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SERIES
aparece de forma insidiosa y temprana en la evolución de
la enfermedad.
En las enfermedades en fase terminal existen algunas com-
plicaciones (tabla 1), cuya presencia indica que el proceso
de morir se ha instaurado y que el deterioro del paciente va
a ser progresivo, rápido e imparable hasta que acontezca la
muerte en 3-5 días.
Trascendencia de los cuidados en el proceso de morir
La etapa agónica representa los últimos días de vida del
enfermo. El impacto emocional en el paciente y en la fa-
milia es elevado a consecuencia del deterioro físico y la
proximidad de la muerte. El recuerdo de los últimos días
puede actuar como factor desestabilizador en la evolución
Introducción
La atención a los últimos días es de especial interés por el
impacto que tiene el proceso de morir en el individuo y en
su familia. En el cuidado de la persona moribunda se plan-
tean diferentes cuestiones éticas sobre las intervenciones a
realizar, el lugar donde llevar a cabo el cuidado y las acti-
tudes de los profesionales ante el sufrimiento. En el pre-
sente artículo se abordarán el concepto de fase agónica, los
cuidados del proceso de morir y la utilización de la vía sub-
cutánea como alternativa para la administración de fárma-
cos cuando el enfermo no puede tragar.
Conceptos
Los últimos días de la vida representan la fase agónica. No
existe un acuerdo unánime sobre su duración en el sentido
de cuánto tiempo previo a la muerte constituye dicha fase.
Las opiniones son variables, y consideran como tal desde
las últimas horas hasta los últimos 3-5 días si se hacen evi-
dentes los síntomas y signos del proceso de morir. Éstos
son producto del deterioro completo de las funciones vita-
les, como la disminución o anulación de las funciones di-
gestivas (ingestión y deposición), renales y mentales, y un
grado elevado de incapacidad funcional.
La forma de instauración del proceso de morir en las en-
fermedades en fase terminal es variable, brusca, lenta o
muy lenta. El inicio brusco es producto de complicaciones
graves como las hemorrágicas, infecciosas, obstrucciones
de la vía respiratoria o perforación abdominal. Cuando la
instauración es lenta, se evidencia un deterioro progresivo
de las funciones vitales, aunque a un ritmo más rápido de
lo que acontece cuando la evolución es muy lenta. Esta úl-
tima es la que acontece en los tumores cerebrales o en las
demencias, en que el diagnóstico del proceso de morir
puede ser difícil porque el deterioro funcional y cognitivo
aMédico de familia. Jefe de la Sección de Cuidados Paliativos del CH La
Candelaria. Tenerife.
bMédico de familia. CS Manises (Valencia).
cMédico de familia. SU La Laguna-Mercedes (Tenerife).
Correspondencia:
Miguel Ángel Benítez del Rosario.
Apdo. de Correos 10521. Santa Cruz de Tenerife. España.
Correo electrónico: mabenitez@comtf.es
La atención a los últimos días
M.A. Benítez del Rosarioa, L. Pascualb y A. Asensio Frailec
CUIDADOS PALIATIVOS
Puntos clave
• El cuidado del proceso de morir es de gran
importancia para el paciente y la familia. La
calidad del proceso favorece la evolución del
recuerdo de la familia.
• El lugar de la muerte debería ser aquel que
hayan elegido el paciente o sus familiares. Si
deciden que el fallecimiento acontezca en el
domicilio, deberían contar con el apoyo
continuado de los profesionales.
• La muerte en el domicilio es posible para todos
los pacientes, salvo los que tengan un elevado
sufrimiento que precise un cuidado continuo por
profesionales sanitarios.
• La utilización de la vía subcutánea permite la
administración de fármacos durante la fase
agónica, y en relación con ello se obvian las
dificultades que podrían presentarse en el
cuidado domiciliario del proceso de morir.
• Una vez que el proceso de morir se ha
instaurado, la hidratación y alimentación del
paciente no son una alternativa terapéutica
necesaria. Su aplicación puede provocar
situaciones de sufrimiento innecesario sin
modificar la evolución del proceso.
123 | Aten Primaria 2002. 30 de septiembre. 30 (5): 318-322 | 319
Benítez del Rosario MA, Pascual L y Asensio Fraile A.
La atención a los últimos días SERIES
del duelo si la familia percibió que los cuidados no fueron
los adecuados1. Por otro lado, la situación de «mal morir»
también afecta a los profesionales sanitarios, que pueden
vivir lo acontecido como un fracaso profesional que cues-
tione los esfuerzos realizados previamente en los cuidados.
La trascendencia para el propio paciente es obvia. Una si-
tuación de sufrimiento sostenido atenta contra la dignidad
de todo ser humano, daña su integridad2.
Los últimos días de la vida siempre deberían constituir una
etapa en la que el sistema sanitario buscase de forma insis-
tente el objetivo de la obtención de la placidez, del alivio,
de la calidad de vida o de la calidad del proceso de morir.
Es decir, una situación de ausencia de malestar físico y ali-
vio del malestar psicológico, que repercuta positivamente
en la situación espiritual de la persona y de su familia.
Debería favorecerse que el proceso de morir fuese atendi-
do en el lugar que el paciente o su familia eligiesen. La de-
cisión familiar de que la muerte suceda en el domicilio de-
bería contar con el apoyo continuado de los profesionales
para el control del sufrimiento.
