría de las personas piensan que esto se 
aplica principalmente al lenguaje profano, la esencia de este 
mandamiento es más amplia. Lo que dice, en realidad, es esto: cada 
vez que pronunciamos el nombre de Dios, aun en adoración, 
debemos recordar quién es Él, y no pronunciar su nombre en vano, es 
decir, sin que corresponda a los propósitos que representa su nombre. 
No debemos hablar de Él de manera descuidada, irreflexiva o 
irrespetuosa, aun cuando estemos adorándolo. 
El cuarto mandamiento nos indica que debemos recordar el 
día de reposo para santificarlo. Literalmente, esto tuvo muchas, 
muchas aplicaciones en los cientos de mandamientos de los libros de 
la Ley. Muchas leyes judías surgieron de este mandamiento, pero el 
principio es similar al del primer mandamiento: Poner primero a Dios 
en nuestra vida. Apartar un tiempo solo para Él. Otra aplicación del 
principio del día de reposo es, pura y simplemente, el descanso. El 
agotamiento total y los colapsos físicos y emocionales son epidemia, 
actualmente, porque las personas han violado el espíritu del cuarto 
mandamiento. 
Cuando pasamos a la segunda tabla, llegamos a los 
mandamientos que se relacionan con las personas de nuestra vida. El 
primero, por supuesto, se relaciona con nuestros padres. Según el 
curso normal de las cosas, ellos son las primeras personas con las que 
nos relacionamos. Este quinto mandamiento dice que debemos honrar 
a nuestros padres. Es el único mandamiento que conlleva una 
promesa: si honramos a nuestro padre y nuestra madre, nuestros días 
se prolongarán sobre la tierra (ver v. 12). Pero no dejemos de 
observar que el mandamiento es honrar a nuestros padres; esto no 
implica, necesariamente, obedecerlos. La Biblia enseña que los hijos 
deben obedecer a sus padres. Cuando somos niños, obedecemos. Pero 
este mandamiento está dirigido a los adultos, y nos ordena honrar y 
respetar a nuestros padres y nuestras madres. Una razón por la que 
esto es tan importante es que les muestra a nuestros hijos cómo ellos 
nos deben honrar a nosotros.
Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 
33 
El próximo mandamiento nos informa que no debemos matar. 
Sin embargo, hay lugares en la Biblia en que Dios ordena a su pueblo 
que mate (ver Génesis 9 y Romanos 13, entre otros). El espíritu de 
este mandamiento es que la vida está en las manos de Dios; Dios da 
la vida, y debe ser prerrogativa de Dios quitarla. 
El séptimo mandamiento nos dice que no debemos cometer 
adulterio. Creo que el espíritu de este mandamiento es lo que 
podríamos llamar “los derechos de los hijos”. El plan de Dios, 
expresado en Génesis 2, es tomar a dos personas para hacerlas 
compañeras, para que sean padres y produzcan así otras personas que 
puedan ser compañeras y padres. El matrimonio es el contexto seguro 
en el cual Dios quiere que los hijos sean criados y preparados para 
enfrentar la vida. La seguridad de los hijos, entonces, depende del 
compromiso, o la fidelidad, de ese matrimonio. Creo que esta verdad 
es el corazón de este mandamiento. Dios está pensando en la familia 
y en los hijos cuando ordena: “No cometerás adulterio”. 
El octavo mandamiento es: “No robarás”. El espíritu de este 
mandamiento es que Dios es un Dios de orden. Por su gracia, y por lo 
que nosotros sembramos y cosechamos, acumulamos algunos bienes 
en esta vida. Cuando alguien roba, está violando el orden que Dios 
decretó. Esa estructura ordenada por Dios es el espíritu de este 
mandamiento. 
El noveno mandamiento es “No darás falso testimonio”. Este 
es un mandamiento que no creo que la gente haya considerado en 
profundidad. Tendemos a pensar en mentiras grandes y mentiras 
pequeñas, mentiras negras y mentirillas blancas. Una de las formas 
más astutas de mentir es decir la verdad fuera de contexto, o decir 
solo parte de la verdad. Las personas se vuelven expertas en esto 
cuando desean destruir la imagen de otra persona. Pero el 
mandamiento corta por lo sano todo esto diciendo, simplemente: “No 
darás falso testimonio”. Si damos una falsa impresión, en algo 
pequeño o algo grande, por omisión o por comisión, hemos violado el 
noveno mandamiento. El espíritu del noveno mandamiento es 
comunicar la verdad por medio de las palabras, los gestos y otros 
medios. 
El último mandamiento dice que no debemos codiciar. El 
espíritu de este mandamiento es similar al del octavo (“No robarás”). 
Dios tiene una voluntad acerca de lo que tenemos. El cónyuge que 
tenemos, la familia que tenemos, la casa que tenemos, la posición que 
tenemos, todo lo relacionado con el lugar que ocupamos en la vida. 
Dios tiene una voluntad con respecto a todas esas cosas. Según la 
Biblia, no debemos compararnos con otras personas. Cada uno de 
nosotros es único. Cuando Dios lo hizo a usted, y cuando me hizo a 
mí, rompió los moldes. Él no quiere que seamos como nadie más. 
Tampoco quiere que nadie más sea como nosotros. Ahora bien, si 
esto es cierto, entonces, no debemos compararnos con los demás, ni 
envidiar ni codiciar lo que otros tienen. La envidia y la codicia 
demuestran que estamos insatisfechos con la voluntad de Dios para 
nuestra vida. Creo que este es el espíritu del décimo mandamiento.

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  • 1. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 1 INSTITUTO BÍBLICO DEL AIRE FASCÍCULO INTERNACIONAL NÚMERO 1 Génesis y Éxodo Introducción ¡Bienvenido al Instituto Bíblico del Aire! En los próximos treinta y tres fascículos, estudiaremos la Biblia de principio a fin. Nuestro viaje en el conocimiento nos llevará desde Génesis hasta Apocalipsis. Veremos cada libro de la Biblia “a vuelo de pájaro”, estudiaremos su bosquejo y —lo más importante— nos acercaremos para ver con mayor detalle de qué maneras podemos aplicar lo que aprendemos. La Biblia puede llegar a ser un libro confuso. Es difícil recordar exactamente cuándo sucedió cada cosa, quién estaba emparentado con quién, y qué significa todo. Pero cada versículo de la Biblia, cada pequeña pieza del rompecabezas, es parte de un total glorioso. Mi oración es que, al final de nuestro viaje, usted haya logrado un mayor entendimiento de cómo se integra toda la Biblia. Después de recorrer todos sus libros, usted tendrá una imagen de cada uno, y podrá colocarlo en su lugar dentro del contexto de la historia de Dios y el hombre. Habrá visto cómo Dios obró en la época del Antiguo Testamento, y habrá aprendido qué cambió con la venida de Cristo, y por qué. Lo que usted ha creído en su corazón se afirmará en su mente, y sentirá una nueva seguridad y mayor facilidad para expresar su fe a otros. Espero que desee permanecer con nosotros a lo largo de todo el estudio, y que invite a otros a sumársenos, para que, juntos, podamos conocer mejor el libro más importante del mundo: la Biblia.
  • 2. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 2 Arme sus maletas y suba a bordo: ¡estamos listos para partir! Herramientas para la tarea El apóstol Pablo nos dice que la única manera de que no seamos avergonzados cuando surge el tema de la Biblia es convertirnos en “obreros”. La única forma de comprender realmente la Biblia es esforzarse. Quisiera desafiarlo ahora, al comienzo de este estudio bíblico, a que se comprometa a estudiar la Biblia seriamente y con total dedicación. Ningún libro merece más que hagamos un estudio profundo, diligente y deliberado. Si usted desea ir más allá de lo que pueden llevarlo estos estudios, comprométase a buscar otras herramientas que le permitan ahondar más aun en las Escrituras. Además de la diligencia, hay otras herramientas que lo ayudarán en estos estudios. La primera es obvia: usted necesitará una Biblia y, de ser posible, más de una traducción de la Biblia. Por supuesto, también necesitará bolígrafo y cuaderno. Así como cualquier tarea de la casa se realiza más fácilmente y obtiene mejores resultados cuando se utilizan las herramientas adecuadas, el estudio bíblico es más productivo cuando utilizamos los materiales que tenemos a nuestra disposición para hacerlo. Fíjese la meta de conseguir todos los materiales de ayuda para el estudio que hemos mencionado, y se sorprenderá al ver cuánto mejora su estudio al utilizarlos. Capítulo 1 La Biblia y su organización Significado y origen Antes de comenzar nuestro estudio de cada libro de la Biblia, veámosla como un todo. ¿Por qué se le puso ese nombre, y por qué suele llamársela “Santa Biblia”? La palabra biblia es el plural de la palabra latina que significa ‘libros’. Por lo tanto, Biblia significa, simplemente, ‘colección de libros’: sesenta y seis, para ser exactos. La palabra “santa” significa ‘que pertenece a Dios’ o ‘que proviene de Dios’. Así que, la Santa Biblia es, literalmente, ‘los libritos santos de Dios’ o ‘una colección de libros que pertenecen a Dios y provienen de Él’. También se conoce a la Biblia como “la Palabra de Dios”. ¿Por qué? Esto es debido a las afirmaciones hechas por apóstoles como Pedro y Pablo. Segunda de Timoteo 3:16, 17 es un buen ejemplo: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. Una y otra vez se nos asegura que la Biblia no es una mera colección de escritos humanos acerca de Dios, sino que contiene las palabras de Dios mismo, escritas por plumas de hombres: cuarenta o más, en un período de entre 1500 y 1600 años. El proceso por medio del cual Dios motivó a esos hombres a escribir esos libros se llama
  • 3. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 3 “inspiración”, que, como su nombre lo indica, literalmente significa ‘inhalar’. Pedro lo explica de esta manera: “Nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21). La palabra griega que se traduce como ‘traída’ nos presenta una bella imagen. Se trata de la palabra phero. Imagine a un bote que es arrastrado por la corriente, impulsado por el viento que hincha sus velas, y tendrá la idea de la inspiración que Pedro nos presenta en este versículo. Organización Después de dejar establecido qué es la Biblia, veamos cómo está organizada. Contrariamente a lo que podríamos esperar, los libros no están ordenados de forma cronológica, ni por autor. Por el contrario, están organizados por tipo y mensaje. Los dos grupos principales de libros de la Biblia son el Antiguo y el Nuevo Testamento. No siempre fue así, por razones obvias: En la época de Jesús, por ejemplo, no existía un Antiguo Testamento y un Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento no había sido escrito aún, así que los libros que existían en la época de Jesús se llamaban, simplemente, “la Palabra de Dios” o “las Escrituras”. Solo después que se escribió el Nuevo Testamento y se lo reunió en una colección de libros, se hizo la distinción entre Antiguo y Nuevo Testamento. El mensaje esencial de los libros del Antiguo Testamento es este: “Jesús viene”. En el principio, según las Escrituras, Dios y el hombre estaban en armonía el uno con el otro. Pero Dios creó al hombre con capacidad de decidir, y el hombre decidió apartarse de Dios. Dado que Dios no puede tolerar la rebelión (pecado), se apartó del hombre. De esta manera, se produjo una especie de “divorcio” entre Dios y el hombre. Ese divorcio entre Dios y el hombre es el problema fundamental que trata toda la Biblia. En el Antiguo Testamento, Dios nos dice: “¿Me creerás si te digo que voy a hacer algo con respecto de ese divorcio?”. En el Nuevo Testamento, Dios nos dice: “¿Me creerás si te digo que hice algo con respecto de ese divorcio?”. Los libros del Antiguo Testamento dicen: “Jesús viene, y va a ser la reconciliación de ese divorcio entre Dios y sus criaturas”. El Nuevo Testamento nos cuenta esta buena noticia: “Jesús vino y fue la reconciliación de ese divorcio entre Dios y el hombre”. Además de la división principal entre Antiguo y Nuevo Testamento, hay otras divisiones dentro de cada Testamento. Los libros del Antiguo Testamento se agrupan en cinco secciones. Primero, hay cinco libros de la ley. En esos libros, Dios nos dice lo que está bien y lo que está mal, y nos da su medida para la justicia. Después vienen los diez libros de historia, que nos dicen, básicamente, que algunas veces, el pueblo de Dios obedeció esos libros de la ley, y otras veces, no. Sus historias sirven como ejemplos y advertencias para nosotros. El versículo que es la clave de toda la historia que registra la Biblia se encuentra en el Nuevo Testamento.
