Este documento presenta una introducción al estudio de los libros de Génesis y Éxodo. Explica que el estudio abarcará toda la Biblia a lo largo de 33 fascículos, comenzando con Génesis y terminando con Apocalipsis. También describe brevemente la organización de la Biblia, dividiéndola en el Antiguo y Nuevo Testamento, y explica que el propósito central de toda la Biblia es presentar a Jesucristo.
Tema 2 dios habla por medio de la bibliaDida Castillo
en este documento se habla de la historia de nuestra biblia catoilica mundial, asi como de una breve guia de como usarla para que todo cristiano catolico romano apostolico pueda utilizarla y se empape del amor de Dios nuestro salvador
Tema 2 dios habla por medio de la bibliaDida Castillo
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1. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
1
INSTITUTO BÍBLICO DEL AIRE
FASCÍCULO INTERNACIONAL NÚMERO 1
Génesis y Éxodo
Introducción
¡Bienvenido al Instituto Bíblico del Aire! En los próximos
treinta y tres fascículos, estudiaremos la Biblia de principio a fin.
Nuestro viaje en el conocimiento nos llevará desde Génesis hasta
Apocalipsis. Veremos cada libro de la Biblia “a vuelo de pájaro”,
estudiaremos su bosquejo y —lo más importante— nos acercaremos
para ver con mayor detalle de qué maneras podemos aplicar lo que
aprendemos.
La Biblia puede llegar a ser un libro confuso. Es difícil
recordar exactamente cuándo sucedió cada cosa, quién estaba
emparentado con quién, y qué significa todo. Pero cada versículo de
la Biblia, cada pequeña pieza del rompecabezas, es parte de un total
glorioso. Mi oración es que, al final de nuestro viaje, usted haya
logrado un mayor entendimiento de cómo se integra toda la Biblia.
Después de recorrer todos sus libros, usted tendrá una imagen de
cada uno, y podrá colocarlo en su lugar dentro del contexto de la
historia de Dios y el hombre. Habrá visto cómo Dios obró en la época
del Antiguo Testamento, y habrá aprendido qué cambió con la venida
de Cristo, y por qué. Lo que usted ha creído en su corazón se
afirmará en su mente, y sentirá una nueva seguridad y mayor
facilidad para expresar su fe a otros.
Espero que desee permanecer con nosotros a lo largo de todo
el estudio, y que invite a otros a sumársenos, para que, juntos,
podamos conocer mejor el libro más importante del mundo: la Biblia.
2. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
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Arme sus maletas y suba a bordo: ¡estamos listos para partir!
Herramientas para la tarea
El apóstol Pablo nos dice que la única manera de que no
seamos avergonzados cuando surge el tema de la Biblia es
convertirnos en “obreros”. La única forma de comprender realmente
la Biblia es esforzarse. Quisiera desafiarlo ahora, al comienzo de este
estudio bíblico, a que se comprometa a estudiar la Biblia seriamente
y con total dedicación. Ningún libro merece más que hagamos un
estudio profundo, diligente y deliberado. Si usted desea ir más allá de
lo que pueden llevarlo estos estudios, comprométase a buscar otras
herramientas que le permitan ahondar más aun en las Escrituras.
Además de la diligencia, hay otras herramientas que lo
ayudarán en estos estudios. La primera es obvia: usted necesitará una
Biblia y, de ser posible, más de una traducción de la Biblia. Por
supuesto, también necesitará bolígrafo y cuaderno.
Así como cualquier tarea de la casa se realiza más fácilmente
y obtiene mejores resultados cuando se utilizan las herramientas
adecuadas, el estudio bíblico es más productivo cuando utilizamos
los materiales que tenemos a nuestra disposición para hacerlo. Fíjese
la meta de conseguir todos los materiales de ayuda para el estudio
que hemos mencionado, y se sorprenderá al ver cuánto mejora su
estudio al utilizarlos.
Capítulo 1
La Biblia y su organización
Significado y origen
Antes de comenzar nuestro estudio de cada libro de la Biblia,
veámosla como un todo. ¿Por qué se le puso ese nombre, y por qué
suele llamársela “Santa Biblia”?
La palabra biblia es el plural de la palabra latina que significa
‘libros’. Por lo tanto, Biblia significa, simplemente, ‘colección de
libros’: sesenta y seis, para ser exactos. La palabra “santa” significa
‘que pertenece a Dios’ o ‘que proviene de Dios’. Así que, la Santa
Biblia es, literalmente, ‘los libritos santos de Dios’ o ‘una colección
de libros que pertenecen a Dios y provienen de Él’.
También se conoce a la Biblia como “la Palabra de Dios”.
¿Por qué? Esto es debido a las afirmaciones hechas por apóstoles
como Pedro y Pablo. Segunda de Timoteo 3:16, 17 es un buen
ejemplo: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar,
para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el
hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena
obra”.
Una y otra vez se nos asegura que la Biblia no es una mera
colección de escritos humanos acerca de Dios, sino que contiene las
palabras de Dios mismo, escritas por plumas de hombres: cuarenta o
más, en un período de entre 1500 y 1600 años. El proceso por medio
del cual Dios motivó a esos hombres a escribir esos libros se llama
3. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
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“inspiración”, que, como su nombre lo indica, literalmente significa
‘inhalar’. Pedro lo explica de esta manera: “Nunca la profecía fue
traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios
hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21).
La palabra griega que se traduce como ‘traída’ nos presenta
una bella imagen. Se trata de la palabra phero. Imagine a un bote que
es arrastrado por la corriente, impulsado por el viento que hincha sus
velas, y tendrá la idea de la inspiración que Pedro nos presenta en
este versículo.
Organización
Después de dejar establecido qué es la Biblia, veamos cómo
está organizada. Contrariamente a lo que podríamos esperar, los
libros no están ordenados de forma cronológica, ni por autor. Por el
contrario, están organizados por tipo y mensaje. Los dos grupos
principales de libros de la Biblia son el Antiguo y el Nuevo
Testamento. No siempre fue así, por razones obvias: En la época de
Jesús, por ejemplo, no existía un Antiguo Testamento y un Nuevo
Testamento. El Nuevo Testamento no había sido escrito aún, así que
los libros que existían en la época de Jesús se llamaban, simplemente,
“la Palabra de Dios” o “las Escrituras”. Solo después que se escribió
el Nuevo Testamento y se lo reunió en una colección de libros, se
hizo la distinción entre Antiguo y Nuevo Testamento.
El mensaje esencial de los libros del Antiguo Testamento es
este: “Jesús viene”. En el principio, según las Escrituras, Dios y el
hombre estaban en armonía el uno con el otro. Pero Dios creó al
hombre con capacidad de decidir, y el hombre decidió apartarse de
Dios. Dado que Dios no puede tolerar la rebelión (pecado), se apartó
del hombre. De esta manera, se produjo una especie de “divorcio”
entre Dios y el hombre. Ese divorcio entre Dios y el hombre es el
problema fundamental que trata toda la Biblia.
En el Antiguo Testamento, Dios nos dice: “¿Me creerás si te
digo que voy a hacer algo con respecto de ese divorcio?”. En el
Nuevo Testamento, Dios nos dice: “¿Me creerás si te digo que hice
algo con respecto de ese divorcio?”. Los libros del Antiguo
Testamento dicen: “Jesús viene, y va a ser la reconciliación de ese
divorcio entre Dios y sus criaturas”. El Nuevo Testamento nos cuenta
esta buena noticia: “Jesús vino y fue la reconciliación de ese divorcio
entre Dios y el hombre”.
Además de la división principal entre Antiguo y Nuevo
Testamento, hay otras divisiones dentro de cada Testamento. Los
libros del Antiguo Testamento se agrupan en cinco secciones.
Primero, hay cinco libros de la ley. En esos libros, Dios nos
dice lo que está bien y lo que está mal, y nos da su medida para la
justicia.
Después vienen los diez libros de historia, que nos dicen,
básicamente, que algunas veces, el pueblo de Dios obedeció esos
libros de la ley, y otras veces, no. Sus historias sirven como ejemplos
y advertencias para nosotros. El versículo que es la clave de toda la
historia que registra la Biblia se encuentra en el Nuevo Testamento.
4. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
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Pablo nos dice que todo lo que sucedió a las personas sobre las que
leemos en la Biblia es ejemplo y advertencia para nosotros. Cuando
ellas obedecieron la Palabra que Dios les había dado, son ejemplos
para nosotros. Cuando hicieron lo que a ellas mejor les parecía, se
convirtieron en advertencias para nosotros.
Los libros de historia son seguidos por los libros de poesía.
En esos libros, Dios habla al corazón de su pueblo mientras este trata
de vivir en la práctica la Palabra de Dios en el mundo. Por ejemplo,
el Libro de Job habla al corazón del pueblo de Dios cuando está
sufriendo. El Libro de los Salmos habla a su corazón cuando adora.
El Libro de los Proverbios habla cuando necesita la clase de sabiduría
que lo capacita para hacer negocios y relacionarse con las personas.
El Cantar de los Cantares le habla cuando ama. Cada uno de estos
libros contiene ayudas prácticas y aliento para los creyentes.
La siguiente sección del Antiguo Testamento es la más
grande. Se llama “Profetas”. Está subdividida en Profetas Mayores y
Profetas Menores (no por la importancia de sus mensajes, sino por su
extensión). ¡A los profetas mayores les llevó más tiempo decir lo que
querían decir!
En el Nuevo Testamento, también hay cinco clases de libros.
Primero, están las cuatro biografías de Jesús (también llamadas
Evangelios) escritas por Mateo, Marcos, Lucas y Juan. A
continuación, viene un libro de historia: el Libro de los Hechos.
Después están las epístolas o cartas, que se dividen en dos categorías:
las Epístolas de Pablo y las Epístolas Universales. La mitad del
Nuevo Testamento está compuesto por las cartas escritas por el
apóstol Pablo a iglesias recién iniciadas, establecidas después de la
resurrección. Las otras cartas fueron escritas por diferentes personas.
Finalmente, hay un libro profético: el Apocalipsis.
Al estudiar la Biblia, aproxímese al Antiguo Testamento
recordando cuál es su mensaje principal: Jesús viene. De eso se trata,
en realidad, todo el Antiguo Testamento. Aproxímese al Nuevo
Testamento buscando este mensaje: Jesús vino. De eso se trata todo
el Nuevo Testamento.
Capítulo 2
La Biblia: su propósito, autoría y orígenes
Propósito
Desde Génesis hasta Apocalipsis, la Biblia habla,
básicamente, de Jesucristo. La Biblia no es una historia de la
civilización ni un texto científico sobre la creación. Algunas personas
creen que la Biblia es, básicamente, un manual para vivir una buena
vida según la moral; muchos creen que Jesús fue presentado solo
como maestro y ejemplo de este estilo de vida. Pero Jesucristo es el
único tema central de la Biblia. Pero, en apoyo de este tema, la Biblia
tiene cuatro propósitos principales. El primero de los cuatro
propósitos es presentar a Jesucristo como Salvador y Redentor de
este mundo. Ahora bien, para que podamos comprender este
5. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
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propósito, debemos entender por qué es necesario un salvador. Así
que el segundo propósito de la Biblia es darnos el contexto histórico
en que vino Jesús.
Pero, en Génesis 12, la historia se hace mucho más lenta. A
partir de este capítulo y hasta el final del Apocalipsis —en los 1178
capítulos restantes— la línea argumental se estrecha. A partir de este
momento, la historia trata principalmente sobre Abraham y sus
descendientes; en especial, el Descendiente por medio del cual todas
las naciones de la tierra son benditas: el Mesías, Jesucristo.
Una vez que hemos comprendido estos dos primeros
propósitos, los otros dos son obvios. El número tres es llevar al
incrédulo a la fe; y el número cuatro es mostrar al creyente cómo
Dios quiere que viva.
Autoría
¿Quién escribió los libros de la Biblia? ¿Cuándo y dónde?
