Este documento explora cómo los medios de comunicación y la cultura capitalista promueven la idea de que la felicidad se puede comprar a través del consumo. Sin embargo, la calidad de vida va más allá de la riqueza e incluye tener un propósito ético que le dé sentido a la vida. Cada persona debe encontrar el sentido de su propia vida, lo cual probablemente no se logre a través del consumo masivo promovido por los medios.