2. I. Los textos narrativos
II. Elementos del texto narrativo
a) Estructura (págs. 122-123)
b) Narrador (págs. 124-125)
c) Espacio y tiempo (pág. 126)
d) Personajes (pág. 127)
e) Formas del discurso narrativo (pág. 127)
III. Rasgos lingüísticos del texto narrativo
Esquema
3. I. LOS TEXTOS NARRATIVOS
A)CONCEPTO
Tipo de texto en el que el emisor pretende REFERIR VERBALMENTE UNOS
ACONTECIMIENTOS que le han sucedido a unos personajes en un tiempo y
lugar determinados
5. II. ELEMENTOS DEL TEXTO NARRRATIVO
a) La estructura
EXTERNA INTERNA
- Organización temática de los contenidos
(coherencia)
- Se diferencian tres partes:
Distribución o disposición física (material) (planteamiento-nudo-desenlace)
del contenido en tomos, partes, tratados, - Modos de organización
capítulos, secuencias, titular-cuerpo… •LINEAL o cronológica
•NO LINEAL:
- Comienzo «in media res»
- Comienzo «in extrema res»
- Final abierto
- Ruptura retrospectiva (analepsis o
flashback) o prospectiva (prolepsis o flash
forward)
- Contrapunto
- Digresión
6. RELATO LINEAL
En el paraíso terrenal, en el día luminoso en que las flores fueron creadas, y antes de que Eva
fuese tentada por la serpiente, el maligno espíritu se acercó a la más linda rosa nueva en el momento en
que ella tendía, a la caricia del celeste sol, la roja virginidad de sus labios.
-Eres bella.
-Lo soy -dijo la rosa.
-Bella y feliz – prosiguió el diablo-. Tienes el color, la gracia y el aroma. Pero…
-¿Pero?...
-No eres útil. ¿No miras esos altos árboles llenos de bellotas? Ésos, a más de ser frondosos, dan
alimento a muchedumbres de seres animados que se detienen bajo sus ramas. Rosa, ser bella es poco…
La rosa entonces –tentada como después lo sería la mujer- deseó la utilidad, de tal modo
que hubo palidez en su púrpura.
Pasó el buen Dios después del alba siguiente.
-Padre –dijo aquella princesa floral, temblando en su perfumada belleza-, ¿queréis hacerme útil?
-Sea, hija mía –contestó el Señor, sonriendo.
Y entonces vio el mundo la primera col.
Rubén Darío, El nacimiento de la col
7. COMIENZO «IN MEDIA RES»
Años atrás le había dicho:
- Si desea usted algo no tiene más que llamar al timbre; yo acudiré enseguida.
No lo había dicho con esa carencia de tono de quien se halla habituado una y otra vez a la
misma fórmula; sin duda no sólo contaba con pocos clientes sino que quiso dar a la frase una
intención que entonces no supo adivinar, ansioso por llegar a la cama y demasiado ocupado por
la sensación de malestar que le produjo el sujeto.
Fue una noche en que se perdió en un cruce de carreteras, se adentró por una de montaña en
lamentable estado y solamente al cabo de un par de horas pudo llegar a otra asfaltada donde
aún existía un poste de fundición de principios de siglo, cuyas indicaciones estaban tan borradas
que no pudo descifrarlas al resplandor de los faros. Sin lograr orientarse en el mapa tomó al azar
un sentido y al cabo de bastantes kilómetros dio con un pueblo desierto y apagado _una docena
de casas de adobe a ambos lados de la carretera y una sola bombilla que se balanceaba en el
aire colgada del cable, tan mortecina que ni siquiera llegaba a iluminar la calzada_, de suerte
que, a pesar del cansancio y lo avanzado de la hora, no tuvo otra opción que seguir adelante, en
la dirección de una señal que decía: «A Región 23 km.» Así que cuando poco después, a la salida
de una fuerte curva, se topó con un caserón al pie de la carretera con un melancólico luminoso
que escuetamente decía «Camas» no lo pensó dos veces. […]
Juan Benet, Reichenau
8. COMIENZO «IN EXTREMA RES»
SIRENITA
Durante siglos, inmóvil y silenciosa, ha habitado en las aguas enlodadas y calmas del
lago. Le acompaña una fama inquietante, de culebra movediza y traidora que una
vez devoró a un caballero que trató de darle muerte. Ella misma no recuerda el
suceso con claridad: el caballero, un señor lejano, se había acercado hasta la orilla
del lago, y allí se había dirigido a ella. Intercambiaron palabras de amor, miradas
tiernas, y un par de anillos de cobre que les dejaron los dedos verdosos.
