1. Congregatio pro Cultu Divino et Disciplina Sacramentorum
Instrucción
REDEMPTIONIS
SACRAMENTUM
Sobre algunas cosas que se deben observar o evitar
acerca de la Santísima Eucaristía
25 de Marzo de 2004
2. Naturaleza y finalidad del documento
Cf. can. 34
§ 1. Las instrucciones, por las cuales se aclaran las prescripciones de
las leyes, y se desarrollan y determinan las formas en que ha de
ejecutarse la ley, se dirigen a aquellos a quienes compete cuidar
que se cumplan las leyes, y les obligan para la ejecución de las
mismas...
§ 2. Lo ordenado en las instrucciones no deroga las leyes, y carece de
valor alguno lo que es incompatible con ellas;
§ 3. Las instrucciones dejan de tener fuerza, no sólo por revocación
explícita o implícita de la autoridad competente que las emitió, o
de su superior, sino también al cesar la ley para cuya aclaración o
ejecución hubieran sido dadas.
3. – El presente documento es una instrucción preparada por la
Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los
Sacramentos, en colaboración con la Congregación para la Doctrina
de la Fe;
– Trata acerca de las cuestiones litúrgicas referentes a la disciplina
del Sacramento de la Eucaristía en la Iglesia católica latina;
– Tiene como finalidad recordar y reforzar el sentido profundo de las
normas canónico-litúrgicas, e indicar otras que aclaren y completen
las precedentes, para que todos los fieles cristianos las observen y
pongan en práctica;
– El documento señala y reprueba los abusos que se han introducido
en la Iglesia, los cuales atentan contra la naturaleza de la liturgia y
de los sacramentos, contra la tradición y la autoridad de la Iglesia.
Tales abusos tiene su origen en un falso concepto de libertad;
Han sido introducidos por supuestas iniciativas ecuménicas;
Han provocado ambigüedades y reduccionismos;
Se fundamentan con frecuencia en la ignorancia
4. Principios teológicos sobre la Eucaristía
Es el Sacramento de la Redención;
Anuncia la muerte de Jesucristo y proclama su
resurrección hasta que El vuelva en gloria;
En Ella se contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, que
es Cristo nuestra Pascua, fuente y cumbre de toda la vida
cristiana;
Las preces, oraciones e himnos litúrgicos están penetrados
del espíritu de la Sagrada Escritura; de Ella reciben su
significado las acciones y los signos;
Los signos visibles que usa la sagrada Liturgia han sido
escogidos por Cristo o por la Iglesia para significar las
realidades divinas invisibles;
5. La estructura de las celebraciones sagradas, según cada
uno de los Ritos, tanto de la tradición de oriente como de
occidente, concuerdan con la Iglesia universal y con las
costumbres universalmente aceptadas por la constante
tradición apostólica;
La misma Iglesia no tiene ninguna potestad sobre aquello
que ha sido establecido por Cristo y que constituye la parte
inmutable de la Liturgia;
La sagrada Liturgia está estrechamente ligada con los
principios doctrinales que la Iglesia ha recibido, cree,
enseña y celebra (lex orandi et lex credendi)
6. Por qué se reprueban los abusos contra
– En primer lugar, porque el Misterio de la Eucaristía es
demasiado grande para que alguien pueda permitirse
tratarlo a su arbitrio personal;
– Porque debe respetarse su carácter sagrado y universal;
– Porque se atenta contra la unidad substancial del Rito
romano, que debe cuidarse con decisión;
– Porque tales actos arbitrarios:
No corresponden con el hambre y la sed del Dios vivo,
que el Pueblo de nuestros tiempos experimenta;
No corresponden a un auténtico celo pastoral, ni sirven a
la adecuada renovación litúrgica impulsada por el
Concilio Vaticano II;
Defraudan el patrimonio y la herencia de los fieles;
7. Lesionan el verdadero derecho de los fieles a la acción
litúrgica, que es expresión de la vida de la Iglesia, según
su tradición y disciplina;
Deforman la unidad del Pueblo de Dios y la comunión
con la vida divina;
Provocan la incertidumbre en la doctrina, duda y
escándalo para el Pueblo de Dios;
Manifiestan divisiones y facciones en la Iglesia.