¿En qué idioma o idiomas? ¿Existe aún alguno de los manuscritos
originales? ¿Quién decidió qué incluir en la Biblia y la organizó
según el orden que tiene en la actualidad? Estas preguntas, sin duda,
se nos plantearán a poco de comenzar el estudio de la Biblia.
Pensemos, primero, en la autoría de la Biblia. Ya hemos
dicho, por supuesto, que Dios la escribió a través de las plumas de
diferentes hombres (hablaremos de quiénes eran esos hombres un
poco más adelante). Pero primero, hay dos términos que debemos
comprender cuando decimos que Dios escribió estos libros. El
primero es “revelación”. Revelación es la palabra que cubre, en
general, todas las formas en que Dios revela la verdad al hombre: por
medio de la naturaleza, por medio del Espíritu Santo, por medio de
los profetas y muchos otros medios. El segundo término es
“inspiración”. Esto se refiere a lo que los teólogos llaman “revelación
especial”. La Biblia es la revelación especial de Dios. Tiene un
comienzo, y tiene un fin. Durante un período de aproximadamente
mil seiscientos años, Dios motivó a diferentes hombres para que
escribieran esos libros. Pero cuando se escribieron las últimas
palabras del Libro del Apocalipsis, la revelación especial quedó
completa. La revelación especial, esa clase de inspiración, ya no se
produce.
Ahora bien, después de dejar en claro que Dios escribió los
libros de la Biblia, también debemos decir que esos libros fueron
escritos por hombres. Estos hombres fueron reyes, pescadores,
pastores, generales, sacerdotes, y un recolector de higos. Uno era
médico. Otro era publicano. Había todas clases de hombres entre
ellos.
Orígenes
¿Quién decidió qué escritos debían ser incluidos en la Biblia,
y cuándo? ¿Cómo se tomaron esas decisiones?
Aproximadamente en el año 100 d.J.C., en el Concilio de
Jamnia, se compiló oficialmente el Antiguo Testamento, aunque ya
era utilizado desde hacía trescientos o cuatrocientos años. Los libros
6. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
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fueron incluidos según la confiabilidad de sus autores humanos y su
reputación de profetas o escribas. La mayoría de los libros estaban
escritos en hebreo.
Los libros del Nuevo Testamento, muchos de los cuales
fueron escritos en griego, fueron seleccionados y compilados
aproximadamente en el año 692 d.J.C., en el Concilio de Trullo. La
pauta según la cual fueron elegidos estos libros se llama
“canonización” y consiste en tres criterios:
1. ¿El libro fue escrito por un apóstol o una persona muy
cercana a él?
2. ¿El libro tiene un contenido espiritual y devocional que
ministre gracia a los creyentes?
3. ¿Está de acuerdo el contenido del libro con el de otros
libros inspirados, y hay un acuerdo unánime entre las
iglesias con respecto a la inspiración de este libro?
¿Cómo puede ser que libros escritos hace tanto tiempo aún
estén a nuestro alcance en la actualidad? Es que han sido preservados
con muchísimo cuidado. Obviamente, no tenemos ninguno de los
manuscritos originales; el papel no dura tanto. Pero tenemos muy
buenas copias. También se ha trabajado con extremo cuidado en la
traducción de esos documentos a nuestro lenguaje moderno.
En conclusión
¿Cómo podemos saber realmente que la Biblia es la inspirada
Palabra de Dios? ¿Cómo podemos estar seguros de que se eligieron
los libros correctos, que no hubo errores en las copias o en las
traducciones? Solo hay una manera de saberlo, y Jesús nos dice cuál
es. Él dijo: “El que quiera hacer, sabrá”. Se descubre con el corazón.
Cuando nos acercamos a la Palabra de Dios con la voluntad de hacer
lo que ella dice, cuando actuamos basándonos en lo que encontramos
en ella, produce cambios tan tremendos en nuestra vida que,
entonces, podemos decir: “Esta es la Palabra de Dios. Tiene que
serlo; no hay otra explicación”.
Capítulo 3
Cómo estudiar la Biblia
Cuando de estudiar la Biblia se trata, debemos ser cuidadosos
y sabios. Un método eficaz de estudio es un proceso que consta de
cuatro partes: observación, interpretación, aplicación y correlación.
Lo primero es la observación. Al leer todo el pasaje, debemos
preguntarnos: “¿Qué dice?”. Después viene la interpretación, en la
cual preguntamos: “¿Qué significa?”. A continuación, llega la
aplicación. En este paso, nos preguntamos: “¿Qué significa esto para
mí?”. En la correlación, la pregunta es: “¿Cómo se relaciona este
pasaje con todos los demás libros de la Biblia?”.
Saber lo que la Biblia dice, y lo que eso quiere decir, es
importante. Pero si no obedecemos, nuestro estudio carece de
significado. Cuando llegamos a la sección de aplicación, podemos
7. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
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descubrir lo que un pasaje significa para nosotros formulando de
manera más específica la pregunta general. Para comenzar, pruebe
con estas preguntas:
• ¿Hay aquí algún ejemplo que yo debería seguir?
• ¿Hay alguna advertencia a la que prestar atención?
• ¿Hay algún mandamiento que deba obedecer?
• ¿Me indica algún pecado que debo abandonar?
• ¿Me revela alguna verdad nueva sobre Dios o
Jesucristo?
• ¿Veo alguna verdad nueva sobre mi propia vida?
Cuando estudiamos la Biblia, hay algunas reglas que debemos
seguir. Una de ellas es que, cuando llegamos a un pasaje bíblico,
debemos recordar que, aunque pueda tener una sola interpretación,
posiblemente tenga mil aplicaciones. Quizá usted esté convencido de
que un pasaje se aplica a su vida de una manera en particular, pero
por favor, permita que el Espíritu Santo obre de manera diferente en
la vida de otra persona a través de ese mismo pasaje.
Segundo, dado que la Biblia es un libro que habla de Cristo,
debemos buscar a Cristo en toda ella a medida que la estudiamos.
Tercero, cuando llegue a un versículo que parezca confuso u oscuro,
interprételo siempre a la luz de otros versículos que tienen un
significado más claro. Hay muchos versículos de la Biblia que son
difíciles de entender. Hay muchos otros que no son difíciles de
entender. Apóyese en los más claros para guiar su comprensión de
los más difíciles.
El siguiente principio es muy importante: nunca lea un pasaje
bíblico con un preconcepto sobre lo que este significa. Es posible que
su idea sea totalmente correcta, ¡pero también es posible que no lo
sea! Será difícil para el Espíritu Santo enseñarle si usted está
convencido de que ya sabe todo lo que hay para saber.
Otro importante principio, especialmente si usted enseña la
Biblia, es estar dispuesto a obedecerla usted mismo antes de
enseñarla a otra persona. Otro más: siempre recuerde que Dios habla
a través de su Palabra, así que, acérquese a ella en oración, pidiéndole
a Dios que le revele cosas a usted, personalmente, a través del
Espíritu Santo.
Otra sugerencia: siempre tenga en cuenta el contexto de
cualquier pasaje bíblico. Si alguna vez han citado palabras suyas
fuera de contexto, sabrá que sus palabras pueden aparecer como si
significaran algo que usted nunca quiso que significaran. De la
misma manera, la Biblia puede ser utilizada para probar
prácticamente cualquier punto de vista, si se aísla un versículo de los
demás que lo acompañan. Estudiar un versículo solo, aparte de su
contexto, es una forma casi segura de caer en una interpretación
errónea.
Ahora, después de establecer un fundamento para nuestro
estudio de la Palabra, nos adentraremos en el primer libro: Génesis.
Mi oración por usted al comenzar el estudio es esta: que usted entre
en la Palabra de Dios... y permita que la Palabra de Dios entre en
usted.
8. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
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Capítulo 4
Génesis: El libro de los comienzos
El Libro de Génesis habla de los comienzos. La palabra
“génesis” significa, literalmente, ‘comienzo’. Este libro constituye el
comienzo de la Biblia, pero es, también, un libro que habla de
comienzos. El primer comienzo que relata es el comienzo del mundo.
En Génesis, Dios nos habla del hombre como era en el
comienzo, y como es ahora. Esto nos ayuda a comprendernos a
nosotros mismos. Nos habla del pecado. Ver cómo comenzó el
pecado nos ayuda a ver cómo nos afecta a nosotros hoy. Nos muestra
sus primeras comunicaciones con el hombre, y esas primeras, simples
conversaciones, nos ayudan a ver cómo Él se comunica con nosotros
también. En el conflicto entre Caín y Abel, vemos cómo comienzan
los conflictos, y comenzamos a comprender los conflictos que
experimentamos hoy.
En los capítulos 6 al 9, leemos sobre la primera catástrofe del
mundo: el diluvio. En esta historia, encontramos una figura de la
salvación. Debido a la fe de Noé, Dios lo salvó de la destrucción. Si
nosotros tenemos fe, también podemos ser salvados de la destrucción
del pecado.
A lo largo del resto de este libro, encontramos historia tras
historia que nos muestran que Dios es, en última instancia, quien
tiene el control de todo. Después de ver ese tema repetido tantas
veces, ¿podemos dudar de que aún hoy Él tiene el control?
Su tarea de hoy es comenzar a leer el Libro de Génesis. A
medida que lo hace, pregúntese: ¿Qué dice sobre cómo eran las
cosas? ¿Qué implica esto sobre cómo son las cosas en la actualidad?
¿Cómo debería eso cambiar mi forma de pensar y mi vida?
Capítulo 5
¿Es creíble el relato de la creación?
El Libro de Génesis —en realidad, toda la Biblia— comienza
con el relato de la creación.
Ahora bien, a pesar de la importancia que tiene este hecho, el
relato solo ocupa un capítulo y medio. ¿Por qué cree usted que
sucede esto? Como hablamos en el último capítulo, este libro no solo
fue escrito para contar las cosas como fueron, sino para que podamos
comprender cómo son las cosas ahora. Dios no nos debe ninguna
explicación. No nos da el relato de la creación porque crea que debe
explicarnos cómo creó todo.
Aun así, no podemos pasar de largo este libro sin tratar lo que
es, probablemente, el tema más debatido de la Biblia. En cuanto al
tema de la creación, se dan, generalmente, dos extremos. Primero,
está la posición que sostiene que el relato de la creación del Génesis
no es científicamente confiable, por lo cual la Biblia no puede ser la
9. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
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Palabra de Dios. El otro extremo es la posición de que la pregunta no
es: “¿Es científicamente confiable la Biblia?”, sino “¿Es
científicamente confiable la ciencia?”. Quienes sostienen esta
posición dicen: “La Biblia no debe estar sometida a juicio. Quien
debe ser juzgada es la ciencia”.
El asunto real es este: ¿Son compatibles la Biblia y la ciencia
en lo relativo a cómo se formó el mundo?
Debemos poner algunas cosas en perspectiva. Primero, la
naturaleza misma de la ciencia no deja lugar para la creencia en Dios,
hablando estrictamente. Esto no significa que un científico no pueda
ser un devoto creyente. Pero la ciencia, en sí misma, es el estudio de
datos o fenómenos que pueden ser observados y medidos
objetivamente, y cuantificados o probados. Se basa en experimentos,
conclusiones y aplicaciones. Es controlada y controlable. Por su
propia naturaleza, Dios no encaja dentro de ese tipo de estudio. Es
imposible aproximarse a Dios por medio de un método científico. La
única forma de acercarse a Dios es por medio de la fe, como dice
Hebreos 11:6: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es
necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es
galardonador de los que le buscan”.
Leemos que: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”
(Génesis 1:1). Y después leemos que “la tierra estaba desordenada y
vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de
Dios se movía sobre la faz de las aguas” (v. 2).
La Biblia dice que el Espíritu de Dios comenzó a moverse
sobre su creación para desarrollarla, transformarla y cambiarla. Por
ejemplo, Génesis 1:9 dice: “Dijo también Dios: Júntense las aguas
que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y
fue así”.