Entonces, resuelta, decidió renunciar a todo por el hombre suave y cortés que
acudía a visitarla. A cambio de su voz perdió la cola irisada y se convirtió en humana.
Esa noche el caballero no la halló. En su lugar, encontró junto a los juncos, una
enorme cola de pez ensangrentada. Cuando se abrió la garganta con su espada, ella
se encontraba muy cerca de su castillo. Se ocultó entre unos matojos ante el paso de
la guardia, que se llevaba el cadáver del príncipe envuelto en una capa, un bulto
anónimo. Ella esperó a la puerta del castillo muchas horas, en vano, convencida de
haber sido traicionada. Regresó al lago, abatida y lloroso, y desde entonces aguarda,
cubierta de barro y liquen, la llegada de otro caballero en quien vengar su abandono.
Laura Espido Freire, «Sirenita»
9. FINAL ABIERTO
«El espejo que no podía dormir», Augusto Monterroso
Cuento completo
Había una vez un espejo de mano que cuando se quedaba solo y nadie se veía
en él se sentía de lo peor, como que no existía, y quizá tenía razón; pero los
otros espejos se burlaban de él, y cuando por las noches los guardaban en el
mismo cajón del tocador dormían a pierna suelta satisfechos, ajenos a la
preocupación del neurótico.
10. RUPTURA DEL ORDEN LINEAL (RETROSPECTIVA)
En apenas dos segundos, mi hermana quedó tendida en el suelo, sus ojos muertos mirando al vacío.
Un minuto antes yo había sopesado bien el cenicero en mi mano, con la mente fría y su espalda ante mí.
Cinco minutos antes, ella me amenazaba con ir a la policía y revelar toda la verdad, hacer público el engaño y mi
vergüenza.
Una hora antes, entraba con furia en mi apartamento, alta, delgada, soberbia, los tacones clavándose con autoridad
en el parqué desgastado.
Un día antes, yo había recogido el test de embarazo en la farmacia, rezando, mientras una voz interior me recordaba
que nunca he creído en Dios. Esa mañana, las náuseas habían hecho que me precipitara al baño, el estómago encogido,
preguntándome si era posible que un pecado así pudiera pasarme factura tan pronto.
Dos meses antes, después de dar muchas vueltas al plan, me había presentado por sorpresa en el despacho de
Andrés -maquillada, el pelo liso y una falda corta-, había tirado al suelo todo el contenido de su mesa y me había sentado encima
con las piernas cruzadas, tentadora, mientras él ordenaba a su secretaria que no le pasara llamadas.
Un año antes, él había dado el sí quiero a mi hermana, enamorado como un colegial, mientras, dos bancos más atrás,
yo fingía que mis lágrimas eran de alegría.
Una madrugada cualquiera, dos años antes, yo despertaba a mi hermana a sacudidas después de una noche de
juerga, radiante, loca, feliz, para contarle que acababa de conocer al hombre de mi vida y que necesitaba presentárselo.
Diez años antes, aún adolescente, ella me comunicaba que había decidido llevar el pelo liso definitivamente, porque es más
elegante, más ordenado. Y entonces sentí aquel crujido de ruptura, aquella certeza de que ya no éramos dos mitades de una
misma cosa.
Trece años, dos meses, un día y dos segundos después, retuerzo mis rizos mientras pienso que sólo hay una solución posible para
esta historia. Limpio el cenicero. Me peino. Me pongo la ropa de mi hermana y coloco su cadáver en un ángulo que haga creíble la
tesis de ‘accidente doméstico’.
11. RUPTURA DEL ORDEN LINEAL (PROSPECTIVA)
«EL CONCIERTO» (FRAGMENTO)
de Augusto Monterroso
Dentro de escasos minutos ocupará con elegancia su lugar ante el piano. Va a
recibir con una inclinación casi imperceptible el ruidoso homenaje del público.
Su vestido, cubierto con lentejuelas, brillará como si la luz reflejara sobre él el
acelerado aplauso de las ciento diecisiete personas que llenan esta pequeña y
exclusiva sala, en la que mis amigos aprobarán o rechazarán—no lo sabré nunca
—sus intentos de reproducir la más bella música, según creo, del mundo.