  • 4. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 4 Pablo nos dice que todo lo que sucedió a las personas sobre las que leemos en la Biblia es ejemplo y advertencia para nosotros. Cuando ellas obedecieron la Palabra que Dios les había dado, son ejemplos para nosotros. Cuando hicieron lo que a ellas mejor les parecía, se convirtieron en advertencias para nosotros. Los libros de historia son seguidos por los libros de poesía. En esos libros, Dios habla al corazón de su pueblo mientras este trata de vivir en la práctica la Palabra de Dios en el mundo. Por ejemplo, el Libro de Job habla al corazón del pueblo de Dios cuando está sufriendo. El Libro de los Salmos habla a su corazón cuando adora. El Libro de los Proverbios habla cuando necesita la clase de sabiduría que lo capacita para hacer negocios y relacionarse con las personas. El Cantar de los Cantares le habla cuando ama. Cada uno de estos libros contiene ayudas prácticas y aliento para los creyentes. La siguiente sección del Antiguo Testamento es la más grande. Se llama “Profetas”. Está subdividida en Profetas Mayores y Profetas Menores (no por la importancia de sus mensajes, sino por su extensión). ¡A los profetas mayores les llevó más tiempo decir lo que querían decir! En el Nuevo Testamento, también hay cinco clases de libros. Primero, están las cuatro biografías de Jesús (también llamadas Evangelios) escritas por Mateo, Marcos, Lucas y Juan. A continuación, viene un libro de historia: el Libro de los Hechos. Después están las epístolas o cartas, que se dividen en dos categorías: las Epístolas de Pablo y las Epístolas Universales. La mitad del Nuevo Testamento está compuesto por las cartas escritas por el apóstol Pablo a iglesias recién iniciadas, establecidas después de la resurrección. Las otras cartas fueron escritas por diferentes personas. Finalmente, hay un libro profético: el Apocalipsis. Al estudiar la Biblia, aproxímese al Antiguo Testamento recordando cuál es su mensaje principal: Jesús viene. De eso se trata, en realidad, todo el Antiguo Testamento. Aproxímese al Nuevo Testamento buscando este mensaje: Jesús vino. De eso se trata todo el Nuevo Testamento. Capítulo 2 La Biblia: su propósito, autoría y orígenes Propósito Desde Génesis hasta Apocalipsis, la Biblia habla, básicamente, de Jesucristo. La Biblia no es una historia de la civilización ni un texto científico sobre la creación. Algunas personas creen que la Biblia es, básicamente, un manual para vivir una buena vida según la moral; muchos creen que Jesús fue presentado solo como maestro y ejemplo de este estilo de vida. Pero Jesucristo es el único tema central de la Biblia. Pero, en apoyo de este tema, la Biblia tiene cuatro propósitos principales. El primero de los cuatro propósitos es presentar a Jesucristo como Salvador y Redentor de este mundo. Ahora bien, para que podamos comprender este
  • 5. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 5 propósito, debemos entender por qué es necesario un salvador. Así que el segundo propósito de la Biblia es darnos el contexto histórico en que vino Jesús. Pero, en Génesis 12, la historia se hace mucho más lenta. A partir de este capítulo y hasta el final del Apocalipsis —en los 1178 capítulos restantes— la línea argumental se estrecha. A partir de este momento, la historia trata principalmente sobre Abraham y sus descendientes; en especial, el Descendiente por medio del cual todas las naciones de la tierra son benditas: el Mesías, Jesucristo. Una vez que hemos comprendido estos dos primeros propósitos, los otros dos son obvios. El número tres es llevar al incrédulo a la fe; y el número cuatro es mostrar al creyente cómo Dios quiere que viva. Autoría ¿Quién escribió los libros de la Biblia? ¿Cuándo y dónde? ¿En qué idioma o idiomas? ¿Existe aún alguno de los manuscritos originales? ¿Quién decidió qué incluir en la Biblia y la organizó según el orden que tiene en la actualidad? Estas preguntas, sin duda, se nos plantearán a poco de comenzar el estudio de la Biblia. Pensemos, primero, en la autoría de la Biblia. Ya hemos dicho, por supuesto, que Dios la escribió a través de las plumas de diferentes hombres (hablaremos de quiénes eran esos hombres un poco más adelante). Pero primero, hay dos términos que debemos comprender cuando decimos que Dios escribió estos libros. El primero es “revelación”. Revelación es la palabra que cubre, en general, todas las formas en que Dios revela la verdad al hombre: por medio de la naturaleza, por medio del Espíritu Santo, por medio de los profetas y muchos otros medios. El segundo término es “inspiración”. Esto se refiere a lo que los teólogos llaman “revelación especial”. La Biblia es la revelación especial de Dios. Tiene un comienzo, y tiene un fin. Durante un período de aproximadamente mil seiscientos años, Dios motivó a diferentes hombres para que escribieran esos libros. Pero cuando se escribieron las últimas palabras del Libro del Apocalipsis, la revelación especial quedó completa. La revelación especial, esa clase de inspiración, ya no se produce. Ahora bien, después de dejar en claro que Dios escribió los libros de la Biblia, también debemos decir que esos libros fueron escritos por hombres. Estos hombres fueron reyes, pescadores, pastores, generales, sacerdotes, y un recolector de higos. Uno era médico. Otro era publicano. Había todas clases de hombres entre ellos. Orígenes ¿Quién decidió qué escritos debían ser incluidos en la Biblia, y cuándo? ¿Cómo se tomaron esas decisiones? Aproximadamente en el año 100 d.J.C., en el Concilio de Jamnia, se compiló oficialmente el Antiguo Testamento, aunque ya era utilizado desde hacía trescientos o cuatrocientos años. Los libros
  • 6. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 6 fueron incluidos según la confiabilidad de sus autores humanos y su reputación de profetas o escribas. La mayoría de los libros estaban escritos en hebreo. Los libros del Nuevo Testamento, muchos de los cuales fueron escritos en griego, fueron seleccionados y compilados aproximadamente en el año 692 d.J.C., en el Concilio de Trullo. La pauta según la cual fueron elegidos estos libros se llama “canonización” y consiste en tres criterios: 1. ¿El libro fue escrito por un apóstol o una persona muy cercana a él? 2. ¿El libro tiene un contenido espiritual y devocional que ministre gracia a los creyentes? 3. ¿Está de acuerdo el contenido del libro con el de otros libros inspirados, y hay un acuerdo unánime entre las iglesias con respecto a la inspiración de este libro? ¿Cómo puede ser que libros escritos hace tanto tiempo aún estén a nuestro alcance en la actualidad? Es que han sido preservados con muchísimo cuidado. Obviamente, no tenemos ninguno de los manuscritos originales; el papel no dura tanto. Pero tenemos muy buenas copias. También se ha trabajado con extremo cuidado en la traducción de esos documentos a nuestro lenguaje moderno. En conclusión ¿Cómo podemos saber realmente que la Biblia es la inspirada Palabra de Dios? ¿Cómo podemos estar seguros de que se eligieron los libros correctos, que no hubo errores en las copias o en las traducciones? Solo hay una manera de saberlo, y Jesús nos dice cuál es. Él dijo: “El que quiera hacer, sabrá”. Se descubre con el corazón. Cuando nos acercamos a la Palabra de Dios con la voluntad de hacer lo que ella dice, cuando actuamos basándonos en lo que encontramos en ella, produce cambios tan tremendos en nuestra vida que, entonces, podemos decir: “Esta es la Palabra de Dios. Tiene que serlo; no hay otra explicación”. Capítulo 3 Cómo estudiar la Biblia Cuando de estudiar la Biblia se trata, debemos ser cuidadosos y sabios. Un método eficaz de estudio es un proceso que consta de cuatro partes: observación, interpretación, aplicación y correlación. Lo primero es la observación. Al leer todo el pasaje, debemos preguntarnos: “¿Qué dice?”. Después viene la interpretación, en la cual preguntamos: “¿Qué significa?”. A continuación, llega la aplicación. En este paso, nos preguntamos: “¿Qué significa esto para mí?”. En la correlación, la pregunta es: “¿Cómo se relaciona este pasaje con todos los demás libros de la Biblia?”. Saber lo que la Biblia dice, y lo que eso quiere decir, es importante. Pero si no obedecemos, nuestro estudio carece de significado. Cuando llegamos a la sección de aplicación, podemos
  • 7. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 7 descubrir lo que un pasaje significa para nosotros formulando de manera más específica la pregunta general. Para comenzar, pruebe con estas preguntas: • ¿Hay aquí algún ejemplo que yo debería seguir? • ¿Hay alguna advertencia a la que prestar atención? • ¿Hay algún mandamiento que deba obedecer? • ¿Me indica algún pecado que debo abandonar? • ¿Me revela alguna verdad nueva sobre Dios o Jesucristo? • ¿Veo alguna verdad nueva sobre mi propia vida? Cuando estudiamos la Biblia, hay algunas reglas que debemos seguir. Una de ellas es que, cuando llegamos a un pasaje bíblico, debemos recordar que, aunque pueda tener una sola interpretación, posiblemente tenga mil aplicaciones. Quizá usted esté convencido de que un pasaje se aplica a su vida de una manera en particular, pero por favor, permita que el Espíritu Santo obre de manera diferente en la vida de otra persona a través de ese mismo pasaje. Segundo, dado que la Biblia es un libro que habla de Cristo, debemos buscar a Cristo en toda ella a medida que la estudiamos. Tercero, cuando llegue a un versículo que parezca confuso u oscuro, interprételo siempre a la luz de otros versículos que tienen un significado más claro. Hay muchos versículos de la Biblia que son difíciles de entender. Hay muchos otros que no son difíciles de entender. Apóyese en los más claros para guiar su comprensión de los más difíciles. El siguiente principio es muy importante: nunca lea un pasaje bíblico con un preconcepto sobre lo que este significa. Es posible que su idea sea totalmente correcta, ¡pero también es posible que no lo sea! Será difícil para el Espíritu Santo enseñarle si usted está convencido de que ya sabe todo lo que hay para saber. Otro importante principio, especialmente si usted enseña la Biblia, es estar dispuesto a obedecerla usted mismo antes de enseñarla a otra persona. Otro más: siempre recuerde que Dios habla a través de su Palabra, así que, acérquese a ella en oración, pidiéndole a Dios que le revele cosas a usted, personalmente, a través del Espíritu Santo. Otra sugerencia: siempre tenga en cuenta el contexto de cualquier pasaje bíblico. Si alguna vez han citado palabras suyas fuera de contexto, sabrá que sus palabras pueden aparecer como si significaran algo que usted nunca quiso que significaran. De la misma manera, la Biblia puede ser utilizada para probar prácticamente cualquier punto de vista, si se aísla un versículo de los demás que lo acompañan. Estudiar un versículo solo, aparte de su contexto, es una forma casi segura de caer en una interpretación errónea. Ahora, después de establecer un fundamento para nuestro estudio de la Palabra, nos adentraremos en el primer libro: Génesis. Mi oración por usted al comenzar el estudio es esta: que usted entre en la Palabra de Dios... y permita que la Palabra de Dios entre en usted.
