El documento resume las tres tentaciones de Jesús en el desierto según el Evangelio de Mateo. Satanás tentó a Jesús a convertir piedras en pan, lanzarse desde lo alto del templo, y adorarlo a cambio de poder y riquezas. Jesús rechazó cada tentación citando las Escrituras y manteniendo su fidelidad a Dios. El documento también analiza cómo estas tentaciones reflejan tentaciones comunes de buscar satisfacer necesidades físicas, ganar reconocimiento, y acumular poder en lugar de confiar humildemente en Dios
2. Las tres tentaciones de Jesús
Entonces Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu
para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar
cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió
hambre.
El tentador se le acercó y le dijo: «Si eres Hijo de
Dios, di que estas piedras se conviertan en panes».
Pero él le contestó: «Está escrito: “No solo de pan
vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la
boca de Dios”».
Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso
en el alero del templo y le dijo: «Si eres Hijo de Dios,
tírate abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes
a sus ángeles acerca de ti y te sostendrán en sus ma-
nos, para que tu pie no tropiece con las piedras”».
Jesús le dijo: «También está escrito: “No tentarás al
Señor, tu Dios”».
De nuevo el diablo lo llevó a un monte altísimo y le
mostró los reinos del mundo y su gloria, y le dijo:
«Todo esto te daré, si te postras y me adoras». En-
tonces le dijo Jesús: «Vete, Satanás, porque está es-
crito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás
culto”».
Entonces lo dejó el diablo, y he aquí que se acerca-
ron los ángeles y lo servían.
Mateo 4, 1-11
Para tu reflexión
Las tentaciones de Jesús es un relato que citan
Mateo, Marcos y Lucas. Ilustran cómo Jesús en-
frentó y superó las tentaciones mientras se prepa-
raba para anunciar la vida, la misericordia y el amor
de Dios a los pobres y necesitados. Satanás le invi-
ta a olvidarse de los pobres y a convertirse en un
Mesías espectacular, poderoso y capaz de realizar
gestos maravillosos para encandilar a las personas.
Contexto: Jesús, antes de comenzar su misión, se
retiró al desierto para ayunar y orar durante cua-
renta días. Eran frecuentes ver a ermitaños hebreos
habitando en las cuevas del desierto de Judea.
El número 40 no indica que estuviera tantos días sin
probar bocado. Hace referencia a los 40 años que
estuvo el pueblo de Israel en el desierto del Sinaí
preparándose para entrar en la Tierra Prometida.
Este número significaba: un tiempo de preparación.
Primera Tentación (Mateo 4, 1-4)
Satanás sugiere a Jesús que convierta las pie-
dras en pan. Esto representa la tentación de
satisfacer las necesidades físicas inmediatas. Je-
sús rechazó esta tentación citando las Escrituras
y recordándose a sí mismo que el ser humano
no vive solo de pan, sino de cada palabra que
sale de la boca de Dios. Los valores espirituales
son importantes.
Segunda Tentación (Mateo 4, 5-7)
Satanás llevó a Jesús a lo más alto del Templo
de Jerusalén y lo tentó a lanzarse, asegurándole
que los ángeles lo salvarían. Esto representa la
tentación de buscar reconocimiento y poder en
lugar de confiar en Dios con sencillez y humil-
dad. Jesús rechazó esta tentación. Él no había
venido a ser un Mesías espectacular, sino un
Mesías humilde y sencillo capaz de anunciar la
misericordia de Dios y unir su vida a los pobres,
a los enfermos, a los más necesitados.
Tercera Tentación (Mateo 4, 8-10)
Satanás llevó a Jesús a una montaña alta y le
mostró todos los reinos del mundo, ofreciéndo-
le poder y riquezas. Jesús rechazó el poder.
A tener en cuenta
- Cuida los valores espirituales: Las tentaciones
de Jesús nos muestran la importancia de los va-
lores espirituales sobre los materiales.
- Recupera la sencillez y la humildad: Una de las
tentaciones más fuertes de la persona es ganar
poder, riqueza y reconocimiento; auparnos so-
bre los demás y competir para demostrar que
somos los mejores, olvidando a quienes sufren.
- Utiliza la Palabra de Dios: Jesús recuerda la
Palabra de Dios. Los evangelios son como una
fuente donde acudir para saber quién es Jesús y
cuál es su mensaje.
- En resumen: Este relato nos enseña a dar im-
portancia a: la relación con Dios, la oración, la
ayuda a los demás, la defensa de los débiles, a
ser justos y honrados... A ser seguidores de Je-
sús, que venció la tentación del poder y se hizo
nuestro compañero de camino.
Las tentaciones de Jesús y las nuestras
Ecos de la Palabra
3. Usos, costumbres y paisajes
Los principales alimentos
- La carne era un lujo en la mesa de la gente sen-
cilla y pobre, que constituía la inmensa mayoría.
En las pocas ocasiones que consumían carne
ésta era de cordero. Nunca comían carne de cer-
do, pues lo tenían prohibido por la posible trans-
misión de una enfermedad que sufren los cerdos
en zonas semidesérticas: la triquinosis.
- Las verduras y legumbres se cultivaban en huer-
tos, desde la época en que los israelitas vivieron
en Egipto. Sembraban habas, guisantes, garban-
zos, lentejas, pepinos, melones, ajos y cebollas.