Lo creo, no lo sé. Bach, Mozart, Beethoven. Estoy acostumbrado a oír que son
insuperables y yo mismo he llegado a imaginarlo. Y a decir que lo son.
Particularmente preferiría no encontrarme en tal caso. En lo íntimo estoy
seguro de que no me agradan y sospecho que todos adivinan mi entusiasmo
mentiroso. […]
12. CONTRAPUNTO
Corny Kelleher cierra su libro diario; el P. Commee sube a un tranvía; un marinero se
desliza por la esquina; Boody y Ratey toman la sopa en la cocina llena de humo; la
chica rubia prepara una cestilla de flores; la mecanógrafa Dunne escribe y atiende el
teléfono…
James Joyce: Ulises (fragmento)
DIGRESIÓN
Empezó el tal a leer su periódico con mucha atención. Desgraciadamente para él, la
prensa, amordazada por la previa censura, no podía ya dar al público noticias
alarmantes, ni hablar de las partidas de Aragón, acaudilladas por Prim, ni hacer
presagios de próximos trastornos. Pero aquel periódico sabía poner entre líneas
todo el ardor revolucionario que abrasaba al país, y Polo sabía leerlo y se encantaba
con la idea de un cataclismo que volviera las cosas del revés. Si él pudiese arrimar el
hombro a obra tan grande, ¡con qué gusto lo haría!
La noche la pasó mejor que otras veces, y al día siguiente, en vez de permanecer
clavado en el sillón, paseaba muy dispuesto por la sala, como hombre que acaricia
el sabroso proyecto de echarse a la calle, en el sentido pacífico de la frase. Poco
después del medio día le visitó el mejor de sus amigos, D. Juan Manuel Nones,
presbítero, hombre bondadosísimo, ya muy viejo, del cual es forzoso decir algunas
palabras.
B. Pérez Galdós, Tormento
13. c) El narrador
EXTERNO INTERNO OTRAS OPCIONES
Voz ajena a los hechos Participa de los hechos NARRACIÓN EN 2ª
narrados PERSONA
Emplea la 3ª persona Emplea la 1ª persona PUNTO DE VISTA
CALEIDOSCÓPICO
(perspectivismo)
Adopta distintos puntos Adopta distintos puntos
de vista: de vista:
•OMNISCIENTE •PROTAGONISTA
•OBJETIVO o •PERSONAJE
aquiescente SECUNDARIO
•TESTIGO
14. NARRADOR EXTERNO
OMNISCIENTE OBJETIVO
Fue entonces cuando se torció el tobillo [...] Luego se habían metido poco a poco las dos
Cayó en mala posición: el empeine del pie y se iban riendo, conforme el agua les subía
izquierdo cargó con todo el peso del cuerpo. por las piernas y el vientre y la cintura. Se
Al pronto sintió un dolor agudísimo; pensó
que se había roto el pie. Con alguna detenían, mirándose, y las risas les crecían y
dificultad, sentado en el césped, se quitó la se les contagiaban como un cosquilleo
zapatilla y el calcetín, comprobó que el nervioso. Se salpicaron y se agarraron
tobillo no estaba hinchado. El dolor amainó dando gritos, hasta que ambas estuvieron
en seguida, y Mario se dijo que con suerte el del todo mojadas, jadeantes de risa.
percance no revestiría mayor importancia.
Se puso el calcetín y la zapatilla; se
incorporó; caminó con cuidado: una
punzada le desgarraba el tobillo. Rafael Sánchez Ferlosio, El Jarama
Javier Cercas, El inquilino
15. NARRADOR INTERNO
PROTAGONISTA TESTIGO
Me llamo Yanajido. Trabajo en Nagasaki y había Hace muchos años tuve un amigo que se
venido a ver a mis padres en Hiroshima. Ahora llamaba Jim, y desde entonces nunca he
ellos han muerto. Yo sufro mucho por esta vuelto a ver a un norteamericano más triste.
perdida y también por mis horribles Desesperados he visto muchos. Tristes
quemaduras. Ya sólo deseo volver a Nagasaki como Jim, ninguno. Una vez se marchó a
con mi mujer y con mis hijos. Perú, en un viaje que debía durar más de
Dada la confusión de estos momentos no creo seis meses, pero al cabo de poco tiempo
que pueda llegar a Nagasaki en seguida, como volví a verlo.
sería mi deseo; pero sea como sea, yo camino
hacia allá.
