1. TEMA VI
NACIMIENTO Y EXPANSION DEL ISLAM
LA PENÍNSULA ARÁBIGA ANTES DEL ISLAM. LOS ESTADOS PREISLÁMICOS
La Península Arábiga antes del Islam no era un ámbito homogéneo, sino que había, por
una parte, el mundo del gran comercio y las caravanas y, por otra, el de los beduinos
nómadas. Se distinguen varias partes:
• La Arabia del sur, abierta al tráfico marítimo.
• La Arabia central, desierto.
• La Arabia del norte, en contacto desde tiempos antiguos con Siria y Mesopotamia, con los
principados gassaníes y lakmíes.
Precisamente en Hira, la capital de los lakmíes, se elabora el alfabeto árabe. Las
primeras incursiones fuera de la Península, organizadas por Mahoma, tuvieron por objeto
la conversión de los grupos árabes. La Arabia del sur participaba de los tráficos
comerciales con el Índico y el Mar Rojo y en Yemen se sucedieron varios reinos al calor
de esa actividad, que entraron en contacto con las novedades religiosas judías y
cristianas. Los yemeníes no controlaban el tráfico marítimo, que estaba en manos de los
persas, pero sí las rutas caravaneras, sobre todo la ruta hasta Siria, en la que estaba
situada la ciudad de La Meca, y allí se instalaron tribus de origen yemení, como los
gassaníes y lakmíes. Alrededor del año 540, el rey Abraha intentó controlar aquella zona
y avanzó hasta La Meca, después de aliarse con bizantinos y abisinios, pero serían los
persas quienes lograrían el control del Yemen. La Meca prosperaba como nudo de
caminos en el Golfo Pérsico y punto de semisedentarización,
donde la vida de los beduinos chocaba con los valores
promovidos por los dueños de negocios, una clase a la que
perteneció el propio profeta. Había dificultades creadas por
las desigualdades sociales y el desarrollo del espíritu de
lucro. Ya antes del Islam había peregrinaciones a La Meca, al
templo de la Cava o Piedra Negra. Pero al margen de La
Meca, Arabia era el mundo de la sociedad beduina del desierto que proporcionaría al
Islam sus primeros adeptos y combatientes, así como las pautas morales y sociales,
ajenas al mensaje religioso del Islam, aunque compatibles con él. La sociedad nómada
estaba organizada en tribus, subdivida en facciones y familias, y los vínculos de sangre
por vía agnaticia eran el punto de unión militar y política. La importancia del patriarcado
colocaba a la mujer en una situación deprimida. La dureza de la vida pastoril en un medio
árido y difícil favorecía un alto sentido del honor y la hospitalidad (“humanismo tribal”).
Los beduinos conocían superficialmente el mensaje de las grandes religiones, pero ellos
mismos practicaban una forma de religión somera y sencilla que incluía el temor y
respeto hacia lugares sagrados, piedras, yins o demonios... El Islam hubo de adaptarse a
auditorios bastante primitivos, con preocupaciones por la batalla y cuya justicia se
basaba casi siempre en la “Ley del Talión “. Los más débiles a menudo eran reducidos a la
esclavitud y se utilizaba a menudo la venganza entre tribus para prolongar las
hostilidades. El Islam sabe encauzar este ímpetu guerrero.
María Isabel Espiñeira Castelos 1
2. MAHOMA Y EL NACIMIENTO DEL ISLAM. LA DOCTRINA ISLÁMICA
La vida del Profeta dio lugar a diferentes relatos religiosos,
que varían según la tendencia del enfoque que se le quiera dar.
Todo se organiza en torno a la fecha del 16 de Julio de 622, la
Hégira o emigración desde La Meca a Medina y comienzo del
calendario islámico. Se conoce su pertenencia al clan de los
Hachemíes y su matrimonio con la rica viuda Jadiya, de cuyos
negocios se hace cargo. Se sabe que fue amigo de Abu Bark,
cuya hija Aisha sería su última esposa, y se conoce que su
primo Alí y gran seguidor suyo tomó por esposa a su hija
Fátima. La revelación de la Palabra y su Recitación tuvieron lugar con la intervención del
Arcángel Gabriel (según la tradición) alrededor del año 612, aunque Mahoma tardó en
revelarla y al principio lo hizo en los círculos más íntimos. Cuando la hizo pública, sus
ideas molestaron a los mercaderes de La Meca y se vio obligado a huir a Medina en la
fecha conocida como la HÉGIRA. Allí se forma la primera comunidad islámica y Mahoma
establece los principios de la nueva fe. Rompía la comunidad con los marcos tribales,
aunque el Profeta se rodeara de un consejo de notables en el más claro estilo de las
tribus. También tiene raíces tribales la actuación de la comunidad con el exterior, con
guerras y contrarréplicas. En esta época, Mahoma precisa de la formulación de su
mensaje religioso y la doctrina a seguir, al tiempo que busca la reconciliación con sus
paisanos de La Meca. Ya en el año 628 puede peregrinar a su templo, que en adelante
sería el principal del Islam, y en el año 630 consigue la conversión de su tío al-Abbas y
de toda su tribu, con lo que ya se ve libre de regresar a su ciudad. Somete luego la tribu
de los Hawazin y con ella a todo el desierto de Arabia, logrando así la paz interior y
pudiendo dirigir toda su energía bélica hacia el exterior, amenazando en primer lugar a
Siria y Mesopotamia.
