Las ventajas para el franquiciador incluyen menores gastos de personal y control, economías de escala, y mayor expansión a nuevos mercados con menos riesgo financiero. Sin embargo, también enfrenta desafíos como la inversión inicial, comunicaciones complejas con franquiciados, y la posible competencia desleal. Para el franquiciado, las ventajas son aprovechar la marca establecida y el soporte del franquiciador, pero enfrenta desafíos como la pérdida de independencia y dependencia del éxito del franquiciador