Dios no dijo: “Hágase la tierra seca”. No es este el momento
en que se creó la tierra seca. Aparentemente, ya había sido creada en
el acto inicial de la creación, pero había estado bajo agua. En este
versículo, es descubierta. Es interesante que la comunidad científica
sabe con certeza que toda esta tierra estuvo bajo el agua en
determinado momento.
El verbo bara, es decir, ‘crear’, significa hacer algo de la
nada. Esta palabra es utilizada solamente tres veces en este relato de
la creación. Dios crea en el principio, en el versículo 1. Este primer
acto de bara explica la creación del universo, la tierra y toda la vida
vegetal.
Los otros verbos, que se utilizan entre los versículos 2 y 20,
son diferentes. Son palabras que indican cambio, tomar algo que
existe y alterar su forma. El siguiente acto de creación en el que se
utiliza el verbo bara se produce en el agua. En el versículo 21,
leemos: “Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser
viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y
toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno”.
10. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
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Una vez más, hay acuerdo entre el relato bíblico y la ciencia.
Los científicos parecen estar muy seguros de que la vida animal
comenzó en el agua, que es lo que dice el relato de Génesis.
El siguiente acto de bara se produce en el versículo 27: “Y
creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y
hembra los creó”.
La revelación que el Génesis hace de la creación explica el
comienzo de todo en el universo. Pero, después de estos actos
originales de creación, el Espíritu de Dios cambia y desarrolla esa
creación original. Esto coincide con lo que han observado los
científicos sobre la evolución de las formas de vida, y en este sentido
veo un paralelo con las ideas evolucionistas.
Pero, en lo que los creacionistas y los evolucionistas no
pueden estar de acuerdo en lo más mínimo es en lo que yo llamo “los
tres eslabones perdidos”. Los tres eslabones perdidos se refieren a
tres preguntas: ¿Cómo comenzó todo? ¿Cómo se convirtió la vida
vegetal en vida animal? ¿Cómo se convirtió la vida animal en vida
humana? La ciencia no tiene explicación para estos eslabones
perdidos. Pero Génesis, sí. La respuesta del relato de Génesis es,
simplemente, bara: Dios creó.
Capítulo 6
El nacimiento de la humanidad
Ya hemos hablado de los orígenes del universo; ahora, vamos
a hablar de algo mucho más personal. En este capítulo, estudiaremos
lo que el Libro de Génesis tiene para decirnos sobre el comienzo del
hombre. Recuerde: el propósito del Libro de Génesis es contarnos las
cosas como eran, para que podamos comprender cómo son ahora. Al
tratar el tema del comienzo de la humanidad, llegamos a hablar de
nosotros mismos. ¿Qué dice el Libro de Génesis sobre el propósito de
Dios cuando creó al hombre? Comencemos por leer el relato de cómo
fueron creados el hombre y la mujer.
“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen,
conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las
aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal
que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a
imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios,
y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra”. [...]. “Y dijo
Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda
idónea para él”. (...). “Entonces Jehová Dios hizo caer sueño
profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus
costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios
tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces
Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta
será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará
11. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
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el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una
sola carne”. (Génesis 1:26-28a; 2:18, 21-24).
A imagen de Dios
Lo primero que se destaca en este pasaje es el hecho de que el
hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. Estas palabras nos
resultan muy conocidas, pero ¿qué significan realmente? Dado que
Dios es espíritu, no tiene cuerpo, y por eso, probablemente, estas
palabras no se refieran a nuestra apariencia física. A lo que sí se
refieren es a la capacidad que tenemos de ser espirituales. Es en este
sentido que somos como Dios. Por supuesto, en Génesis 3, vemos
que esta semejanza a Dios se desfigura cuando Adán y Eva pecan. A
partir de entonces, el problema fundamental que trata la Biblia es el
de “recrear” la imagen de Dios en el hombre. Génesis 1 y 2 nos
muestran cómo fue creado el hombre, y cómo Dios quiso que fuera.
Génesis 3 nos muestra cómo es el hombre.
Varón y hembra
Otra observación que podemos hacer acerca de la creación del
hombre es que Dios lo creó varón y hembra. Este es el primer
ejemplo de cirugía con anestesia. ¡El primer anestesiólogo fue Dios!
Él hizo que Adán cayera en un sueño profundo; entonces, tomó una
de sus costillas, y con ella formó a la mujer. El simbolismo de esta
imagen es hermoso. Dios no tomó a la mujer de la cabeza del
hombre, para que lo dominara, ni lo tomó de su pie, para que lo
sirviera. Tomó a la mujer del costado del hombre, para que estuviera
cerca de su corazón.
¿Por qué Dios creó a la mujer? La palabra hebrea que se
traduce como ‘solo’, podría traducirse mejor como ‘incompleto’. La
expresión “ayuda idónea” podría traducirse como ‘la que completa’.
Si estudiamos la gramática hebrea, descubriremos que cuando Dios
une a este hombre y esta mujer en lo que llamamos “santo
matrimonio”, o unión sexual, ese hombre y esa mujer, unidos en una
sola carne, forman un ser humano completo.
Es importante señalar, aquí, que cuando Dios unió a ese
hombre y esa mujer, creó la institución más importante que tenemos
hoy sobre la tierra; la llamamos la familia, el hogar. Cuando Dios los
creó varón y hembra, su plan era tomar a dos personas y unirlas en
una relación de compañerismo en la que pudieran ser padres.
Entonces, como padres, podrían producir personas que, un día,
llegarían ellas también a ser compañeras y padres y producirían otras
personas que también llegarían a ser compañeras y padres. Esa es la
gran ley de la vida que ha dado origen, desarrollo y dirección a toda
la familia humana.
El compañerismo entre el hombre y la mujer es parte muy
importante de la ley básica de Dios para la vida. Es por eso que Dios
los creó varón y hembra. Imagine un triángulo en el que Dios está en
el vértice superior, el hombre en el vértice inferior izquierdo y la
mujer, en el vértice opuesto. Si el hombre está en relación con Dios,
12. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
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y la mujer está en relación con el mismo Dios, entonces, en la medida
que ambos se aproximen a Dios, se acercarán entre sí.
Cuando estudiamos el matrimonio en el Libro de Génesis,
descubriremos que esta relación debe ser exclusiva en dos sentidos.
Por causa del matrimonio, el hombre deja a su padre y a su madre;
excluye a esa familia con la que ha compartido veinte o veinticinco
años. También, por causa del matrimonio, dejará a todas las demás
mujeres, y vivirá con su esposa, exclusivamente, por el resto de su
vida. La mujer debe tomar el mismo compromiso de exclusividad con
su esposo. Ese es el plan de Dios para el matrimonio.
Capítulo 7
“¿Dónde estás tú?”
Una de las partes más conocidas del Libro de Génesis es el
capítulo tercero, donde Adán y Eva comen del fruto prohibido. El
capítulo 2 nos mostraba al hombre como fue creado y como Dios
quiso que viviera su vida. Este capítulo nos muestra el pecado,
entonces y ahora. Muestra a Adán y Eva enfrentando la misma
decisión que todos enfrentamos varias veces por día: ¿Haremos las
cosas como Dios quiere, o como nosotros queremos? Dios nos creó
con la capacidad de elegir. Por eso, podemos hacer la voluntad de
Dios o nuestra propia voluntad.
El tercer capítulo de Génesis relata la crisis que se produjo la
primera vez que esto sucedió. Relata la batalla de voluntades que se
produjo entonces, para que podamos comprender la batalla de
voluntades que se produce en nuestras vidas en la actualidad. Se nos
describe el escenario un poco antes, en el capítulo 2:8,9: “Y Jehová
Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que
había formado. Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol
delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en
medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal”.
En algún momento, se extendió la creencia de que el árbol
prohibido era un manzano, pero no se mencionan manzanas, ni aquí
ni en el capítulo 3. En cambio, leemos sobre el árbol de la vida y el
árbol del conocimiento del bien y del mal.
Ahora bien, antes de continuar, debemos aclarar algo sobre el
tipo de lenguaje que se utiliza aquí. Este relato es histórico, pero
también es alegórico. Una alegoría es un relato en el que las
personas, los lugares y las cosas tienen otro significado además del
significado histórico obvio, y el propósito de ese otro significado es
instruirnos moralmente.
En la descripción del huerto del Edén, los tipos de árboles
sobre los que leemos indican que Dios iba a satisfacer las necesidades
del hombre en ese lugar. Observemos el orden de prioridades:
primero que nada, estos árboles debían satisfacer la necesidad de los
ojos del hombre; después, debían satisfacer su necesidad de alimento,
13. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
13
y finalmente, debían darle vida. Pero también había un árbol del
conocimiento, y ese árbol fue declarado prohibido por Dios.
En el capítulo 3, donde se relata la historia del primer pecado,
observe que la prioridad está cambiada. En lugar de poner primero
los ojos, después el alimento, después la vida, y descartar el
conocimiento, ellos pusieron primero el alimento, después el ojo,
después el conocimiento... y no llegaron a la vida. Por el contrario,
encontraron la muerte espiritual. Deuteronomio 8:3 dice que “no sólo
de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová
vivirá el hombre”. No vivimos realmente cuando buscamos formas
de satisfacer nuestras necesidades y deseos. Según este versículo, la
verdadera vida proviene de obedecer toda palabra que salga de la
boca de Dios.
Cuando Dios puso a Adán y Eva en el huerto, les proveyó
todo lo que iban a necesitar. Conocía sus necesidades, porque Él los
había creado. Y, dado que nos creó a nosotros, también conoce
nuestras necesidades; y tiene toda la intención de proveer para ellas.
Ahora bien, quizá usted se pregunte por qué los ojos estaban
primeros en la lista de prioridades. Cuando la Biblia menciona los
ojos, no se refiere al ojo físico. Por ejemplo, en Mateo 6:22, 23, Jesús
dijo: “La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno,
todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu
cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas,
¿cuántas no serán las mismas tinieblas?”. Jesús no estaba hablando de
la visión física. Estaba hablando de la forma en que vemos las cosas,
nuestro esquema mental, nuestra forma de ver la vida. Y cuando Dios
le otorgó una prioridad tan elevada a lo que era agradable a la vista,
en el huerto del Edén, estaba diciendo, en realidad, que Adán y Eva
debían mirarlo a Él para satisfacer una de sus mayores necesidades.
La mayor necesidad que ellos tenían —y la mayor necesidad que
tenemos nosotros— es que Dios nos muestre cómo ver las cosas.
Pero, en este capítulo, hay otra imagen. Después que Adán y
Eva cedieron a la tentación, leemos que escucharon la voz de Jehová
Dios que andaba en el fresco del día, y se escondieron de la presencia
de Él entre los árboles del huerto. Entonces, Dios llamó a Adán y le
dijo: “¿Dónde estás tú?”. (ver vv. 8, 9).
Es interesante que Dios comience su diálogo con Adán y Eva
formulándoles preguntas: “¿Dónde estaban? ¿Quién les dijo que
estaban desnudos?” (ver Génesis 3:9-11). Dios ya sabía las respuestas
a esas preguntas, por supuesto; Él está en todo lugar al mismo tiempo
y ve todo. Les hizo esas preguntas debido a lo que Adán y Eva no
sabían. Las preguntas estaban destinadas a hacerlos reflexionar.
Cuando Dios les preguntó: “¿Dónde están?”, en realidad, les estaba
preguntando: “¿Estaban escondiéndose de mí?”.
La segunda pregunta de Dios, después que Adán confesara
que se escondía porque estaba desnudo, es una de mis favoritas:
“¿Quién te enseñó que estabas desnudo?” (11a). En hebreo, la
pregunta, literalmente, podría traducirse como: ‘¿Quién te hizo saber
eso?’. La verdadera respuesta, naturalmente, es que Dios era el origen
de esa información, ya que es el origen de toda información. Hay
14. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
14
cierta información que Él quiere que nosotros tengamos, y otra que
no nos revela, pero no hay ninguna información que Él no tenga.
