Tina Turner es una de las grandes atracciones del rock de los años 60 y 70. Su carrera despegó cuando conoció a Ike Turner y formaron un dúo artístico y sentimental. Tras divorciarse de Ike en 1976, su carrera declinó, pero su álbum de 1984 "Private Dancer" fue un éxito que vendió 15 millones de copias y la devolvió a la fama. A sus 48 años, Tina sigue siendo una de las mejores intérpretes en directo gracias a su potente voz y presencia escénica
5.1-La 1ª parte del reinado de Alfonso XIII y los proyectos de regeneracionis...
Tina Turner, las piernas calientes del rock (1986)
1. TINA TURNER. LAS PIERNAS CALIENTES DEL ROCK
Un elepé -"Private Dancer"- publicado en el año 84 ha devuelto a Tina Turner, una de las
grandes atracciones del rock de los sesenta/ setenta, el brillo perdido tras el divorcio de su
marido Ike, con el que formaba paraje artística y sentimental.
Como en los viejos tiempos, la agenda de esta mujer de 48 años sigue cargada de
trabajo, que ahora reparte entre la música y el cine. Una garganta incendiaria y una presencia
escénica arrolladora tienen fundamentalmente la culpa de esta carrera artística tan dilatada y
repleta de éxitos. Las de Tina son la piernas calientes del rock, No hay otras.
La forma en que Tina Turner llegó al mundo de la música es una de las anécdotas más
singulares que circulan por el catálogo de curiosidades del rock: tenía 17 años Tina cuando una
noche fue con su hermano mayor al club Manhattan de Saint Louis, Missouri, donde tocaban The
Kings Of The Rythm, una banda de rythm & blues conducida por Ije Turner, antiguo pinchadiscos
de una estación de radio de Clarksdale (Mississipi). En un momento de la actuación, el batería
del grupo se bajó del escenario y micrófono en ristre comenzó a pasearlo entre los asistentes
para que cada uno improvisara lo que quisiera. Tina, que había pasado una infancia muy tópica
para un negro aunque real -recogiendo algodón y fresas en los campos de Brownsville
(Tennesse) y asistiendo a la iglesia el fin de semana, donde aprendió a cantar gospel-, desgranó
varias frases ante el micrófono de forma agresiva y potente, y el director del grupo, Ike Turner, se
quedó impresionado. La leyenda más pasional dice que incluso Tina saltó al escenario, tomó un
micrófono y se marcó una canción de B. B. King que dejó a los presentes asombrados.
Sea o no cierta la subida al escenario, lo inmutable es que un año más tarde, 1958, Ike
Turner, seducido por la voz y el físisco de Tina, contría matrimonio con ella y dos años después
aparecía el primer disco sencillo de la pareja con el título de "A Fool In Love". Desde entonces, el
mundo los conocería como Ike & Tina Turner. El guitarrista metía en medio de su nombre y
apellido el nombre de su mujer y ella, hasta entonces llamada Annie Mae Bullock, adoptaba el
apelativo artístico de Tina y el apellido de su propio esposo. "No sé si en la actualidad es posible
que alguien comience su carrera tal y como yo lo hice. Pienso que sí, pero no es lo habitual ni,
tal y como están las cosas, lo más útil. Hoy en día es preferible utilizar los contactos que todo el
mundo tiene con alguna casa discográfica y empezar por ahí; es más fácil", declaraba Tina
YTurner a un periodista catalán a finales del 83, pocas semanas antes de sus actuaciones en
Madrid y Barcelona, y muy poco tiempo también antes de la publicación del álbum "Private
Dancer", que, con su quince millones de copias vendiadas, ha devuelto a la "cantante de fuego"
toda la gloria perdida en el segundo lustro de los setenta tras el divorcio de su esposo y
descubridor, Ike, ocurrido en 1976.
Gloria, por cierto, que ya nadie esperaba paraTina Turner dada la tremenda dependencia
quetenía de su marido, el verdadero "inventro" de Tina y el hombre que diseñó en exclusiva todo
lo que la cantante podía hacer en un escenario. A finales de 1969, después de la tumultuosa gira
con los Rolling Stones (la de Altamont), Tina Turner confesaba al decano de la prensa mundial
americana, el "Rolling Stone", la dependencia artística con respecto a su marido, al que hoy,
derrumbado por las drogas, no se le deja ni asistir a los conciertos de su ex mujer: "mi forma de
bailar, de estar en el escenario es provocativa, pero no pornográfica como dicen en Nueva York.
