Para medir la intensidad de la corriente eléctrica se utiliza un amperímetro, el cual debe intercalarse en serie con el conductor. La corriente continua proporciona una intensidad constante y se caracteriza por el movimiento unidireccional de los electrones, mientras que la corriente alterna varía su intensidad y los electrones se mueven en ambos sentidos. La tensión eléctrica se mide en voltios y representa la diferencia de potencial necesaria para mover los electrones de un polo a otro.