Cuando sabemos dónde estamos espiritualmente, si reflexionamos un
poco al respecto, veremos que Dios es quien nos hace saber dónde
estamos y dónde deberíamos estar.
Después, Dios pregunta: “¿Has comido del árbol de que yo te
mandé no comieses?” (v. 11b). Adán y Eva habían desobedecido a
Dios, y ahora se escondían entre los árboles, tapaban sus cuerpos con
hojas de higuera, sufrían las consecuencias. Si usted debe enfrentar
consecuencias que le resultan desagradables, pregúntese: ¿Ha estado
comiendo de algún árbol que Dios le mandó que no comiese? ¿Está
ignorando la dirección que Dios quiere para su vida?
La cuarta pregunta de Dios: “¿Qué es lo que has hecho?”, es
dirigida a Eva, y produce una confesión, aunque precedida por una
excusa. La palabra “confesar” proviene de dos palabras que
significan ‘hablar’ e ‘igual’; o sea: ‘decir lo mismo’. Literalmente,
confesar es, simplemente, estar de acuerdo con Dios sobre lo que
hemos hecho. Dios quería que Eva pusiera todos los hechos sobre la
mesa entre ellos, para poder trabajar juntos sobre lo que realmente
había sucedido. Y eso es lo que quiere de nosotros también. Quiere
que nos demos cuenta de lo que hemos hecho y que lo confrontemos
con sinceridad.
Génesis 3 es una figura de dos personas que pecaron y cómo
Dios trató con ellos, pero también es una figura de todos nosotros,
que hemos pecado, y nos muestra cómo Dios trata con nosotros
cuando pecamos. Es la figura del pecado y sus consecuencias. Y es la
figura de Dios que busca al pecador para abrir las líneas de
comunicación.
Capítulo 8
“¿Dónde está tu hermano?”
Uno de los principales mensajes de la Biblia es que el hombre
necesita reconciliarse con Dios. Y Él es quien hace posible la
reconciliación apenas cometido el primer pecado. En Génesis 3:15,
aparece la primera profecía mesiánica, cuando Dios le habla a la
serpiente: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente
y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el
calcañar”.
Dado que la serpiente representa a Satanás, esta es la primera
pista que se nos da en la Biblia de que Dios va a traer a Alguien a
este mundo que arreglará las cosas. Esa es la consecuencia profética
del pecado de Adán y Eva.
¡Hubo tantas consecuencias negativas! Primero, la humanidad
quedó separada de Dios. Y, en el capítulo 4, leemos sobre otra
consecuencia de la caída: los conflictos. Dios nos describe lo que fue
el conflicto entonces, para que comprendamos los conflictos que
existen actualmente. Tenemos conflictos con nosotros mismos;
conflictos con nuestro cónyuge; conflictos con nuestros hijos y con
15. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
15
nuestros padres. Tenemos conflictos en nuestro lugar de trabajo y,
por supuesto, hay conflictos entre naciones. Los conflictos son uno
de nuestros mayores problemas. En Génesis 4, descubriremos
algunas de las causas principales de conflictos, y algunas soluciones
para ellos. Génesis nos presenta esta información en la forma de una
historia de lo que sucedió entre dos hermanos.
Los nombres de estos hermanos son muy conocidos por
nosotros: Caín y Abel. La historia dice que Caín tuvo la idea de llevar
una ofrenda a Dios. Dado que era agricultor y araba la tierra, llevó
una ofrenda de esa clase a Dios. Su hermano Abel era pastor, así que
llevó una ofrenda animal. La ofrenda de Abel fue aceptable para
Dios; la de Caín, no.
Ahora bien; muchas personas piensan, equivocadamente, que
la ofrenda de Abel era aceptable porque era un sacrificio de un
animal. Pero, francamente, eso no es lo que dice el texto. La ofrenda
de Abel fue aceptable para Dios porque Abel mismo era aceptable.
La ofrenda de Caín no fue aceptable porque él no lo era (ver vv. 6,7).
Cuando llegamos a la historia de Caín y Abel, es muy fácil
leer en ella algo que en realidad no está allí. En ningún momento se
le indicó a Caín que presentara una ofrenda de un animal. De hecho,
en el Libro de Levítico, se indica a las personas que lleven ofrendas
de granos, ofrendas vegetales, si eso es lo que ellas producen. Así que
la clase de ofrenda no es lo importante en esta historia. Lo importante
son los hombres. Caín no era aceptable y, cuando lo descubrió, se
enojó y se deprimió.
Tal como lo había hecho con sus padres, Dios le hizo algunas
preguntas a Caín: “¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu
semblante?” (v. 6). Naturalmente, Dios conoce perfectamente bien
las respuestas a estas preguntas. Pero el obstinado corazón de Caín
parece no comprender el mensaje, así que Dios continúa: “Si bien
hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a
la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él”
(v. 7). Lo trágico es que Caín no dominó al pecado. En el versículo 8,
se nos dice que él mató a su hermano en un ataque de ira.
Una vez más, llegan las preguntas: “¿Dónde está Abel tu
hermano? [...]: ¿Qué has hecho?”. Pero Caín, obstinado aún, se niega
a reconocer su pecado hasta que Dios le demuestra claramente que ya
sabe lo que ha sucedido (vv. 9, 10).
En Génesis 3, la pregunta era: “¿Dónde estás tú?”. En Génesis
4, la pregunta es: “¿Dónde está tu hermano?”. Al formular esta
pregunta, Dios está tratando de hacer que Caín comprenda lo que
realmente ha sucedido: que ha descargado su ira sobre una persona
inocente y que, en realidad, aún está airado. Sus acciones no han
resuelto nada; por el contrario, han empeorado las cosas.
Si retrocedemos un poco, el versículo 7 es, en realidad, la
clave de toda esta historia. Trata el tema básico del conflicto, y ofrece
una solución: si hacemos lo correcto, seremos aceptables ante Dios,
ante nosotros mismos, y no tendremos que ir por la vida golpeando a
los que son aceptables para matarlos. Hay un pasaje en el Sermón del
Monte que refleja un paralelo con la historia de Caín y Abel. Se
16. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
16
encuentra en los cinco primeros versículos del capítulo séptimo de
Mateo. Jesús les hace ciertas preguntas a personas que eran
hipercríticas. Les pregunta por qué son tan críticas, y cómo piensan
lograr algo efectivo con un espíritu tan crítico. Usa la ridícula
ilustración de que son como personas que sienten que su llamado es
encontrar motas de polvo en los ojos de los demás, cuando tienen un
tronco clavado en su propio ojo.
Muchos creen que este pasaje nos dice que no juzguemos a
los demás. Pero, en realidad, Jesús estaba diciendo lo que Dios
trataba de enseñarle a Caín: “Estás fijándote en algo equivocado.
Deja de preocuparte por tu hermano ¡y mírate a ti mismo!”.
Sin embargo, podemos dar gracias a Dios, porque la muerte
de Abel no fue la muerte de la bondad. Dos generaciones después, en
Génesis 4:26, vemos la primera instancia en que el hombre inicia la
comunión con Dios, es decir, la oración. Hasta entonces, toda
comunicación entre Dios y el hombre había sido iniciada por Dios.
Todos debemos enfrentar conflictos algunas veces. En
algunos casos, no los iniciamos nosotros; en otros casos, sí. Pero,
cuando usted se encuentre en algún tipo de conflicto, trate de
controlar lo suficiente sus sentimientos como para poder preguntarse
cuál es el verdadero problema. Y entonces, como sugiere Génesis
4:7, haga lo correcto y sea aceptable ante Dios y ante sí mismo, para
no tener que ir por la vida matando a Abel.
Capítulo 9
El padre de la fe
Ahora llegamos a la sección más extensa del Libro de
Génesis, que habla de tres personajes muy conocidos: Abraham,
Jacob y José. Recuerde: la extensión que se dedica a un tema nos
habla de su importancia. El tema de esta sección de Génesis, que
cuenta la historia de Abraham, es la fe. Dios quiere que, al estudiar
los próximos capítulos, comprendamos la fe como fue entonces y
como es ahora.
Hebreos, capítulo 11, conocido como “el capítulo de la fe” de
la Biblia, nos dice al respecto: “Pero sin fe es imposible agradar a
Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay,
y que es galardonador de los que le buscan” (v. 6).
Dado que la fe es tan importante para Dios, Él, que quiere que
comprendamos lo que es la fe, nos cuenta la historia de un hombre
llamado Abraham. En el Nuevo Testamento, se habla más de este
hombre que de cualquier otro personaje bíblico, y siempre es en
relación con la fe. Si queremos comprender la fe, debemos
comprender a Abraham.
Su nombre
Este hombre es la definición viva de la fe. Cuando lo vemos
por primera vez, al final de Génesis 11, su nombre es Abram, que
significa ‘padre de muchos hijos’. ¡Irónico nombre para un hombre
17. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
17
de setenta y cinco años que no tiene hijos! Pero Dios le dijo a
Abraham que iba a hacer “[su] descendencia como el polvo de la
tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu
descendencia será contada” (13:16). Y, debido a la fiel obediencia de
Abraham a cada instrucción que Dios le dio, podemos suponer que
confió en Dios para ese asunto... al menos, la mayor parte del tiempo
(ver Génesis 16).
Sus altares
Generalmente, pensamos en un “llamado” en términos de ser
llamados a un campo misionero, a una iglesia o a una organización.
Pero ¿pensamos en ser llamados simplemente a Dios? ¿Qué sucedería
si Dios le pidiera a usted que saliera al desierto despoblado sin
decirle por qué? Eso es lo que le sucedió a Abraham cuando tenía
setenta y cinco años (ver 12:1-4). Dios estaba llamando a Abraham a
dejar su padre, su país y todos sus parientes para entrar en un desierto
yermo.
Hay dos lados en esta historia, como en toda historia donde
Dios interviene: el lado de Dios, y el lado del hombre. Para ver el
lado de Dios, estudie las apariciones de Dios a Abraham. Dios se le
apareció ocho veces. Fue Él quien inició la relación, como sucede
con cada relación que se entabla con Dios. En Romanos 3:11, Pablo
nos dice que no hay quien busque a Dios. Es Dios quien busca al
hombre. Si parece que un hombre está buscando a Dios, es porque
solo está respondiendo a Él, que lo está buscando. Dios siempre es
quien inicia la relación.
El lado del hombre, en esta relación —es decir, la respuesta
de Abraham a Dios— está constituido por los cuatro altares que
Abraham construyó. El primero fue erigido en la planicie de More,
donde Dios se le apareció a Abraham y le dijo: “A tu descendencia
daré esta tierra” (12:7). La palabra “More” significa, literalmente,
‘enseñando o buscando’. A ese primer altar de Abraham, yo lo llamo
“el altar de la respuesta”, porque fue construido en respuesta al Dios
que lo llamaba al desierto.
Su segundo altar fue construido entre Hai y Bet-el. En hebreo,
Bet-el significa ‘la casa de Dios’. Dado que Dios no tenía una casa en
ese tiempo, aparentemente, el significado sería ‘el lugar donde Dios
está’. Hai significa ‘ruina, miseria, el pozo’. Romanos 6:23 dice que
la paga del pecado es muerte, y eso es lo que representa el nombre de
esa ciudad. Más al este, más allá de Hai, están Sodoma y Gomorra.
En su primer altar, Abraham dice: “Enséñame”. En el segundo altar,
demuestra, por su ubicación, que aún no ha decidido cómo responder
a lo que Dios le está enseñando.
Abraham deja este segundo altar y va hacia el sur, geográfica
y espiritualmente. Le dice a su esposa que diga que es su hermana,
para que los egipcios no lo maten a él para quedarse con ella. Se mete
en muchos problemas y parece estar “perdido” espiritualmente.