  • 8. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 8 Capítulo 4 Génesis: El libro de los comienzos El Libro de Génesis habla de los comienzos. La palabra “génesis” significa, literalmente, ‘comienzo’. Este libro constituye el comienzo de la Biblia, pero es, también, un libro que habla de comienzos. El primer comienzo que relata es el comienzo del mundo. En Génesis, Dios nos habla del hombre como era en el comienzo, y como es ahora. Esto nos ayuda a comprendernos a nosotros mismos. Nos habla del pecado. Ver cómo comenzó el pecado nos ayuda a ver cómo nos afecta a nosotros hoy. Nos muestra sus primeras comunicaciones con el hombre, y esas primeras, simples conversaciones, nos ayudan a ver cómo Él se comunica con nosotros también. En el conflicto entre Caín y Abel, vemos cómo comienzan los conflictos, y comenzamos a comprender los conflictos que experimentamos hoy. En los capítulos 6 al 9, leemos sobre la primera catástrofe del mundo: el diluvio. En esta historia, encontramos una figura de la salvación. Debido a la fe de Noé, Dios lo salvó de la destrucción. Si nosotros tenemos fe, también podemos ser salvados de la destrucción del pecado. A lo largo del resto de este libro, encontramos historia tras historia que nos muestran que Dios es, en última instancia, quien tiene el control de todo. Después de ver ese tema repetido tantas veces, ¿podemos dudar de que aún hoy Él tiene el control? Su tarea de hoy es comenzar a leer el Libro de Génesis. A medida que lo hace, pregúntese: ¿Qué dice sobre cómo eran las cosas? ¿Qué implica esto sobre cómo son las cosas en la actualidad? ¿Cómo debería eso cambiar mi forma de pensar y mi vida? Capítulo 5 ¿Es creíble el relato de la creación? El Libro de Génesis —en realidad, toda la Biblia— comienza con el relato de la creación. Ahora bien, a pesar de la importancia que tiene este hecho, el relato solo ocupa un capítulo y medio. ¿Por qué cree usted que sucede esto? Como hablamos en el último capítulo, este libro no solo fue escrito para contar las cosas como fueron, sino para que podamos comprender cómo son las cosas ahora. Dios no nos debe ninguna explicación. No nos da el relato de la creación porque crea que debe explicarnos cómo creó todo. Aun así, no podemos pasar de largo este libro sin tratar lo que es, probablemente, el tema más debatido de la Biblia. En cuanto al tema de la creación, se dan, generalmente, dos extremos. Primero, está la posición que sostiene que el relato de la creación del Génesis no es científicamente confiable, por lo cual la Biblia no puede ser la
  • 9. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 9 Palabra de Dios. El otro extremo es la posición de que la pregunta no es: “¿Es científicamente confiable la Biblia?”, sino “¿Es científicamente confiable la ciencia?”. Quienes sostienen esta posición dicen: “La Biblia no debe estar sometida a juicio. Quien debe ser juzgada es la ciencia”. El asunto real es este: ¿Son compatibles la Biblia y la ciencia en lo relativo a cómo se formó el mundo? Debemos poner algunas cosas en perspectiva. Primero, la naturaleza misma de la ciencia no deja lugar para la creencia en Dios, hablando estrictamente. Esto no significa que un científico no pueda ser un devoto creyente. Pero la ciencia, en sí misma, es el estudio de datos o fenómenos que pueden ser observados y medidos objetivamente, y cuantificados o probados. Se basa en experimentos, conclusiones y aplicaciones. Es controlada y controlable. Por su propia naturaleza, Dios no encaja dentro de ese tipo de estudio. Es imposible aproximarse a Dios por medio de un método científico. La única forma de acercarse a Dios es por medio de la fe, como dice Hebreos 11:6: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”. Leemos que: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1). Y después leemos que “la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” (v. 2). La Biblia dice que el Espíritu de Dios comenzó a moverse sobre su creación para desarrollarla, transformarla y cambiarla. Por ejemplo, Génesis 1:9 dice: “Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así”. Dios no dijo: “Hágase la tierra seca”. No es este el momento en que se creó la tierra seca. Aparentemente, ya había sido creada en el acto inicial de la creación, pero había estado bajo agua. En este versículo, es descubierta. Es interesante que la comunidad científica sabe con certeza que toda esta tierra estuvo bajo el agua en determinado momento. El verbo bara, es decir, ‘crear’, significa hacer algo de la nada. Esta palabra es utilizada solamente tres veces en este relato de la creación. Dios crea en el principio, en el versículo 1. Este primer acto de bara explica la creación del universo, la tierra y toda la vida vegetal. Los otros verbos, que se utilizan entre los versículos 2 y 20, son diferentes. Son palabras que indican cambio, tomar algo que existe y alterar su forma. El siguiente acto de creación en el que se utiliza el verbo bara se produce en el agua. En el versículo 21, leemos: “Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno”.
  • 10. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 10 Una vez más, hay acuerdo entre el relato bíblico y la ciencia. Los científicos parecen estar muy seguros de que la vida animal comenzó en el agua, que es lo que dice el relato de Génesis. El siguiente acto de bara se produce en el versículo 27: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. La revelación que el Génesis hace de la creación explica el comienzo de todo en el universo. Pero, después de estos actos originales de creación, el Espíritu de Dios cambia y desarrolla esa creación original. Esto coincide con lo que han observado los científicos sobre la evolución de las formas de vida, y en este sentido veo un paralelo con las ideas evolucionistas. Pero, en lo que los creacionistas y los evolucionistas no pueden estar de acuerdo en lo más mínimo es en lo que yo llamo “los tres eslabones perdidos”. Los tres eslabones perdidos se refieren a tres preguntas: ¿Cómo comenzó todo? ¿Cómo se convirtió la vida vegetal en vida animal? ¿Cómo se convirtió la vida animal en vida humana? La ciencia no tiene explicación para estos eslabones perdidos. Pero Génesis, sí. La respuesta del relato de Génesis es, simplemente, bara: Dios creó. Capítulo 6 El nacimiento de la humanidad Ya hemos hablado de los orígenes del universo; ahora, vamos a hablar de algo mucho más personal. En este capítulo, estudiaremos lo que el Libro de Génesis tiene para decirnos sobre el comienzo del hombre. Recuerde: el propósito del Libro de Génesis es contarnos las cosas como eran, para que podamos comprender cómo son ahora. Al tratar el tema del comienzo de la humanidad, llegamos a hablar de nosotros mismos. ¿Qué dice el Libro de Génesis sobre el propósito de Dios cuando creó al hombre? Comencemos por leer el relato de cómo fueron creados el hombre y la mujer. “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra”. [...]. “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él”. (...). “Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará
  • 11. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 11 el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. (Génesis 1:26-28a; 2:18, 21-24). A imagen de Dios Lo primero que se destaca en este pasaje es el hecho de que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. Estas palabras nos resultan muy conocidas, pero ¿qué significan realmente? Dado que Dios es espíritu, no tiene cuerpo, y por eso, probablemente, estas palabras no se refieran a nuestra apariencia física. A lo que sí se refieren es a la capacidad que tenemos de ser espirituales. Es en este sentido que somos como Dios. Por supuesto, en Génesis 3, vemos que esta semejanza a Dios se desfigura cuando Adán y Eva pecan. A partir de entonces, el problema fundamental que trata la Biblia es el de “recrear” la imagen de Dios en el hombre. Génesis 1 y 2 nos muestran cómo fue creado el hombre, y cómo Dios quiso que fuera. Génesis 3 nos muestra cómo es el hombre. Varón y hembra Otra observación que podemos hacer acerca de la creación del hombre es que Dios lo creó varón y hembra. Este es el primer ejemplo de cirugía con anestesia. ¡El primer anestesiólogo fue Dios! Él hizo que Adán cayera en un sueño profundo; entonces, tomó una de sus costillas, y con ella formó a la mujer. El simbolismo de esta imagen es hermoso. Dios no tomó a la mujer de la cabeza del hombre, para que lo dominara, ni lo tomó de su pie, para que lo sirviera. Tomó a la mujer del costado del hombre, para que estuviera cerca de su corazón. ¿Por qué Dios creó a la mujer? La palabra hebrea que se traduce como ‘solo’, podría traducirse mejor como ‘incompleto’. La expresión “ayuda idónea” podría traducirse como ‘la que completa’. Si estudiamos la gramática hebrea, descubriremos que cuando Dios une a este hombre y esta mujer en lo que llamamos “santo matrimonio”, o unión sexual, ese hombre y esa mujer, unidos en una sola carne, forman un ser humano completo. Es importante señalar, aquí, que cuando Dios unió a ese hombre y esa mujer, creó la institución más importante que tenemos hoy sobre la tierra; la llamamos la familia, el hogar. Cuando Dios los creó varón y hembra, su plan era tomar a dos personas y unirlas en una relación de compañerismo en la que pudieran ser padres. Entonces, como padres, podrían producir personas que, un día, llegarían ellas también a ser compañeras y padres y producirían otras personas que también llegarían a ser compañeras y padres. Esa es la gran ley de la vida que ha dado origen, desarrollo y dirección a toda la familia humana. El compañerismo entre el hombre y la mujer es parte muy importante de la ley básica de Dios para la vida. Es por eso que Dios los creó varón y hembra. Imagine un triángulo en el que Dios está en el vértice superior, el hombre en el vértice inferior izquierdo y la mujer, en el vértice opuesto. Si el hombre está en relación con Dios,
  • 12. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 12 y la mujer está en relación con el mismo Dios, entonces, en la medida que ambos se aproximen a Dios, se acercarán entre sí. Cuando estudiamos el matrimonio en el Libro de Génesis, descubriremos que esta relación debe ser exclusiva en dos sentidos. Por causa del matrimonio, el hombre deja a su padre y a su madre; excluye a esa familia con la que ha compartido veinte o veinticinco años. También, por causa del matrimonio, dejará a todas las demás mujeres, y vivirá con su esposa, exclusivamente, por el resto de su vida. La mujer debe tomar el mismo compromiso de exclusividad con su esposo. Ese es el plan de Dios para el matrimonio. Capítulo 7 “¿Dónde estás tú?” Una de las partes más conocidas del Libro de Génesis es el capítulo tercero, donde Adán y Eva comen del fruto prohibido. El capítulo 2 nos mostraba al hombre como fue creado y como Dios quiso que viviera su vida. Este capítulo nos muestra el pecado, entonces y ahora. Muestra a Adán y Eva enfrentando la misma decisión que todos enfrentamos varias veces por día: ¿Haremos las cosas como Dios quiere, o como nosotros queremos? Dios nos creó con la capacidad de elegir. Por eso, podemos hacer la voluntad de Dios o nuestra propia voluntad. El tercer capítulo de Génesis relata la crisis que se produjo la primera vez que esto sucedió. Relata la batalla de voluntades que se produjo entonces, para que podamos comprender la batalla de voluntades que se produce en nuestras vidas en la actualidad. Se nos describe el escenario un poco antes, en el capítulo 2:8,9: “Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal”. En algún momento, se extendió la creencia de que el árbol prohibido era un manzano, pero no se mencionan manzanas, ni aquí ni en el capítulo 3. En cambio, leemos sobre el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal. Ahora bien, antes de continuar, debemos aclarar algo sobre el tipo de lenguaje que se utiliza aquí. Este relato es histórico, pero también es alegórico. Una alegoría es un relato en el que las personas, los lugares y las cosas tienen otro significado además del significado histórico obvio, y el propósito de ese otro significado es instruirnos moralmente. En la descripción del huerto del Edén, los tipos de árboles sobre los que leemos indican que Dios iba a satisfacer las necesidades del hombre en ese lugar. Observemos el orden de prioridades: primero que nada, estos árboles debían satisfacer la necesidad de los ojos del hombre; después, debían satisfacer su necesidad de alimento,