Termino molida después de cada recital y esto, aunque no lo parezca, es torturante. Pero el
público me quiere así y yo no puedo contradecir a Ike, quien todo lo que piensa y me impone se
traduce luego en éxito. Siempre. Es como si yo fuera una marioneta y mi marido moviera los
hilos. Alguna vez he intentado desarrollar alguna idea propia, pero debo reconocer que no tengo
ni la mitad de creatividad que Ike. Cada vez me exige más, me mortifica más, pero el público le
da la razón. Siempre". Sabiendo el papel determinante de su esposo -nunca impuesto
dictatorialmente, como la misma Tina ha reconocido en alguna ocasión- y dado el exceso de
años acumulados por la piel de la cantante, nadie daba un penique por su carrera después del
divorcio, mucho menos por la resurrección de un pasado repleto de triunfos que convirtieron a la
pareja en una de las atracciones mayores del rock de los setenta.
Sólo que con la misma facilidad, con la misma fuerza con que Tina Turner mivía sus
caderas sobre el escenario, fue sembrando amigos y admiradores por todo el mundo. Y dos
ellos, Craig Marsh y Martyn Ware, en plena explosión del tecno-pop y en pleno éxito de su grupo,
2. Heaven-17, la invitaron a romper su silencio artístico mediante la adaptación "sintética" de un
viejo tema de los Temptations -"Ballls of Confusions"- que los responsables de la British Electric
Foundaton (los mimos de Heaven-17) incluyeron en un elepé pomposamente titulado "Música de
calidad y distinción". No era gran cosa, pero allí estaba la presencia de "la pantera negra" para
recordar que su epopeya no estaba concluida y que la música empezaba a rodar de nuevo para
ella.
En 1983, bajo la batuta otra vez de Heaven-17, Tina Turner publicaba el single "Let's
Stay Together", atindadísima adaptación de un viejo tama soul de Al Green, y con él llegaba al
puesto número cinco de las listas de ventas inglesas. Era la plataforma de su relanzamiento:
Capitol Records huele el oro y la ficha dándole 150.000 dólares para que grabe un álbum en tan
sólo dos semanas. Poco tiempo, ciertamente, pero "con la ayuda de la amista" -Jeff Beck, Mark
Knopfler, Rupert Hine, Dire Straits, Crusaders, Heaven-17...- Tina Turner rubrica un elepé
-"Private Dancer"- que alcanza el éxito masivo durante el 84 y el 85 y pone otra vez en órbita su
nombre. está próxima a los cincuenta años. Vuelve a materializarse el aforismo de oro: los/as
viejos rockeros -cargados de ideas y ganas- no mueren. Los otros, sí.
La voz de Tina Turner es salvaje y por su garganta ha pasado algunas de las piezas más
memorables del rock blanco de todos los tiempos -"Proud Mary" (71), "Come Together" (70), Ler
It Be (72), "Honky Tonk Women " (73)...-, pero eso por sí solo quizá no hubiera valido si junto a la
garganta no hubiera estado ese cuerpo fiero y libidinoso que es uno de los símbolos mayores del
rock. Tina Turner es el equivalente femenino de Mick Jagger -"le enseñé a balilar cuando lo
conocí en el 66; a cambio él me ayudó a salir del estricto marco del R & B y a establecerme
como artista de rock"- y cuando sube a un escenario es la misma explosión de la sensualidad en
matrimonio con el rock'n'roll. Siempre con sus tres Ikettes detrás, jugando a veces como nadie lo
ha hecho hasta ahora con el simbolismo fálico de los micrófonos, retorciéndose constatemente e
interpretando sus canciones desde el profundo manantial del sentimiento negro, Tina Turner
sigue siendo unos los espectáuclos más intensos, calurosos y leoninos del rock, No hoy más que
reocordarla en el "It's Only Rock'n'Roll" que se marcó a dúplex con Mick Jagger en los pasados
conciertos pro Etiopía para constatar una vez más el vigor felino de esta mujer que acaba de
cumplir los 48 años y sigue fresca y electrizante.