- Entre los árboles destacaba el olivo, del que se
extraía el aceite que era muy apreciado como
combustible para alimentar las lámparas. La hi-
guera era otro árbol fundamental: amasaban los
higos maduros con harina y frutos secos y elabo-
raban «pan de higo» que dura un año sin estro-
pearse. Cultivaban también el granado, el nogal,
los limoneros, membrillos y melocotones.
- Mención especial merece la vid. Parte de los ra-
cimos maduros eran destinados a ser pisados en
el lagar para elaborar vino. Otra parte de sus gra-
nos eran secados para obtener pasas.
- Las palmeras les ofrecían dátiles; fruto muy rico
en azúcar. Elaboraban unos deliciosos pastelillos
a base de pasas y dátiles.
El pan
Fue el alimento básico a lo largo de todos los pe-
ríodos bíblicos. Tan fundamental era que en el
lenguaje cotidiano sustituyó al término alimenta-
ción: Ganarse el pan era ganarse el sustento. A tra-
vés de una de las peticiones del Padrenuestro «el
pan nuestro de cada día dánosle hoy» ha pasado
también a nuestro lenguaje actual. Como el pan era
el alimento diario, también formaba parte del sacri-
ficio cotidiano y se le ofrecía a Dios en los panes de
la proposición; y por ser el alimento diario, a menu-
do se designa a la Torah (la Ley) como «pan». Jesús
se define como «el pan de vida».
Se conocía el pan de cebada y el pan de trigo. El
pan de cebada era el pan de los pobres, mientras
que los más pudientes comían pan de trigo. Cada
mañana las mujeres molían el grano con una pie-
dra manual sobre una piedra de moler. La harina
se mezclaba con agua y un poco de sal formando
la masa. Se le añadía una pizca de levadura. El pan
tenía forma redonda y su tamaño era similar a nues-
tros platos soperos. Se partía con las manos. Estaba
prohibido emplear el cuchillo de hierro para partir
el pan. El pan se untaban con mantequilla, aceite o
crema de garbanzos.
La leche
Era un alimento importante. Consumían tanto
la leche del ganado menor como del mayor. La
conservaba en odres, hechos con pieles de cabra
cosidas. Se bebía directamente de los odres, y en
ellos se ofrecía a los huéspedes. La leche rara vez se
tomaba natural, sino como cuajada.
Para la preparación de la mantequilla se utilizaba un
odre de piel de cabra que, lleno de leche se colgaba
al aire libre y se le golpeaba (como a un saco de bo-
xeo) hasta que en la leche se formaban la pellas de
mantequilla.
El aceite
Se obtiene de las aceitunas, el fruto del olivo. Éste
es un árbol típico de Palestina. De ahí que su fru-
to jugase un papel importante en la alimentación y
también en los rituales israelitas. Las aceitunas, re-
colectadas a mano o vareadas del árbol, se tritura-
ban en una almazara o molino de aceite (en hebreo:
Getsemaní). Se conservaba en tinajas.
Los judíos tomaban también las aceitunas verdes,
sazonándolas un poco o conservándolas en salmue-
ra: Las aceitunas ya maduras, se conservaban tam-
bién en aceite. El pan se impregnaba muchas veces
en aceite. Entre las provisiones de viaje entraba el
aceite como acompañamiento del pan. En tiempos
de Jesús asearse con aceite perfumado era tan habi-
tual que los doctores de la Ley la permitían hasta en
sábado, por considerarla parte integrante del aseo
personal cotidiano. También se utilizaba como po-
mada para curar heridas.
¿Cómo era la alimentación en tiempos de Jesús y de sus apóstoles?
4. Las tentaciones nuestras de cada día
Crecer como personas es una tarea que nadie puede hacer por nosotros. Somos responsables
de nuestra vida. Contamos con ayudas: la familia, los profesores, un sacerdote, nuestro grupo
de amigos y amigas... Pero, con frecuencia surgen situaciones que nos impiden crecer de forma
positiva.
¿Qué tentaciones existen en la vida de un muchacho o muchacha?
- En el mundo de la escuela, de los estudios, las tareas y el desarrollo intelectual...
- En la vida religiosa, en el tiempo de oración y participación en la vida cristiana...
- En el tiempo libre, en la forma y modo de vivirlo...
- En el grupo de amigos y amigas, en las relaciones personales, el respeto, la fidelidad...
- En el compromiso social, en la forma de ser conscientes del sufrimiento de los más pobres...
Hacemos un listado de aquellas situaciones que nos impiden crecer como personas. Y reflexionamos
sobre cómo vencer estas tentaciones.
El evangelio a cuadros
Taller de actividades
José Joaquín Gómez Palacios
Cita Tentación de Jesús ¿En qué consiste? (Con tus palabras)
Mt 4, 3
Mt 4, 5
Mt 4, 8-9
Nuestras
tentaciones
1.
2.
3.
Las tentaciones no son un relato histórico. Pero sí que reflejan, de forma muy concreta, las tentaciones que
tuvo Jesús a lo largo de su vida. Él estaba llamado a compartir su vida en humildad con los pobres, enfermos y
pecadores. La tentación constante consistía en asumir el poder social y político, acumular riquezas para ir repar-
tiéndolas, buscar que todos le hicieran reverencias...