La primera revolución industrial llegó a España con retraso en el periodo isabelino de 1830 debido a varios factores como la abolición del régimen señorial en 1811 y la desamortización de bienes de la Iglesia y la nobleza en las décadas de 1830 y 1840, lo que permitió la venta de tierras y su compra por la burguesía pero perjudicó a los pequeños propietarios y jornaleros.