No quisiera morir en el camino. ¡Ojalá llegue a Roberto Bolaño, Jim
tiempo de abrazarlos!.
Alfonso Sastre: Noches lúgubres
16. NARRACIÓN EN SEGUNDA PERSONA
Duermes, sin soñar, hasta que el chorro de luz te despierta, a las seis de la
mañana, porque ese techo de vidrios no posee cortinas. Te cubres los ojos con la
almohada y tratas de volver a dormir. A los diez minutos olvidas tu propósito y caminas
al baño, donde encuentras todas tus cosas dispuestas en una mesa, tus escasos trajes
colgados en el ropero. Has terminado de afeitarte cuando ese maullido implorante y
doloroso destruye el silencio de la mañana.
Llega a tus oídos con una vibración atroz, rasgante, de imploración. Intentas
ubicar su origen: abres la puerta que da al corredor y allí no la escuchas: esos maullidos
se cuelan desde lo alto, desde el tragaluz. Trepas velozmente a la silla, de la silla a la
mesa de trabajo, y apoyándote en el librero puedes alcanzar el tragaluz, abrir uno de
sus vidrios, elevarte con esfuerzo y clavar la mirada en ese jardín lateral, ese cubo de
tejos y zarzas enmarañados donde cinco, seis, siete gatos –no puedes contarlos: no
puedes sostenerte allí más de un segundo- encadenados unos con otros se revuelven
envueltos en fuego, desprenden un humo opaco, un olor a pelambre incendiada.
Dudas, al caer sobre la butaca, si en realidad has visto eso; quizá solo uniste esa imagen
a los maullidos espantosos que persisten, disminuyen, al cabo, terminan.
Carlos Fuentes, Aura
17. d) Espacio y tiempo narrativos
ESPACIO
TIEMPO
Es el marco físico donde suceden los
hechos narrados Momento en que se producen los
Se distinguen: acontecimientos referidos
-Espacio abierto o exterior Se distinguen:
-Espacio cerrado o interior -Tiempo externo
O bien: -Tiempo interno
-Real
De la relación entre uno y otro se
-Fantástico
produce el TEMPO o ritmo narrativo,
-Simbólico
que puede ser lento, simultáneo o
Se reconoce por: rápido
-Expresiones locativas (adverbios de
Se reconoce por:
lugar, CCL, nombres de lugar) -Expresiones temporales (adverbios de
-Descripciones
tiempo, CCT)
VALORES: -Indicaciones de tiempo
-Ambientación
-Reflejo de subjetividad
-Valor simbólico
18. e) Los personajes
Elementos de la estructura narrativa que llevan a cabo las acciones referidas
SEGÚN SU PARTICIPACIÓN SEGÚN SU CARACTERIZACIÓN
- Protagonista
PRINCIPALES INDIVIDUOS o personajes redondos
- Antagonista
SECUNDARIOS ESTEREOTIPOS o personajes planos
(tipos)
FUGACES
19. f) Formas del discurso narrativo
NARRACIÓN DESCRIPCIÓN DIÁLOGO
Forma predominante Frecuente Frecuente
Refiere las acciones Presenta elementos: Se da cuenta de las
objetos, personas, conversaciones referidas
ambientes…
Hay varias formas:
•Estilo directo
•Estilo indirecto
•Estilo indirecto libre
•Monólogo interior
20. Discurso narrativo
• ESTILO DIRECTO:
• Reproduce textualmente las palabras de un personaje
• Juan pensó: “aquí no aguanto yo dos días”
• Se construye mediante la yuxtaposición de dos segmentos: el marco de la cita, que se vale
de los verba dicendi, Juan pensó), y la cita propiamente dicha (“aquí no aguanto yo dos
días”).
• ESTILO INDIRECTO:
• Juan pensó que allí no aguantaba él dos días
• La cita se introduce por una conjunción (“que”, “si”, “cuándo”…) y sufren cambios las formas
pronominales, los deícticos de tiempo y espacio y el tiempo verbal.
• ESTILO INDIRECTO LIBRE:
• narrador en tercera persona,
• recoge las palabras o pensamientos de los personajes como si fuera en estilo directo
• las palabras se insertan sin el verbum dicendi, sin los nexos y sin las marcas tipográficas
(“La situación era caótica. Allí no aguantaba él dos días.”)