La fe del Islam tiene una gran capacidad de proselitismo y se basa en la sumisión a Dios
mediante el aprendizaje y obediencia de los versículos del Corán o Libro Sagrado. Es una
religión abrahámica, no sólo porque los árabes se considerasen descendientes de
Abraham a través de Ismael, sino porque Mahoma se definía como “sello de los
Profetas”, el eslabón final de una cadena de revelación divina que había empezado con
Abraham y a la que también habían pertenecido Moisés y el mismo Jesucristo. El Islam
es una religión monoteísta, por tanto muy atractiva a mazdeístas, maniqueos o
monofisistas. La sencillez de su práctica sugestionaba a las mentalidades más primitivas,
sobre todo porque fijaba como pilares de la religión sencillos actos piadosos, pero que no
abrumaban al creyente: oración, ayuno, peregrinación a La Meca, limosna. Incluso la
Yihad o guerra santa no era una obligación vinculante, sino un deber genérico de
contribuir a la expansión de la fe. La declaración de la igualdad de todos los creyentes
en el seno de la comunidad era una idea casi revolucionaria en una sociedad altamente
compartimentada en castas y tribus, pero que creaba una solidaridad de nuevo cuño
basada en la fe y generadora de paz interior, aunque después sus efectos prácticos
estuviesen coartados por las relaciones sociales vigentes.
María Isabel Espiñeira Castelos 2
3. LOS CALIFAS ORTODOXOS Y LOS COMIENZOS DE LA EXPANSIÓN
MUSULMANA (632-661)
Expansión árabe en tiempos de los primeros
califas:
Zona I, Abu Bakr.
Zona II, Omar.
Zona III, Otman.
Zona IV, Alí.
Causas del éxito de la expansión
• Agotamiento común de bizantinos y persas, debido a sus guerras anteriores.
• Superioridad militar de los invasores.
• Dominio de las rutas ancestrales de paso.
• Capacidad directiva de algunos califas, en especial Omar, o jefes como Amr.
Organización inicial de la expansión
• Lo primero que importaba era pasar del régimen de botín al de ingresos y
sueldos fijos para los miembros de la comunidad islámica.
• Los conversos accedían a la comunidad islámica en la situación inferior de
clientes (mawali) de alguna tribu árabe.
• Las poblaciones sometidas, en tanto no se islamizaran, continuaban con su
anterior régimen administrativo y tributario, aunque se confiscaron
propiedades estatales y de instituciones religiosas.
• En cada región, la autonomía era grande y los recién llegados procuraban
fomentar la inmigración de gentes de sus mismas tribus y procedencias (en
Siria, repartida en cuatro distritos o yund, predominaron los gobernadores
del clan omeya, muy favorecido por el califa Otman ya desde 641.
La sucesión de Mahoma provocó tensiones entre los seguidores del Profeta de Medina y
de La Meca e incluso aparecieron falsos profetas. El problema se solucionó con la
decisión de nombrar a su compañero desde los primeros tiempos, Abu Bakr, como
sucesor o lugarteniente del enviado de Dios, pues eso es lo que significa la palabra califa.
El califa actuaba como guía de la comunidad y ejecutor de la ley religiosa; sin embargo, al
no hallarse ésta todavía fijada por escrito, era inevitable que hubiese revueltas y
discusiones por las diferentes opiniones. Los enfrentamientos desembocarían en algunas
escisiones permanentes, aunque el problema de las conquistas desplazó las luchas a
María Isabel Espiñeira Castelos 3
4. ámbitos más amplios que Arabia. La expansión ocurrió bajo los primeros cuatro califas,
especialmente en la época de Omar, con gran capacidad militar y organizativa. Pronto
conquista Siria y Palestina, aunque es asesinado en el año 644. Le sucede Otman, que
continúa con la expansión, aunque frenada por las disensiones entre diversos grupos. La
elección de Otman había molestado a Alí, pues suponía el triunfo de los Omeyas. Una
conspiración de Alí puso fin a la vida de Otman y desencadenó una guerra interna, porque
el nuevo elegido no era reconocido por los seguidores de Aisha, la última esposa del
Profeta, ni tampoco por los Omeyas, a los que había derrotado en la batalla del Camello.
