Campañas en todo el mundo se encuentran con el creciente desafío de relacionarse con un electorado que desconfía de los “políticos tradicionales”. Los votantes están frustrados y molestos con candidatos distantes que evidencian incapacidad de comprender el día a día de la gente. Los ciudadanos quieren ver liderazgos cercanos que “bajan a la tierra”, que escuchan, que caminan la calle y conocen los problemas.
Necesitamos volver a lo básico y asumir que salir a conversar con la gente es la mejor oportunidad que tenemos de construir la confianza requerida antes de pedirles el voto. Necesitamos instrumentar campañas organizadas en base a conversaciones. Conversaciones sobre nuestras propuestas, sobre nuestros logros, sobre nuestra historia, sobre nuestros motivos, sobre nuestras posiciones, y también conversaciones asociadas a como percibimos a nuestros contrincantes.
1. Volver a lo básico. Conversar y construir confianza.
@ricardoamadoc
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“Volver a lo básico. Conversar y construir confianza.
Conquistar un voto a la vez”
Por: Ricardo Amado Castillo (*)
as elecciones norteamericanas de 2016 prometen ser las mas
costosas de la historia. En ese contexto, el pre-candidato
Republicano Jeb Bush, a pesar de tener ventajas financieras que le
darían mayor acceso que sus contrincantes a publicidad en TV, ha
decidido profundizar un estilo de campaña “en territorio” que permita
que lo “conozcan bien” y visita mercados, plazas, tiendas, restaurantes
buscando contacto directo con los votantes.
Hace unos meses en Argentina recomendé a un candidato a Alcalde
(Intendente) que visitara vecinos todos los días (timbreos), y les explicara
personalmente sus propuestas. En México recientemente acompañe el
diseño de un proyecto en el que 700 personas llevaban casa por casa el
mensaje de un candidato a Gobernador. En Brasil, impulsamos que un
grupo de aproximadamente 100 dirigentes políticos en conjunto con el
candidato salieran a dialogar con vecinos y organizaciones sociales.
Campañas en todo el mundo se encuentran con el creciente desafío de
relacionarse con un electorado que desconfía de los “políticos
tradicionales”. Los votantes están frustrados y molestos con candidatos
distantes que evidencian incapacidad de comprender el día a día de la
gente. Los ciudadanos quieren ver liderazgos cercanos que “bajan a la
tierra”, que escuchan, que caminan la calle y conocen los problemas.
Necesitamos volver a lo básico y asumir que salir a conversar con la
gente es la mejor oportunidad que tenemos de construir la confianza
requerida antes de pedirles el voto. Necesitamos instrumentar campañas
organizadas en base a conversaciones. Conversaciones sobre nuestras
propuestas, sobre nuestros logros, sobre nuestra historia, sobre nuestros
motivos, sobre nuestras posiciones, y también conversaciones asociadas
a como percibimos a nuestros contrincantes.
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Volver a lo básico sugiere que el candidato lidere la construcción de un
vínculo con su electorado, y consecuentemente dedique horas de su
agenda a visitar votantes y escucharles. La Movilización Emocional se
potencia con un equipo de simpatizantes cuidadosamente seleccionado y
capacitado para difundir nuestros mensajes, para escuchar, para
desarrollar relaciones personales con sus vecinos. Ciudadanos
conversando con otros ciudadanos, conquistando votos uno a la vez.
La oportunidad es extraordinaria. 100 o 200 “conversadores” podrían
conversar con 100,000 o 200,000 electores en sus hogares en un lapso
de 5-6 meses. 1000 “conversadores” podrían hacer lo propio con
1,000,000 de electores en el mismo periodo de tiempo! Hablamos por
supuesto de conversaciones bien pensadas, en las que vamos con el
mensaje correcto a los hogares correctos, en función de nuestros
objetivos electorales.
Conversar es escuchar, y escuchar implica que haremos algo con lo que
escuchamos. Imaginemos entonces que después de cada visita
continuaremos la conversación por email, por SMS, por teléfono, quizás
por WhatsApp o por redes, enviaremos una carta del candidato o
invitaciones a eventos, o si fuera el caso haremos una nueva visita. Todo
esto es posible siempre que hayamos tenido la disciplina de registrar y
dar seguimiento a cada interacción con los electores.
Conversar con el electorado busca también enriquecer nuestra base de
datos y facilitar la implementación de acciones de precisión
(Microtargeting) con segmentos clave en los momentos finales de
campaña. Una vez mas, imaginemos que faltando 1-2 meses para las
elecciones tengamos disponibles listados con datos de contacto de
indecisos, fidelizados y votantes negados a votar por nosotros.
Un proyecto como el que proponemos se basa en datos. Con datos
controlamos el proyecto en todos sus niveles, y podemos ver si los
coordinadores regionales y sectoriales, inclusive si los “conversadores”
cumplen con sus metas en cuanto a número de conversaciones. Sin
embargo, el mayor valor de los datos esta en entender su significado.
Estamos persuadiendo a los indecisos? Que les preocupa? Quieren recibir
mas información?
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Las campañas que escuchan al electorado son capaces de validar
hipótesis de mensaje y adecuarlos/localizarlos si fuera el caso. Si
sabemos de antemano inclusive antes de hacer una encuesta que el
problema #1 es la seguridad, escuchando nos damos cuenta que la
gente simpatiza con la propuesta de que les traeremos mas policías,
pero escuchándolos mejor te dicen que si iluminamos mas las canchas
deportivas es un excelente primer paso y una muestra de credibilidad.
Las campañas que escuchan al electorado también enriquecen su
narrativa. Desde el territorio fluyen anécdotas, historias, muestras de
apoyo e inclusive contenidos que ayudan a posicionar la idea de que la
gente nos acompaña y también que queremos escuchar de verdad. Como
ejemplo, recientemente en una campaña recibimos decenas de videos
espontáneos grabados al final de las visitas. Pedíamos a la gente que
enviara un mensaje al candidato y respondían con gusto y respeto.
Volver a lo básico significa generar conversaciones genuinas y eficaces
que asemejen diálogos reales entre ciudadanos. Necesitamos transmitir
en cada conversación disposición real a escuchar, empatía de
comprender la realidad de quienes visitamos, humildad para reconocer
potenciales errores si fuera el caso, y, también orgullo y convicción de
pensar que aún con errores y aciertos somos la mejor opción electoral.
Volver a lo básico es fundamentalmente una decisión estratégica de
campaña en la que definimos como queremos que nos perciban, y como
queremos difundir nuestros mensajes. Queremos posicionar que
estamos al lado de la gente, que nos importa escucharles, y queremos
que sean nuestros simpatizantes, estén dentro o fuera del partido,
quienes persuadan a sus vecinos. Y siempre, buscando un voto a la vez.
Ricardo Amado Castillo (*)
(*) Ricardo Amado Castillo ha asesorado recientemente candidatos,
gobiernos y partidos políticos en Argentina, Brasil, Ecuador, México y
República Dominicana. Ha participado de los equipos de estrategia y
comunicación política de campañas presidenciales, municipales y
legislativas, así como en diversos procesos de comunicación de gobierno.
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Actualmente está impartiendo un curso de Movilización de Bases para la
Maestría de Gerencia Política de la George Washington University.
Reside en Washington, DC.
@ricardoamadoc
e-mail: ricardo.amado.c@gmail.com