  • 13. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 13 y finalmente, debían darle vida. Pero también había un árbol del conocimiento, y ese árbol fue declarado prohibido por Dios. En el capítulo 3, donde se relata la historia del primer pecado, observe que la prioridad está cambiada. En lugar de poner primero los ojos, después el alimento, después la vida, y descartar el conocimiento, ellos pusieron primero el alimento, después el ojo, después el conocimiento... y no llegaron a la vida. Por el contrario, encontraron la muerte espiritual. Deuteronomio 8:3 dice que “no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre”. No vivimos realmente cuando buscamos formas de satisfacer nuestras necesidades y deseos. Según este versículo, la verdadera vida proviene de obedecer toda palabra que salga de la boca de Dios. Cuando Dios puso a Adán y Eva en el huerto, les proveyó todo lo que iban a necesitar. Conocía sus necesidades, porque Él los había creado. Y, dado que nos creó a nosotros, también conoce nuestras necesidades; y tiene toda la intención de proveer para ellas. Ahora bien, quizá usted se pregunte por qué los ojos estaban primeros en la lista de prioridades. Cuando la Biblia menciona los ojos, no se refiere al ojo físico. Por ejemplo, en Mateo 6:22, 23, Jesús dijo: “La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?”. Jesús no estaba hablando de la visión física. Estaba hablando de la forma en que vemos las cosas, nuestro esquema mental, nuestra forma de ver la vida. Y cuando Dios le otorgó una prioridad tan elevada a lo que era agradable a la vista, en el huerto del Edén, estaba diciendo, en realidad, que Adán y Eva debían mirarlo a Él para satisfacer una de sus mayores necesidades. La mayor necesidad que ellos tenían —y la mayor necesidad que tenemos nosotros— es que Dios nos muestre cómo ver las cosas. Pero, en este capítulo, hay otra imagen. Después que Adán y Eva cedieron a la tentación, leemos que escucharon la voz de Jehová Dios que andaba en el fresco del día, y se escondieron de la presencia de Él entre los árboles del huerto. Entonces, Dios llamó a Adán y le dijo: “¿Dónde estás tú?”. (ver vv. 8, 9). Es interesante que Dios comience su diálogo con Adán y Eva formulándoles preguntas: “¿Dónde estaban? ¿Quién les dijo que estaban desnudos?” (ver Génesis 3:9-11). Dios ya sabía las respuestas a esas preguntas, por supuesto; Él está en todo lugar al mismo tiempo y ve todo. Les hizo esas preguntas debido a lo que Adán y Eva no sabían. Las preguntas estaban destinadas a hacerlos reflexionar. Cuando Dios les preguntó: “¿Dónde están?”, en realidad, les estaba preguntando: “¿Estaban escondiéndose de mí?”. La segunda pregunta de Dios, después que Adán confesara que se escondía porque estaba desnudo, es una de mis favoritas: “¿Quién te enseñó que estabas desnudo?” (11a). En hebreo, la pregunta, literalmente, podría traducirse como: ‘¿Quién te hizo saber eso?’. La verdadera respuesta, naturalmente, es que Dios era el origen de esa información, ya que es el origen de toda información. Hay
  • 14. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 14 cierta información que Él quiere que nosotros tengamos, y otra que no nos revela, pero no hay ninguna información que Él no tenga. Cuando sabemos dónde estamos espiritualmente, si reflexionamos un poco al respecto, veremos que Dios es quien nos hace saber dónde estamos y dónde deberíamos estar. Después, Dios pregunta: “¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?” (v. 11b). Adán y Eva habían desobedecido a Dios, y ahora se escondían entre los árboles, tapaban sus cuerpos con hojas de higuera, sufrían las consecuencias. Si usted debe enfrentar consecuencias que le resultan desagradables, pregúntese: ¿Ha estado comiendo de algún árbol que Dios le mandó que no comiese? ¿Está ignorando la dirección que Dios quiere para su vida? La cuarta pregunta de Dios: “¿Qué es lo que has hecho?”, es dirigida a Eva, y produce una confesión, aunque precedida por una excusa. La palabra “confesar” proviene de dos palabras que significan ‘hablar’ e ‘igual’; o sea: ‘decir lo mismo’. Literalmente, confesar es, simplemente, estar de acuerdo con Dios sobre lo que hemos hecho. Dios quería que Eva pusiera todos los hechos sobre la mesa entre ellos, para poder trabajar juntos sobre lo que realmente había sucedido. Y eso es lo que quiere de nosotros también. Quiere que nos demos cuenta de lo que hemos hecho y que lo confrontemos con sinceridad. Génesis 3 es una figura de dos personas que pecaron y cómo Dios trató con ellos, pero también es una figura de todos nosotros, que hemos pecado, y nos muestra cómo Dios trata con nosotros cuando pecamos. Es la figura del pecado y sus consecuencias. Y es la figura de Dios que busca al pecador para abrir las líneas de comunicación. Capítulo 8 “¿Dónde está tu hermano?” Uno de los principales mensajes de la Biblia es que el hombre necesita reconciliarse con Dios. Y Él es quien hace posible la reconciliación apenas cometido el primer pecado. En Génesis 3:15, aparece la primera profecía mesiánica, cuando Dios le habla a la serpiente: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”. Dado que la serpiente representa a Satanás, esta es la primera pista que se nos da en la Biblia de que Dios va a traer a Alguien a este mundo que arreglará las cosas. Esa es la consecuencia profética del pecado de Adán y Eva. ¡Hubo tantas consecuencias negativas! Primero, la humanidad quedó separada de Dios. Y, en el capítulo 4, leemos sobre otra consecuencia de la caída: los conflictos. Dios nos describe lo que fue el conflicto entonces, para que comprendamos los conflictos que existen actualmente. Tenemos conflictos con nosotros mismos; conflictos con nuestro cónyuge; conflictos con nuestros hijos y con
  • 15. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 15 nuestros padres. Tenemos conflictos en nuestro lugar de trabajo y, por supuesto, hay conflictos entre naciones. Los conflictos son uno de nuestros mayores problemas. En Génesis 4, descubriremos algunas de las causas principales de conflictos, y algunas soluciones para ellos. Génesis nos presenta esta información en la forma de una historia de lo que sucedió entre dos hermanos. Los nombres de estos hermanos son muy conocidos por nosotros: Caín y Abel. La historia dice que Caín tuvo la idea de llevar una ofrenda a Dios. Dado que era agricultor y araba la tierra, llevó una ofrenda de esa clase a Dios. Su hermano Abel era pastor, así que llevó una ofrenda animal. La ofrenda de Abel fue aceptable para Dios; la de Caín, no. Ahora bien; muchas personas piensan, equivocadamente, que la ofrenda de Abel era aceptable porque era un sacrificio de un animal. Pero, francamente, eso no es lo que dice el texto. La ofrenda de Abel fue aceptable para Dios porque Abel mismo era aceptable. La ofrenda de Caín no fue aceptable porque él no lo era (ver vv. 6,7). Cuando llegamos a la historia de Caín y Abel, es muy fácil leer en ella algo que en realidad no está allí. En ningún momento se le indicó a Caín que presentara una ofrenda de un animal. De hecho, en el Libro de Levítico, se indica a las personas que lleven ofrendas de granos, ofrendas vegetales, si eso es lo que ellas producen. Así que la clase de ofrenda no es lo importante en esta historia. Lo importante son los hombres. Caín no era aceptable y, cuando lo descubrió, se enojó y se deprimió. Tal como lo había hecho con sus padres, Dios le hizo algunas preguntas a Caín: “¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante?” (v. 6). Naturalmente, Dios conoce perfectamente bien las respuestas a estas preguntas. Pero el obstinado corazón de Caín parece no comprender el mensaje, así que Dios continúa: “Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él” (v. 7). Lo trágico es que Caín no dominó al pecado. En el versículo 8, se nos dice que él mató a su hermano en un ataque de ira. Una vez más, llegan las preguntas: “¿Dónde está Abel tu hermano? [...]: ¿Qué has hecho?”. Pero Caín, obstinado aún, se niega a reconocer su pecado hasta que Dios le demuestra claramente que ya sabe lo que ha sucedido (vv. 9, 10). En Génesis 3, la pregunta era: “¿Dónde estás tú?”. En Génesis 4, la pregunta es: “¿Dónde está tu hermano?”. Al formular esta pregunta, Dios está tratando de hacer que Caín comprenda lo que realmente ha sucedido: que ha descargado su ira sobre una persona inocente y que, en realidad, aún está airado. Sus acciones no han resuelto nada; por el contrario, han empeorado las cosas. Si retrocedemos un poco, el versículo 7 es, en realidad, la clave de toda esta historia. Trata el tema básico del conflicto, y ofrece una solución: si hacemos lo correcto, seremos aceptables ante Dios, ante nosotros mismos, y no tendremos que ir por la vida golpeando a los que son aceptables para matarlos. Hay un pasaje en el Sermón del Monte que refleja un paralelo con la historia de Caín y Abel. Se
  • 16. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 16 encuentra en los cinco primeros versículos del capítulo séptimo de Mateo. Jesús les hace ciertas preguntas a personas que eran hipercríticas. Les pregunta por qué son tan críticas, y cómo piensan lograr algo efectivo con un espíritu tan crítico. Usa la ridícula ilustración de que son como personas que sienten que su llamado es encontrar motas de polvo en los ojos de los demás, cuando tienen un tronco clavado en su propio ojo. Muchos creen que este pasaje nos dice que no juzguemos a los demás. Pero, en realidad, Jesús estaba diciendo lo que Dios trataba de enseñarle a Caín: “Estás fijándote en algo equivocado. Deja de preocuparte por tu hermano ¡y mírate a ti mismo!”. Sin embargo, podemos dar gracias a Dios, porque la muerte de Abel no fue la muerte de la bondad. Dos generaciones después, en Génesis 4:26, vemos la primera instancia en que el hombre inicia la comunión con Dios, es decir, la oración. Hasta entonces, toda comunicación entre Dios y el hombre había sido iniciada por Dios. Todos debemos enfrentar conflictos algunas veces. En algunos casos, no los iniciamos nosotros; en otros casos, sí. Pero, cuando usted se encuentre en algún tipo de conflicto, trate de controlar lo suficiente sus sentimientos como para poder preguntarse cuál es el verdadero problema. Y entonces, como sugiere Génesis 4:7, haga lo correcto y sea aceptable ante Dios y ante sí mismo, para no tener que ir por la vida matando a Abel. Capítulo 9 El padre de la fe Ahora llegamos a la sección más extensa del Libro de Génesis, que habla de tres personajes muy conocidos: Abraham, Jacob y José. Recuerde: la extensión que se dedica a un tema nos habla de su importancia. El tema de esta sección de Génesis, que cuenta la historia de Abraham, es la fe. Dios quiere que, al estudiar los próximos capítulos, comprendamos la fe como fue entonces y como es ahora. Hebreos, capítulo 11, conocido como “el capítulo de la fe” de la Biblia, nos dice al respecto: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (v. 6). Dado que la fe es tan importante para Dios, Él, que quiere que comprendamos lo que es la fe, nos cuenta la historia de un hombre llamado Abraham. En el Nuevo Testamento, se habla más de este hombre que de cualquier otro personaje bíblico, y siempre es en relación con la fe. Si queremos comprender la fe, debemos comprender a Abraham. Su nombre Este hombre es la definición viva de la fe. Cuando lo vemos por primera vez, al final de Génesis 11, su nombre es Abram, que significa ‘padre de muchos hijos’. ¡Irónico nombre para un hombre