• EL MON”LOGO:
• un personaje habla consigo mismo.
• deja entrever el interior del personaje, sus sentimientos, sus emociones…
• aunque lo normal es el uso de la primera persona, también se utiliza la segunda cuando se desdobla y
habla consigo misma.
21. ESTILO DIRECTO ESTILO INDIRECTO
- ¿Qué hora es? - preguntó Onofre. Don Bernardo replicaba que las cosas
marchaban solas y había que dejarlas; que el
- Las cinco y media, poco más o menos - secreto de la vida estribaba en poner las
respondió el cosas a funcionar y dejarlas luego para que
cura -. Eh, ¿qué haces? -agregó viendo que avanzasen a su ritmo. Pero Ignacio
Onofre intentaba levantarse. argumentaba que tenía el almacén
abandonado y que a Dionisio Manrique le
- He de ir a la Exposición -respondió éste. faltaban luces para sustituirle.
-Olvídate de la Exposición. Tendrá que pasar
sin ti -dijo mosén Bizancio.
Miguel Delibes, El hereje
E. Mendoza, La ciudad de los prodigios
22. ESTILO INDIRECTO LIBRE MONÓLOGO INTERIOR
El joven poeta está componiendo un poema
largo, que se llama Destino. Tuvo sus dudas Laura enseguida me lo nota. Has estado de
sobre si debía poner El destino, pero al final, y servicio. Y es que no lo aguanto, se me
después de consultar con algunos poetas ya hunden los ojos y tardo tres días en
hechos, pensó que no, que sería mejor titularlo
Destino, simplemente. Era más sencillo, más reponerme. Tomaré otra píldora. Gracias a
evocador, más misterioso. Además, así, que sé tomar las píldoras sin agua y no
llamándole destino, quedaba más sugeridor, como esos que se atragantan. A lo mejor es
más... ¿cómo diríamos?, más impreciso, más
poético. Así no se sabía si quería aludir al que tienen la garganta atrofiada. Y ya me
destino, o aun destino, a destino incierto, a está viniendo el latigazo a la cabeza. Tengo
destino fatal o destino feliz, o destino azul o que convencerla de que en Alicante,
destino violado. El destino ataba más, dejaba
menos campo para que la imaginación volase tomando el sol en la tripa.
en libertad, desligada de toda traba”.
Luis Martín Santos, Tiempo de silencio
C. J. Cela,La colmena
23. III. RASGOS LINGÜÍSTICOS
Clases de verbos Personas Tiempos verbales Indicadores de
gramaticales lugar y tiempo
Predominan los En verbos, Narración actual o Adverbios
de acción y pronombres y simultánea: en
proceso = determinantes presente
DINAMISMO posesivos
Oraciones Varían según el Narración CCL o CCT (SN,
predicativas tipo de narrador: retrospectiva: en Sprep, SADV)
•Externo: 3ª p. pasado (pret.
•Interno: 1ª p. perf. o presente
histórico)
2ª. Persona Narración Palabras de
prospectiva: en referencia locativa
futuro o temporal
Conectores de
orden temporal
24. Aquella noche, en la hora de la rata, el emperador soñó que había salido de
su palacio y que en la oscuridad caminaba por el jardín, bajo los árboles en flor. Algo
se arrodilló a sus pies y le pidió amparo. El emperador accedió: el suplicante dijo que
era un dragón y que los astros le habían revelado que al día siguiente, antes de la
caída de la noche, Wei Cheng, ministro del emperador, le cortaría la cabeza. En el
sueño, el emperador juró protegerlo.
Al despertarse, el emperador preguntó por Wei Cheng. Le dijeron que no
estaba en el palacio; el emperador lo mandó buscar y lo tuvo atareado el día entero,
para que no matara al dragón, y hacia el atardecer le propuso que jugaran al ajedrez.
La partida era larga, el ministro estaba cansado y se quedó dormido. Un estruendo
conmovió la tierra. Poco después irrumpieron dos capitanes, que traían una
inmensa cabeza de dragón empapada de sangre. La arrojaron a los pies del
emperador y gritaron: «Cayó del cielo». Wei Cheng, que había despertado, la miró
con perplejidad y observó: «Qué raro, yo soñé que mataba a un dragón así».
Wu Ch’eng En (siglo XVI), “La sentencia”.
Jorge Luis Borges, Antología de la literatura fantástica