O irse hacia el retrato magistral, y milagrosamente aún vigente, que en 1969 hizo de ella
el gran Nik Cohn: "Es una mujer tremenda, con el pelo largo que le cae por la espalda, una cara
bellísima de animal salvaje y un trasero verdaderamente fantástico. No es que sea mona, es lo
más sexy que pueda imaginarse. Su energía es infinita; se lanza al escenario como una loca,
con el pelo golpeándole la piel, y su culo, siempre su culo. (...) Recuerdo haberla visto en un club
de Londres desde abajo del escenario... De prontose me vino encima como una avalancha, el
trasero por delante, toda aquella carne agitándose y saltando sobre mi cara... Usaba su trasero
como una bola, a nosotros como juego de bolos y marcaba el tanto. Una mujer terrible: su carne
disolviéndose y su pelo flotando al aire, sus dientes de carnívoro brillando. Se desayunaba con
nosotros". Cautivador, perfecto: es lo que el grandilocuente Ken Russelll necesitaba para
carnalizar la perversidad incendiaria de su Reina Ácida en "Tommy"; y de su mano, Tina Turner
saltaba al mundo del celuloide en 1975.
Diez años más tarde, MelGibson comparte cabecera con ella en el tercer capítulo de la
serie "Mad Max", de reciente estreno en nunestras pantallas. Pese al deseo siempre confesaddo
de Tina Turner de hacer cine, éste es sólo su segundo papel -"porque Ike no me lo permitía"-,
pero de nuevo la cantante trasvasa a la pantalla la misma ferocidad de sus canciones explotando
generosamente sus dotes físicas y sin tener que recurrir a un exceso de interpretación especial
porque el papel que encarna, el de reina volcánica, aunque con otro disfraz, es el mismo que
lleva encarnando durante veinticinco años en el escenario en tono de broma, su mánager le
había dicho pocos días antes del inicio del rodaje: "Tienes la misma fiereza que esos salvajes
que salen en la pantalla, no necesitarás maquillarte mucho".
La fiereza de Tina Turner: algo ya proverbial en el mundo del rock, como son los
"morritos" de Jagger o los rizos de Dylan. La fiereza y ese cuerpo agresivo sustentado por las
dos piernas femeninas más célebres de rock que han generado ríos de tinta entre los periodistas
y hasta canciones como la que le dedicó en 1977 Rod Stewart: aquella potente "Hot Legs"
("Piernas calientes"), incluida en el álbum "Foot Loose & Fancy Free", que luego aún sonaría
3. más potente y espectacular cuando el mismo Stewart invitó a Tina Turner a cantarla en Los
Angeles en el concierto del que salió el doble álbum "Absolutely Live" y que fue retransmintido
por televisión, vía satélite, a casi todo el mundo.
Pero, evidentemente, una carrera musical de veinticinco años no ha podido mantenerse
sólo a base de un físco explosivo, estrujando imaagen externa simplemente o, como ha señalsdo
la escritora francesa Marjorie Alessandrini en su libro "Le Rock Au Féminin", repreisentando la
irrupvión trunfante de una mítica sexualidad negra en la escena del rock balndo. Hay algo más .
Y ese algo más es la voz y el talento de una mujer para cantar. Cuando a comienzos de los años
sesenta Phil Spector vio por vez primera a Tina Turner, dice que "me mató". Y añade: "Yo
siempre he estado loco por Tina. No llegaba ni a imaginarme lo grande que era. Tan grande
como Aretha Franklin, su estilo era sensancional". En 1966, Phil Spector, el gran productor de los
sesenta, le buscaría una canción y bajo su talismánica dirección fabricaría junto a Tina -a Ike
parece que ni le dejó tocar una sola nota- uno de los mayores éxitos del pop de todos los
tiempos: el vertiginoso "River Deep, Mountain High" ("Profundo como un río, alto como una
montaña"), que sería el peldaño inicial, el éxito primero e una posterior carrera de oro. Veinte
años después, pese a la edad y un divorcio que todo el mundo consideraba como broche final, el
brillo continúa. Casi un milagro.
Matías URIBE- 1986