También debe combatir Alí con los partidarios de una interpretación literal de la
doctrina y en su época se produce la división entre SUNNITAS (ortodoxos) y CHIITAS
o fatimíes, que rechazan la Sunna. Los chiitas ven en Alí al sucesor del Profeta, mientras
que los jariyíes opinan que cualquier creyente puede ser elegido caudillo. El gobernador
omeya de Siria, Muawiya, vence a Alí, que es asesinado en el año 660, iniciando la
dinastía Omeya.
Fases de expansión del Islam con los cuatro primeros califas
Con Omar.- Siria y Palestina. Comienza con la prolongación de las razzias locales y el
apoyo de gassaníes, mientras que los monofisistas y judíos permanecen impasibles.
Jerusalén cae rápidamente y los musulmanes la consideran la tercera ciudad santa,
después de La Meca y Damasco. Para conquistar Mesopotamia tienen que esforzarse
más, aunque cuentan con la ayuda de los lakmíes, que derrotan a los persas en el
Éufrates. En Mesopotamia y Persia, al contrario que en Siria, no se instalan en
ciudades, sino que conservan sus propios campamentos. Egipto es rápidamente
conquistado y comienzan a avanzar hacia África.
Con Utmán continua la conquista hacia Irán, Norte de Africa y Chipre. Pronto se
alcanzan las primeras fronteras: Asia Central, el Caucáso y Cirenaica, aunque la
expansión debe detenerse a consecuencia de querellas internas.
La propia fuerza expansiva del Islam es motivo suficiente para explicar el
desencadenante del deseo de conquista, pero no sus sorprendentes resultados,
favorecidos por el agotamiento de los imperios bizantinos y persas, además de
problemas religiosos en el imperio bizantino que les debilitaban. En cualquier caso, la
capitulación negociada parecía preferible a la resistencia a ultranza. Los invasores eran
muy superiores militarmente y en capacidad estratégica gracias a califas como Omar o
jefes como Amr. La nueva dominación en los primeros tiempos tuvo mucho de
improvisación. Lo primero era pasar de un régimen de botín a ingresos y sueldos fijos
para los miembros de la comunidad islámica, que se repartían los tributos y la limosna
legal según la regulación del diwan. Las poblaciones sometidas continuaban con su
anterior régimen administrativo y tributario, aunque hubo confiscaciones de propiedades
estatales e instituciones religiosas. Había bastante autonomía en cada región, pero los
recién llegados procuraban fomentar la inmigración de gentes de sus tribus, por lo que
en Siria, por ejemplo, predominaba el clan Omeya.
María Isabel Espiñeira Castelos 4
5. LA DINASTÍA OMEYA. NUEVAS CONQUISTAS TERRITORIALES: LA INDIA Y
LA PENÍNSULA IBÉRICA. ORGANIZACIÓN POLÍTICA DEL CALIFATO.
DECADENCIA DE LA DINASTÍA OMEYA
El triunfo de Muawiya llevó consigo el triunfo del clan Omeya, al cual él pertenecía. Se le
imprimió una orientación nueva al califato, descuidando en parte su empeño religioso y
poniendo el acento en su condición de autocracia política, lo cual era necesario para
atender a las necesidades gubernativas. El fundador de la dinastía promovió algunos
hábitos políticos preislámicos, como rodearse de un consejo de notables o SHURA, con
representación de las diversas tribus, sobre todo en orden a resolver conflictos.
Implantó el principio de superioridad autocrática del califa y el procedimiento dinástico,
al designar sucesor en vida, al modo bizantino, en la persona de algún hijo que recibía el
juramento de fidelidad de nobles y cortesanos.
Patio de la mezquita de omeya, en Damasco
Damasco fue la capital omeya,
desplazando a Medina y La Meca. Se
sirve del consejo y colaboración de
muchos cristianos del país y también de
aristócratas locales. Además de Muawiya,
los omeyas con mayor capacidad política
fueron Abd-al Malik, Omar II y Hisam.
