2. El desayuno es la primera comida que se consume en el día, siempre por la mañana. El
nombre deriva del hecho de que uno no come mientras duerme, por lo que al levantarse por la
mañana se encuentra en ayunas, rompiéndose ese ayuno al tomar esta comida (des-ayuno).
En otros idiomas —como el alemán (Frühstück) o el japonés asa-gohan (朝御飯)— significa
simplemente ‘comida de la mañana’.
El desayuno es la comida fundamental del día, ya que consumirlo o no, nos afecta de forma
notable a corto y a largo plazo. Algunas consecuencias de no desayunar (o sólo beber un poco
de café) son decaimiento general, mal humor, falta de concentración, bajo rendimiento físico e
intelectual debido todo ello fundamentalmente a la falta de glucosa, lo que a su vez supone
una alteración de nuestro organismo. Desayunar eleva los niveles de glucosa en la sangre, y
de esta forma ayuda al cuerpo a funcionar con mayor efectividad. El rendimiento diario
mejora con un desayuno adecuado ya que ayuda a memorizar, concentrarse y aprender.
Asimismo, se ha demostrado que los niños que no desayunan o que sólo toman un vaso de
leche, rinden menos en el colegio que los que ingieren un desayuno adecuado.
Estudios recientes afirman que el desayunar ayuda a acelerar el metabolismo, lo cual es un
factor beneficioso para prevenir la obesidad.
El desayuno basado en la dieta mediterránea es uno de los más sanos y recomendables. Se
considera que un desayuno correcto debería aportar aproximadamente un 30% de las calorías
totales consumidas al día. Idealmente, se le debería dedicar un mínimo de 15 minutos, en una
atmósfera tranquila y relajada.
El desayuno debería incluir hidratos de carbono, como pan, cereales, galletas, tostadas, Hot
Cakes, etc., una ración de lácteos (ejemplo: un vaso de leche) y alguna pieza de fruta. También
debería incluir alimentos ricos en proteínas como: huevos, queso, etc. El consumo de dulces
tales como bollería, croissants, rosquillas, chocolatinas, etc. debe limitarse