Este documento define el término "vulgarismo" como una expresión lingüística utilizada en lugar de la forma correcta y que no se considera parte del lenguaje culto. Explica que muchos vulgarismos antiguos ahora son de uso común. También describe cómo la palabra "vulgarismo" proviene del latín y se refiere a las palabras que forman parte del fondo originario de las lenguas romances como resultado de la deformación popular del latín hablado por el pueblo tras la caída del Imperio Romano.
1. EL VULGARISMO
Vulgarismo. Un vulgarismo es una expresión morfológica, fonética o sintáctica empleada en lugar
de la palabra correcta y que no se considera parte de la llamada lengua culta. Sin embargo, muchas
expresiones que antiguamente se consideraban vulgarismos hoy se aceptan y son de uso común (por
ejemplo, adecúo en lugar de adecuo). Los vulgarismos no han de ser necesariamente signos de
ignorancia, sino que dependen del contexto (la región) en el que se halla el hablante. Hasta no hace
mucho, no era raro que se trataran como vulgarismos simples variantes del español, en particular
muchos giros americanos, como recién, no más, etc., que
actualmente están aceptadas como correctas.
Etimología
La palabra vulgarismo proviene del latín vulgus (vulgo,
pueblo), y más concretamente del adjetivo vulgaris (del
pueblo). Si en sentido popular puede entenderse vulgarismo
como una expresión o palabra del registro popular y no del
habla culta, exactamente vulgarismo en lingüística es otra cosa.
Se le llama vulgarismos o términos patrimoniales a todas
aquellas palabras que forman parte del fondo originario de
una lengua romance (español,italiano, francés, gallego
o portugués, catalán, etc.) generados aproximadamente entre los años 500 y 800 (d.n.e.) por
deformación popular del latínhablado por unas comunidades de gentes que, hundido el Imperio
romano occidental, quedaron sin la escolarización gratuita y uniformadora que
proporcionaba Roma mediante las escuelas municipales primarias (ludus), en las que hasta muchos
de condición esclava, hombres y mujeres, aprendían las enseñanzas básicas. Unido al hundimiento
de la administración y a otros órganos uniformizadores, las gentes más modestas, poco a poco
iletradas, deformaron la lengua según las tendencias fonéticas de cada zona, provocando el
nacimiento de las lenguas romances.
Pero los cambios no se producen al azar, sino
siguiendo en general leyes fijas en cada zona. La
eliminación de la declinación latina dejó sólo una
forma para las palabras, la del acusativo en las
lenguas romances occidentales, que acabó
eliminando su -m del singular por pronunciación
relajada, y conservando la -s para el plural. Un
ejemplo de regla evolutiva: toda -e- breve que recibe
el acento diptonga en castellano o español en -ie- (cosa que no sucede en otras lenguas romances):