Decisiones terapéuticas en los cuidados
de la fase agónica
Los tratamientos durante el proceso de morir están dirigi-
dos al control inmediato y sostenido de los síntomas que
deterioran la calidad de vida del moribundo, con retirada
de aquellos otros que no influyen en el alivio. La anulación
de la ingestión es indicativo de la necesidad de retirar to-
da la medicación oral que ya no es trascendente, como an-
tihipertensivos, antidiabéticos, antibióticos, corticoides,
diuréticos, psicofármacos o cardiotónicos. Durante el pro-
ceso de morir la nutrición e hidratación del paciente care-
cen de sentido3,4. Ninguna de las dos intervenciones tiene
capacidad para revertir la evolución de la enfermedad a la
muerte y pueden provocar situaciones de malestar intenso.
La retirada de tratamientos ineficaces para la consecución
del bienestar no debería considerarse una conducta ética-
mente cuestionable, puesto que no son una alternativa te-
rapéutica válida para modificar la evolución a la muerte y
empeoran la situación de bienestar3-6.
La presencia de síntomas no controlados con los trata-
mientos adecuados es un criterio para la realización de una
sedación completa y profunda. Con ello se persigue intro-
ducir al paciente en una situación de anulación completa
de la percepción del sufrimiento no controlable por otros
medios7,8. Su indicación debe establecerse a partir de un
consenso con el paciente y su familia, o con ésta si aquél
está impedido para la toma de decisiones. Recientemente,
un estudio internacional multicéntrico ha puesto de mani-
fiesto que la necesidad de la sedación puede afectar hasta
un 45% de los enfermos para el control de la disnea grave
y de la agitación por delirium hiperactivo7.
Aspectos prácticos del control de síntomas
en la fase agónica
Los síntomas que con mayor frecuencia están presentes en
la fase agónica son la caquexia, la anorexia, la disfagia, la
boca seca, el dolor, la disnea, la retención urinaria y la agi-
tación por delirium. En la tabla 2 se describen las conduc-
tas terapéuticas para su control3,9-11.
Los cuidados básicos son especialmente importantes para
mantener el bienestar: higiene corporal refrescante, cuida-
do continuo de la boca para evitar la sequedad y cambios
posturales mínimos realizados con el fin de obtener la po-
sición más confortable para el descanso (uso de sistemas de
apoyo para evitar que ningún miembro quede suspendido
inadecuadamente).
La sedación del paciente debería realizarse ante situaciones
de disnea de reposo incontrolable con altas dosis de opiá-
ceos, agitación psicomotriz sin respuesta a dosis altas de
neurolépticos, disnea de reposo asociada a agitación y en
hemorragias graves incoercibles.
El significado completo del cuidado del paciente
y la familia durante el proceso de morir
El cuidado del proceso de morir va más allá de la exclusi-
va administración de fármacos para el control de los sín-
tomas. El paciente precisa percibir que no es ni va a ser
abandonado, que sigue siendo importante para los profe-
sionales sanitarios y que la labor de éstos consiste en cui-
Síntomas y signos indicativos de la instauración del
proceso de morir
Disnea de reposo con/sin agitación secundaria a delirium, con/sin estridor
Delirium multicausal en personas jóvenes (no existe una causa infecciosa o metabólica evidente que lo justifique)
Insuficiencia renal con creatinina y urea plasmática elevadas de origen no obstructivo o de origen obstructivo irreversible
Oligoanuria en ausencia de retención urinaria
Obstrucción intestinal irreversible con disminución de la diuresis y el nivel de vigilia
Encefalopatía hepática grave
La presencia de estertores pre mortem
Disminución del nivel de vigilia sin antecedentes de afección tumoral primaria o secundaria del sistema nervioso central
Hemorragia moderada-grave activa sin posibilidades de control
TABLA
1
320 | Aten Primaria 2002. 30 de septiembre. 30 (5): 318-322 | 124
Benítez del Rosario MA, Pascual L y Asensio Fraile A.
La atención a los últimos díasSERIES
proceso de morir. Según avanza éste, el enfermo presenta
mayores dificultades para mantener la ingesta oral. En es-
tos pacientes es preciso la utilización de vías alternativas
para la administración de los fármacos.
La vía intravenosa no se recomienda por las dificultades
técnicas de su mantenimiento en el domicilio y la poca
aceptación familiar a que la misma se realice fuera del sis-
tema hospitalario. La vía intramuscular es dolorosa por la
presencia de escasa masa muscular por caquexia, motivo
por el cual su uso debería estar restringido a situaciones
concretas.
La vía rectal puede ser una alternativa válida a la oral,
aunque presenta algunos inconvenientes como la baja
aceptación por pacientes y familias, la necesidad de movi-
lización para la administración de los fármacos y las difi-
cultades para asegurar la administración cuando se debe
combatir enérgicamente el estreñimiento. Por otro lado,
en España no se dispone de preparaciones específicas de
morfina, ni de otros opiáceos mayores, para la administra-
ción rectal. La vía rectal sería una adecuada elección para
la administración de determinados fármacos cuando no se
dispone de otras opciones (diazepam para tratamiento de
las convulsiones, butilbromuro de hioscina para el trata-
miento de la situaciones de hipersecreción o estertores pre
mortem, antiinflamatorios no esteroideos [AINE] para el
control del dolor). La vía transdérmica sólo es utilizable
para la administración de los preparados específicos de
fentanilo.
La vía subcutánea
La vía subcutánea (v.s.c.) es la de elección para la adminis-
tración de fármacos en aquellos pacientes que no pueden o
tienen dificultad para la toma de medicación por vía oral.
