2. Las relaciones entre
las personas
frecuentemente se
basan en una
confianza que, en
cierto modo, nos
puede ayudar a
comprender lo que
es la fe religiosa.
Unas veces
confiamos en el otro
o, por el contrario,
como se dice
vulgarmente “no
nos fiamos ni un
pelo” de él. Algo
tiene que pasar
para que nos fiemos
de una persona o
bien para que
desconfiemos de
ella.
3. •La convergencia de los
indicios que me llegan
sobre su manera de ser
hacen que, por fin, venza
mi cautela y, juzgando que
tengo suficientes garantías
sobre su persona, decida
otorgarle mi confianza
“Yo creo en ti “
•Desde la fe en su
persona, surge la fe en su
palabra: "yo te creo". Si la
considero digna de mi
confianza, creo en ella y,
porque creo en ella, creo
en lo que me dice.
4. La fe del cristiano es también un
encuentro personal de cada uno de
nosotros con la figura de Jesucristo,
transmitida de ordinario a través de la
familia, la escuela o la catequesis
parroquial.
Por la tradición viva de la Iglesia, por
los escritos de los Santos Padres, por la
vida litúrgica y por los modelos de
conducta de los santos, ha llegado
hasta nuestros días el recuerdo de la
vida y mensaje de Jesús, el Señor.
5. De esta manera, el cristiano
del siglo XXI puede contactar,
con garantías de veracidad
histórica, con el recuerdo vivo
de los testigos presenciales de
la vida, muerte y resurrección
de Jesús.
Especialmente, conocerá que
el testimonio de sus discípulos
concuerda siempre en que,
tras su muerte, ofrecida por la
salvación del mundo, se
apareció vivo y glorioso. La fe
de aquellos testigos es el
fundamento de mi propia fe
en Jesús.
6. Cuando la persona que
ha sido educada en la
fe cristiana quiere saber
los motivos por los que
cree, podrá valorar la
herencia que ha
recibido de sus
mayores.
De esta manera, podrá
dar el salto de la fe:
"yo creo en ti, Jesús; y,
por eso, yo te creo".
El cristiano se entrega
así plenamente a Jesús,
se fía de él y,
consecuentemente,
acepta el mensaje que
él proclamó: el
Evangelio, el mensaje
del reino de Dios.
7. El Evangelio no sólo
contiene un
mensaje moral; es
también toda una
enseñanza sobre
quién es Dios;
sobre la
comunidad de los
creyentes, la
Iglesia; sobre el
Espíritu Santo
y sobre su vuelta
de Cristo a la tierra,
para llevarnos al
reino de su Padre.
8. Nadie se ha dado la fe a
sí mismo. Cada creyente
es como un eslabón en la
gran cadena de los
creyentes. Yo no puedo
creer sin ser sostenido por
la fe de los otros, y por mi
fe yo contribuyo a
sostener la fe de los
demás.
9. La Iglesia guarda la memoria de
las palabras de Cristo y transmite
de generación en generación la
confesión de fe de los apóstoles.
Muy pronto, la Iglesia quiso
recoger lo esencial de su fe en
resúmenes orgánicos y articulados
destinados sobre todo a los
candidatos al bautismo.
10. El Símbolo de los Apóstoles
es considerado como el
resumen fiel de la fe de los
Apóstoles. Es el antiguo
símbolo bautismal de la
Iglesia de Roma.
El Símbolo llamado de Nicea-
Constantinopla debe su gran
autoridad al hecho de que es
fruto de los dos primeros
Concilios ecuménicos (a. 325 y
381).
11. Derrama, Señor, tu gracia en
nuestras almas, para que los que
por el anuncio del ángel hemos
conocido la encarnación de tu
Hijo, por los méritos de su pasión
y de su cruz, seamos llevados a
la gloria de la resurrección.
Por N.S.J.
Amén.