1. Autor: Prof. Manuel Sifuentes Reyes
Después de un tiempo, he vuelto a ti, Cabana, tierra donde
vi la luz primera. Me inclino reverente, elevo una oración y con
ella te bendigo tierra amada. El ancho cielo, el aire claro, tu agua
y tu sol, han elevado mi espíritu.
Desde mi casita se dominan los hermosos paisajes con sus
verdes tierras, colinas de color pardo, floridas campiñas; y, en la
lejanía, escarpadas montañas que en el invierno se cubren de
nieve. Hay alegría en mi lar nativo por el feliz reencuentro, pero
también nostalgia por quienes emprendieron el viaje sin retorno.
He recorrido tus calles y confundido en fraternales saludos y
abrazos con mis viejos amigos, compoblanos, ancianos y niños.
Contemplo admirado tu hermoso templo y otras construcciones.
Se ha hecho mucho por el terruño. A todos les digo: gracias,
muchas gracias por el esfuerzo desplegado. Sólo tu plaza, testigo
y escenario de mis travesuras e inquietudes de niñez y
adolescencia, la encuentro diferente. Bajo la sombra apacible de
tus árboles, esencialmente de tus palmeras, jugué al trompo, la
pelota y el rayuelo con el julio, el Pancho, el Vicente y otros
amigos entrañables. La fragancia de tus rosas, claveles,
pensamientos, geranios, patau (mastuerzo), daban un hálito de
vida placentera.
En la lejanía de tus días domingos, cuando la banda de
músicos, entonaba alegres aires en la glorieta, paseábamos por
tus amplias veredas muy contentos con la Nila, la Esperanza y las
Mellizas.
Burlando las rejillas que te circundaban, los pequeños se
acercaban a la pileta para sorber un poco de agua o echar
buques de papel recordando al “Caballero de los Mares”. Otras
veces en la glorieta jugábamos a los ladrones y celadores y
también a la cholla con boliches de vidrio que llamábamos
“brujos”.
La gente mayor se reunía allí de cuando en cuando para
intercambiar ideas acerca del desarrollo del pueblo.
Tus bancas de cemento, ofrecían tibio regazo a la
fatiga de campesinos, viajeros y ancianos, eran mudas
confidentes de los romances de la juventud que, en las
noches de plenilunio, se confundían en abrazos y ósculos
interminables.
Placita de mi pueblo, fuiste y seguirás siendo
escenario de nuestras fiestas y costumbres en
agradecimiento al Creador, a la Patria y a sus Héroes; y la
bulliciosa en honor del Apóstol Santiago, con sus bailes,
luminarias y variado folklore.
Tus paredes conservan el eco de elevados discursos y
loas y las voces del pueblo que delirantes de entusiasmo
aclamaban a los políticos embelesados en sus programas y
promesas, mayormente no cumplidos.
Placita de mis recuerdos, fuiste el Símbolo de la
Identidad y Sacrificio de nuestros antepasados.
¿Quién te destruyó? ¿Quién reemplazó tu belleza
natural sembrando cemento? ¿La modernidad en un triste
amanecer? ¿Por qué hermanos no secundasteis nuestra
protesta?
La prepotencia de las tiranías y dictaduras y sus
seguidores, te intimidaron, te ultrajaron y acallaron tu voz.
Pero, escuchad hermanos: nuevas campanadas se
oyen; nuevas auroras de renovación se vislumbran por el
Mashgonga, el Manto y el Macra.
Los cabanistas tenemos derecho a una vida mejor.
Luchemos porque la pobreza material y espiritual se supere.
Yérguete al infinito como los eucaliptos que rodean a
nuestra tierra. Exijamos que quienes dirijan el destino de
nuestros pueblos, lo hagan con amor, trabajo y emoción.
Mujer cabanista, maestros, jóvenes, niños y
ciudadanos todos:
Con nuestro Bicolor en la diestra y la Cruz de Cristo
en el pecho que luchó y murió por los pobres del mundo,
sigamos sus huellas y trabajemos unidos para que Cabana y
los pueblos de nuestra provincia sean mejores.
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2. Nuestro Apóstol Santiago,
Patrón Tutelar de la Ciudad de
Cabana, lo quiso así; es por ello
que en el mes de Julio, como en
un día 27, en que había nacido
su padre, Enrique Sifuentes
Torres y en un día 26, en la que
falleció su hija Alicia Agustina
Sifuentes López, dejó este
mundo, MANUEL ENCARNACIÓN
SIFUENTES REYES; así como lo
llamábamos “El Maestro Manuel”. Así de sencillo.
En Memoria del recordado Maestro, el Proyecto Cultural
Cantarria, publica en esta ocasión su producción literaria, centrada
en resaltar las bondades de su Tierra Natal, Cabana.
El Maestro Manuel mientras vivió dejó sembrada la semilla del
saber en varias escuelas de la provincia de Pallasca, especialmente
en Bolognesi y Cabana. Sus discípulos conservan gratos recuerdos
de Él.
Unido a la docencia, cultivó la poesía y la narración; así como el
arte musical. Ejecutó con entusiasmo el violín y la mandolina con el
conjunto “Los Quinuales de Cabana”.
Maestro Manuel, tus versos y tu prédica docente servirán para
que todos asuman un gran compromiso y responsabilidad con
Cabana, la tierra a la cual siempre estuviste ligado.
A su esposa Angélica Luz López Romero y a sus hijos Luis Alberto
Sifuentes López y José Carlos Sifuentes López, paciencia y fortaleza
para saber sobre llevar esta pérdida irreparable.