La administración de fármacos a través de esta vía es sen-
cilla (por lo que puede ser utilizada en el domicilio del pa-
ciente), eficaz para el control de los síntomas y está exenta
de riesgos que no sean los derivados de los efectos secun-
dar los últimos momentos de su vida. Se debe respetar las
opiniones del paciente y adaptar los planes de cuidado a
sus expectativas y deseos. Especialmente importante es fa-
vorecer el cumplimiento de los deseos de permanecer en su
domicilio.
La familia es la responsable de la toma de decisiones cuan-
do el paciente es incompetente. Para ello debería estar co-
rrectamente informada. La educación-información y la ac-
titud de los profesionales sanitarios ayudan a dramatizar o
desdramatizar la situación. Así, la información inadecuada
sobre las necesidades técnicas de la atención al proceso de
morir (sueroterapia, alimentación o administración de oxí-
geno) inducirá a la familia a modificar sus expectativas so-
bre la muerte en el domicilio. La información debe com-
prender, además, los contenidos técnicos mínimos para
que el cuidado del paciente pueda llevarse a cabo en el do-
micilio. Por otro lado, la familia se enfrenta a la despedida
de su ser querido y sufre. Las múltiples dudas sobre el cui-
dado y la presencia o no de sufrimiento deberán ser re-
sueltas con respeto y calidez. Es recomendable favorecer la
expresión de las emociones, las dudas y los miedos para
que puedan ser resueltos. La información sobre los trámi-
tes administrativos post mortem alivia ansiedades y situa-
ciones conflictivas posteriores.
En definitiva, el significado completo del cuidado de la
persona durante el proceso de morir afecta a las creencias
de los profesionales sobre el respeto humano y moviliza las
sensibilidades más profundas para entender que «el cuida-
do del moribundo es mimar los últimos momentos de la
vida para hacer menos penosa la despedida».
La vía subcutánea en cuidados paliativos.
Utilización en atención primaria
Consideraciones generales
La mayoría de los pacientes con cáncer en fase terminal
puede tomar la medicación por vía oral hasta el inicio del
Control de los principales síntomas
de la fase agónica
Dolor, disnea Incremento de las dosis previas de morfina en un 50% o de fentanilo transdérmico en 25 µg/h
Uso de la vía subcutánea si ausencia de ingestión (morfina s.c, en 24 h: media dosis diaria de morfina oral)
El fentanilo transdérmico puede mantenerse
Agitación, inquietud Haloperidol (5-30 mg/día, s.c.) o clorpromacina (25-150 mg/día, i.m.), o levomepromacina (25-150 mg/día, i.m./s.c.)
Retención urinaria Descartar su presencia si hay agitación, inquietud o dolor
Realizar sondaje vesical si está presente
Estertores pre mortem Anticolinérgicos (butilbromuro de hioscina) s.c. o vía rectal según se describe en artículo de complicaciones respiratorias
Hemorragia grave Sedación rápida con 7,5 mg de midazolam s.c. o 50 mg de levomepromacina o 50 mg de clorpromacina + cloruro mórfico s.c.
equivalente al 10% de la dosis total diaria de morfina s.c.
Sedación Midazolam (45-120 mg en perfusión s.c./24 h), o clorpromacina (75-150 mg/día, i.m. en 1 o 2 dosis), o levomepromacina
(75-150 mg/día, i.m./s.c. en 1 o 2 dosis; si se utiliza la vía s.c. rotar el punto de punción)
i.m.: intramuscular; s.c. subcutánea.
TABLA
2
125 | Aten Primaria 2002. 30 de septiembre. 30 (5): 318-322 | 321
Benítez del Rosario MA, Pascual L y Asensio Fraile A.
La atención a los últimos días SERIES
se conecta el sistema al infusor. Se recomienda revisar dia-
riamente el punto de inserción para detectar el desarrollo
de complicaciones locales (enrojecimiento de la zona, ede-
ma, induración e infección), cuya aparición es rara y se so-
luciona cambiando el punto de inserción y la palomi-
lla12,13,16-18.
Una ventaja adicional y de gran importancia de la utiliza-
ción de los infusores elastoméricos es la posibilidad de aso-
ciar en ellos los fármacos que precisa el paciente para el
control de sus complicaciones11-18. Como norma general
se recomienda no asociar más de tres fármacos en un mis-
mo infusor para evitar problemas de precipitación. En la
tabla 3 se describen los fármacos utilizados con mayor fre-
cuencia por vía subcutánea11-14,18-20.
Cuando no se dispone de infusores, puede procederse a la
administración continua de los fármacos utilizando un sis-
tema de sueroterapia: los fármacos serán diluidos en un
suero cuyo sistema está conectado a una vía subcutánea.
Debería tomarse la precaución de utilizar uno o dos siste-
mas de microgotero en el sistema para asegurar el ritmo de
perfusión. Este sistema también puede emplearse cuando
la familia insiste en la necesidad de administrar suerotera-
pia, y se puede administrar entre 1.000 y 1.500 ml de sue-
ro fisiológico al día por vía subcutánea.
Bibliografía
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nald N, editors. Oxford textbook of palliative medicine. 2nd ed.
Oxford: Oxford University Press, 1998; p. 995-1012.