  • 17. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 17 de setenta y cinco años que no tiene hijos! Pero Dios le dijo a Abraham que iba a hacer “[su] descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada” (13:16). Y, debido a la fiel obediencia de Abraham a cada instrucción que Dios le dio, podemos suponer que confió en Dios para ese asunto... al menos, la mayor parte del tiempo (ver Génesis 16). Sus altares Generalmente, pensamos en un “llamado” en términos de ser llamados a un campo misionero, a una iglesia o a una organización. Pero ¿pensamos en ser llamados simplemente a Dios? ¿Qué sucedería si Dios le pidiera a usted que saliera al desierto despoblado sin decirle por qué? Eso es lo que le sucedió a Abraham cuando tenía setenta y cinco años (ver 12:1-4). Dios estaba llamando a Abraham a dejar su padre, su país y todos sus parientes para entrar en un desierto yermo. Hay dos lados en esta historia, como en toda historia donde Dios interviene: el lado de Dios, y el lado del hombre. Para ver el lado de Dios, estudie las apariciones de Dios a Abraham. Dios se le apareció ocho veces. Fue Él quien inició la relación, como sucede con cada relación que se entabla con Dios. En Romanos 3:11, Pablo nos dice que no hay quien busque a Dios. Es Dios quien busca al hombre. Si parece que un hombre está buscando a Dios, es porque solo está respondiendo a Él, que lo está buscando. Dios siempre es quien inicia la relación. El lado del hombre, en esta relación —es decir, la respuesta de Abraham a Dios— está constituido por los cuatro altares que Abraham construyó. El primero fue erigido en la planicie de More, donde Dios se le apareció a Abraham y le dijo: “A tu descendencia daré esta tierra” (12:7). La palabra “More” significa, literalmente, ‘enseñando o buscando’. A ese primer altar de Abraham, yo lo llamo “el altar de la respuesta”, porque fue construido en respuesta al Dios que lo llamaba al desierto. Su segundo altar fue construido entre Hai y Bet-el. En hebreo, Bet-el significa ‘la casa de Dios’. Dado que Dios no tenía una casa en ese tiempo, aparentemente, el significado sería ‘el lugar donde Dios está’. Hai significa ‘ruina, miseria, el pozo’. Romanos 6:23 dice que la paga del pecado es muerte, y eso es lo que representa el nombre de esa ciudad. Más al este, más allá de Hai, están Sodoma y Gomorra. En su primer altar, Abraham dice: “Enséñame”. En el segundo altar, demuestra, por su ubicación, que aún no ha decidido cómo responder a lo que Dios le está enseñando. Abraham deja este segundo altar y va hacia el sur, geográfica y espiritualmente. Le dice a su esposa que diga que es su hermana, para que los egipcios no lo maten a él para quedarse con ella. Se mete en muchos problemas y parece estar “perdido” espiritualmente. Después de este incidente, Abraham regresa al lugar donde había levantado el segundo altar, y clama a Dios. Después de esa
  • 18. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 18 adoración sincera, le sugiere a Lot que se separen. La Biblia no nos dice de qué hablaron, pero es posible que Dios le haya hecho ver a Abraham que no debía haber llevado a Lot desde un principio. Y dado que, luego, encontramos a Lot entremezclado con el pecado de Sodoma y Gomorra, podemos entender por qué. Lot fue hacia el este; Abraham fue al oeste y construyó un tercer altar en un lugar llamado Hebrón. La palabra “Hebrón” significa ‘comunión’. Creo que este nombre también es simbólico. Mientras el primer altar era como decir: “Enséñame”, y el segundo: “No estoy seguro” o “Estoy en el medio”, este altar indica: “Dios, quiero conocerte”. Yo llamo a este altar “el altar de la relación”. En los dos primeros capítulos de su historia, capítulos 12 y 13, Abraham construye tres altares. Pero no vuelve a construir otro altar hasta el capítulo 22. ¿Qué sucede entre el tercer y el cuarto altar? Cuando Abraham dijo: “Dios, quiero conocerte”, creo que Dios le respondió: “Abraham, si quieres tener una relación conmigo, quiero que sepas algo. Si soy algo para ti, debo ser todo. Porque, mientras no me consideres todo, me considerarás como nada”. Y la vida de Abraham estaba llena de otras cosas a las que él no quería renunciar. En Génesis 16, vemos que Abraham y Sara están preocupados por cómo Dios va a cumplir su promesa de darle descendencia a Abraham... así que deciden ayudarlo. Por sugerencia de su esposa, Abraham tiene relaciones con su esclava egipcia, Agar (vv. 1-4). El hijo nacido de esa unión fue Ismael, padre de los árabes. No habría ninguna crisis en el Oriente Medio en la actualidad, si Abraham no hubiera pensado que Dios necesitaba que él lo ayudara. Creo que Sara presenta otra clase de problema en la relación de Abraham con Dios. El tercer altar, el “altar de la relación”, trata de la relación vertical y la relación horizontal. Ambas son inseparables. Para que Abraham conociera a Dios, Dios debía ocupar el lugar que le correspondía en todas las relaciones de Abraham. Dios tuvo que hablarle a Abraham acerca de Lot y sacar a Lot de su vida. Lot representa las personas que ponemos en nuestras vidas, y que Dios no quiere que estén en ellas. También tuvo que sacar a Ismael de su vida. Ismael representa el factor de fe, ya que lo bueno es el mayor enemigo de lo mejor que Dios tiene para nosotros. Dios se le apareció a Abraham y le dijo que enviara fuera a Ismael. Una por una, Dios fue quitando de la vida de Abraham a todas las personas que competían con Él por el primer lugar en sus relaciones. Sara presenta otro tipo de problema. Sara es una imagen de las personas que Dios pone en nuestras vidas, pero que no reconocemos como provisión de Él. Dios tuvo que aparecérsele a Abraham dos veces para hablarle sobre Sara. La segunda vez, le dijo: “A Sarai tu mujer no la llamarás Sarai, mas Sara será su nombre. Y la bendeciré, y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones” (17:15, 16). Cuando Abraham escuchó esto, se postró sobre su rostro y rió. Cuando Sara lo escuchó, también se echó a reír.
  • 19. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 19 Un año después, nació el hijo de Abraham y Sara, y Dios les dijo que llamaran a ese hijo Isaac, que significa, en hebreo, ‘risa’. Dios quiso que estos “héroes de la fe” no olvidaran jamás que se habían reído de Él cuando les dijo lo que iba a hacer. Finalmente, cuando Isaac ya era un joven, Abraham construyó el cuarto altar, que es el más importante. Fue construido sobre una montaña, en Moria. Moria significa ‘Jehová proveerá’. Hasta este momento, Abraham había elegido el lugar donde levantaba sus altares, pero este altar era diferente. Esa vez, Dios eligió el lugar. Y esta vez, Dios eligió el sacrificio: Isaac. Isaac no solo es el hijo de la vejez para Abraham y Sara, sino, también, el cumplimiento de veinticinco años de fe. Y ahora, Dios dice algo que aparentemente no tiene sentido: “Lo quiero a él”. Y Abraham lleva al joven a la montaña, y sube temblando, pero con toda la intención de cumplir lo que Dios le ha pedido. Pero, en el último instante, Dios provee un carnero como sustitución por la vida de Isaac (ver 20:1-19). Abraham llama a este lugar “Jehová-Jireh”, que significa ‘Jehová proveerá’. Esa alegoría de la fe dice, a través de los altares de Abraham, que en la montaña que Dios eligió, en el altar en el que Abraham puso primero a Dios, Dios le dio el fruto de sus veinticinco años de fe. En este cuarto altar, Abraham no ofreció a Isaac; en el altar en que puso a Dios primero, Abraham se ofreció a sí mismo. El mensaje de la Biblia puede resumirse en dos palabras: “Dios primero”. Ahora bien, eso no es fácil, pero tampoco es complicado. O Dios es nuestro Dios, o no lo es. Finalmente, para Abraham, lo fue. Capítulo 10 “¿Quién eres tú?” La historia de Jacob es increíble. El nombre de Jacob significa ‘el que se apodera de algo’, porque, cuando él y su hermano gemelo nacieron, él estaba tomado del talón de su hermano, que nació primero. Y Jacob vivió de acuerdo con lo que su nombre significaba. Había dos cosas que valía la pena tener en su familia, y Jacob se apropió de ambas. La primogenitura era la herencia que correspondía al hermano mayor, y la bendición era la promesa que Dios hizo a Abraham, que pasó al padre de los mellizos, Isaac, y que debía pasar al hijo mayor. El hermano de Jacob, Esaú, vendió su primogenitura a Jacob por un plato de guiso, y Jacob engañó a su padre y le quitó la bendición a su hermano. Después que Jacob engañó a su padre y se apropió de la primogenitura y de la bendición, su madre le dijo: “Jacob, debes irte, porque tu hermano quiere matarte. Ve y quédate en casa de mi hermano Labán algunos días, hasta que la ira de tu hermano se apacigüe” (ver 27:42, 43). La primera noche que Jacob estuvo lejos de su familia, tuvo un sueño en el que vio una escalera por la que subían y bajaban ángeles. En ese sueño, Dios se le apareció y reafirmó el pacto que
  • 20. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 20 había hecho con Abraham, abuelo de Jacob. Dios prometió a Jacob que lo haría parte del plan, y agregó: “He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho” (28:15). Jacob despertó de su sueño totalmente maravillado. "Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía”, dijo (v. 16). Y, antes de continuar su viaje, tomó la piedra que había usado como almohada y la ungió con aceite, y se comprometió a devolver a Dios la décima parte de todo lo que Él le diera (ver vv. 18-22). La batalla de Jacob Lo que sucede a continuación es la parte principal de la historia de Jacob. Después de pasar veinte años trabajando duramente para su tío Labán, Jacob tuvo una experiencia con Dios muy subjetiva. Esa experiencia es relatada en el capítulo 32 de Génesis, donde leemos: “Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma” (vv. 24-30). Observe la pregunta que Dios le hace a Jacob: “¿Cuál es tu nombre?”. En los tiempos bíblicos, los nombres tenían gran importancia, como ya hemos descubierto; decían algo sobre la persona que los llevaba; tenían que ver con la identidad de esa persona. Al preguntarle esto, Dios no quería que Jacob le dijera su nombre. Lo que realmente le estaba preguntando era: “¿Quién eres tú?”. Y, por supuesto, no era porque necesitara conocer la respuesta, sino porque quería que Jacob la conociera. El nombre Jacob, como vimos, significa ‘el que se apodera de algo’. Pero su nuevo nombre, Israel, el nombre que todos sus descendientes iban a llevar, significa ‘luchador’. Ahora bien, hay un punto más de importancia en esta historia que no debemos pasar por alto. Yo lo llamo “la bendición de la corona de la cojera”. Jacob era tan pillo que Dios no podía bendecirlo sin antes quebrantarlo. Algunas veces, Dios no puede llegar a nosotros de ninguna otra manera, así que tiene que causarnos algún tipo de “cojera” para que nos veamos obligados a apoyarnos en Él. Eso sucedió con Jacob. Y, por fin, Jacob comprendió el mensaje. Cuando finalmente se encontró con Esaú —quien, dicho sea de paso, no luchó contra él, sino que se le echó al cuello y lo besó—, le dijo a su hermano que tenía todas sus esposas e hijos y ganado porque “Dios ha sido muy bueno conmigo” (33:11, NVI). No porque él se hubiera apoderado de