Lima, agosto del 2015
PROYECTO CULTURAL CANTARRIA
Cabana, un rinconcito de la patria mía,
linda cuna donde vi la luz primera,
con unción celestial, amor y ternura,
me inclino y te saludo reverente en tu día.
Tus ruinas, testigo de un pasado señorial,
al esfuerzo de Mashakunkas y Llactabambas,
unido al fervor de los Pashas, al Perú legaron
granítica fortaleza, de valor sin igual.
Hoy, bajo el azul de tu inmenso cielo,
por cerros, quebradas, punas y praderas,
con sol, lluvias y truenos de rojas llamas,
trabajan con tesón por el progreso de tu suelo.
Mes de Julio, de reencuentro de amigos y familiares;
a gozar las fiestas de Santiago, el Apóstol Tutelar;
música y danzas; festejos, algarabía y cohetes,
misa, procesión, oraciones, velas y flores en los altares.
Luego, "Día de la Patria", tierra de bondad;
ulular de cornetas y tambores, marchas triunfales;
flamear de banderas en la Plaza y rojos tejados.
¡Loor a los luchadores por la Santa Libertad!.
Cantan las cañas: unión es belleza;
la unión es fuerza, la unión es armonía.
Haced hermanos, una cadena sin fin de manos,
así de CABANA, forjaréis genial grandeza.
CABANA, mañana serás más grande y hermosa:
pinos y cipreses adornarán tus laderas;
huerto y jardines rodearán tus escuelas;
la biblioteca será de la juventud estudiosa.
¡Salud, Autoridades, campesinos y maestros!
¡Salud, Cabana, mi linda tierra natal!
¡Salud, madres y arco iris de tus gentes!
¡Bendiga Dios, la cuna de nuestros ancestros!.
Manuel E. Sifuentes Reyes
“El Cabanense”
Estas son quizás (y sin quizás), otra vez las líneas más difíciles que me han tocado
escribir. Hace casi dos horas que estoy sentado frente a mi computadora sin que
palabra alguna venga a mi mente. Tal vez porque ni yo mismo he asumido aún la cruda
realidad. Nuestro padre y familiar, Manuel Encarnación Sifuentes Reyes nos ha
abandono de este mundo terrenal.
Cada persona que muere deja un espacio difícil de llenar en las personas que le
quieren y en muchas ocasiones en su hogar, su terruño y su país; más el Maestro
Manuel es una pérdida irreparable, no solo para las personas que le quisimos, sino
para aquellos que lo conocieron en la Ciudad de Cabana y en toda la Provincia de
Pallasca – Ancash.
Es una pérdida irreparable, porque en este tiempo no se logran hallar personas que
hayan encontrado el equilibrio entre el espíritu, el corazón y la razón, que además
tengan la valentía para luchar por lo que creen, y la capacidad para enseñarnos a vivir,
a ser mejores personas y a convertirnos en excelentes personas, honrados, nobles,
sinceros, transparentes y padres ejemplares; con él, toda persona que lo conoció
sentía que podía llegar lejos sin pedir nada a cambio.
Él intentaba que fuéramos personas integrales, tanto en lo espiritual como en lo
académico-cultural, sabía de poesía, de historia, de música, y sus bromas entre cortas
y largas eran únicas, sanas y divertidas.
Su vida la dedicó a la docencia, pero no para satisfacer sus deseos, sino para generar
herramientas que pudieran mejorar la calidad de vida de sus semejantes y hacer de
esta sociedad un lugar donde prevaleciera la comunidad, un lugar de amor al prójimo,
de respeto, de dignidad, de inclusión de amor a su tierra; gran número de artículos
escritos por el maestro lo sustentan.
Otro punto sumamente valioso para mí, quien tuvo el privilegio de gozarlo en sus
finales como docente en la Escuela de Primaria 88154 de Cabana en los años 1974 y
1975 junto a esos distinguidos maestros Justo Polo Gonzales (Q.E.P.D), Jorge Castro
Vivar, Alberto Hidalgo, entre otros; era su disgusto por la mediocridad; él exigía a sus
colaboradores puntualidad, orden, disciplina, amor al trabajo, valores que hacían falta
en la sociedad y en el hogar.
Su mente visionaria trabajaba para que Cabana y la Provincia de Pallasca - Ancash se
desarrollara tanto en lo cultural y espiritual, sus relatos y escritos son las teorías y
paradigmas que las sustentan.
Su trato permitía que los que estábamos a su alrededor lo consideráramos un
GRAN MAESTRO, un digno familiar y un excelente amigo, porque al igual que a sus
hijos muchos de nosotros lo consideramos como un padre.
Triste por tu partida repentina pero feliz porque nos dejaste un legado de sabiduría,
de unión familiar y de amor a nuestro Cabana.
Dentro de mi trajinar de la vida llevare tus enseñanzas y en el fondo de mi corazón
entonare mi canción “YO SOY REBELDE… por qué el mundo me hizo así”…; para que en
lo infinito y al lado de tus padres, tus hermanas y tú hija lo puedas compartir.
Gracias por todo tío Manuel, descansa en paz.
Con mucho aprecio. Lima, 31 de julio del 2015
EDWARD ENRIQUE MANRIQUE VASQUEZ
Alegren su corazón y
compartan conmigo,
pues Dios me quiere
ahora y me hizo libre.
PROYECTO CULTURAL CANTARRIA
Presidente: Juan Vásquez Sifuentes
Edición: Enrique Vásquez Sifuentes
Diseño: Kike Manrique Vásquez
Distrib. Julio Vasquez S. – Miguel Junco V.