Después de este incidente, Abraham regresa al lugar donde
había levantado el segundo altar, y clama a Dios. Después de esa
18. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
18
adoración sincera, le sugiere a Lot que se separen. La Biblia no nos
dice de qué hablaron, pero es posible que Dios le haya hecho ver a
Abraham que no debía haber llevado a Lot desde un principio. Y
dado que, luego, encontramos a Lot entremezclado con el pecado de
Sodoma y Gomorra, podemos entender por qué.
Lot fue hacia el este; Abraham fue al oeste y construyó un
tercer altar en un lugar llamado Hebrón. La palabra “Hebrón”
significa ‘comunión’. Creo que este nombre también es simbólico.
Mientras el primer altar era como decir: “Enséñame”, y el segundo:
“No estoy seguro” o “Estoy en el medio”, este altar indica: “Dios,
quiero conocerte”. Yo llamo a este altar “el altar de la relación”.
En los dos primeros capítulos de su historia, capítulos 12 y
13, Abraham construye tres altares. Pero no vuelve a construir otro
altar hasta el capítulo 22. ¿Qué sucede entre el tercer y el cuarto
altar?
Cuando Abraham dijo: “Dios, quiero conocerte”, creo que
Dios le respondió: “Abraham, si quieres tener una relación conmigo,
quiero que sepas algo. Si soy algo para ti, debo ser todo. Porque,
mientras no me consideres todo, me considerarás como nada”. Y la
vida de Abraham estaba llena de otras cosas a las que él no quería
renunciar.
En Génesis 16, vemos que Abraham y Sara están preocupados
por cómo Dios va a cumplir su promesa de darle descendencia a
Abraham... así que deciden ayudarlo. Por sugerencia de su esposa,
Abraham tiene relaciones con su esclava egipcia, Agar (vv. 1-4). El
hijo nacido de esa unión fue Ismael, padre de los árabes. No habría
ninguna crisis en el Oriente Medio en la actualidad, si Abraham no
hubiera pensado que Dios necesitaba que él lo ayudara.
Creo que Sara presenta otra clase de problema en la relación
de Abraham con Dios. El tercer altar, el “altar de la relación”, trata de
la relación vertical y la relación horizontal. Ambas son inseparables.
Para que Abraham conociera a Dios, Dios debía ocupar el lugar que
le correspondía en todas las relaciones de Abraham. Dios tuvo que
hablarle a Abraham acerca de Lot y sacar a Lot de su vida. Lot
representa las personas que ponemos en nuestras vidas, y que Dios no
quiere que estén en ellas. También tuvo que sacar a Ismael de su
vida. Ismael representa el factor de fe, ya que lo bueno es el mayor
enemigo de lo mejor que Dios tiene para nosotros. Dios se le apareció
a Abraham y le dijo que enviara fuera a Ismael. Una por una, Dios
fue quitando de la vida de Abraham a todas las personas que
competían con Él por el primer lugar en sus relaciones.
Sara presenta otro tipo de problema. Sara es una imagen de
las personas que Dios pone en nuestras vidas, pero que no
reconocemos como provisión de Él. Dios tuvo que aparecérsele a
Abraham dos veces para hablarle sobre Sara. La segunda vez, le dijo:
“A Sarai tu mujer no la llamarás Sarai, mas Sara será su nombre. Y la
bendeciré, y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a
ser madre de naciones” (17:15, 16). Cuando Abraham escuchó esto,
se postró sobre su rostro y rió. Cuando Sara lo escuchó, también se
echó a reír.
19. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
19
Un año después, nació el hijo de Abraham y Sara, y Dios les
dijo que llamaran a ese hijo Isaac, que significa, en hebreo, ‘risa’.
Dios quiso que estos “héroes de la fe” no olvidaran jamás que se
habían reído de Él cuando les dijo lo que iba a hacer.
Finalmente, cuando Isaac ya era un joven, Abraham
construyó el cuarto altar, que es el más importante. Fue construido
sobre una montaña, en Moria. Moria significa ‘Jehová proveerá’.
Hasta este momento, Abraham había elegido el lugar donde
levantaba sus altares, pero este altar era diferente. Esa vez, Dios
eligió el lugar. Y esta vez, Dios eligió el sacrificio: Isaac.
Isaac no solo es el hijo de la vejez para Abraham y Sara, sino,
también, el cumplimiento de veinticinco años de fe. Y ahora, Dios
dice algo que aparentemente no tiene sentido: “Lo quiero a él”. Y
Abraham lleva al joven a la montaña, y sube temblando, pero con
toda la intención de cumplir lo que Dios le ha pedido. Pero, en el
último instante, Dios provee un carnero como sustitución por la vida
de Isaac (ver 20:1-19). Abraham llama a este lugar “Jehová-Jireh”,
que significa ‘Jehová proveerá’. Esa alegoría de la fe dice, a través de
los altares de Abraham, que en la montaña que Dios eligió, en el altar
en el que Abraham puso primero a Dios, Dios le dio el fruto de sus
veinticinco años de fe. En este cuarto altar, Abraham no ofreció a
Isaac; en el altar en que puso a Dios primero, Abraham se ofreció a sí
mismo.
El mensaje de la Biblia puede resumirse en dos palabras:
“Dios primero”. Ahora bien, eso no es fácil, pero tampoco es
complicado. O Dios es nuestro Dios, o no lo es. Finalmente, para
Abraham, lo fue.
Capítulo 10
“¿Quién eres tú?”
La historia de Jacob es increíble. El nombre de Jacob significa
‘el que se apodera de algo’, porque, cuando él y su hermano gemelo
nacieron, él estaba tomado del talón de su hermano, que nació
primero. Y Jacob vivió de acuerdo con lo que su nombre significaba.
Había dos cosas que valía la pena tener en su familia, y Jacob se
apropió de ambas. La primogenitura era la herencia que correspondía
al hermano mayor, y la bendición era la promesa que Dios hizo a
Abraham, que pasó al padre de los mellizos, Isaac, y que debía pasar
al hijo mayor. El hermano de Jacob, Esaú, vendió su primogenitura a
Jacob por un plato de guiso, y Jacob engañó a su padre y le quitó la
bendición a su hermano. Después que Jacob engañó a su padre y se
apropió de la primogenitura y de la bendición, su madre le dijo:
“Jacob, debes irte, porque tu hermano quiere matarte. Ve y quédate
en casa de mi hermano Labán algunos días, hasta que la ira de tu
hermano se apacigüe” (ver 27:42, 43).
La primera noche que Jacob estuvo lejos de su familia, tuvo
un sueño en el que vio una escalera por la que subían y bajaban
ángeles. En ese sueño, Dios se le apareció y reafirmó el pacto que
20. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
20
había hecho con Abraham, abuelo de Jacob. Dios prometió a Jacob
que lo haría parte del plan, y agregó: “He aquí, yo estoy contigo, y te
guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra;
porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho” (28:15).
Jacob despertó de su sueño totalmente maravillado.
"Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía”, dijo (v. 16).
Y, antes de continuar su viaje, tomó la piedra que había usado como
almohada y la ungió con aceite, y se comprometió a devolver a Dios
la décima parte de todo lo que Él le diera (ver vv. 18-22).
La batalla de Jacob
Lo que sucede a continuación es la parte principal de la
historia de Jacob. Después de pasar veinte años trabajando duramente
para su tío Labán, Jacob tuvo una experiencia con Dios muy
subjetiva. Esa experiencia es relatada en el capítulo 32 de Génesis,
donde leemos: “Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón
hasta que rayaba el alba. Y cuando el varón vio que no podía con él,
tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de
Jacob mientras con él luchaba. Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y
Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. Y el varón le
dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo:
No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con
Dios y con los hombres, y has vencido. Entonces Jacob le preguntó, y
dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me
preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. Y llamó Jacob el nombre
de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue
librada mi alma” (vv. 24-30).
Observe la pregunta que Dios le hace a Jacob: “¿Cuál es tu
nombre?”. En los tiempos bíblicos, los nombres tenían gran
importancia, como ya hemos descubierto; decían algo sobre la
persona que los llevaba; tenían que ver con la identidad de esa
persona. Al preguntarle esto, Dios no quería que Jacob le dijera su
nombre. Lo que realmente le estaba preguntando era: “¿Quién eres
tú?”. Y, por supuesto, no era porque necesitara conocer la respuesta,
sino porque quería que Jacob la conociera. El nombre Jacob, como
vimos, significa ‘el que se apodera de algo’. Pero su nuevo nombre,
Israel, el nombre que todos sus descendientes iban a llevar, significa
‘luchador’.
Ahora bien, hay un punto más de importancia en esta historia
que no debemos pasar por alto. Yo lo llamo “la bendición de la
corona de la cojera”. Jacob era tan pillo que Dios no podía bendecirlo
sin antes quebrantarlo.
Algunas veces, Dios no puede llegar a nosotros de ninguna
otra manera, así que tiene que causarnos algún tipo de “cojera” para
que nos veamos obligados a apoyarnos en Él. Eso sucedió con Jacob.
Y, por fin, Jacob comprendió el mensaje. Cuando finalmente se
encontró con Esaú —quien, dicho sea de paso, no luchó contra él,
sino que se le echó al cuello y lo besó—, le dijo a su hermano que
tenía todas sus esposas e hijos y ganado porque “Dios ha sido muy
bueno conmigo” (33:11, NVI). No porque él se hubiera apoderado de
21. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
21
todo eso, sino por pura gracia de Dios. La gracia es el atributo de
Dios por el cual Él derrama abundantemente sobre nosotros
bendiciones que no merecemos. La misericordia de Dios es la que
nos evita aquello que sí merecemos.
Dios también nos enseña a someternos a Él. Algunas veces,
decide hacerlo quebrantándonos, para poder bendecirnos. En
realidad, tenemos que mirar a tres lugares para ver quiénes debemos
ser. Primero, tenemos que mirar hacia arriba. A través de todas las
historias bíblicas que estudiaremos, veremos que, generalmente, a
Dios le lleva mucho tiempo lograr que una persona “mire hacia
arriba”. Pero es indispensable que miremos hacia Dios para descubrir
quiénes debemos ser. Después de todo, Él nos hizo. Él tiene el
modelo que debe seguir nuestra vida.
Después, debemos mirar hacia adentro. En el Salmo 139,
David ruega: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame
y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad,
y guíame en el camino eterno" (vv. 23, 24). Todos debemos pedirle a
Dios que mire nuestro interior, nuestro corazón y nuestra vida, y nos
muestre quién quiere que seamos.
Finalmente, debemos mirar a nuestro alrededor. La persona
que ha mirado hacia arriba y que realmente ha mirado hacia adentro
de sí misma está, ahora, en condiciones de mirar a su alrededor y
relacionarse con los demás, ser parte del plan de Dios para el mundo.
¿Alguna vez usted ha mirado realmente hacia arriba, hacia Dios, para
saber qué dice Él sobre cuál es su identidad en Él? ¿Con cuánta
frecuencia mira usted hacia adentro para comprobar cómo está su
corazón? ¿Mira usted a su alrededor para ver cómo Dios quiere que
interactúe con las personas que hay en su vida?
Capítulo 11
El Dios que está a cargo
Ya hemos estudiado a Abraham, que nos enseñó acerca de la
fe. Hemos visto a Jacob, que nos mostró la gracia de Dios. Ahora,
llegamos a José, cuya historia cubre los últimos catorce capítulos de
Génesis.
José parece ser uno de los personajes más puros de la Biblia.
Dios nos muestra tanto las flaquezas como los puntos fuertes de la
mayoría de los personajes de la Biblia, pero José es una de las
excepciones a esa regla. (El otro es Daniel, que veremos en un
estudio posterior).
La historia de José
La historia de José trata, en realidad, de la providencia de
Dios. El mensaje de esta historia se resume en un versículo del
Nuevo Testamento, Romanos 8:28, que dice: “Y sabemos que a los
que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que
conforme a su propósito son llamados". Cuando se encontraron con
él en Egipto, los hermanos de José se sintieron, comprensiblemente,
22. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
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muy turbados al descubrir quién era él, pero él les respondió con
estas consoladoras palabras, palabras que también nos aseguran a
nosotros que Dios está obrando detrás de escena en nuestras vidas:
“Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá;
porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros.