  • 21. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 21 todo eso, sino por pura gracia de Dios. La gracia es el atributo de Dios por el cual Él derrama abundantemente sobre nosotros bendiciones que no merecemos. La misericordia de Dios es la que nos evita aquello que sí merecemos. Dios también nos enseña a someternos a Él. Algunas veces, decide hacerlo quebrantándonos, para poder bendecirnos. En realidad, tenemos que mirar a tres lugares para ver quiénes debemos ser. Primero, tenemos que mirar hacia arriba. A través de todas las historias bíblicas que estudiaremos, veremos que, generalmente, a Dios le lleva mucho tiempo lograr que una persona “mire hacia arriba”. Pero es indispensable que miremos hacia Dios para descubrir quiénes debemos ser. Después de todo, Él nos hizo. Él tiene el modelo que debe seguir nuestra vida. Después, debemos mirar hacia adentro. En el Salmo 139, David ruega: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno" (vv. 23, 24). Todos debemos pedirle a Dios que mire nuestro interior, nuestro corazón y nuestra vida, y nos muestre quién quiere que seamos. Finalmente, debemos mirar a nuestro alrededor. La persona que ha mirado hacia arriba y que realmente ha mirado hacia adentro de sí misma está, ahora, en condiciones de mirar a su alrededor y relacionarse con los demás, ser parte del plan de Dios para el mundo. ¿Alguna vez usted ha mirado realmente hacia arriba, hacia Dios, para saber qué dice Él sobre cuál es su identidad en Él? ¿Con cuánta frecuencia mira usted hacia adentro para comprobar cómo está su corazón? ¿Mira usted a su alrededor para ver cómo Dios quiere que interactúe con las personas que hay en su vida? Capítulo 11 El Dios que está a cargo Ya hemos estudiado a Abraham, que nos enseñó acerca de la fe. Hemos visto a Jacob, que nos mostró la gracia de Dios. Ahora, llegamos a José, cuya historia cubre los últimos catorce capítulos de Génesis. José parece ser uno de los personajes más puros de la Biblia. Dios nos muestra tanto las flaquezas como los puntos fuertes de la mayoría de los personajes de la Biblia, pero José es una de las excepciones a esa regla. (El otro es Daniel, que veremos en un estudio posterior). La historia de José La historia de José trata, en realidad, de la providencia de Dios. El mensaje de esta historia se resume en un versículo del Nuevo Testamento, Romanos 8:28, que dice: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados". Cuando se encontraron con él en Egipto, los hermanos de José se sintieron, comprensiblemente,
  • 22. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 22 muy turbados al descubrir quién era él, pero él les respondió con estas consoladoras palabras, palabras que también nos aseguran a nosotros que Dios está obrando detrás de escena en nuestras vidas: “Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros. (…). Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación. Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios” (Génesis 45:5, 7, 8). En la historia de Jacob, el padre de José, vemos a un hombre cuya vida iba muy bien, pero no por mérito suyo. En realidad, Dios estuvo controlando todo, todo el tiempo. José ilustra la misma verdad, pero desde otro ángulo. En su historia, vemos a un hombre cuya vida, por un tiempo, no parecía andar muy bien. Fue vendido como esclavo por sus hermanos; fue injustamente acusado de un delito; fue olvidado por aquellos que habían prometido ayudarlo. Pero ninguna de estas circunstancias fue consecuencia de sus propias acciones. Atravesó problemas y circunstancias muy difíciles, pero no porque él las mereciera, sino para que Dios pudiera glorificarse, y su plan pudiera llevarse a cabo. Aplicaciones para la época actual Esta historia nos ofrece varias aplicaciones para nuestra vida personal. Primero, veamos la relación que tenía José con su padre y sus hermanos. ¡Estaba muy lejos de ser una relación ejemplar! Jacob no era, evidentemente, un padre ideal. Su preferencia por José le causó a su hijo más dolor que placer, y no era para nada justa para con los demás hermanos. Pero ¿quién de nosotros tiene padres perfectos? ¿Cuántos de nosotros tenemos una relación perfecta con nuestros hermanos? No elegimos la familia donde fuimos criados, pero sus integrantes moldean nuestra vida. Muchos tenemos “alas rotas”, profundos dolores o dificultades en la vida a causa de esas relaciones. Pero el mensaje que la vida de José tiene para nosotros es este: Dios es soberano sobre las circunstancias de nuestra vida, y no hay situación tan mala que Él no pueda redimir y sacar bien de ella. Dios puede usar la influencia de sus padres, aunque sus padres hayan sido delincuentes. Dios puede usar la influencia de sus hermanos, aunque sus hermanos sean delincuentes. Dios utilizó la adversidad de la familia disfuncional de José para colocarlo a él providencialmente en Egipto y así salvar de morir de hambre a la familia elegida, a través de la cual el Mesías llegaría al mundo. Dios puede usar la forma en que usted responde a la adversidad de tener una familia disfuncional para moldear su vida. Un día, usted podrá ver cómo las circunstancias, providencialmente dispuestas, de su vida, lo preparan para que pueda cumplir el rol que Dios ha destinado para usted.
  • 23. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 23 Capítulo 12 Termina Génesis, comienza Éxodo Al estudiar la Biblia y, especialmente, el Antiguo Testamento, debemos ver cómo este pueblo tan especial se convirtió en una nación. En el Libro de Génesis, leemos que ese pueblo nació a través de Abraham. Jacob les dio su nombre, Israel, y José los salvó de morir de hambre. Cuando termina el Libro del Génesis, esta nación estaba compuesta solamente por doce familias, y esas familias estaban en Egipto. Cuando comienza el Libro de Éxodo, este grupo de personas, que aún no se había convertido en una nación, se había multiplicado de doce tribus a una multitud. Antes de poder convertirse en una nación, debían tener un líder. El Libro de Éxodo nos habla de uno de los más grandes líderes de toda la historia del pueblo de Dios: Moisés. Uno de los grandes problemas que Moisés tuvo al conducir a esta gran multitud de esclavos fue que no había ley. No había reglas. No tenía ninguna estructura con la cual gobernar a estas personas. Por eso, en este libro, veremos el primer conjunto de reglas dadas al hombre por Dios: cientos de mandamientos resumidos en los Diez Mandamientos. Moisés tenía otro problema: tenía al pueblo correcto, pero estaban en el lugar equivocado. Estaban en Egipto, en esclavitud, y Dios quería que ellos fueran libres. La palabra Éxodo significa, de hecho, ‘salida’. Y gran parte de este libro relata cómo los israelitas encontraron la “salida” de su esclavitud. El Libro de Éxodo, además de ser histórico, es también alegórico. Los israelitas eran esclavos, literalmente; sin Cristo, nosotros, en sentido figurado, somos esclavos de nuestro pecado. El Libro de Éxodo trata el problema de sacar a los israelitas de su esclavitud física; toda la Biblia habla del problema de sacar a todas las personas de su esclavitud espiritual bajo el pecado. ¿Ha sido usted liberado de la esclavitud del pecado como Dios lo ha dispuesto? En el próximo capítulo continuaremos nuestro estudio del Libro de Éxodo. Comience a leerlo ahora y formúlese estas tres importantes preguntas: “¿Qué dice? ¿Qué quiere decir? ¿Cómo puedo aplicar esto a mi vida?”. Capítulo 13 Hacer alguien de quien no es nadie Para comprender el Libro de Éxodo, debemos comprender al pueblo, el problema y el profeta. El Libro de Éxodo es la historia del pueblo de Dios y de cómo ellos escaparon de la esclavitud bajo el liderazgo de Moisés. Tres mensajes principales Como hemos visto, la palabra “éxodo” significa ‘salida’. El
  • 24. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 24 mensaje del Libro de Éxodo es, en realidad, este: ¿Cuál es la salida de esta esclavitud para los hijos de Israel? Esta esclavitud es, ante todo, una esclavitud literal, y la historia de su liberación es uno de los más grandes milagros de la Biblia. Es una historia real. Es historia. Cómo sucedió y qué implicó es el emocionante mensaje del Libro de Éxodo, y este es el primer tema central de este libro. Por aplicación, además de ser histórico, este libro contiene una bella verdad alegórica que podemos aplicar devocionalmente a nuestra vida. Esa aplicación es: Nosotros también somos esclavos. No hacemos lo que queremos hacer; hacemos lo que tenemos que hacer. Y si hacemos lo que tenemos que hacer, y no lo que queremos hacer, no somos libres. Si no somos libres, somos esclavos, y necesitamos, nosotros también, una solución para nuestra esclavitud. Necesitamos encontrar la liberación de nuestra esclavitud bajo el pecado. La palabra “salvación”, que todos conocemos tan bien, significa, en realidad, liberación del pecado. No solo del castigo del pecado, presente y futuro, sino también del poder del pecado. Al estudiar el Libro de Éxodo, también debemos concentrarnos en estudiar al profeta Moisés. Entre los hombres de Dios de los que habla la Biblia, él sobresale claramente. Creo, sin ninguna duda, que Moisés es el más grande hombre de Dios que aparece en la Biblia. Podemos apreciar la grandeza de este hombre, Moisés, si pensamos en la contribución que él hizo a la obra de Dios. Abraham fue padre del pueblo de Dios y, como hemos dicho ya, Jacob le dio nombre, y José lo salvó. Pero... ¡piense en lo que Moisés hizo por el pueblo de Dios! El Libro de Éxodo es el registro bíblico de la contribución de Moisés a la obra de Dios. La contribución de Moisés a la obra de Dios Antes que nada, Moisés les dio libertad a estas personas esclavizadas. La mayoría de nosotros no sabemos lo que es ser un esclavo. Cuando una persona está en la cárcel, lo único que la consume, que ocupa todo su ser, es el deseo de ser libre. Al darles la libertad, Moisés les dio a esos esclavos lo que ellos anhelaban más que cualquier otra cosa en el mundo. Después, les dio lo que ese pueblo recién emancipado necesitaba más que cualquier otra cosa en el mundo: gobierno, es decir, ley. En cuanto a lo espiritual, Moisés le dio al pueblo dos cosas invaluables: la Palabra de Dios y la adoración. Cuando una persona lee toda la Biblia, avanza bastante bien por el Libro de Génesis, especialmente los estudios de personajes. Después tenemos el drama del Éxodo, la liberación de Egipto. También avanzamos a buen ritmo aquí. Pero cuando llegamos al último tercio de Éxodo y entramos en Levítico, el progreso se hace más lento y la lectura, más difícil, y muchos dejan de leer la Biblia. Comienza a parecerse a un manual de especificaciones técnicas para arquitectos... y eso es exactamente lo que es. Cuando comprendemos el propósito de ese manual, nos resulta fascinante. Esta parte del Libro de Éxodo, y todo el Libro de Levítico, constituyen un manual de adoración.