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GW, MacDonald N, editor. Oxford textbook of palliative medi-
cine. 2nd ed. Oxford: Oxford University Press, 1998; p. 977-94.
darios del tratamiento11-17. El uso de la v.s.c. se realizará
en aquellos pacientes que presenten dificultades para la in-
gesta oral del tratamiento que precisa para el control de su
sufrimiento. Otro uso posible, especialmente indicado en
unidades especializadas, es la obtención de una mayor efi-
cacia en el control del dolor cuando el balance entre anal-
gesia y efectos secundarios conseguido por vía oral no es el
óptimo15. La utilización de la v.s.c. estaría contraindicada
en situaciones de edema generalizado e intenso, circula-
ción periférica muy disminuida como en el shock, las coa-
gulopatías y las infecciones de repetición en el punto de in-
serción.
Existen dos formas de utilizar la v.s.c.:
1. Infusión subcutánea intermitente. Es la forma técnica-
mente más sencilla y accesible a todos los equipos de aten-
ción primaria. Puede realizarse mediante la punción reite-
rada para la administración de los fármacos o mediante la
administración intermitente de éstos a través de una palo-
milla colocada en la zona subcutánea (se evita así la pro-
ducción reiterada de dolor). Una vez colocada, la palomi-
lla se cubrirá con un apósito transparente para observar
posibles reacciones locales o salidas accidentales de la agu-
ja. La medicación se administra a través de la alargadera de
la palomilla, con la frecuencia que determine la biodispo-
nibilidad del fármaco (cloruro mórfico y midazolam cada
4 h; haloperidol cada 8-24 h, etc.). La palomilla puede ser
colocada en cualquier parte el cuerpo.
Los cuidados de la v.s.c. deben centrarse en el punto de in-
serción; la presencia de enrojecimiento o induración obli-
ga a cambiar el punto de punción. Ante la ausencia de
complicaciones locales se recomienda cambiar el punto de
inserción cada 4-7 días. En aquellos casos en que se esté
administrando una perfusión continua de varios fármacos
el punto de colocación de la palomilla debería cambiarse
cada 3-4 días.
2. Infusión subcutánea continua. La existencia de dispositi-
vos para la infusión continua facilita el cuidado del pacien-
te en el domicilio11-14,18. Existen dos tipos de dispositivos:
a) infusores elastoméricos desechables, que disponen de un
globo de látex que se hincha al introducir la medicación y
por retracción libera el fármaco a un flujo continuo deter-
minado por la válvula existente a la salida. En atención
primaria son de uso habitual los infusores con los siguien-
tes ritmos de perfusión: 2 ml/h (duración, 24 y 48 h) y 0,5
ml/h (duración, 5 días), b) bombas electrónicas externas,
de escaso uso en atención primaria por su coste y baja dis-
ponibilidad.
El procedimiento para su uso es el siguiente: a) se carga la
medicación en una jeringa de 60 ml con sistema luer-lock,
completándola hasta 50 ml con suero fisiológico; b) se co-
necta la jeringa al infusor y se presiona firmemente el ém-
bolo de la jeringa hasta vaciarla completamente en el glo-
bo de látex; c) se inserta la palomilla en el tejido celular
subcutáneo y se purga el sistema con suero fisiológico, y d)
Fármacos a utilizar por vía subcutánea
en atención primaria
Fármacos de uso habitual Fármacos de uso Fármacos
excepcional contraindicados
Cloruro mórfico** Octreótido Clorpromazina
Tramadol Ondansetrón Diazepam
Haloperidol**
Levomepromazina*
Metoclopramida*
Midazolam**
Butilbromuro del hioscina**
Dexametasona*
Ketorolaco/diclofenaco
Suero fisiológico**
*Deben administrarse solos, se recomienda rotar el punto de administración
para evitar irritaciones locales; **pueden mezclarse en el infusor.
TABLA
3
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322 | Aten Primaria 2002. 30 de septiembre. 30 (5): 318-322 | 126
Benítez del Rosario MA, Pascual L y Asensio Fraile A.