(…). Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros
posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran
liberación. Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios”
(Génesis 45:5, 7, 8).
En la historia de Jacob, el padre de José, vemos a un hombre
cuya vida iba muy bien, pero no por mérito suyo. En realidad, Dios
estuvo controlando todo, todo el tiempo. José ilustra la misma
verdad, pero desde otro ángulo. En su historia, vemos a un hombre
cuya vida, por un tiempo, no parecía andar muy bien. Fue vendido
como esclavo por sus hermanos; fue injustamente acusado de un
delito; fue olvidado por aquellos que habían prometido ayudarlo.
Pero ninguna de estas circunstancias fue consecuencia de sus propias
acciones. Atravesó problemas y circunstancias muy difíciles, pero no
porque él las mereciera, sino para que Dios pudiera glorificarse, y su
plan pudiera llevarse a cabo.
Aplicaciones para la época actual
Esta historia nos ofrece varias aplicaciones para nuestra vida
personal. Primero, veamos la relación que tenía José con su padre y
sus hermanos. ¡Estaba muy lejos de ser una relación ejemplar! Jacob
no era, evidentemente, un padre ideal. Su preferencia por José le
causó a su hijo más dolor que placer, y no era para nada justa para
con los demás hermanos. Pero ¿quién de nosotros tiene padres
perfectos? ¿Cuántos de nosotros tenemos una relación perfecta con
nuestros hermanos? No elegimos la familia donde fuimos criados,
pero sus integrantes moldean nuestra vida. Muchos tenemos “alas
rotas”, profundos dolores o dificultades en la vida a causa de esas
relaciones. Pero el mensaje que la vida de José tiene para nosotros es
este: Dios es soberano sobre las circunstancias de nuestra vida, y no
hay situación tan mala que Él no pueda redimir y sacar bien de ella.
Dios puede usar la influencia de sus padres, aunque sus padres hayan
sido delincuentes. Dios puede usar la influencia de sus hermanos,
aunque sus hermanos sean delincuentes. Dios utilizó la adversidad de
la familia disfuncional de José para colocarlo a él providencialmente
en Egipto y así salvar de morir de hambre a la familia elegida, a
través de la cual el Mesías llegaría al mundo. Dios puede usar la
forma en que usted responde a la adversidad de tener una familia
disfuncional para moldear su vida. Un día, usted podrá ver cómo las
circunstancias, providencialmente dispuestas, de su vida, lo preparan
para que pueda cumplir el rol que Dios ha destinado para usted.
23. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
23
Capítulo 12
Termina Génesis, comienza Éxodo
Al estudiar la Biblia y, especialmente, el Antiguo Testamento,
debemos ver cómo este pueblo tan especial se convirtió en una
nación. En el Libro de Génesis, leemos que ese pueblo nació a través
de Abraham. Jacob les dio su nombre, Israel, y José los salvó de
morir de hambre. Cuando termina el Libro del Génesis, esta nación
estaba compuesta solamente por doce familias, y esas familias
estaban en Egipto.
Cuando comienza el Libro de Éxodo, este grupo de personas,
que aún no se había convertido en una nación, se había multiplicado
de doce tribus a una multitud. Antes de poder convertirse en una
nación, debían tener un líder. El Libro de Éxodo nos habla de uno de
los más grandes líderes de toda la historia del pueblo de Dios:
Moisés.
Uno de los grandes problemas que Moisés tuvo al conducir a
esta gran multitud de esclavos fue que no había ley. No había reglas.
No tenía ninguna estructura con la cual gobernar a estas personas.
Por eso, en este libro, veremos el primer conjunto de reglas dadas al
hombre por Dios: cientos de mandamientos resumidos en los Diez
Mandamientos.
Moisés tenía otro problema: tenía al pueblo correcto, pero
estaban en el lugar equivocado. Estaban en Egipto, en esclavitud, y
Dios quería que ellos fueran libres. La palabra Éxodo significa, de
hecho, ‘salida’. Y gran parte de este libro relata cómo los israelitas
encontraron la “salida” de su esclavitud.
El Libro de Éxodo, además de ser histórico, es también
alegórico. Los israelitas eran esclavos, literalmente; sin Cristo,
nosotros, en sentido figurado, somos esclavos de nuestro pecado. El
Libro de Éxodo trata el problema de sacar a los israelitas de su
esclavitud física; toda la Biblia habla del problema de sacar a todas
las personas de su esclavitud espiritual bajo el pecado.
¿Ha sido usted liberado de la esclavitud del pecado como
Dios lo ha dispuesto? En el próximo capítulo continuaremos nuestro
estudio del Libro de Éxodo. Comience a leerlo ahora y formúlese
estas tres importantes preguntas: “¿Qué dice? ¿Qué quiere decir?
¿Cómo puedo aplicar esto a mi vida?”.
Capítulo 13
Hacer alguien de quien no es nadie
Para comprender el Libro de Éxodo, debemos comprender al
pueblo, el problema y el profeta. El Libro de Éxodo es la historia del
pueblo de Dios y de cómo ellos escaparon de la esclavitud bajo el
liderazgo de Moisés.
Tres mensajes principales
Como hemos visto, la palabra “éxodo” significa ‘salida’. El
24. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
24
mensaje del Libro de Éxodo es, en realidad, este: ¿Cuál es la salida
de esta esclavitud para los hijos de Israel? Esta esclavitud es, ante
todo, una esclavitud literal, y la historia de su liberación es uno de los
más grandes milagros de la Biblia. Es una historia real. Es historia.
Cómo sucedió y qué implicó es el emocionante mensaje del Libro de
Éxodo, y este es el primer tema central de este libro.
Por aplicación, además de ser histórico, este libro contiene
una bella verdad alegórica que podemos aplicar devocionalmente a
nuestra vida. Esa aplicación es: Nosotros también somos esclavos.
No hacemos lo que queremos hacer; hacemos lo que tenemos que
hacer. Y si hacemos lo que tenemos que hacer, y no lo que queremos
hacer, no somos libres. Si no somos libres, somos esclavos, y
necesitamos, nosotros también, una solución para nuestra esclavitud.
Necesitamos encontrar la liberación de nuestra esclavitud bajo el
pecado. La palabra “salvación”, que todos conocemos tan bien,
significa, en realidad, liberación del pecado. No solo del castigo del
pecado, presente y futuro, sino también del poder del pecado.
Al estudiar el Libro de Éxodo, también debemos
concentrarnos en estudiar al profeta Moisés. Entre los hombres de
Dios de los que habla la Biblia, él sobresale claramente. Creo, sin
ninguna duda, que Moisés es el más grande hombre de Dios que
aparece en la Biblia. Podemos apreciar la grandeza de este hombre,
Moisés, si pensamos en la contribución que él hizo a la obra de Dios.
Abraham fue padre del pueblo de Dios y, como hemos dicho ya,
Jacob le dio nombre, y José lo salvó. Pero... ¡piense en lo que Moisés
hizo por el pueblo de Dios! El Libro de Éxodo es el registro bíblico
de la contribución de Moisés a la obra de Dios.
La contribución de Moisés a la obra de Dios
Antes que nada, Moisés les dio libertad a estas personas
esclavizadas. La mayoría de nosotros no sabemos lo que es ser un
esclavo. Cuando una persona está en la cárcel, lo único que la
consume, que ocupa todo su ser, es el deseo de ser libre. Al darles la
libertad, Moisés les dio a esos esclavos lo que ellos anhelaban más
que cualquier otra cosa en el mundo. Después, les dio lo que ese
pueblo recién emancipado necesitaba más que cualquier otra cosa en
el mundo: gobierno, es decir, ley.
En cuanto a lo espiritual, Moisés le dio al pueblo dos cosas
invaluables: la Palabra de Dios y la adoración.
Cuando una persona lee toda la Biblia, avanza bastante bien
por el Libro de Génesis, especialmente los estudios de personajes.
Después tenemos el drama del Éxodo, la liberación de Egipto.
También avanzamos a buen ritmo aquí. Pero cuando llegamos al
último tercio de Éxodo y entramos en Levítico, el progreso se hace
más lento y la lectura, más difícil, y muchos dejan de leer la Biblia.
Comienza a parecerse a un manual de especificaciones técnicas para
arquitectos... y eso es exactamente lo que es. Cuando comprendemos
el propósito de ese manual, nos resulta fascinante. Esta parte del
Libro de Éxodo, y todo el Libro de Levítico, constituyen un manual
de adoración.
25. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
25
Si nos dejan librados a nuestro arbitrio, los seres humanos no
sabemos cómo adorar. Así como los apóstoles le pidieron a Jesús que
les enseñara a orar, los israelitas necesitaban que les enseñaran cómo
adorar; y nosotros también. En las iglesias que llamamos “litúrgicas”,
el ministro está de espaldas a la gente, con su rostro mirando al altar,
gran parte del tiempo. Estas iglesias, y las sinagogas de la fe judía,
tienen sus raíces en la forma de adoración que encontramos en este
pequeño tabernáculo de adoración que Dios le encargó a Moisés que
construyera.
Quisiera ver la vida de Moisés de esta forma: El gran
problema, en el Libro de Éxodo, es el problema de la esclavitud. La
solución es la liberación. Dios llamó a Moisés para que fuera el
libertador que los hijos de Israel necesitaban. Por aplicación, así
como el Libro de Éxodo es una ilustración de la liberación, o
salvación, la vida de Moisés es una gran ilustración de cómo ser un
libertador.
La historia de Moisés
Ser liberado del poder del pecado en su vida es la experiencia
más importante que alguien puede tener en su vida. La segunda gran
experiencia de la vida es convertirse en el instrumento por medio del
cual otra persona es liberada.
Observemos la vida de Moisés en tres períodos, cada uno de
cuarenta años de duración. En los primeros cuarenta años, la lección
más importante que Dios le enseñó a Moisés fue: “Moisés, tú no eres
nadie”.
A través de ciertas inusuales circunstancias, Moisés fue criado
en el palacio de Faraón (ver Éxodo 1-2:10). Quizá fue por esto que él
pensaba que era alguien especial. Pero aproximadamente cuando
Moisés tenía cuarenta años, Dios logró convencerlo de que, en
realidad, no era nadie (ver 2:11-15).
La segunda lección que Dios le enseñó a Moisés se produjo
en los segundos cuarenta años de su vida. Esta vez, el mensaje era:
“Moisés, tú eres alguien porque yo te he elegido, y estoy contigo”. Al
final de sus primeros cuarenta años, un día, Moisés salió y vio el
sufrimiento de los esclavos hebreos, consciente de que él también era
uno de ellos. Éxodo, capítulo 2, versículo 11, dice: “En aquellos días
sucedió que crecido ya Moisés, salió a sus hermanos, y los vio en sus
duras tareas, y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los
hebreos, sus hermanos”. El pasaje transmite la idea de que Moisés se
compadeció de ellos, y que sintió en lo profundo de su corazón el
mismo sufrimiento que ellos sentían.
En ese momento, Dios, básicamente, le dijo a Moisés: “Esa
no es forma de ser un libertador, Moisés. Vé al ‘seminario’ durante
cuarenta años, y piensa cómo librar a este pueblo de su esclavitud”.
Cuarenta años después, Moisés estaba en el desierto, y vio un arbusto
de zarza que ardió en llamas de repente. Ahora bien, debido al
intenso calor del desierto, este hecho no era demasiado inusual allí.
Generalmente, esos arbustos se consumían en cinco segundos. Pero
26. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
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esta vez, el arbusto no se consumió, y siguió ardiendo. Moisés fue a
averiguar qué estaba sucediendo (ver 3:1-3). Mire lo que ocurre a
continuación: “Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en
medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme
aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el
lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu
padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces
Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios” (vv. 4-
6).