  • 25. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 25 Si nos dejan librados a nuestro arbitrio, los seres humanos no sabemos cómo adorar. Así como los apóstoles le pidieron a Jesús que les enseñara a orar, los israelitas necesitaban que les enseñaran cómo adorar; y nosotros también. En las iglesias que llamamos “litúrgicas”, el ministro está de espaldas a la gente, con su rostro mirando al altar, gran parte del tiempo. Estas iglesias, y las sinagogas de la fe judía, tienen sus raíces en la forma de adoración que encontramos en este pequeño tabernáculo de adoración que Dios le encargó a Moisés que construyera. Quisiera ver la vida de Moisés de esta forma: El gran problema, en el Libro de Éxodo, es el problema de la esclavitud. La solución es la liberación. Dios llamó a Moisés para que fuera el libertador que los hijos de Israel necesitaban. Por aplicación, así como el Libro de Éxodo es una ilustración de la liberación, o salvación, la vida de Moisés es una gran ilustración de cómo ser un libertador. La historia de Moisés Ser liberado del poder del pecado en su vida es la experiencia más importante que alguien puede tener en su vida. La segunda gran experiencia de la vida es convertirse en el instrumento por medio del cual otra persona es liberada. Observemos la vida de Moisés en tres períodos, cada uno de cuarenta años de duración. En los primeros cuarenta años, la lección más importante que Dios le enseñó a Moisés fue: “Moisés, tú no eres nadie”. A través de ciertas inusuales circunstancias, Moisés fue criado en el palacio de Faraón (ver Éxodo 1-2:10). Quizá fue por esto que él pensaba que era alguien especial. Pero aproximadamente cuando Moisés tenía cuarenta años, Dios logró convencerlo de que, en realidad, no era nadie (ver 2:11-15). La segunda lección que Dios le enseñó a Moisés se produjo en los segundos cuarenta años de su vida. Esta vez, el mensaje era: “Moisés, tú eres alguien porque yo te he elegido, y estoy contigo”. Al final de sus primeros cuarenta años, un día, Moisés salió y vio el sufrimiento de los esclavos hebreos, consciente de que él también era uno de ellos. Éxodo, capítulo 2, versículo 11, dice: “En aquellos días sucedió que crecido ya Moisés, salió a sus hermanos, y los vio en sus duras tareas, y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos”. El pasaje transmite la idea de que Moisés se compadeció de ellos, y que sintió en lo profundo de su corazón el mismo sufrimiento que ellos sentían. En ese momento, Dios, básicamente, le dijo a Moisés: “Esa no es forma de ser un libertador, Moisés. Vé al ‘seminario’ durante cuarenta años, y piensa cómo librar a este pueblo de su esclavitud”. Cuarenta años después, Moisés estaba en el desierto, y vio un arbusto de zarza que ardió en llamas de repente. Ahora bien, debido al intenso calor del desierto, este hecho no era demasiado inusual allí. Generalmente, esos arbustos se consumían en cinco segundos. Pero
  • 26. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 26 esta vez, el arbusto no se consumió, y siguió ardiendo. Moisés fue a averiguar qué estaba sucediendo (ver 3:1-3). Mire lo que ocurre a continuación: “Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios” (vv. 4- 6). En este pasaje, Dios le dice a Moisés que lo importante no es que él haya visto el problema de la terrible esclavitud de Israel. Lo importante no es su compasión, ni su deseo de hacer algo con relación a esa esclavitud. Desde la zarza ardiente, Dios le dice a Moisés que lo que realmente importa es que el Dios de Moisés ha visto el problema y ha venido a hacer algo al respecto. Así que le dice que él debe ir a ver a Faraón y exigirle que deje en libertad del pueblo de Israel. ¿Se imagina usted la conmoción que esto le habrá causado a ese hombre? Cuando Moisés no pudo liberar a ese pueblo matando al egipcio, Dios le mostró que no era nadie. En el arbusto ardiente, Dios convenció a Moisés de que era alguien. Básicamente, estas dos lecciones —que Moisés no era nadie, y que era alguien cuando Dios estaba con él— producen humildad. Dios le enseñó a Moisés estas dos lecciones para convertirlo en el vehículo humano de la liberación de Israel de manos de Egipto. La mayoría de las personas que están en posiciones de autoridad se esfuerzan por elegir a los mejor calificados para hacer las tareas más importantes. En la Biblia, casi parece que Dios tratara de elegir al hombre menos calificado. En la actualidad, si queremos que Dios nos use para librar a las personas, si queremos ver a un amigo o un ser querido librado de la esclavitud del pecado, debemos recordar esto: Nosotros no somos los libertadores. El Libertador es Dios. Una lección para nosotros La persona humilde comprende Quién es el que realmente hace el trabajo. La persona humilde dice: “Este es un plan de Dios, para usar el poder de Dios, en el pueblo de Dios, para lograr los propósitos de Dios, según el plan de Dios”. En el Libro de Éxodo, Dios es como una Vid que busca ramas que sean parte de ella. Dios no trabaja sin instrumentos. Por lo tanto, debe encontrar a su Moisés. Pero, una vez que llama a su Moisés, tiene que convencerlo. Tiene que decirle: “Moisés, tú no eres nadie. No eres tú quien va a hacer esto. Cuando lo comprendas, Moisés, entonces serás alguien que yo podré usar, alguien a través del cual yo podré trabajar, y tú podrás descubrir el gran milagro de lo que yo puedo hacer a través de alguien que ha aprendido que no es nadie”.
  • 27. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 27 Capítulo 14 Objeciones humanas y secretos espirituales Hemos visto cómo Dios preparó a Moisés para el ministerio de liberar a los hijos de Israel. En este estudio, veremos los secretos que Dios compartió con él, y que lo convertirían en el vehículo de la liberación de Dios; y veremos cómo Moisés respondió al llamado de Dios para que fuera un libertador. Los secretos de Dios para ser el instrumento de liberación pueden resumirse en un párrafo: “Tú no eres el libertador; yo soy el libertador. Por ti mismo, tú no puedes liberar a nadie. Pero yo sí puedo, y estoy contigo, Moisés. Tú ni siquiera quieres liberar a ese pueblo, pero yo sí”. Estos secretos se aplicaban a Moisés, y también a nosotros. Dios se los enseñó a Moisés desde la zarza ardiente. Moisés estaba preocupado porque le costaba expresarse. Esto podría significar que él pensaba que no era elocuente o que tenía un problema de habla. Quizá se le trababa la lengua o era tartamudo. Fuera lo que fuese, Dios obviamente sabía todo al respecto, y quería que él fuera a Faraón y le exigiera la liberación de Israel a pesar de eso. De hecho, quizá Dios quería que fuera precisamente por eso. Es que Dios quería que, cuando esa liberación se produjera, fuera obvio que era producto de su propio poder, y no del carisma de un hombre. Por eso quiso que un hebreo, un pastor de ovejas (a quienes los egipcios odiaban aun más que a los hebreos), que quizá fuera tartamudo, se presentara delante de Faraón a exigirle que su pueblo fuera liberado. Dios no quería que nadie dijera, cuando su pueblo fuese liberado: “Oh, mira lo que logró Moisés. ¡Es un hombre tan elocuente! Yo estaba allí cuando exigió que ese pueblo fuera liberado. ¡Fue tan dinámico!”. Dios no quería que sucediera de esa forma. Por eso eligió al hombre que eligió. Lea lo que dice el versículo 11: “¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?”. Estas preguntas son difíciles de aceptar para algunas personas. Creo que Dios estaba repitiendo la misma lección que vimos en la vida de José: la dinámica de nuestra vida es dispuesta por Dios. Quizá no sepamos por qué, pero Dios nos hace como nos hace. Y Dios le estaba diciendo Moisés: “Si yo hubiera querido una persona elocuente, te habría hecho elocuente”. En ese momento, Dios le dio una pequeña lección objetiva. Le preguntó: “¿Qué tienes en tu mano?”. Y Moisés respondió: “Una vara de pastor”. Y Dios le dijo: “Échala en el suelo”. Cuando Moisés arrojó la vara al suelo, ocurrió algo que Dios usó poderosamente en todo el ministerio de Moisés. La palabra “dedicar” significa, literalmente, ‘arrojar al suelo’. Entonces, Dios le dijo que metiera su mano entre sus ropas y la sacara luego. Cuando Moisés sacó su mano, estaba leprosa. Dios le dijo que repitiera la acción y, al hacerlo Moisés, su mano fue sanada (ver vv. 2-7). Dios tuvo una notable paciencia al escuchar todas las objeciones que le planteó Moisés. Pero cuando este, finalmente, le dijo: “Por favor, Señor, envía a otro” (ver v. 13), la ira de Dios se
  • 28. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 28 encendió contra él. Ahora bien, yo me pregunto: Cuando Dios lo envía a liberar a alguien, ¿plantea usted las mismas objeciones? ¿Termina diciendo: “Señor, envía a otro, no a mí”? Muchas personas, en la Biblia, fueron suficientemente sinceras como para decirle a Dios: “No, Señor, no quiero”. Eso es lo que le dijo Moisés aquí. En cierto sentido, esto es sano, porque los motivos del que sí quiere muchas veces son objetables. Finalmente, por supuesto, Moisés fue. Y tuvo éxito. Pero el éxito no fue suyo; fue de Dios. Algunas personas tienen mucha capacidad y poca disponibilidad. Otras tienen muy poca capacidad y mucha disponibilidad. La Biblia dice que no importa si tenemos mucha o poca capacidad. Lo importante es que tengamos mucha disponibilidad. En la obra de Dios, la capacidad más grande es la disponibilidad. Dios no nos usa por quién somos o qué somos, o por lo que queremos, sino a pesar de quién somos y qué somos, y de lo que queremos. Las verdades más importantes que Dios le enseñó a Moisés pueden resumirse en este breve poema: Yo no soy, pero Él es, y está conmigo. Yo no puedo, pero Él puede, y está conmigo. Yo no quiero, pero Él quiere, y está conmigo. Yo no lo hice; Él lo hizo, porque estaba conmigo. A estas cuatro afirmaciones, yo las llamo “los cuatro secretos espirituales”. Yo no podría funcionar como ser humano ni como ministro del evangelio si no aplicara personalmente estos secretos espirituales a mi vida y mi ministerio. Confío en que usted también aprenda a aplicar estos cuatro secretos espirituales que Moisés aprendió junto a una zarza que ardía, pero no se consumía. Capítulo 16 Plagas, milagros y principios de liberación Ahora, quisiera que nos concentremos en la historia de la liberación que nos muestra el Libro de Éxodo. Como ya he señalado, la palabra “liberación” es sinónima de “salvación”. Cuando vemos en el Libro de Éxodo el tema de la liberación, de la salvación que experimentó el pueblo de Dios, vemos el poder de Dios. Eso es porque no existe la salvación, ni en el pasado ni en el presente, sin el poder de Dios. En el Libro de Éxodo, usted verá el poder de Dios manifestado de una manera única, comenzando por las diez plagas. Las plagas El mensaje de las diez plagas es la imagen de una gran verdad que se enseña en la Biblia desde Génesis hasta Apocalipsis. En 1 Juan 4:4, esa verdad se expresa de esta manera: "Mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo". Esa es la aplicación devocional del mensaje de las diez plagas.
