1. CONCLUSIONES:
El lenguaje constituye el principal vehículo de la comunicación humana, desde el
punto de vista filogenético surge cuando el hombre tuvo necesidad de comunicarse
por razones de supervivencia, relacionadas con actividades colectivas tales como:
procurarse los alimentos, protegerse de las contingencias de la naturaleza, realizar
determinado tipo de trabajo, entre otras razones.
El lenguaje es un instrumento básico para la relación interpersonal; es un acto de
comunicación que permite intercambiar ideas y emociones. Se halla estrechamente
unido al pensamiento ya que para llegar al lenguaje tenemos que ser capaces de
imaginar y recordar, tener el símbolo de las cosas sin que éstas estén delante.
El niño desde que nace, necesita de un medio rico en estímulos, especialmente si
confronta alguna desventaja biológica secundaria a procesos neurológicos,
genéticos o de audición. El desarrollo de la comunicación oral en el niño se produce
a través de una serie de etapas sucesivas que vienen a constituir un definido
proceso socio- fisiológico de adquisición, cuyo desenvolvimiento debe marchar en
armonía con el desarrollo físico y mental.
Dichas etapas se extienden desde el mismo llanto o grito inicial del recién nacido
hasta el uso, fijación y automatización de la expresión oral, conformándose un
verdadero código de señales.
Detectar oportunamente al niño en riesgo o con afectaciones asegura el éxito de
la estrategia para prevenir complejidades en el proceso de desarrollo, favorece la
orientación familiar de manera que las acciones preventivas tengan continuidad en
todos los espacios de formación del niño.
El lenguaje como categoría psicológica ocupa parte fundamental como medio de
adquisición de una serie de conocimientos, habilidades que contribuyen a la
formación y desarrollo de la personalidad así como al futuro desenvolvimiento del
niño en su actividad comunicativa por lo que el trabajo de prevención, estimulación
y atención en esta área, se impone precisamente en ese periodo sensitivo del
desarrollo.
RECOMENDACIONES:
1. Hablar al niño tan a menudo como sea posible, asociado a actividades
agradables.
2. Realizar acciones conjuntas, interactivas. No se trata de resolver tareas, se trata
de compartir un contexto con el niño. Evitemos dar órdenes al niño, hagamos
preguntas abiertas.
3. Hablar de cosas, personas o hechos que estén presentes en el contexto. Hablar
de lo que se está haciendo.
4. Mantener el intercambio comunicativo, usar adecuadamente los turnos de
conversación. Considerar las acciones del niño como acciones comunicativas y
encadenar acciones como conversación.
2. 5. Hablar despacioy de forma clara. Repetir cuando sea necesario y si la producción
del niño no es correcta, presentar la forma adecuada sin forzar la corrección. No
imitar el habla del bebé ni abusar de los diminutivos.
6. Preguntar mucho y ordenar poco. Explicar las cosas que pasan.
7. Recordar sucesos divertidos con el niño (mirar fotos, ¿te acuerdas cuando?, ¿qué
pasó?…)
8. Ser flexibles y creativos en las formas de relación.
3. ANEXOS:
El déficit y/o alteraciones en la comunicación social es una característica en las
personas que presentan trastorno del espectro del autismo. Es necesario
comprender y separar a la comunicación del lenguaje tanto para su evaluación
como en la intervención con el fin de potenciar las posibilidades de uno frente a las
del otro.
La comunicación en el ser humano tiene una naturaleza social y para que exista
comunicación se requiere una relación entre dos o más personas, sin embargo el
lenguaje puede entenderse de forma independiente a la relación con otra persona,
se trata de las alteraciones que se producen a nivel de los componentes del mismo,
esto es, a nivel fonético-fonológico, semántico, morfosintáctico y pragmático. Estas
dificultades afectan negativamente al estado anímico de la persona que las presenta
y se relacionan con los problemas de conducta.
La variabilidad en este campo es enorme, algunas personas carecen de lenguaje y
tienen problemas de comprensión, otros tienen dificultades para comprender y
expresar mensajes orales: mutismo, ecolalias, inversión pronominal, alteraciones
en el tono y el ritmo de la entonación, o dificultades en las conversaciones como
temas de interés repetitivos, dificultades para establecer contacto ocular y para
comprender los gestos y posturas de los demás, no entienden las frases con doble
sentido, las bromas, lenguaje metafórico, por lo que, incluso aquellos que disponen
de capacidades verbales adecuadas, pueden tener problemas para seguir
correctamente una conversación.