El documento describe la teología como la ciencia de Dios basada en la revelación divina. Explica que los teólogos sirven a la Palabra de Dios en la Iglesia y que el primer destinatario de esta Palabra es el propio teólogo. Además, señala que la teología depende de la revelación de Dios y no puede ser una ciencia autónoma separada de esta.