  • 29. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 29 En Éxodo 5:1, Moisés y Aarón apelan por primera vez a Faraón para que deje ir a los israelitas. Pero Faraón no hace más que burlarse de ellos. Después de todo, ¡era tan ridículo! ¿Qué motivación podría tener? La explicación que le dieron, obviamente, no significaba nada para Faraón: “El Dios de los hebreos se ha encontrado con nosotros; por lo tanto, déjanos ir, porque eso es lo que Dios nos dijo que te dijéramos” (ver v. 1). En esta historia, también vemos lo que podríamos llamar “principios de liberación” del poder del pecado o del mal. Cuando Moisés exige la liberación del pueblo de Dios, y Faraón se niega a dejarlos ir, comienzan a llegar las plagas, y siguen llegando. En última instancia, estas plagas son muy persuasivas. Poco a poco, Faraón comienza a ceder ante el poder de Dios. Pero, cuando lo hace, observe el diálogo entre Moisés y Faraón. Muchas personas creen que Moisés es la figura de nuestro libertador, Jesucristo, y que Faraón es la imagen de Satanás, la personificación del mal. Si comprendemos la dinámica de lo que sucede entre Moisés y Faraón, podemos comprender la dinámica de lo que sucede hoy entre Jesucristo y Satanás en nuestra liberación o salvación. Por ejemplo, observe lo que Faraón dice en Éxodo 8:25, después que Moisés exigió que se les permitiera a los hijos de Israel ir a hacer sacrificios a su Dios. "Pueden hacer todos los sacrificios que quieran a su Dios, pero en Egipto. ¡No salgan de Egipto!". Después de algunas plagas más, Faraón acepta nuevamente dejar al pueblo que vaya a realizar su ceremonia religiosa, pero insiste en una concesión: “Pueden ir, pero no se alejen demasiado” (ver v. 28). Esto es, también, una imagen de cómo se ejerce presión sobre el nuevo creyente. “Bien, si vas a ser cristiano, puedes serlo, pero espero que no te vuelvas demasiado fanático. Es decir, supongo que no vas a ir demasiado lejos ni a tomarte esto demasiado en serio, ¿verdad?”. En 10:8-10, después de más plagas, Faraón cede un poco más. “Bueno, pueden ir, pero no pueden llevarse a sus hijos. Dejen a sus hijos en Egipto". Cuando Satanás descubre que no puede hacer que cedamos en nuestra fe, trata de atrapar a nuestros hijos. Es increíble cuántas personas llegan a la fe, pero “dejan a sus hijos en Egipto”. Después de más plagas aun, Faraón les dice que pueden irse, pero deben dejar su ganado en Egipto (ver Éxodo 10:24). Esto es como que el maligno nos sugiera que no podemos llevar nuestra riqueza a la fe. Creo que esta es una estrategia de Satanás, que podemos ver aquí personificada en Faraón. El primer principio de liberación es: ¡Nunca, nunca, nunca ceda en lo más mínimo ante el diablo! No permita que el maligno lo tiente para que permanezca en Egipto (en el mundo), ni a que sea apático en su fe, ni a que deje a sus hijos en Egipto, ni a que deje su riqueza en Egipto. Los milagros Pero, si ya estamos en pecado, como la mayoría de la gente, ¿cuál es la salida? El Libro de Éxodo nos dice que, para salir de la
  • 30. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 30 esclavitud y la tiranía del pecado, necesitamos un milagro. Vemos una figura de la clase de milagros que necesitamos en la Pascua, y en el cruce del Mar Rojo. Estos milagros representan la liberación final de los hijos de Israel de manos de Faraón. La plaga final es la ira de Dios que quita la vida de todos los primogénitos de Egipto. El pueblo elegido de Dios celebra la Pascua, y la ira de Dios los pasa por alto. Jesús muestra la relación entre esta Pascua y nuestra salvación cuando dice a los apóstoles que su muerte en la cruz fue el cumplimiento de todo lo que se presentaba figuradamente en la Pascua (ver Lucas 22:16). A lo largo de este diálogo entre Moisés y Faraón, sabemos que Faraón no va a dejar ir a los hijos de Israel. Faraón cambia de idea constantemente. Dice: “Pueden irse”, pero cuando las plagas amainan, dice: “No pueden irse”. Aun después de dejarlos ir, Faraón cambia nuevamente de idea. Cuando el pueblo de Dios está arrinconado contra el Mar Rojo, él reúne a su ejército, y parece que va a hacer una gran matanza. Estos hijos de Israel, obviamente, necesitan otro milagro. Moisés hace lo que Dios le dice que haga, y el resto de la historia es bien conocido. El agua se divide en dos muros elevados, y los hijos de Israel marchan entre ellos, sobre tierra seca. Cuando los egipcios tratan de perseguir a los hijos de Israel, los muros de agua caen, y el ejército de Egipto se ahoga (ver 14:21-28). Cuando vemos los milagros del Antiguo Testamento, debemos decidir si creemos en lo sobrenatural o no. Yo creo en este milagro. Creo en este relato tal como fue escrito. Creo que sucedió exactamente como está relatado. Creo que este relato es una figura de nuestra salvación. Se necesita un milagro de Dios para salvar a una persona. Se necesita un milagro de Dios para salvarme a mí. Eso es lo que los milagros de la Pascua y del Mar Rojo nos demuestran. Una vez que los hijos de Israel atravesaron el Mar Rojo y estuvieron en el desierto, tuvieron un nuevo y enorme problema. ¿Qué iban a comer y a beber, en medio de la nada? Había entre dos y tres millones de personas que necesitaban comida y agua. Moisés no tenía idea de qué hacer. Pero Dios sí. Dios interviene y satisface sus necesidades con otro milagro. Una mañana, al levantarse, ven una sustancia blanca que cubre el suelo. Y se preguntan: “¿Qué es esto?”. En hebreo, las palabras “qué es esto” se traducen ‘maná’, y así lo llamaron. A partir de ese día, apareció todas las mañanas. El alimento que Dios proveyó para los hijos de Israel, evidentemente, satisfacía todas sus necesidades nutricionales, ya que sobrevivieron durante cuarenta años comiéndolo. Esta provisión sobrenatural señala otro milagro que usted y yo necesitamos: sustento. ¿Quién o qué es la fuente de su sustento? ¿Confía usted en la economía de su país, o en su propia capacidad para obtener lo que necesita? La verdadera fuente de todo lo que necesitamos es Dios. Cuando miramos a Él, Él nos da lo que necesitamos, cuando lo necesitamos. Ellos tenían que recoger ese maná todos los días, lo cual simboliza la instrucción de Jesús, de que, cuando oremos, pidamos a
  • 31. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 31 nuestro Padre celestial: “Danos hoy el pan de cada día”. Cuando damos gracias a Dios por la comida, estamos reconociendo que Él es quien nos provee la comida y nos provee todo lo que necesitamos. La provisión de Dios para los hijos de Israel durante cuarenta años de andar por el desierto nos recuerda la verdad de que Dios provee. Nuestra liberación En el Libro de Éxodo, también descubrimos la base de nuestra salvación y nuestra forma de adoración más importante. El sacramento que está en el centro de la liberación de los hijos de Israel se ha convertido en el sacramento que se encuentra en el centro de nuestra salvación. El pueblo de Dios había recibido instrucciones de sacrificar un cordero y aplicar su sangre a los dinteles de las puertas de sus casas. Esta es una figura de la cruz de Cristo, que hace posible que la ira de Dios nos pase por alto. Jesús, el Cordero de Dios, fue sacrificado por nosotros, y es su sangre la que nos salva. Jesucristo fue el Cordero de Dios, cuya figura era el cordero de la Pascua. Mi oración es que, al leer el Libro de Éxodo, usted pueda ver que los milagros que liberaron a los israelitas son una figura de los mismos milagros que nos salvan a usted y a mí hoy. Capítulo 17 El espíritu de los Diez Mandamientos Ahora, quisiera que estudiemos los Diez Mandamientos, como los vemos mencionados en Éxodo 20:1-17. Estos Diez Mandamientos resumen el espíritu de cientos de mandamientos más específicos. Los Diez Mandamientos fueron escritos en dos tablas. En una, había cuatro mandamientos, todos los que rigen nuestra relación con Dios: 1. No tendrás dioses ajenos delante de mí. 2. No adorarás ídolos. 3. No tomarás mi nombre en vano. 4. Guarda el día de reposo para santificarlo. Estos cuatro mandamientos se refieren a nuestra relación con Dios. La segunda tabla tenía seis mandamientos escritos, que rigen nuestras relaciones con las personas. 5. Honra a tu padre y a tu madre. 6. No matarás. 7. No cometerás adulterio. 8. No robarás. 9. No mentirás. 10. No codiciarás.
  • 32. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 32 Veamos en mayor detalle estos Diez Mandamientos para descubrir qué significan realmente. El primer mandamiento dice: “No tendrás otros dioses delante de mí”. Se ha dicho que la Biblia puede resumirse en dos palabras: “Dios primero”. Ese es el espíritu, o la esencia, del primer mandamiento. El segundo mandamiento nos prohíbe hacer cualquier imagen grabada o cualquier semejanza de cosa alguna de los cielos o la tierra, y luego decir que es nuestro Dios. Literalmente, este mandamiento prohíbe la idolatría. Pero el espíritu de esta ley es algo así como: Dios es Espíritu. Se nos ordena que nos acerquemos a Dios por fe. Dado que Dios es Espíritu, el objeto de nuestra fe siempre será invisible. Así es como Dios ha dispuesto que nos acerquemos a Él y nos relacionemos con Él. Si tratamos de hacer algo material o tangible, y luego decimos que eso representa a Dios, estamos eliminando la necesidad de la fe. El tercer mandamiento es que no debemos tomar su nombre en vano. Aunque la mayoría de las personas piensan que esto se aplica principalmente al lenguaje profano, la esencia de este mandamiento es más amplia. Lo que dice, en realidad, es esto: cada vez que pronunciamos el nombre de Dios, aun en adoración, debemos recordar quién es Él, y no pronunciar su nombre en vano, es decir, sin que corresponda a los propósitos que representa su nombre. No debemos hablar de Él de manera descuidada, irreflexiva o irrespetuosa, aun cuando estemos adorándolo. El cuarto mandamiento nos indica que debemos recordar el día de reposo para santificarlo. Literalmente, esto tuvo muchas, muchas aplicaciones en los cientos de mandamientos de los libros de la Ley. Muchas leyes judías surgieron de este mandamiento, pero el principio es similar al del primer mandamiento: Poner primero a Dios en nuestra vida. Apartar un tiempo solo para Él. Otra aplicación del principio del día de reposo es, pura y simplemente, el descanso. El agotamiento total y los colapsos físicos y emocionales son epidemia, actualmente, porque las personas han violado el espíritu del cuarto mandamiento. Cuando pasamos a la segunda tabla, llegamos a los mandamientos que se relacionan con las personas de nuestra vida. El primero, por supuesto, se relaciona con nuestros padres. Según el curso normal de las cosas, ellos son las primeras personas con las que nos relacionamos. Este quinto mandamiento dice que debemos honrar a nuestros padres. Es el único mandamiento que conlleva una promesa: si honramos a nuestro padre y nuestra madre, nuestros días se prolongarán sobre la tierra (ver v. 12). Pero no dejemos de observar que el mandamiento es honrar a nuestros padres; esto no implica, necesariamente, obedecerlos. La Biblia enseña que los hijos deben obedecer a sus padres. Cuando somos niños, obedecemos. Pero este mandamiento está dirigido a los adultos, y nos ordena honrar y respetar a nuestros padres y nuestras madres. Una razón por la que esto es tan importante es que les muestra a nuestros hijos cómo ellos nos deben honrar a nosotros.
  • 33. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo 33 El próximo mandamiento nos informa que no debemos matar. Sin embargo, hay lugares en la Biblia en que Dios ordena a su pueblo que mate (ver Génesis 9 y Romanos 13, entre otros). El espíritu de este mandamiento es que la vida está en las manos de Dios; Dios da la vida, y debe ser prerrogativa de Dios quitarla. El séptimo mandamiento nos dice que no debemos cometer adulterio. Creo que el espíritu de este mandamiento es lo que podríamos llamar “los derechos de los hijos”. El plan de Dios, expresado en Génesis 2, es tomar a dos personas para hacerlas compañeras, para que sean padres y produzcan así otras personas que puedan ser compañeras y padres. El matrimonio es el contexto seguro en el cual Dios quiere que los hijos sean criados y preparados para enfrentar la vida. La seguridad de los hijos, entonces, depende del compromiso, o la fidelidad, de ese matrimonio. Creo que esta verdad es el corazón de este mandamiento. Dios está pensando en la familia y en los hijos cuando ordena: “No cometerás adulterio”. El octavo mandamiento es: “No robarás”. El espíritu de este mandamiento es que Dios es un Dios de orden. Por su gracia, y por lo que nosotros sembramos y cosechamos, acumulamos algunos bienes en esta vida. Cuando alguien roba, está violando el orden que Dios decretó. Esa estructura ordenada por Dios es el espíritu de este mandamiento. El noveno mandamiento es “No darás falso testimonio”. Este es un mandamiento que no creo que la gente haya considerado en profundidad. Tendemos a pensar en mentiras grandes y mentiras pequeñas, mentiras negras y mentirillas blancas. Una de las formas más astutas de mentir es decir la verdad fuera de contexto, o decir solo parte de la verdad. Las personas se vuelven expertas en esto cuando desean destruir la imagen de otra persona. Pero el mandamiento corta por lo sano todo esto diciendo, simplemente: “No darás falso testimonio”. Si damos una falsa impresión, en algo pequeño o algo grande, por omisión o por comisión, hemos violado el noveno mandamiento. El espíritu del noveno mandamiento es comunicar la verdad por medio de las palabras, los gestos y otros medios. El último mandamiento dice que no debemos codiciar. El espíritu de este mandamiento es similar al del octavo (“No robarás”). Dios tiene una voluntad acerca de lo que tenemos. El cónyuge que tenemos, la familia que tenemos, la casa que tenemos, la posición que tenemos, todo lo relacionado con el lugar que ocupamos en la vida. Dios tiene una voluntad con respecto a todas esas cosas. Según la Biblia, no debemos compararnos con otras personas. Cada uno de nosotros es único. Cuando Dios lo hizo a usted, y cuando me hizo a mí, rompió los moldes. Él no quiere que seamos como nadie más. Tampoco quiere que nadie más sea como nosotros. Ahora bien, si esto es cierto, entonces, no debemos compararnos con los demás, ni envidiar ni codiciar lo que otros tienen. La envidia y la codicia demuestran que estamos insatisfechos con la voluntad de Dios para nuestra vida. Creo que este es el espíritu del décimo mandamiento.