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  • 1. 318 | Aten Primaria 2002. 30 de septiembre. 30 (5): 318-322 | 118 49.252 SERIES aparece de forma insidiosa y temprana en la evolución de la enfermedad. En las enfermedades en fase terminal existen algunas com- plicaciones (tabla 1), cuya presencia indica que el proceso de morir se ha instaurado y que el deterioro del paciente va a ser progresivo, rápido e imparable hasta que acontezca la muerte en 3-5 días. Trascendencia de los cuidados en el proceso de morir La etapa agónica representa los últimos días de vida del enfermo. El impacto emocional en el paciente y en la fa- milia es elevado a consecuencia del deterioro físico y la proximidad de la muerte. El recuerdo de los últimos días puede actuar como factor desestabilizador en la evolución Introducción La atención a los últimos días es de especial interés por el impacto que tiene el proceso de morir en el individuo y en su familia. En el cuidado de la persona moribunda se plan- tean diferentes cuestiones éticas sobre las intervenciones a realizar, el lugar donde llevar a cabo el cuidado y las acti- tudes de los profesionales ante el sufrimiento. En el pre- sente artículo se abordarán el concepto de fase agónica, los cuidados del proceso de morir y la utilización de la vía sub- cutánea como alternativa para la administración de fárma- cos cuando el enfermo no puede tragar. Conceptos Los últimos días de la vida representan la fase agónica. No existe un acuerdo unánime sobre su duración en el sentido de cuánto tiempo previo a la muerte constituye dicha fase. Las opiniones son variables, y consideran como tal desde las últimas horas hasta los últimos 3-5 días si se hacen evi- dentes los síntomas y signos del proceso de morir. Éstos son producto del deterioro completo de las funciones vita- les, como la disminución o anulación de las funciones di- gestivas (ingestión y deposición), renales y mentales, y un grado elevado de incapacidad funcional. La forma de instauración del proceso de morir en las en- fermedades en fase terminal es variable, brusca, lenta o muy lenta. El inicio brusco es producto de complicaciones graves como las hemorrágicas, infecciosas, obstrucciones de la vía respiratoria o perforación abdominal. Cuando la instauración es lenta, se evidencia un deterioro progresivo de las funciones vitales, aunque a un ritmo más rápido de lo que acontece cuando la evolución es muy lenta. Esta úl- tima es la que acontece en los tumores cerebrales o en las demencias, en que el diagnóstico del proceso de morir puede ser difícil porque el deterioro funcional y cognitivo aMédico de familia. Jefe de la Sección de Cuidados Paliativos del CH La Candelaria. Tenerife. bMédico de familia. CS Manises (Valencia). cMédico de familia. SU La Laguna-Mercedes (Tenerife). Correspondencia: Miguel Ángel Benítez del Rosario. Apdo. de Correos 10521. Santa Cruz de Tenerife. España. Correo electrónico: mabenitez@comtf.es La atención a los últimos días M.A. Benítez del Rosarioa, L. Pascualb y A. Asensio Frailec CUIDADOS PALIATIVOS Puntos clave • El cuidado del proceso de morir es de gran importancia para el paciente y la familia. La calidad del proceso favorece la evolución del recuerdo de la familia. • El lugar de la muerte debería ser aquel que hayan elegido el paciente o sus familiares. Si deciden que el fallecimiento acontezca en el domicilio, deberían contar con el apoyo continuado de los profesionales. • La muerte en el domicilio es posible para todos los pacientes, salvo los que tengan un elevado sufrimiento que precise un cuidado continuo por profesionales sanitarios. • La utilización de la vía subcutánea permite la administración de fármacos durante la fase agónica, y en relación con ello se obvian las dificultades que podrían presentarse en el cuidado domiciliario del proceso de morir. • Una vez que el proceso de morir se ha instaurado, la hidratación y alimentación del paciente no son una alternativa terapéutica necesaria. Su aplicación puede provocar situaciones de sufrimiento innecesario sin modificar la evolución del proceso.
  • 2. 123 | Aten Primaria 2002. 30 de septiembre. 30 (5): 318-322 | 319 Benítez del Rosario MA, Pascual L y Asensio Fraile A. La atención a los últimos días SERIES del duelo si la familia percibió que los cuidados no fueron los adecuados1. Por otro lado, la situación de «mal morir» también afecta a los profesionales sanitarios, que pueden vivir lo acontecido como un fracaso profesional que cues- tione los esfuerzos realizados previamente en los cuidados. La trascendencia para el propio paciente es obvia. Una si- tuación de sufrimiento sostenido atenta contra la dignidad de todo ser humano, daña su integridad2. Los últimos días de la vida siempre deberían constituir una etapa en la que el sistema sanitario buscase de forma insis- tente el objetivo de la obtención de la placidez, del alivio, de la calidad de vida o de la calidad del proceso de morir. Es decir, una situación de ausencia de malestar físico y ali- vio del malestar psicológico, que repercuta positivamente en la situación espiritual de la persona y de su familia. Debería favorecerse que el proceso de morir fuese atendi- do en el lugar que el paciente o su familia eligiesen. La de- cisión familiar de que la muerte suceda en el domicilio de- bería contar con el apoyo continuado de los profesionales para el control del sufrimiento. Decisiones terapéuticas en los cuidados de la fase agónica Los tratamientos durante el proceso de morir están dirigi- dos al control inmediato y sostenido de los síntomas que deterioran la calidad de vida del moribundo, con retirada de aquellos otros que no influyen en el alivio. La anulación de la ingestión es indicativo de la necesidad de retirar to- da la medicación oral