Al primero se debe la conversión del
árabe en la lengua administrativa común,
la primera acuñación de moneda inspirada
en la persa y la plena organización
provincial, con el nombramiento de
emires, cadíes o jueces, y también algunas reformas militares. Por ejemplo, se
sedentariza el ejército y se satisfacen las necesidades económicas de sus dirigentes, a
la vez que se entregan tierras sirias, bien en propiedad o en usufructo. Los cambios en el
régimen de la tierra y las reclamaciones de los conversos obligaron a Omar II y Hisam a
preparar una importante reforma fiscal, al liberar a todos los creyentes de la capitación
o yizya, que hasta entonces pagaban los maulas o conversos. Se adscribe el impuesto
territorial a la tierra fuera cual fuese la condición religiosa del propietario. Todo esto
produjo descontentos al principio, abandono de tierras por parte de los árabes e incluso
una disminución en los ingresos que al principio se quiso arreglar gravando a los no
creyentes. De todos modos, el régimen omeya se basó en el predominio árabe, puesto que
era patente su supremacía y se conservaban las identidades tribales, que eran causa a
menudo de luchas religiosas. Los omeyas no terminaron con el descontento entre las
diferentes tribus. La rebeldía de los seguidores de Alí era peligrosa, aunque Muawiya
logró atraerse a Hassan, el hijo mayor de Alí: las principales alteraciones se produjeron
en el año 680, cuando los partidarios de Husayn, otro de los hijos de Alí, se sublevaron y
fueron vencidos en Kerbala y en Medina. La continuidad de las conquistas fue un medio
de aplazar estas querellas internas.
María Isabel Espiñeira Castelos 5
6. Bajo los omeyas se produjo una segunda expansión, que facilitaba la llegada de ingresos
al califato y salida a las aspiraciones de poder y riqueza de los diferentes grupos. Los
períodos de calma interna coinciden con el desarrollo de la expansión exterior. Frente a
Bizancio no hubo grandes conquistas, pues el Taurus fue una firme frontera, pero los
árabes aprendieron el dominio del mar y conquistaron Chipre. Aunque intentaron la
conquista directa de Constantinopla, no fueron capaces de hacer frente a los bizantinos.
Otro frente se instaló en el Jurasán iranio, por primera vez con tropas conversas, y se
conquistó Transoxiana, lo cual sirvió para contener a los turcos y dominar las rutas de
comercio. Se conquista
también Beluchistán y el
Sind, con una primera
entrada en el Punjab, que
no se consolidó. En
Occidente se incorporó
el África bizantina y se
islamizó a los bereberes
con bastante facilidad;
muchos de ellos fueron
colaboradores para
posteriores conquistas,
especialmente en
Hispania.
Podemos hablar de varias causas como detonante de la decadencia omeya:
• El fracaso del asedio a Constantinopla.
• La detención de la conquista en Hispania y en el sur de Francia.
• El fin del avance en el Asia Central después de la victoria de Talas sobre los chinos.
Tras un período de estabilidad con Hisam, los diferentes elementos de descontento se
unieron en torno al movimiento abbasí. Por un lado los hachemíes opuestos a las
desviaciones religiosas de los omeyas y a su represión sobre los disidentes y, por otro, el
descontento de muchos clientes que se integraban mal en el mundo árabe. También hay
que hablar de los iraníes e iraquíes, que estaban marginados. La revuelta estalla en el año
746 y el fin de la dinastía omeya tiene lugar en la batalla de Gran Zab.
A mediados del siglo VIII el Islam ha alcanzado dimensiones estables y
definitivas, que le convierten en intermediario de importantes áreas de
civilización, como el Lejano Occidente, Bizancio, el cruce de rutas de Jurasán,
que le abre las puertas de los turcos y los chinos, y el contacto con los jázaros
y los varegos.
María Isabel Espiñeira Castelos 6
7. ASPECTOS CULTURALES DEL CALIFATO OMEYA
La difusión del árabe como lengua común de todo el mundo islámico no fue un hecho
repentino, aunque sí relativamente rápido, debido tanto a motivos de prestigio y culto
religioso como a necesidades políticas y administrativas. Aunque el Islam no fuera desde
un principio completamente arabófono, porque persistían también las lenguas de los
conquistados, el árabe sí era un alengua común, comprendida por todos y empleada con
frecuencia en los ámbitos mercantiles del Mediterráneo y el Indico.
El mundo científico se recreó en la traducción al árabe de numerosas obras antiguas y se
difundieron nuevos elementos de álgebra y trigonometría, y se consiguieron sustanciales
avances en la cartografía, generalizando, por ejemplo, el uso del astrolabio. Fueron
grandes maestros en las descripciones de viajes. En el campo de las artes plásticas y
arquitectura, hay muchas tendencias. En la primera época el Islam se apropió de las
tradiciones arquitectónicas anteriores, como se observa en el bizantinismo de la
mezquita de Damasco, construida sobre la Cúpula de la Roca o en las ruinas de palacios
omeyas en Siria.
María Isabel Espiñeira Castelos 7