En este pasaje, Dios le dice a Moisés que lo importante no es
que él haya visto el problema de la terrible esclavitud de Israel. Lo
importante no es su compasión, ni su deseo de hacer algo con
relación a esa esclavitud. Desde la zarza ardiente, Dios le dice a
Moisés que lo que realmente importa es que el Dios de Moisés ha
visto el problema y ha venido a hacer algo al respecto. Así que le dice
que él debe ir a ver a Faraón y exigirle que deje en libertad del pueblo
de Israel.
¿Se imagina usted la conmoción que esto le habrá causado a
ese hombre? Cuando Moisés no pudo liberar a ese pueblo matando al
egipcio, Dios le mostró que no era nadie. En el arbusto ardiente, Dios
convenció a Moisés de que era alguien. Básicamente, estas dos
lecciones —que Moisés no era nadie, y que era alguien cuando Dios
estaba con él— producen humildad. Dios le enseñó a Moisés estas
dos lecciones para convertirlo en el vehículo humano de la liberación
de Israel de manos de Egipto.
La mayoría de las personas que están en posiciones de
autoridad se esfuerzan por elegir a los mejor calificados para hacer
las tareas más importantes. En la Biblia, casi parece que Dios tratara
de elegir al hombre menos calificado. En la actualidad, si queremos
que Dios nos use para librar a las personas, si queremos ver a un
amigo o un ser querido librado de la esclavitud del pecado, debemos
recordar esto: Nosotros no somos los libertadores. El Libertador es
Dios.
Una lección para nosotros
La persona humilde comprende Quién es el que realmente
hace el trabajo. La persona humilde dice: “Este es un plan de Dios,
para usar el poder de Dios, en el pueblo de Dios, para lograr los
propósitos de Dios, según el plan de Dios”.
En el Libro de Éxodo, Dios es como una Vid que busca ramas
que sean parte de ella. Dios no trabaja sin instrumentos. Por lo tanto,
debe encontrar a su Moisés. Pero, una vez que llama a su Moisés,
tiene que convencerlo. Tiene que decirle: “Moisés, tú no eres nadie.
No eres tú quien va a hacer esto. Cuando lo comprendas, Moisés,
entonces serás alguien que yo podré usar, alguien a través del cual yo
podré trabajar, y tú podrás descubrir el gran milagro de lo que yo
puedo hacer a través de alguien que ha aprendido que no es nadie”.
27. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
27
Capítulo 14
Objeciones humanas y secretos espirituales
Hemos visto cómo Dios preparó a Moisés para el ministerio
de liberar a los hijos de Israel. En este estudio, veremos los secretos
que Dios compartió con él, y que lo convertirían en el vehículo de la
liberación de Dios; y veremos cómo Moisés respondió al llamado de
Dios para que fuera un libertador.
Los secretos de Dios para ser el instrumento de liberación
pueden resumirse en un párrafo: “Tú no eres el libertador; yo soy el
libertador. Por ti mismo, tú no puedes liberar a nadie. Pero yo sí
puedo, y estoy contigo, Moisés. Tú ni siquiera quieres liberar a ese
pueblo, pero yo sí”. Estos secretos se aplicaban a Moisés, y también a
nosotros. Dios se los enseñó a Moisés desde la zarza ardiente.
Moisés estaba preocupado porque le costaba expresarse. Esto
podría significar que él pensaba que no era elocuente o que tenía un
problema de habla. Quizá se le trababa la lengua o era tartamudo.
Fuera lo que fuese, Dios obviamente sabía todo al respecto, y quería
que él fuera a Faraón y le exigiera la liberación de Israel a pesar de
eso. De hecho, quizá Dios quería que fuera precisamente por eso. Es
que Dios quería que, cuando esa liberación se produjera, fuera obvio
que era producto de su propio poder, y no del carisma de un hombre.
Por eso quiso que un hebreo, un pastor de ovejas (a quienes los
egipcios odiaban aun más que a los hebreos), que quizá fuera
tartamudo, se presentara delante de Faraón a exigirle que su pueblo
fuera liberado. Dios no quería que nadie dijera, cuando su pueblo
fuese liberado: “Oh, mira lo que logró Moisés. ¡Es un hombre tan
elocuente! Yo estaba allí cuando exigió que ese pueblo fuera
liberado. ¡Fue tan dinámico!”. Dios no quería que sucediera de esa
forma. Por eso eligió al hombre que eligió. Lea lo que dice el
versículo 11: “¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo
y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?”.
Estas preguntas son difíciles de aceptar para algunas personas.
Creo que Dios estaba repitiendo la misma lección que vimos en la
vida de José: la dinámica de nuestra vida es dispuesta por Dios.
Quizá no sepamos por qué, pero Dios nos hace como nos hace. Y
Dios le estaba diciendo Moisés: “Si yo hubiera querido una persona
elocuente, te habría hecho elocuente”.
En ese momento, Dios le dio una pequeña lección objetiva.
Le preguntó: “¿Qué tienes en tu mano?”. Y Moisés respondió: “Una
vara de pastor”. Y Dios le dijo: “Échala en el suelo”. Cuando Moisés
arrojó la vara al suelo, ocurrió algo que Dios usó poderosamente en
todo el ministerio de Moisés. La palabra “dedicar” significa,
literalmente, ‘arrojar al suelo’. Entonces, Dios le dijo que metiera su
mano entre sus ropas y la sacara luego. Cuando Moisés sacó su
mano, estaba leprosa. Dios le dijo que repitiera la acción y, al hacerlo
Moisés, su mano fue sanada (ver vv. 2-7).
Dios tuvo una notable paciencia al escuchar todas las
objeciones que le planteó Moisés. Pero cuando este, finalmente, le
dijo: “Por favor, Señor, envía a otro” (ver v. 13), la ira de Dios se
28. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
28
encendió contra él. Ahora bien, yo me pregunto: Cuando Dios lo
envía a liberar a alguien, ¿plantea usted las mismas objeciones?
¿Termina diciendo: “Señor, envía a otro, no a mí”? Muchas personas,
en la Biblia, fueron suficientemente sinceras como para decirle a
Dios: “No, Señor, no quiero”. Eso es lo que le dijo Moisés aquí. En
cierto sentido, esto es sano, porque los motivos del que sí quiere
muchas veces son objetables.
Finalmente, por supuesto, Moisés fue. Y tuvo éxito. Pero el
éxito no fue suyo; fue de Dios.
Algunas personas tienen mucha capacidad y poca
disponibilidad. Otras tienen muy poca capacidad y mucha
disponibilidad. La Biblia dice que no importa si tenemos mucha o
poca capacidad. Lo importante es que tengamos mucha
disponibilidad. En la obra de Dios, la capacidad más grande es la
disponibilidad. Dios no nos usa por quién somos o qué somos, o por
lo que queremos, sino a pesar de quién somos y qué somos, y de lo
que queremos.
Las verdades más importantes que Dios le enseñó a Moisés
pueden resumirse en este breve poema:
Yo no soy, pero Él es, y está conmigo.
Yo no puedo, pero Él puede, y está conmigo.
Yo no quiero, pero Él quiere, y está conmigo.
Yo no lo hice; Él lo hizo, porque estaba conmigo.
A estas cuatro afirmaciones, yo las llamo “los cuatro secretos
espirituales”.
Yo no podría funcionar como ser humano ni como ministro
del evangelio si no aplicara personalmente estos secretos espirituales
a mi vida y mi ministerio. Confío en que usted también aprenda a
aplicar estos cuatro secretos espirituales que Moisés aprendió junto a
una zarza que ardía, pero no se consumía.
Capítulo 16
Plagas, milagros y principios de liberación
Ahora, quisiera que nos concentremos en la historia de la
liberación que nos muestra el Libro de Éxodo. Como ya he señalado,
la palabra “liberación” es sinónima de “salvación”. Cuando vemos en
el Libro de Éxodo el tema de la liberación, de la salvación que
experimentó el pueblo de Dios, vemos el poder de Dios. Eso es
porque no existe la salvación, ni en el pasado ni en el presente, sin el
poder de Dios. En el Libro de Éxodo, usted verá el poder de Dios
manifestado de una manera única, comenzando por las diez plagas.
Las plagas
El mensaje de las diez plagas es la imagen de una gran verdad
que se enseña en la Biblia desde Génesis hasta Apocalipsis. En 1
Juan 4:4, esa verdad se expresa de esta manera: "Mayor es el que está
en vosotros, que el que está en el mundo". Esa es la aplicación
devocional del mensaje de las diez plagas.
29. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
29
En Éxodo 5:1, Moisés y Aarón apelan por primera vez a
Faraón para que deje ir a los israelitas. Pero Faraón no hace más que
burlarse de ellos. Después de todo, ¡era tan ridículo! ¿Qué
motivación podría tener? La explicación que le dieron, obviamente,
no significaba nada para Faraón: “El Dios de los hebreos se ha
encontrado con nosotros; por lo tanto, déjanos ir, porque eso es lo
que Dios nos dijo que te dijéramos” (ver v. 1).
En esta historia, también vemos lo que podríamos llamar
“principios de liberación” del poder del pecado o del mal. Cuando
Moisés exige la liberación del pueblo de Dios, y Faraón se niega a
dejarlos ir, comienzan a llegar las plagas, y siguen llegando. En
última instancia, estas plagas son muy persuasivas. Poco a poco,
Faraón comienza a ceder ante el poder de Dios. Pero, cuando lo hace,
observe el diálogo entre Moisés y Faraón. Muchas personas creen
que Moisés es la figura de nuestro libertador, Jesucristo, y que Faraón
es la imagen de Satanás, la personificación del mal. Si
comprendemos la dinámica de lo que sucede entre Moisés y Faraón,
podemos comprender la dinámica de lo que sucede hoy entre
Jesucristo y Satanás en nuestra liberación o salvación.
Por ejemplo, observe lo que Faraón dice en Éxodo 8:25,
después que Moisés exigió que se les permitiera a los hijos de Israel
ir a hacer sacrificios a su Dios. "Pueden hacer todos los sacrificios
que quieran a su Dios, pero en Egipto. ¡No salgan de Egipto!".
Después de algunas plagas más, Faraón acepta nuevamente
dejar al pueblo que vaya a realizar su ceremonia religiosa, pero
insiste en una concesión: “Pueden ir, pero no se alejen demasiado”
(ver v. 28). Esto es, también, una imagen de cómo se ejerce presión
sobre el nuevo creyente. “Bien, si vas a ser cristiano, puedes serlo,
pero espero que no te vuelvas demasiado fanático. Es decir, supongo
que no vas a ir demasiado lejos ni a tomarte esto demasiado en serio,
¿verdad?”.
En 10:8-10, después de más plagas, Faraón cede un poco más.
“Bueno, pueden ir, pero no pueden llevarse a sus hijos. Dejen a sus
hijos en Egipto". Cuando Satanás descubre que no puede hacer que
cedamos en nuestra fe, trata de atrapar a nuestros hijos. Es increíble
cuántas personas llegan a la fe, pero “dejan a sus hijos en Egipto”.
Después de más plagas aun, Faraón les dice que pueden irse,
pero deben dejar su ganado en Egipto (ver Éxodo 10:24). Esto es
como que el maligno nos sugiera que no podemos llevar nuestra
riqueza a la fe.
Creo que esta es una estrategia de Satanás, que podemos ver
aquí personificada en Faraón. El primer principio de liberación es:
¡Nunca, nunca, nunca ceda en lo más mínimo ante el diablo! No
permita que el maligno lo tiente para que permanezca en Egipto (en
el mundo), ni a que sea apático en su fe, ni a que deje a sus hijos en
Egipto, ni a que deje su riqueza en Egipto.
Los milagros
Pero, si ya estamos en pecado, como la mayoría de la gente,
¿cuál es la salida? El Libro de Éxodo nos dice que, para salir de la
30. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
30
esclavitud y la tiranía del pecado, necesitamos un milagro. Vemos
una figura de la clase de milagros que necesitamos en la Pascua, y en
el cruce del Mar Rojo. Estos milagros representan la liberación final
de los hijos de Israel de manos de Faraón.