que ya no es trascendente, como an- tihipertensivos, antidiabéticos, antibióticos, corticoides, diuréticos, psicofármacos o cardiotónicos. Durante el pro- ceso de morir la nutrición e hidratación del paciente care- cen de sentido3,4. Ninguna de las dos intervenciones tiene capacidad para revertir la evolución de la enfermedad a la muerte y pueden provocar situaciones de malestar intenso. La retirada de tratamientos ineficaces para la consecución del bienestar no debería considerarse una conducta ética- mente cuestionable, puesto que no son una alternativa te- rapéutica válida para modificar la evolución a la muerte y empeoran la situación de bienestar3-6. La presencia de síntomas no controlados con los trata- mientos adecuados es un criterio para la realización de una sedación completa y profunda. Con ello se persigue intro- ducir al paciente en una situación de anulación completa de la percepción del sufrimiento no controlable por otros medios7,8. Su indicación debe establecerse a partir de un consenso con el paciente y su familia, o con ésta si aquél está impedido para la toma de decisiones. Recientemente, un estudio internacional multicéntrico ha puesto de mani- fiesto que la necesidad de la sedación puede afectar hasta un 45% de los enfermos para el control de la disnea grave y de la agitación por delirium hiperactivo7. Aspectos prácticos del control de síntomas en la fase agónica Los síntomas que con mayor frecuencia están presentes en la fase agónica son la caquexia, la anorexia, la disfagia, la boca seca, el dolor, la disnea, la retención urinaria y la agi- tación por delirium. En la tabla 2 se describen las conduc- tas terapéuticas para su control3,9-11. Los cuidados básicos son especialmente importantes para mantener el bienestar: higiene corporal refrescante, cuida- do continuo de la boca para evitar la sequedad y cambios posturales mínimos realizados con el fin de obtener la po- sición más confortable para el descanso (uso de sistemas de apoyo para evitar que ningún miembro quede suspendido inadecuadamente). La sedación del paciente debería realizarse ante situaciones de disnea de reposo incontrolable con altas dosis de opiá- ceos, agitación psicomotriz sin respuesta a dosis altas de neurolépticos, disnea de reposo asociada a agitación y en hemorragias graves incoercibles. El significado completo del cuidado del paciente y la familia durante el proceso de morir El cuidado del proceso de morir va más allá de la exclusi- va administración de fármacos para el control de los sín- tomas. El paciente precisa percibir que no es ni va a ser abandonado, que sigue siendo importante para los profe- sionales sanitarios y que la labor de éstos consiste en cui- Síntomas y signos indicativos de la instauración del proceso de morir Disnea de reposo con/sin agitación secundaria a delirium, con/sin estridor Delirium multicausal en personas jóvenes (no existe una causa infecciosa o metabólica evidente que lo justifique) Insuficiencia renal con creatinina y urea plasmática elevadas de origen no obstructivo o de origen obstructivo irreversible Oligoanuria en ausencia de retención urinaria Obstrucción intestinal irreversible con disminución de la diuresis y el nivel de vigilia Encefalopatía hepática grave La presencia de estertores pre mortem Disminución del nivel de vigilia sin antecedentes de afección tumoral primaria o secundaria del sistema nervioso central Hemorragia moderada-grave activa sin posibilidades de control TABLA 1
  • 3. 320 | Aten Primaria 2002. 30 de septiembre. 30 (5): 318-322 | 124 Benítez del Rosario MA, Pascual L y Asensio Fraile A. La atención a los últimos díasSERIES proceso de morir. Según avanza éste, el enfermo presenta mayores dificultades para mantener la ingesta oral. En es- tos pacientes es preciso la utilización de vías alternativas para la administración de los fármacos. La vía intravenosa no se recomienda por las dificultades técnicas de su mantenimiento en el domicilio y la poca aceptación familiar a que la misma se realice fuera del sis- tema hospitalario. La vía intramuscular es dolorosa por la presencia de escasa masa muscular por caquexia, motivo por el cual su uso debería estar restringido a situaciones concretas. La vía rectal puede ser una alternativa válida a la oral, aunque presenta algunos inconvenientes como la baja aceptación por pacientes y familias, la necesidad de movi- lización para la administración de los fármacos y las difi- cultades para asegurar la administración cuando se debe combatir enérgicamente el estreñimiento. Por otro lado, en España no se dispone de preparaciones específicas de morfina, ni de otros opiáceos mayores, para la administra- ción rectal. La vía rectal sería una adecuada elección para la administración de determinados fármacos cuando no se dispone de otras opciones (diazepam para tratamiento de las convulsiones, butilbromuro de hioscina para el trata- miento de la situaciones de hipersecreción o estertores pre mortem, antiinflamatorios no esteroideos [AINE] para el control del dolor). La vía transdérmica sólo es utilizable para la administración de los preparados específicos de fentanilo. La vía subcutánea La vía subcutánea (v.s.c.) es la de elección para la adminis- tración de fármacos en aquellos pacientes que no pueden o tienen dificultad para la toma de medicación por vía oral. La administración de fármacos a través de esta vía es sen- cilla (por lo que puede ser utilizada en el domicilio del pa- ciente), eficaz para el control de los síntomas y está exenta de riesgos que no sean los derivados de los efectos secun- dar los últimos momentos de su vida. Se debe respetar las opiniones del paciente y adaptar los planes de cuidado a sus expectativas y deseos. Especialmente importante es fa- vorecer el cumplimiento