8. Estructura del Documento
Capítulo I: La ordenación de la Sagrada Liturgia
Capítulo II: La participación de los fieles laicos en la
celebración de la Eucaristía
Capítulo III: La celebración correcta de la Santa Misa
Capítulo IV: La sagrada Comunión
Capítulo V: Otros aspectos que se refieren a la
Eucaristía
Capítulo VI: La reserva de la Santísima Eucaristía y
su culto fuera de la Misa
Capítulo VII: Ministerios extraordinarios de los fieles
laicos
Capítulo VIII: Delitos y otros actos graves
9. Abusos que reprueba el Cap. I
La ordenación de la Sagrada Liturgia
La introducción de normas particulares y criterios para
los cuales no se tiene la facultad ni autoridad (Cf. c. 392)
La introducción de experimentos sobre los textos
litúrgicos o sobre otras cosas que se indican en los libros
litúrgicos (CCDyDS, Declarationem circa Preces
eucharisticae et experimenta liturgica, día 21 de marzo de
1988: Notitiae 24 (1988) pp. 234-236; Instr., Varietates
legitimae: AAS 87 (1995) pp. 288-314).
La creatividad y adaptación mal entendida en la Liturgia
(JUAN PABLO II, Carta Encíclica, Ecclesia de Eucharistia,
n. 52; cf. n. 29: AAS 95 (2003) pp. 467-468; 452-453).
10. La deformación arbitraria (cambios, mutilaciones y
añadidos) por parte de los sacerdotes (Cf. c. 846)
La delegación de aquellas acciones que son propias del
ministro ordenado a los que carecen del orden sagrado
del presbiterado
11. Abusos que reprueba el Cap. II
La participación de los fieles laicos en la
celebración de la Eucaristía
La creciente reducción de la participación activa de los
fieles a una mera presencia pasiva debido al poco uso de los
diversos esquemas Litúrgicos para celebrar la Eucaristía y a
la inobservancia de las rúbricas
La excesiva preponderancia que algunos sacerdotes y fieles
laicos dan a los sacramentales y a los ejercicios de la piedad
popular (religiosidad popular mal entendida)
desconectados de la Eucaristía y sin gran provecho
espiritual
La relativización de la presencia y del ministerio del
sacerdote para presidir la comunidad;
La confusión de roles y la permisividad de ejercer
funciones y acciones que no corresponden a cualquiera en
la celebración de la Santa Misa.
12. Abusos que reprueba el Cap. III
La celebración correcta de la Santa Misa
La introducción de otras substancias (frutas, azúcar o
miel) en la fabricación del pan para la Eucaristía;
La utilización de vino avinagrado o el empleo de vino de
dudosa fabricación y carácter genuino;
El empleo de plegarias eucarísticas compuestas por
particulares, la sustitución de los textos aprobados por la
Iglesia;
La proclamación de la Plegaria Eucarística confiada al
diácono, a otro ministro o algún laico; así como hacer que
se proclame en forma participada por toda la comunidad;
La introducción de cantos, música u otras oraciones
mientras el sacerdote pronuncia la Plegaria eucarística
13. Partir la hostia en el momento en el momento de la
consagración;
El cambio arbitrario de los textos de la Liturgia o de las
lecturas bíblicas correspondientes
La admisión a los fieles no ordenados para poder hacer la
homilía;
La inclinación de tocar en la homilía cuestiones de
política, temas profanos o hacer reflexiones con
referencia a otras ideas que provienen de movimientos
pseudo-religiosos;
La difusión errónea del sentido del rito de la paz (p. ej.
Hay quienes promueven la reconciliación o el perdón de
los pecados);
La prolongación innecesaria de la fracción del pan,
incluso con la ayuda de laicos;
14. La administración del sacramento de la penitencia dentro
de la misa, especialmente por el presidente;
La intercalación de la Santa Misa con alguna cena común
u otro tipo de banquete;
La celebración de la Eucaristía en una mesa de comedor;
La vinculación de la misa con acontecimientos políticos o
mundanos;
La introducción en la Misa de ritos profanos o de
elementos tomados de otras religiones o ceremonias.
15. Abusos que reprueba el Cap. IV
La sagrada Comunión
Cualquier enseñanza que atribuya a la Eucaristía el poder
de perdonar los pecados en sustitución del sacramento de
la penitencia (n. 80)
La permisividad de que los fieles que no han sido
perdonados sacramentalmente de sus pecados se
acerquen a comulgar;
El acceso fácil a los no católicos o no cristianos para que
comulguen el cuerpo del Señor;
La colaboración indiscriminada de los laicos en la
distribución de la sagrada comunión;
La comunión en la mano o tomarla por sí mismo;
16. La comunión bajo las dos especies, mojando el mismo
fiel la hostia en el cáliz o recibir en la mano la hostia
mojada;
Vaciar la sangre de Cristo de un cáliz a otro;
Dejar sobre el altar las hostias consagradas durante otra
celebración (n. 107)
17. Abusos que reprueba el Cap. V
Otros aspectos que se refieren a la Eucaristía
La relativa facilidad con la que se admite a un presunto
sacerdote celebrar la misa sin cerciorarse con la debida
prudencia y exigencia (n. 111);
La concelebración de sacerdotes que desconocen la
lengua en la cual dice la Misa (n. 113);
La inobservancia de las normas litúrgicas por parte de
aquellos miembros de asociaciones, movimientos o
grupos particulares (n. 114);
La suspensión arbitraria de la misa bajo el pretexto de
promover el ayuno eucarístico (n. 115);
La excesiva celebración de misas y los abusos en materias
de estipendios (n. 116);
18. La excesiva celebración de misas y los abusos en materias
de estipendios (n. 116);
La utilización de vasos comunes o de escaso valor en lo
que se refiere a la calidad o carentes de todo valor
artístico: copas de cristal, de arcilla o de materiales que se
rompen o se corrompen fácilmente (n. 117);
La purificación de los vasos sagrados por cualquier
persona (n. 119);
La falta de limpieza en ornamentos, manteles, corporales
y purificadores (n. 120);
La inobservancia en el uso de las vestiduras litúrgicas (p.