La plaga final es la ira de Dios que quita la vida de todos los
primogénitos de Egipto. El pueblo elegido de Dios celebra la Pascua,
y la ira de Dios los pasa por alto. Jesús muestra la relación entre esta
Pascua y nuestra salvación cuando dice a los apóstoles que su muerte
en la cruz fue el cumplimiento de todo lo que se presentaba
figuradamente en la Pascua (ver Lucas 22:16).
A lo largo de este diálogo entre Moisés y Faraón, sabemos
que Faraón no va a dejar ir a los hijos de Israel. Faraón cambia de
idea constantemente. Dice: “Pueden irse”, pero cuando las plagas
amainan, dice: “No pueden irse”. Aun después de dejarlos ir, Faraón
cambia nuevamente de idea. Cuando el pueblo de Dios está
arrinconado contra el Mar Rojo, él reúne a su ejército, y parece que
va a hacer una gran matanza. Estos hijos de Israel, obviamente,
necesitan otro milagro.
Moisés hace lo que Dios le dice que haga, y el resto de la
historia es bien conocido. El agua se divide en dos muros elevados, y
los hijos de Israel marchan entre ellos, sobre tierra seca. Cuando los
egipcios tratan de perseguir a los hijos de Israel, los muros de agua
caen, y el ejército de Egipto se ahoga (ver 14:21-28).
Cuando vemos los milagros del Antiguo Testamento,
debemos decidir si creemos en lo sobrenatural o no. Yo creo en este
milagro. Creo en este relato tal como fue escrito. Creo que sucedió
exactamente como está relatado. Creo que este relato es una figura de
nuestra salvación. Se necesita un milagro de Dios para salvar a una
persona. Se necesita un milagro de Dios para salvarme a mí. Eso es lo
que los milagros de la Pascua y del Mar Rojo nos demuestran.
Una vez que los hijos de Israel atravesaron el Mar Rojo y
estuvieron en el desierto, tuvieron un nuevo y enorme problema.
¿Qué iban a comer y a beber, en medio de la nada? Había entre dos y
tres millones de personas que necesitaban comida y agua. Moisés no
tenía idea de qué hacer. Pero Dios sí.
Dios interviene y satisface sus necesidades con otro milagro.
Una mañana, al levantarse, ven una sustancia blanca que cubre el
suelo. Y se preguntan: “¿Qué es esto?”. En hebreo, las palabras “qué
es esto” se traducen ‘maná’, y así lo llamaron. A partir de ese día,
apareció todas las mañanas.
El alimento que Dios proveyó para los hijos de Israel,
evidentemente, satisfacía todas sus necesidades nutricionales, ya que
sobrevivieron durante cuarenta años comiéndolo. Esta provisión
sobrenatural señala otro milagro que usted y yo necesitamos:
sustento. ¿Quién o qué es la fuente de su sustento? ¿Confía usted en
la economía de su país, o en su propia capacidad para obtener lo que
necesita? La verdadera fuente de todo lo que necesitamos es Dios.
Cuando miramos a Él, Él nos da lo que necesitamos, cuando lo
necesitamos. Ellos tenían que recoger ese maná todos los días, lo cual
simboliza la instrucción de Jesús, de que, cuando oremos, pidamos a
31. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
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nuestro Padre celestial: “Danos hoy el pan de cada día”. Cuando
damos gracias a Dios por la comida, estamos reconociendo que Él es
quien nos provee la comida y nos provee todo lo que necesitamos. La
provisión de Dios para los hijos de Israel durante cuarenta años de
andar por el desierto nos recuerda la verdad de que Dios provee.
Nuestra liberación
En el Libro de Éxodo, también descubrimos la base de nuestra
salvación y nuestra forma de adoración más importante. El
sacramento que está en el centro de la liberación de los hijos de Israel
se ha convertido en el sacramento que se encuentra en el centro de
nuestra salvación. El pueblo de Dios había recibido instrucciones de
sacrificar un cordero y aplicar su sangre a los dinteles de las puertas
de sus casas. Esta es una figura de la cruz de Cristo, que hace posible
que la ira de Dios nos pase por alto. Jesús, el Cordero de Dios, fue
sacrificado por nosotros, y es su sangre la que nos salva. Jesucristo
fue el Cordero de Dios, cuya figura era el cordero de la Pascua.
Mi oración es que, al leer el Libro de Éxodo, usted pueda ver
que los milagros que liberaron a los israelitas son una figura de los
mismos milagros que nos salvan a usted y a mí hoy.
Capítulo 17
El espíritu de los Diez Mandamientos
Ahora, quisiera que estudiemos los Diez Mandamientos,
como los vemos mencionados en Éxodo 20:1-17. Estos Diez
Mandamientos resumen el espíritu de cientos de mandamientos más
específicos.
Los Diez Mandamientos fueron escritos en dos tablas. En una,
había cuatro mandamientos, todos los que rigen nuestra relación con
Dios:
1. No tendrás dioses ajenos delante de mí.
2. No adorarás ídolos.
3. No tomarás mi nombre en vano.
4. Guarda el día de reposo para santificarlo.
Estos cuatro mandamientos se refieren a nuestra relación con
Dios.
La segunda tabla tenía seis mandamientos escritos, que rigen
nuestras relaciones con las personas.
5. Honra a tu padre y a tu madre.
6. No matarás.
7. No cometerás adulterio.
8. No robarás.
9. No mentirás.
10. No codiciarás.
32. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
32
Veamos en mayor detalle estos Diez Mandamientos para
descubrir qué significan realmente.
El primer mandamiento dice: “No tendrás otros dioses delante
de mí”. Se ha dicho que la Biblia puede resumirse en dos palabras:
“Dios primero”. Ese es el espíritu, o la esencia, del primer
mandamiento.
El segundo mandamiento nos prohíbe hacer cualquier imagen
grabada o cualquier semejanza de cosa alguna de los cielos o la tierra,
y luego decir que es nuestro Dios. Literalmente, este mandamiento
prohíbe la idolatría. Pero el espíritu de esta ley es algo así como: Dios
es Espíritu. Se nos ordena que nos acerquemos a Dios por fe. Dado
que Dios es Espíritu, el objeto de nuestra fe siempre será invisible.
Así es como Dios ha dispuesto que nos acerquemos a Él y nos
relacionemos con Él. Si tratamos de hacer algo material o tangible, y
luego decimos que eso representa a Dios, estamos eliminando la
necesidad de la fe.
El tercer mandamiento es que no debemos tomar su nombre
en vano. Aunque la mayoría de las personas piensan que esto se
aplica principalmente al lenguaje profano, la esencia de este
mandamiento es más amplia. Lo que dice, en realidad, es esto: cada
vez que pronunciamos el nombre de Dios, aun en adoración,
debemos recordar quién es Él, y no pronunciar su nombre en vano, es
decir, sin que corresponda a los propósitos que representa su nombre.
No debemos hablar de Él de manera descuidada, irreflexiva o
irrespetuosa, aun cuando estemos adorándolo.
El cuarto mandamiento nos indica que debemos recordar el
día de reposo para santificarlo. Literalmente, esto tuvo muchas,
muchas aplicaciones en los cientos de mandamientos de los libros de
la Ley. Muchas leyes judías surgieron de este mandamiento, pero el
principio es similar al del primer mandamiento: Poner primero a Dios
en nuestra vida. Apartar un tiempo solo para Él. Otra aplicación del
principio del día de reposo es, pura y simplemente, el descanso. El
agotamiento total y los colapsos físicos y emocionales son epidemia,
actualmente, porque las personas han violado el espíritu del cuarto
mandamiento.
Cuando pasamos a la segunda tabla, llegamos a los
mandamientos que se relacionan con las personas de nuestra vida. El
primero, por supuesto, se relaciona con nuestros padres. Según el
curso normal de las cosas, ellos son las primeras personas con las que
nos relacionamos. Este quinto mandamiento dice que debemos honrar
a nuestros padres. Es el único mandamiento que conlleva una
promesa: si honramos a nuestro padre y nuestra madre, nuestros días
se prolongarán sobre la tierra (ver v. 12). Pero no dejemos de
observar que el mandamiento es honrar a nuestros padres; esto no
implica, necesariamente, obedecerlos. La Biblia enseña que los hijos
deben obedecer a sus padres. Cuando somos niños, obedecemos. Pero
este mandamiento está dirigido a los adultos, y nos ordena honrar y
respetar a nuestros padres y nuestras madres. Una razón por la que
esto es tan importante es que les muestra a nuestros hijos cómo ellos
nos deben honrar a nosotros.
33. Fascículo No.1: Génesis - Éxodo
33
El próximo mandamiento nos informa que no debemos matar.
Sin embargo, hay lugares en la Biblia en que Dios ordena a su pueblo
que mate (ver Génesis 9 y Romanos 13, entre otros). El espíritu de
este mandamiento es que la vida está en las manos de Dios; Dios da
la vida, y debe ser prerrogativa de Dios quitarla.
El séptimo mandamiento nos dice que no debemos cometer
adulterio. Creo que el espíritu de este mandamiento es lo que
podríamos llamar “los derechos de los hijos”. El plan de Dios,
expresado en Génesis 2, es tomar a dos personas para hacerlas
compañeras, para que sean padres y produzcan así otras personas que
puedan ser compañeras y padres. El matrimonio es el contexto seguro
en el cual Dios quiere que los hijos sean criados y preparados para
enfrentar la vida. La seguridad de los hijos, entonces, depende del
compromiso, o la fidelidad, de ese matrimonio. Creo que esta verdad
es el corazón de este mandamiento. Dios está pensando en la familia
y en los hijos cuando ordena: “No cometerás adulterio”.
El octavo mandamiento es: “No robarás”. El espíritu de este
mandamiento es que Dios es un Dios de orden. Por su gracia, y por lo
que nosotros sembramos y cosechamos, acumulamos algunos bienes
en esta vida. Cuando alguien roba, está violando el orden que Dios
decretó. Esa estructura ordenada por Dios es el espíritu de este
mandamiento.
El noveno mandamiento es “No darás falso testimonio”. Este
es un mandamiento que no creo que la gente haya considerado en
profundidad. Tendemos a pensar en mentiras grandes y mentiras
pequeñas, mentiras negras y mentirillas blancas. Una de las formas
más astutas de mentir es decir la verdad fuera de contexto, o decir
solo parte de la verdad. Las personas se vuelven expertas en esto
cuando desean destruir la imagen de otra persona. Pero el
mandamiento corta por lo sano todo esto diciendo, simplemente: “No
darás falso testimonio”. Si damos una falsa impresión, en algo
pequeño o algo grande, por omisión o por comisión, hemos violado el
noveno mandamiento. El espíritu del noveno mandamiento es
comunicar la verdad por medio de las palabras, los gestos y otros
medios.
El último mandamiento dice que no debemos codiciar. El
espíritu de este mandamiento es similar al del octavo (“No robarás”).
Dios tiene una voluntad acerca de lo que tenemos. El cónyuge que
tenemos, la familia que tenemos, la casa que tenemos, la posición que
tenemos, todo lo relacionado con el lugar que ocupamos en la vida.
Dios tiene una voluntad con respecto a todas esas cosas. Según la
Biblia, no debemos compararnos con otras personas. Cada uno de
nosotros es único. Cuando Dios lo hizo a usted, y cuando me hizo a
mí, rompió los moldes. Él no quiere que seamos como nadie más.
Tampoco quiere que nadie más sea como nosotros. Ahora bien, si
esto es cierto, entonces, no debemos compararnos con los demás, ni
envidiar ni codiciar lo que otros tienen. La envidia y la codicia
demuestran que estamos insatisfechos con la voluntad de Dios para
nuestra vida. Creo que este es el espíritu del décimo mandamiento.