de los deseos de permanecer en su domicilio. La familia es la responsable de la toma de decisiones cuan- do el paciente es incompetente. Para ello debería estar co- rrectamente informada. La educación-información y la ac- titud de los profesionales sanitarios ayudan a dramatizar o desdramatizar la situación. Así, la información inadecuada sobre las necesidades técnicas de la atención al proceso de morir (sueroterapia, alimentación o administración de oxí- geno) inducirá a la familia a modificar sus expectativas so- bre la muerte en el domicilio. La información debe com- prender, además, los contenidos técnicos mínimos para que el cuidado del paciente pueda llevarse a cabo en el do- micilio. Por otro lado, la familia se enfrenta a la despedida de su ser querido y sufre. Las múltiples dudas sobre el cui- dado y la presencia o no de sufrimiento deberán ser re- sueltas con respeto y calidez. Es recomendable favorecer la expresión de las emociones, las dudas y los miedos para que puedan ser resueltos. La información sobre los trámi- tes administrativos post mortem alivia ansiedades y situa- ciones conflictivas posteriores. En definitiva, el significado completo del cuidado de la persona durante el proceso de morir afecta a las creencias de los profesionales sobre el respeto humano y moviliza las sensibilidades más profundas para entender que «el cuida- do del moribundo es mimar los últimos momentos de la vida para hacer menos penosa la despedida». La vía subcutánea en cuidados paliativos. Utilización en atención primaria Consideraciones generales La mayoría de los pacientes con cáncer en fase terminal puede tomar la medicación por vía oral hasta el inicio del Control de los principales síntomas de la fase agónica Dolor, disnea Incremento de las dosis previas de morfina en un 50% o de fentanilo transdérmico en 25 µg/h Uso de la vía subcutánea si ausencia de ingestión (morfina s.c, en 24 h: media dosis diaria de morfina oral) El fentanilo transdérmico puede mantenerse Agitación, inquietud Haloperidol (5-30 mg/día, s.c.) o clorpromacina (25-150 mg/día, i.m.), o levomepromacina (25-150 mg/día, i.m./s.c.) Retención urinaria Descartar su presencia si hay agitación, inquietud o dolor Realizar sondaje vesical si está presente Estertores pre mortem Anticolinérgicos (butilbromuro de hioscina) s.c. o vía rectal según se describe en artículo de complicaciones respiratorias Hemorragia grave Sedación rápida con 7,5 mg de midazolam s.c. o 50 mg de levomepromacina o 50 mg de clorpromacina + cloruro mórfico s.c. equivalente al 10% de la dosis total diaria de morfina s.c. Sedación Midazolam (45-120 mg en perfusión s.c./24 h), o clorpromacina (75-150 mg/día, i.m. en 1 o 2 dosis), o levomepromacina (75-150 mg/día, i.m./s.c. en 1 o 2 dosis; si se utiliza la vía s.c. rotar el punto de punción) i.m.: intramuscular; s.c. subcutánea. TABLA 2
  • 4. 125 | Aten Primaria 2002. 30 de septiembre. 30 (5): 318-322 | 321 Benítez del Rosario MA, Pascual L y Asensio Fraile A. La atención a los últimos días SERIES se conecta el sistema al infusor. Se recomienda revisar dia- riamente el punto de inserción para detectar el desarrollo de complicaciones locales (enrojecimiento de la zona, ede- ma, induración e infección), cuya aparición es rara y se so- luciona cambiando el punto de inserción y la palomi- lla12,13,16-18. Una ventaja adicional y de gran importancia de la utiliza- ción de los infusores elastoméricos es la posibilidad de aso- ciar en ellos los fármacos que precisa el paciente para el control de sus complicaciones11-18. Como norma general se recomienda no asociar más de tres fármacos en un mis- mo infusor para evitar problemas de precipitación. En la tabla 3 se describen los fármacos utilizados con mayor fre- cuencia por vía subcutánea11-14,18-20. Cuando no se dispone de infusores, puede procederse a la administración continua de los fármacos utilizando un sis- tema de sueroterapia: los fármacos serán diluidos en un suero cuyo sistema está conectado a una vía subcutánea. Debería tomarse la precaución de utilizar uno o dos siste- mas de microgotero en el sistema para asegurar el ritmo de perfusión. Este sistema también puede emplearse cuando la familia insiste en la necesidad de administrar suerotera- pia, y se puede administrar entre 1.000 y 1.500 ml de sue- ro fisiológico al día por vía subcutánea. Bibliografía 1. Parkes CM. Bereavement. In: Doyle D, Hanks GW, MacDo- nald N, editors. Oxford textbook of palliative medicine. 2nd ed. Oxford: Oxford University Press, 1998; p. 995-1012. 2. Chapman CR, Gavrin J. Suffering: the contributions of persis- tent pain. Lancet (Suppl 2001). The pain series web only. Dis- ponible en: http://www.thelancet.com. 3. Twycross R, Lichter. The terminal phase. In: Doyle D, Hanks GW, MacDonald N, editor. Oxford textbook of palliative medi- cine. 2nd ed. Oxford: Oxford University Press, 1998; p. 977-94. darios del tratamiento11-17. El uso de la v.s.c. se realizará en aquellos pacientes que presenten dificultades para la in- gesta oral del tratamiento que precisa para el control de su sufrimiento. Otro uso posible, especialmente indicado en unidades especializadas, es la obtención de una mayor efi- cacia en el control del dolor cuando el balance entre anal- gesia y efectos secundarios conseguido por vía oral no es el óptimo15. La utilización de la v.s.c. estaría contraindicada en situaciones de edema generalizado e intenso, circula- ción periférica muy disminuida como en el shock, las coa- gulopatías y las infecciones de repetición en el punto de in- serción. Existen dos formas de utilizar la v.s.c.: 1. Infusión subcutánea intermitente. Es la forma técnica- mente más sencilla y accesible a todos los equipos de aten- ción primaria. Puede realizarse mediante la punción reite- rada