1. Niveles lógicos
Universidad del Valle de México
PNL
NIVELES LÓGICOS
Niveles de experiencia
Los procesos de cambio en las personas, involucran la interacción de niveles diferentes de
experiencia. Por ejemplo, alguien podría decir que una experiencia fue negativa en un nivel,
pero positiva en otro. En la estructura de nuestro cerebro, en el lenguaje y en los sistemas
perceptivos, existe una jerarquía natural o niveles de experiencia, siendo la función de cada
uno de ellos la organización y el control de la información en el nivel inmediatamente inferior.
Si ocurriera un cambio en uno de los niveles superiores, esto significaría forzosamente un
cambio en los niveles inferiores; sin embargo, un cambio en un nivel inferior no implicaría
necesariamente un cambio en los niveles superiores.
Se habla a menudo de diferentes «niveles» de respuesta ante las cosas. El antropólogo
Gregory Bateson identificó cuatro niveles básicos de aprendizaje y cambio, cada uno de ellos
más abstracto que el anterior, pero con un mayor impacto sobre el individuo. Estos niveles
corresponden a:
A. Espiritual ¿Quién más? ¿Qué más? Visión y propósito
B. Quién soy – Identidad ¿Quién? Función y misión
C. Mi sistema de creencias - Valores, Por qué? Motivación y permisión
metaprogramas
D. Mis capacidades - Estados, estrategias ¿Cómo? Percepción y dirección
E. Lo que hago – Comportamientos ¿Qué? Acciones y reacciones
específicos
F. Mi entorno – Contexto externo ¿Dónde? ¿Cuándo? Limitaciones y
oportunidades
El nivel entorno se refiere a las condiciones externas en las que se da nuestro
comportamiento; el dónde y el cuándo de nuestra experiencia. Por ejemplo, podríamos estar
paseándonos en una habitación, mirar afuera y ver las cosas, oír los sonidos, percibir los olores
y sentir la temperatura del aire, y todo ello correspondería a un cierto nivel de nuestra
experiencia.
Nuestra capacidad para percibir el entorno es un nivel de experiencia que implica una parte
precisa del sistema nervioso.
Nuestra capacidad para percibir y armonizar el comportamiento de nuestro cuerpo y
movernos a través de ese entorno exterior implica otro nivel de experiencia y pone en
movimiento una parte de nuestro sistema nervioso mucho más profunda que nuestros
órganos sensoriales. Tiene que ver con lo que estamos haciendo.
Explorando más a fondo, podemos ver que hay otros niveles de nuestra experiencia que van
más allá de nuestras percepciones y de nuestro comportamiento en un entorno concreto.
Nuestros comportamientos provienen de «mapas mentales» y otros procesos internos que
tienen lugar en nuestra mente. Este es un nivel de experiencia que va más allá del entorno
inmediato.
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Yo podría recrear imágenes de objetos que no están en la habitación, o recordar
conversaciones que tuve con alguien hace cinco años. Este nivel de experiencia tiene que ver
con nuestras habilidades mentales e intelectuales. Los comportamientos que carecen de un
mapa, plan o estrategia que los guíe son como actos reflejos, costumbres o rituales. En el nivel
de capacidad podemos seleccionar, modificar y adaptar un tipo de comportamiento a una
serie más extensa de situaciones externas. Se refiere a cómo estamos percibiendo y dirigiendo
nuestras acciones.
En el nivel de creencias y valores alentamos, inhibimos o generalizamos una estrategia, plan o
manera de pensar particular. Nuestros valores y creencias trascienden cualquier pensamiento
particular. Se refieren a por qué pensamos lo que pensamos y hacemos lo que hacemos.
La identidad, por supuesto, convierte sistemas enteros de creencias y valores en un sentido de
uno mismo. Tiene que ver con nuestra experiencia de quiénes somos. Recuerdo
perfectamente observar a mis hijos recién nacidos y pensar que no eran tan sólo unas
«páginas en blanco». Habían nacido con su propia personalidad. Incluso antes de haber
percibido demasiado de su entorno, coordinado su comportamiento, formado esquemas
mentales o establecido creencias o valores concretos, ya tenían una identidad, su particular
manera de estar en el mundo.
Por último, existe un nivel que abarca lo que denominamos experiencia «espiritual» y que se
refiere a la experiencia del «Yo» con mayúscula: el sentido de algo que va más allá de la
imagen que tenernos de nosotros mismos, de nuestros valores, creencias, pensamientos,
acciones o percepciones. Se refiere a quién y qué más existe en el sistema más amplio.
En resumen:
 Los factores ambientales determinan las oportunidades y las limitaciones ante las
cuales una persona debe reaccionar. Responden a las preguntas:¿Dónde? y ¿cuándo?
• El comportamiento está construido a partir de las acciones y reacciones específicas
que han tenido lugar dentro del entorno. Contesta a la pregunta: ¿Qué?
• Las capacidades guían y dirigen las acciones de conducta a través de un mapa, plan, o
estrategia mental. Responden a la pregunta: ¿Cómo?
• Los valores y creencias proporcionan el refuerzo (la motivación y el permiso) que
respalda o rechaza las capacidades. Responden a la pregunta: ¿Por qué?
• Los factores de la identidad determinan un propósito general (misión) y dan forma a
nuestras creencias y valores, a través del sentido de uno mismo. Responden a la
pregunta: ¿Quién?
• Las experiencias espirituales hacen referencia a nuestra percepción de formar parte
de un sistema más amplio que nosotros mismos como individuos, es decir, de ser parte
de nuestra familia, de la comunidad y de los sistemas globales. Dan respuesta a la
pregunta: ¿Quién/qué más?
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Aun cuando cada nivel esté sucesivamente más alejado del contenido de nuestro
comportamiento y de nuestra experiencia sensorial, de hecho ejerce una influencia cada vez
más amplia sobre nuestra conducta y nuestra experiencia.
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