¿Era necesario explicitarlo? ¿acaso no era obvio que tenían esos derechos al igual que todos y cada uno de nosotros? Quieren paralizar la ley de dependencia su excesivo coste,
argumento que no se usa para las grandes infraestructuras. 3 Diciembre 2011 Diario Noticias Alava
Personas con discapacidad: las ultimas de las ultimas
1. Diario de Noticias de Álava Sábado, 3 de diciembre de 2011 OPINIÓN 5
E
N 1992, la ONU proclamó la fecha
de hoy Día Internacional de las
Personas con Discapacidad. Pero
cada 3 de diciembre miles de per-
sonas con diversidad funcional (término
que el colectivo ha acuñado para huir del
binomio capacidad vs. discapacidad, siem-
pre desfavorable para los y las menos capa-
ces) se quedan –como todos los demás días
del año– sin poder salir de sus casas porque
éstas no están adaptadas, sin poder ir en
tren porque las sillas de ruedas no entran
en la mayoría de vagones o sin poder ir al
cine o ver la televisión porque no está
audiodescrita la película. Tampoco pueden
oír la conferencia o ir a clase porque no está
traducida a lenguaje de signos, ni pueden
decidir las cosas más habituales (qué
comer, a qué hora irse a dormir, con quién
pasear o qué cadena de televisión ver) por-
que otras personas lo van a hacer en su
nombre sin preguntarles. Y otros miles más
no tendrán el derecho a levantarse, sino que
sólo tendrán el derecho al favor de que
alguien las levante, las lave, les ayude a
desayunar, quizás de mala gana y por obli-
gación, ya que dependen de la buena volun-
tad de familiares, amigos o conocidos para
llevar a cabo los actos cotidianos que las
demás personas realizamos sin tener con-
ciencia de que los estamos haciendo.
El 13 de diciembre de 2006 la Asamblea
General de la ONU aprobó la Convención
sobre los Derechos de las Personas con Dis-
capacidad. Una convención que define ple-
namente sus derechos y que nos recuerda
que el derecho a la vida supone en estos
casos derecho a desplazarse y moverse libre-
mente, y a poder acceder a todos los lugares
como el resto de la ciudadanía, a que no se
tomen decisiones en su nombre. Supone tam-
bién poder vivir en la comunidad como ellas
quieran y no en residencias, ser protegidas
contra la tortura y otros tratos y penas
degradantes, acceder a la información y a
las nuevas tecnologías, ver respetada su inti-
midad, contraer matrimonio y formar una
familia si lo desean, y supone derecho a la
educación, a la salud y a la rehabilitación, al
trabajo y a un nivel de vida adecuado, y dere-
cho a participar en la vida económica, social,
cultural y política…
La terrible duda es: ¿era necesario expli-
citarlo? ¿Acaso no era ya obvio que tenían
esos derechos al igual que todas y cada una
de nosotras y nosotros? ¿Por qué había que
recordar que tienen todos los derechos?
Porque siempre han sido las últimas de
los últimas. Hagamos memoria. La Segun-
da Guerra Mundial terminó oficialmente
en Europa con la rendición incondicional
de los últimos restos de las fuerzas arma-
das alemanas el 8 de mayo de 1945. Y sin
duda la barbarie entre las barbaries come-
tida en esa guerra fue el holocausto, del que
disponemos de abundante documentación
aunque hay aspectos del mismo que per-
manecen olvidados.
Una de sus facetas menos conocidas fue el
denominado Programa T4, mediante el
cual decenas de miles de personas con dis-
capacidades físicas o mentales –de todas las
edades– fueron asesinadas por sus médicos,
generalmente por inanición o inyección
letal. Sabemos que en la ética de la supre-
macía aria no cabía el esfuerzo de alimen-
tar bocas inútiles y que había vidas de pri-
mera y vidas de segunda, estas últimas
directamente prescindibles y eliminables.
Todo esto debería haber acabado con la
rendición incondicional del III Reich, pero
no fue así. Tres largos meses después del
final de la guerra, las autoridades de ocu-
pación norteamericanas descubrieron un
asilo y un centro médico en los que se
seguía exterminando sistemáticamente a
sus pacientes, personas con discapacidad.
¿Era necesario explicitarlo?
¿acaso no era obvio que tenían
esos derechos al igual que
todos y cada uno de nosotros?
Tribuna Abierta
P O R A N D R É S K R A K E N B E R G E R Y X A B I E R U R M E N E TA ( * )
Las últimas de las últimas
Quieren paralizar la ley de
dependencia su excesivo coste,
argumento que no se usa para
las grandes infraestructuras
Algunos de los perpetradores siguieron
matando por convicción, otros porque
–según decían– no habían recibido ins-
trucciones oficiales de dejar de hacer lo
que poco antes había sido la aplicación de
una política gubernamental. La perversión
ética había llegado hasta ese punto.
Pasados 32 años, en junio de 1977, mucho
más cerca, aquí mismo en plena transición,
tuvieron lugar otros hechos que ponen de
manifiesto que la vida de las personas dife-
rentes seguía teniendo menos valor. Un
grupo de incontrolados amordazó, golpeó
y tiró por un barranco a un joven que lle-
vaba pegatinas de ikurriñas. La noticia
periodística lo definía como “un joven sub-
normal de 23 años”. Doble agresión: la físi-
ca y la moral.