para la administración de los fármacos o mediante la administración intermitente de éstos a través de una palo- milla colocada en la zona subcutánea (se evita así la pro- ducción reiterada de dolor). Una vez colocada, la palomi- lla se cubrirá con un apósito transparente para observar posibles reacciones locales o salidas accidentales de la agu- ja. La medicación se administra a través de la alargadera de la palomilla, con la frecuencia que determine la biodispo- nibilidad del fármaco (cloruro mórfico y midazolam cada 4 h; haloperidol cada 8-24 h, etc.). La palomilla puede ser colocada en cualquier parte el cuerpo. Los cuidados de la v.s.c. deben centrarse en el punto de in- serción; la presencia de enrojecimiento o induración obli- ga a cambiar el punto de punción. Ante la ausencia de complicaciones locales se recomienda cambiar el punto de inserción cada 4-7 días. En aquellos casos en que se esté administrando una perfusión continua de varios fármacos el punto de colocación de la palomilla debería cambiarse cada 3-4 días. 2. Infusión subcutánea continua. La existencia de dispositi- vos para la infusión continua facilita el cuidado del pacien- te en el domicilio11-14,18. Existen dos tipos de dispositivos: a) infusores elastoméricos desechables, que disponen de un globo de látex que se hincha al introducir la medicación y por retracción libera el fármaco a un flujo continuo deter- minado por la válvula existente a la salida. En atención primaria son de uso habitual los infusores con los siguien- tes ritmos de perfusión: 2 ml/h (duración, 24 y 48 h) y 0,5 ml/h (duración, 5 días), b) bombas electrónicas externas, de escaso uso en atención primaria por su coste y baja dis- ponibilidad. El procedimiento para su uso es el siguiente: a) se carga la medicación en una jeringa de 60 ml con sistema luer-lock, completándola hasta 50 ml con suero fisiológico; b) se co- necta la jeringa al infusor y se presiona firmemente el ém- bolo de la jeringa hasta vaciarla completamente en el glo- bo de látex; c) se inserta la palomilla en el tejido celular subcutáneo y se purga el sistema con suero fisiológico, y d) Fármacos a utilizar por vía subcutánea en atención primaria Fármacos de uso habitual Fármacos de uso Fármacos excepcional contraindicados Cloruro mórfico** Octreótido Clorpromazina Tramadol Ondansetrón Diazepam Haloperidol** Levomepromazina* Metoclopramida* Midazolam** Butilbromuro del hioscina** Dexametasona* Ketorolaco/diclofenaco Suero fisiológico** *Deben administrarse solos, se recomienda rotar el punto de administración para evitar irritaciones locales; **pueden mezclarse en el infusor. TABLA 3
  • 5. 4. World Health Organization. Cancer pain relief and palliative care. Technical Report Series 804. Geneve: WHO, 1990. 5. Sánchez-González MA. Los tratamientos inútiles y el concepto de futilidad. Quadern CAPS 1995;23:77-84. 6. Altisent Trota R. Bioética y cuidados paliativos en atención pri- maria. En: Benítez del Rosario MA, Salinas Martín A, editores. Cuidados paliativos y atención primaria. Aspectos de organiza- ción. Barcelona: Springer-Verlag Ibérica, 2000; p. 85-92. 7. Faisinger R, Waller A, Bercovici M, Bengtson K, Landman W, Hosking M, et al. A multicentre international study of sedation for uncontrolled symptoms in terminally ill patients. Pall Med 2000;14:257-65. 8. Fainsinger RL. Treatment of delirium at the end of life: medical and ethical issues. In: Portenoy RK, Bruera E, editors. Topics in palliative care. Oxford: Oxford University Press, 2000;4:261-77. 9. Adam J. The last 48 hours. ABC of palliative care. BMJ 1997; 315:1600-3. 10. Lozano A, Borrell R, Alburquerque, Novellas A. Cuidados en la situación de agonía. En: Gómez-Batiste X, Planas Domingo J, Roca Casas J, Viladiu Quemada P, editores. Cuidados paliativos en oncología. Barcelona: JIMS, 1996; p. 237-48. 11. Benítez del Rosario MA, Llamazares González AI, García Gon- zález G, Cabrejas Sánchez A, Guerra Merino A, Espinosa Al- mendro JM, et al. Recomendaciones semFYC: cuidados paliati- vos. Barcelona: semFYC, 1998. 12. Benítez del Rosario MA. Vías de administración de medica- mentos. En: Gómez Sancho M, editor. Medicina paliativa en la cultura latina. Madrid: Arán, 1999; p. 445-55. 13. Llimós A, Sibina M, Porta J, Ylla-Catalá E, Ferrer M. Utiliza- ción de la vía subcutánea en cuidados paliativos. Medicina Palia- tiva 1999;6:121-7. 14. Grupo Atención Domiciliaria Sociedad Valenciana de Medici- na Familiar y Comunitaria. Atención domiciliaria al paciente con cáncer. Los últimos días de vida. Madrid: ASTA Médica, 2001. 15. Hanks GW, Conno F, Cherny N and Expert Working Group of the Research Network of the European Association for Pa- lliative Care. Morphine and alternative opioids in cancer pain: the EAPC recommendations. Br J Cancer 2001;84:587- 93. 16. Fernández R, Amo M. Utilidad de la vía subcutánea en atención domiciliaria como estrategia de atención integral al paciente ter- minal. FMC 1998;5:614-20. 17. Bruera E, Velasco-Leiva A, Spachynski K, Fainsinger R, Miller MJ, MacEachern T. Use of the Edmonton Injector for parente- ral opioid management of cancer pain: a study of 100 consecuti- ve patients. J Pain Symptom Manage 1993;8:525-8. 18. Pascual L, Portaceli A, Ros A. Utilización de la vía subcutánea para el control de síntomas en un centro de salud. Aten Prima- ria 2001;28:185-7. 19. O’Doherty CA, Hall EJ, Schofield L, Zeppetella G. Drugs and syringe drivers: a survey of adult specialist palliative care practi- ce in the United Kingdom and Eire. Palliat Med 2001;15:149- 54. 20. Lichter I, Hunt E. Drug combinations in syringe drivers. NZ Med J 1995;108:224-6. 322 | Aten Primaria 2002. 30 de septiembre. 30 (5): 318-322 | 126 Benítez del Rosario MA, Pascual L y Asensio Fraile A. La atención a los últimos díasSERIES