ej. Celebrar la misa, incluso con la participación de un
único asistente, sólo con alba y estola o con la estola
encima sólo del hábito monástico; confesar sólo con
estola; no usar la estola debajo o encima de la casulla (nn.
123 y 126 );
19. Abusos que reprueba el Cap. VI
La reserva de la Santísima Eucaristía y
su culto fuera de la Misa
La reserva o retención de la Santísima Eucaristía en casas
particulares o en oratorios privados que no gozan de
autorización del Obispo diocesano (n. 132);
20. Abusos que reprueba el Cap. VII
Ministerios extraordinarios de los fieles laicos
El cambio indiferente de las tareas pastorales, propias de
los sacerdotes, entre éstos, los diáconos y los laicos (n.
152);
El uso de las vestiduras propias de los diáconos o
presbíteros, u otras similares, por parte de los laicos; así
como la realización de ciertas acciones propias de los
ministros ordenados (n. 153);
La encomienda a los ministros extraordinarios de la
comunión de distribuirla cuando están presentes otros
ministros ordinarios o sin que haya razón para ello;
calificándoseles incluso como ministros especiales de la
comunión y no como extraordinarios; Asimismo, la
costumbre de algunos sacerdotes de abstenerse de
distribuir la comunión, encomendando esta tarea a los
laicos (nn. 157-158);
21. La atribución de sacerdotes y diáconos para encomendar
a fieles laicos la predicación de la Palabra de Dios en
celebraciones paralitúrgicas, sobre todo impulsados por
un falso celo pastoral o promoción del laicado (n. 161);
La encomienda ordinaria a una sola persona para dirigir
este tipo de celebraciones confundiendo a los fieles con
formas de celebrativas similares a la misa, pero sin
consagración, incluso el uso del término “presidencia” (n.
165);
La suplencia de la misa dominical con celebraciones de la
Palabra o encuentros de oración, provocando confusión
acerca de la necesidad de participar en la misa de
precepto (n. 167);
22. El Cap. VIII
«Delitos contra la Eucaristía»
1. Sustraer o retener con fines sacrílegos las especies
consagradas, o arrojarlas;
2. Atentar la realización de la liturgia del Sacrificio
eucarístico o su simulación;
3. Concelebración prohibida del Sacrificio eucarístico
juntamente con los ministros de comunidades
eclesiales que no tienen la sucesión apostólica, ni
reconocen la dignidad sacramental de la ordenación
sacerdotal;
4. Consagración con fin sacrílego de una materia sin la
otra, en la celebración eucarística, o tambien de ambas
fuera de la misa
23. «Los actos graves»
1. La utilización de materia inválida para confeccionar la
Eucaristía (n. 48);
2. El hacer que la Plegaria eucarística sea pronunciada por
el diácono, por un ministro laico o por todos los fieles
juntos (n. 52);
3. La omisión de mencionar al Romano Pontífice y al
Obispo diocesano en la Plegaria eucarística (n. 56);
4. Unir el sacramento de la Penitencia con la Santa Misa,
haciendo una sola celebración (n. 76);
5. Intercalar la Santa Misa con una cena común; celebrarla
en una mesa de comedor o en un lugar donde habrá un
convite o en cualquier sala donde haya alimentos (n.
77)
24. 6. Introducir ritos tomados de otras religiones en la
celebración de la Santa Misa (n. 79);
7. Negar la sagrada comunión a quien está bien dispuesto
o distribuirla indiscriminadamente en la mano (nn. 91
y 92);
8. Tomar la hostia consagrada y el cáliz por sí mismos;
pasárselo de mano en mano; que los esposos en la misa
nupcial se administren recíprocamente la sagrada
comunión (n. 94);
9. Distribuir, a manera de Comunión, hostias sin
consagrar u otros comestibles, durante la misa o antes
de ella (n. 96);
10. La distribución indiscrinada de la comunión bajo las
dos especies (nn. 101 y 102)