La segunda fase de la industrialización ocurrió a finales del siglo XIX y se caracterizó por nuevas fuentes de energía como la electricidad y el petróleo, así como nuevas industrias como la metalúrgica, del automóvil y química. Se produjo una nueva organización industrial basada en la producción en serie y el taylorismo, así como una mayor concentración a través de carteles, trusts y holdings. Esto dio lugar a una nueva sociedad industrial dividida en clases sociales como la burguesía y el proletariado industrial, que