La situación ha cambiado, evidentemen-
te, pero lo relatado nos pone encima de la
mesa algo que sigue siendo real: seguimos
minusvalorando a las personas diferentes,
a las personas con discapacidad, y la cru-
da realidad es que apenas reconocemos sus
derechos humanos. Parece existir un tras-
fondo de que sus derechos son menos valio-
sos, como si sus vidas también fueran
menos valiosas.
En diciembre de 2006 se aprobó la Ley de
Promoción de la Autonomía Personal, cono-
cida popularmente como ley de la depen-
dencia, y que se presentó como el cuarto
pilar del Estado de Bienestar. Una ley muy
tardía con respecto a sus homónimas euro-
peas y que garantiza unas prestaciones
mínimas para aquellas personas que se
hallan en una situación de dependencia
moderada, severa o de gran dependencia.
Tardó en empezar a aplicarse, en algunas
comunidades se aplazó injustificadamente
su puesta en marcha, y cuando según el
propio calendario de aplicación de la ley
todavía no se ha implantado para todas las
personas en situación de dependencia reco-
nocida (los efectos para las personas con
dependencia moderada nivel 1 no serán
efectivas hasta el año 2013 y 2014) ya se han
alzado voces pidiendo su paralización y su
modificación a la baja. El motivo, dicen, es
el excesivo coste económico en tiempos de
crisis. Argumento que escasamente utili-
zan los y las representantes del Estado al
hablar de grandes infraestructuras viarias
y que ninguno ha utilizado, por ejemplo, en
relación a los gastos militares.
Al parecer, las personas con discapacidad
son las últimas de quienes nos acordamos
para reconocerles los derechos, pero las
primeras cuando queremos hacer econo-
mías. Quizá porque, sin que lo podamos
admitir, siguen siendo consideradas ciu-
dadanas de segunda y lo peor es que no es
que nadie esté en contra, sino que nadie
nos ha recordado que los tiempos han cam-
biado y que ya no cabe la discriminación
de facto que padecen.
Ha llegado la hora de cambiar: estas per-
sonas no pueden ser las últimas de las últi-
mas en beneficiarse de las mejoras y las pri-
meras de las primeras en sufrir los recortes.
* Asociación pro derechos humanos Argituz
Fueradecobertura
J AV I E R U R TA S U N
Agujeros
negros
A perro flaco todo son pulgas.
Hace ya algún tiempo que
intuimos que las arcas públicas
en general están en la reserva y
que las alavesas en particular
crían telarañas. Lo que algunos
no esperábamos era que sobre la
economía alavesa se abalanza-
ran a la vez las siete plagas de
Egipto y que la Diputación
tuviera que activar tan pronto el
botón del pánico.
Porque el responsable de las
finanzas alavesas, el cargo
menos envidiado del momento,
tiene que tener en su despacho
varios juegos de toallas para
enjugar los sudores fríos de los
disgustos. A la vuelta del vera-
no, el señor Zurita, en un noble
ejercicio de transparencia, ya se
descolgó reconociendo un défi-
cit de 40 millones de euros en el
presupuesto operativo de Álava,
lo que, hablando en plata, más
que un agujero negro es el mis-
mísimo Big Bang.
Pero, así las cosas, no contá-
bamos con que las dependen-
cias oficiales de Hacienda die-
ran cobijo a algún cenizo que
atrae todo el mal fario del
hemisferio norte. Si no, es
incomprensible la concatena-
ción de desastres que los dine-
ros públicos de todos los alave-
ses, si es que queda alguno,
están padeciendo estos días.
Y es que, con la espada de
Damocles del caso Rover y las
famosas vacaciones fiscales, sin
tiempo para recomponer la cara
de susto, acaba de impactar otro
torpedo con cabeza nuclear en el
ya frágil casco de la Diputación.
Una nueva vía de agua de nada
menos que 8 millones de euros
que inesperadamente le acaba
de endosar el Tribunal Supremo
en concepto de indemnizaciones
al grupo de propietarios de fin-
cas que fueron expropiadas en
2001 en Jundiz.
Los técnicos fijaron el precio en
28 euros por metro cuadrado, una
cantidad que la sentencia eleva
hasta casi triplicar. Algún día
tocará valorar si la más flagran-
te incompetencia, cuando gene-
ra dramáticas consecuencias eco-
nómicas para los ciudadanos, no
debería tener más castigo ade-
más del bochornoso ridículo.
Ahora, la treta de la Diputa-
ción de invitar a los socios del
Centro de Transportes de Vito-
ria a pagar a escote no cuela. El
barco está tocado, casi hundido,
y en el horizonte se avista más
flota enemiga. Así que, en esta
ardua tarea de dirigir la nave de
las finanzas alavesas en los pró-
ximos tiempos, el PP ha decidi-
do pedir ayuda y subir a bordo a
la tripulación del PNV. Espere-
mos que entre unos y otros con-
sigan mantenerla a flote. Aun-
que ya dice el refrán marinero
que, para quien navega sin rum-
bo, ningún viento es favorable.
javiurta@gmail.comONDA VASCA ARABA 98.0 FM
La primera vez que vi a Urdangarin estaba dando pelotazos. Fue en el polideportivo Arta-
leku de Irun y soltaba la izquierda desde su posición de lateral que daba gusto. Si mi vie-
jo cuaderno no me engaña, nos hizo un siete, literal, al Bidasoa. Veinte años después, pare-
ce que sigue en lo mismo, dando pelotazos desde su posición lateral, sólo que ahora pre-
fiere jugar con la derecha. Tengo la impresión de que el yerno va a pagar los platos rotos
pero que el verdadero pastel está en el suegro.
El lapitzero
Urdangarin